Algunas personas son terapia. La he pasado todo el día leyendo, al cuidado de cualquier llamada por parte de mi empleador, salí un poco esta mañana a por un café, al regresar acompañé a un amigo a comprar pan, y desde que volví me la he pasado encerrado en mi cuarto, leyendo y escuchando música prácticamente.
Así es un sábado cualquiera para mí; no necesariamente tengo que estar en la calle de un lado al otro (lo cual no es queja cuando pasa), a veces únicamente hay que quedarse en casa a disfrutar del "aburrimiento". Aunque no necesariamente llego a aburrirme, si después de un par de horas de lectura, quiero hacer algo distinto, está bien, por ejemplo escribir acá, ver alguna película o ponerme a jugar un videojuego.
Si se preguntan por qué no me he ido hoy, es porque tenía "trabajo", o algo así. Tengo la responsabilidad de estar disponible y cerca de mi computadora ya que hubo release y si algo se complica me contactarían para meterme a llamadas, que nos obliguen a estar al pendiente el fin de semana próximo a cualquier release la verdad se puede volver algo fastidioso, porque de por sí ya tenemos la semana on call al mes, en la que tenemos que chambear, y que nos quiten una extra forzándonos a estar cerca de la computadora, básicamente se traduce en que dos fines de semana al mes estoy indisponible.
Como dije, no tengo conflicto en quedarme en casa a flojear viendo series o pasarla tirado en la cama, pero en conjunto, siento que se extiende el tiempo que nos toca dedicarle a la jornada laboral.
La situación en el trabajo, por cierto, en relación a la débil gestión del proyecto por parte de los jefes, ha ido escalando lentamente. Del equipo de cinco personas que somos los que al final sacamos las actividades (ya que tenemos cinco jefes, como quien dice y hay tres monitos nuevos que todavía no se la saben), los cinco estamos en la misma condición de cansancio, frustración y molestia. Lo cual es mucho decir porque estamos hablando de un gringo y tres indios aparte de mí.
Ah sí, porque como se imaginarán, una vez más no trabajo con mexicanos. Esa sentencia ya lleva años siguiéndome así que no me sorprende en absoluto. Había un mexicano, mi amigo al que recomendé, que al primer recorte de personal lo dejaron ir el año pasado por temas de layoffs.
Es innegable que las relaciones personales tienen un profundo impacto en nuestra salud mental. Mientras algunas personas pueden brindarnos apoyo, consuelo y una sensación de calma, otras pueden ser la fuente de estrés y angustia. Es vital reconocer que nuestra salud emocional y mental se ve influenciada tanto por nuestras interacciones personales como por nuestro entorno laboral. En situaciones como la que enfrento en el trabajo, donde la gestión deficiente y la presión constante erosionan el bienestar, encontrar apoyo en personas que actúan como "terapia" puede marcar una gran diferencia. Estas personas, con su empatía y comprensión, nos ayudan a equilibrar la balanza y a encontrar un refugio en medio del caos.
Sin embargo, es igualmente importante identificar a quienes, conscientemente o no, nos empujan hacia la terapia. Las dinámicas tóxicas, la falta de consideración y el estrés añadido pueden convertirse en una carga insostenible. Reconocer esta diferencia nos permite tomar decisiones más saludables en cuanto a las personas con las que elegimos rodearnos. En un ambiente de trabajo que ya de por sí resulta extenuante, rodearse de personas que nos revitalizan puede ser crucial para mantener nuestro equilibrio emocional. Así, la clave está en construir un círculo de apoyo fuerte, que actúe como un escudo contra las adversidades y nos permita afrontar los desafíos con una mente más serena y un corazón más ligero.