Siento no haber podido venir antes, estaba ocupado operando en otras áreas de mí. Qué les puedo contar de nuevo que no sepan ya o que no haya venido antes a plasmar por acá. Tengo otro proyecto personal diferente y creativo entre manos, ya cuento con todas las herramientas necesarias (y la idea en mente), solo está de que me dé un rato para empezar a darle a eso. No me aflige si por algo tarda en ocurrir, las herramientas están disponibles, y así como este sitio, sucederá cuando tenga modo de hacerlo.

Por el lado de lo laboral, el proyecto de conversiones está a nada de terminar, quedan menos de diez cuentas por migrar; y desde la perspectiva del otro en el que me colocaron (el de modernización de infraestructuras de datos), la cosa va bien, gracias al Cielo. Además, ya tenemos el fin de año en corto, mis compañeros traen el espíritu navideño a flote (y sí, otra vez estoy en un equipo de únicamente extranjeros, sin nadie en México... Mi karma, supongo).

Pero no tenerle miedo a ese tipo de escenarios me ha traído posibilidades de enfrentar otros retos, cosas más interesantes, desde el terreno freelance. Al momento, solo una persona de mi entera confianza está enterada de las cosas en las que ando trabajando (eso también porque quiero involucrarle), y de cerrarse los negocios, en Octubre del próximo año, el Tesla es más que factible. Jaja.

La vida van mejor, lo cual me alegra; pero hay que poner especial atención en todo, porque es sabido que con poquito uno resbala y se queda sin nada. Esa misma experiencia y sensación tuve cuando vivía en CDMX y me quedé sin trabajo; en mi cabeza era de "las cosas van bien, qué gusto" y de repente, nada, adiós, manos vacías y corazón roto. No quiero que eso vuelva a acontecer, no. Por lo mismo no me confío, ni me fío, disfruto en medida de lo posible, y hasta ahí, sin avorazarme con un supuesto "mañana prometedor". Tan austero y estoico como esté en mis condiciones.

Desde la perspectiva del autodesarrollo, ahí la llevo, digo, voy como en cinco por ciento en cuanto a uno de mis propósitos, algo es algo. Confieso que a veces tropiezo y caigo, mientras venga otro día, hay otra chance de mejorar. Y si el monstruo interno está tranquilo, se puede seguir evolucionando. Sin duda, eso me gusta, construir.

Es un placer pasar por acá y darme la oportunidad de expresar cómo están yendo las cosas por mi lado. Pero más allá de eso, ¿cómo estás tú? ¿Qué tal te ha ido? ¿Ya fuiste a terapia? Apuesto a que sí. Sabes mi teléfono, en caso de que necesites algo de mi parte podemos comunicarnos; si no lo recuerdas, lo tienes aquí a la mano, a un clic de distancia de este texto.

Mis ojos estarán contentos de saber de ti, mis oídos de escuchar tu voz y lo feliz que eres. Como bien sabes, estas publicaciones son para recordarte mi afecto, y de vez en cuando contarte mis frustraciones y desdichas. Porque así es este juego en esencia cuando no traes el beneficio del privilegio; en ocasiones, seguidillas de tristezas, pero muy de vez en cuando, satisfacciones. Asimismo, he considerado entre mis constantes e inminentes cambios, enfocarme en aquello que verdaderamente produce, en lugar de solamente estarme quejando. Llámalo envejecer, madurar o como quieras, el punto es el mismo. Un abrazo.



Qué Tal

Por
 Siento no haber podido venir antes, estaba ocupado operando en otras áreas de mí. Qué les puedo contar de nuevo que no sepan ya o que no ha...

 Reescribiendo. ¿Qué planes hay? Decidí reactivar algunas cosas, era importante actualizar el tono, arrancarme algunas cadenas que me estaban deteniendo. Lo que sigue es darle una observada a las otras cosas que podrían fallar. El equilibrio, cuando uno viene de abajo, es más que notorio. Te empieza a ir genial en una área, te adoleces de otra. ¿Cuál es la fórmula para avanzar sin tropezarse o caer? No hay, algo así ni siquiera existe. Tendrías que haber nacido con colchón para caer sin lastimarte.

Consumir es divertido, darte un momento para liberar la cabeza del estrés que provoca el trabajo, y dedicarte únicamente a disfrutar de lo que hay. Pero llega un momento en el que quieres seguir produciendo, tu intención es también poner ahí material para otros, además quieres que les sirva. Digo, al menos esa idea se mantiene repercutiendo en mi cabeza.

Mucho he dicho y repetido que haré las cosas bien esta vez, pero ya se la saben con esta vida, uno no puede proponer nada, porque los planes se van al caño. Entonces, solo se especula y ya. Pensar activamente y trabajar en resultados es lo único que puede ayudar, aunque al final estemos limitados al ínfimo significado de que una fuerza más grande, como una enfermedad, un conflicto o una tempestad, haga pedazos cualquier intención, por positiva y esperanzadora que sea.

Vivir es así, desear lo mejor y esforzarse por lograrlo, aunque nos caiga una piedra en el pie o se atraviese en nuestro camino un evento de la naturaleza y nos frene por completo. Si podemos, nos tratamos de levantar de nuevo; si nos alivianamos, nos enfocamos en mejorar y ayudar a quienes nos rodean a mejorar un poco; porque al final somos seres sociables que requerimos de la ayuda mutua, el afecto, la aceptación y a veces hasta el reconocimiento.

Ahorita traigo un montón de conflictos internos que es difícil ponerlos en papel o bits, la mayoría de ellos no deberían ser tan grandes, pero ya ven cómo es este asunto de sobrepensar las cosas. Le tememos a lo desconocido y eso nos reta y limita. Por supuesto que trabajando en medida de las posibilidades se consigue salir adelante, y quizá es ahí en donde estoy, reencontrándome conmigo mismo, con mi fuerza de voluntad e interiorismo, reconciliándome con el amor propio y el autorespeto, aceptando aquellas cosas que no puedo cambiar y guiándome por aquellas en las que puedo actuar.

Pero eso sí, con el dedo en el renglón fatalista siempre; no sé si sea una especie de realismo ácido, disconfort permanente o simple frustración acumulada; el hecho es que cero me he rendido, aunque mi ópitca se ha moldeado. Me sorprende lo mucho que puede cambiar uno mentalmente con un par de meses entre el punto A y B. No todos esos cambios han sido premeditados, algunos son meramente circunstanciales, y sin embargo, ahí la llevamos.

No tengo miedo de ver lo que ha ido mal así como agradecer se ha vuelto parte de mi diario andar; los recorridos son así, hay tramos sencillos llenos de alegrías y otros terribles para llorar. Me prometí escribir con palabras de mi acervo regular, para no entrar en conflictos literarios con un posible lector casual. Porque si coloco aquí puras cosas que requieran una mayor capacidad de concentración, las pocas almas que visitan estos párrafos se asustarían de inmediato. Habrá momentos para todo.



 De nada sirve lamentarse de forma empedernida de lo difícil que es la vida, o al menos eso dicen todos; y sin embargo, si lo piensas, un lugar, un momento, una persona, un pedazo de papel o un montón de bites son algo excelente para externar la frustración.

Ha sido horrible, lo reconozco, el cambio de un equipo a otro, en el que el primero me exprime hasta el cansancio con tal se sacar la última gota de valor en mí para ellos; mientras el segundo pareciera que paciente, de forma pasiva se la pasa metiendo presión, porque ya me quieren activo con ellos, que produzca de una vez.

Hace un par de días tal cual le dije a mi jefe que no podía, estaba a nada de estallar y su respuesta, la menos reconfortante que uno pueda escuchar. Me sentí como cuando te está cargando y las palabras de aliento de los otros son "échale ganas", como si esa frase pedorra resolviera la vida. No, a veces no se puede simplemente con echarle ganas, quizá sea más funcional alejarte de todo un rato para tomar aire, recuperar tu mente y cuerpo y volver con el doble de fuerzas, tal vez solo es la frustración hablando.

Me gusta venir aquí a expresar cómo han estado yendo las cosas. No, no van tan mal en términos económicos, veo más cerca en el horizonte la salida de los problemas financieros que me vienen hostigando los últimos años. Pero físicamente me siento terrible, incompleto, débil, adolorido, agotado, corpulento, brusco, desagradable y falto de energías. No hace mucho bien a lo anterior que esté escribiendo esto a la una de la madrugada, pero qué decir, así van las cosas.

Quiero cambiar, en serio, mejorar como ser humano: Intelectual, física, profesional, emocional y socialmente. No sé cuándo ocurra, no sé cómo vaya a llegar, pero el anhelo está ahí, siempre presente. Que no queden como un montón de promesas tiradas al aire, que no se olviden como muchas de las veces que alguien me ha dicho que me estima, cuando eran meras mentiras. Pero ya está, la decepción no es otra cosa que encontrarse con una realidad que no estábamos esperando; y yo, genuinamente, estoy algo decepcionado de mí.

Todo este tiempo me he enfocado en tratar de recoger las piezas que dejo por ahí tiradas cuando me quiebro, pensando que tengo mucho para ofrecer y dándome claramente cuenta de que no es así, pues la percepción del vacío parecería evidente conforme me autodescubro. No porque yo lo quiera, sino porque lo que soy, lo que hago y lo que tengo para dar, no es necesariamente bien visto o siquiera valorado. ¡Tenme tantita paciencia Vida, estoy trabajando constantemente en ello!



 Introspección, recapacitación, darnos cuenta de nuestro lugar en este mundo, son cosas que difícilmente conseguimos, porque estamos sobresaturados de publicidad engañosa alrededor. Vas por una calle, en tu andar regular rumbo al trabajo, y ya te encontraste con tres mujeres físicamente espectaculares; eso que no son ni las ocho de la mañana y que vives a cuatro cuadras de tu oficina. Así las cosas.

Les cuento que estas últimas semanas, desde que se desintegra el equipo por aquello de que las conversiones están por finalizar, mi cabeza se ha sentido agotada, he tenido más de una vez las ganas de aventarlo todo por la borda; pero ya está, ya se aplacaron las aguas, se resolvieron algunos detalles y sobretodo se platicó con los líderes. Agradecido con el Cielo, la neta.

Hoy va a ser un día de pasarla flojeando, probablemente me salga un rato en la tarde a caminar, espero se pueda que antes de eso me duerma un poco, es tiempo de enfriar la cabeza del mismo modo que el cuerpo.

Les digo que ha estado complicado todo, el calendario encima, los proyectos queriendo salir adelante, mis ganas de ayudar a personas cercanas constantemente presentes y mi deseo de ser mejor ingeniero destapando viejas frustraciones. El camino está ahí, cosa de calmarnos un poquito y recuperar la cordura.

Los quiero mucho, gracias por estar ahí.



 La vida no es ordenada y cuadrada como la sugieren los cánones, la vida es un desastre, un constante desorden, una falta de talento interminable seguida de momentos de noción y alegrías, la vida es una brújula desorientada, un clima de desesperanza y tristeza grotesco.

No tiene mucho para ofrecernos y le tenemos que dar absolutamente todo lo que somos a cambio, no respeta nuestro esfuerzo, ni tolera nuestra falta de ingenio y originalidad; nos está constantemente buscando para acabar con cada célula de lo que somos, y sin embargo la vida está ahí, esperando a ser amada, esperando a ser disfrutada con todas las fuerzas y en cada uno de los segundos que tengamos de existencia.

Mientras, la gran mayoría de nosotros nos estresamos y afanamos por lo que haremos hoy, por lo que tendremos que pagar mañana, por las enfermedades que acarreamos de nuestro pasado; la vida solo quiere ser protagonista, porque al final nos iremos todos y cada uno de nosotros, pero la vida va a seguir, de alguna u otra forma existiendo, tal vez en ese punto en el que te encuentras en este momento, tal vez en el punto opuesto del infinito universo.

No somos nadie para demandarle a la vida aquello que creemos merecer, no tenemos autoridad ni competencia alguna para exigirle; tan efímeros mutuamente, algunos enfrascados en una lucha por demostrar ser mejores, cuando lo único que tenemos seguro es, que la vida en su inmensa sabiduría nos purga como humanidad cada cierto tiempo.

Sin embargo, ver un poco atrás también nos brinda sabiduría, porque las cosas que hicieron mal nuestros abuelos, los pecados que cometieron nuestros padres, o las malas decisiones que tomaron nuestros hermanos mayores, indirectamente también nos atañen, y condicionan el tiempo y calidad que nos resta a cada uno. Pero al final no es culpa de ellos y de su ignorancia, en un mundo en el que los malos son muy pocos pero están de acuerdo, por muchos más que sean los buenos, solo ven ocurrir la vida sin poder hacer más que aceptarlo.

Y es por eso que volteamos al Cielo, es por eso mismo que otorgamos a lo sobrenatural el potencial de cambiar nuestras circunstancias, de mejorar nuestra existencia; porque la miseria parece permanente y hereditaria, porque la ignorancia da la impresión de ser algo irreversible, porque el terror al fracaso está metido hasta los más profundo de nuestros huesos y difícil es salir de las situaciones en las que nos ha colocado.

Entre traumas acarreados desde la infancia, romantización de la pobreza, delirios de grandeza de unos cuantos, hipocresía en casi todos, mentiras rodeándonos, temores inconcebibles e inimaginables, enfermedades antiguas y modernas, celebración de la mediocridad, limitaciones geográficas e intelectuales, religiosidad enfermiza, defectos propios y ajenos, rabia reprimida, y muchísimas cosas más, descubrir en dónde específicamente nos encontramos, desde un punto de vista completamente racional, es tarea imposible.



 Establecí las cosas desde el principio, pero no escuchaste;

te confesé mis defectos antes de siquiera presentarse, pero los ignoraste.

Como a un proveedor de servicios cualquiera me utilizaste,

y me quedé pensando, cómo fui un ingenuo, cómo fui tan ciego, cómo me cautivaste.


Así podrían haber pasado días o meses, la situación hubiera sido igual,

estábamos transitando diferentes caminos, y yo obsesionado con verte.

La vida me da lecciones, de a pocas, de a montones, a días y ratos,

senderos rocosos, señales del cielo, eventos traumáticos; no pude detenerte.


Las letras podrán fluír de la misma manera que las revolucionarias ideas en mi cabeza,

pero faltas de acción, sin ser expuestas en ningún lienzo o verbalizadas,

ambas se quedan en el pasado, se las devora el tiempo, se queman y vuelven cenizas,

desaparecen, se desvanecen, o por fenómenos más fuertes quedan opacadas.


No he podido terminar de limpiar mis ojos de tentaciones constantes, 

no he logrado dejar atrás mis malos hábitos alimenticios,

no me he redimido ante mi propia óptica por las faltas de autocontrol,

y sin embargo, aquí estoy, en medio de la nada, observando precipicios.


Mi sueño es un día despertar feliz de haber hecho las cosas bien con alguien,

mi más grande anhelo es hundir mi rostro en su piel y perderme en su esencia,

pero me tocó esta vida, en modalidad difícil, y hay que seguirle;

vengo aquí a dejar notas, porque eso es mejor que a la realidad huirle.



 Comunicado oficial: Por medio de la presente me dirijo a ustedes de la manera más atenta para hacer de su conocimiento que habrá un cierre temporal de actividades de este lado. Lo anterior debido a la constante presión por mejorar sin resultados visibles.

De antemano, se solicita la comprensión de la audiencia y se exhorta a la empatía ante tal esfuerzo. Las puertas permanecerán cerradas, la cabeza fría y el corazón colocado en la dirección correcta. Él personal se encontrará, entre otras cosas, capacitándose y únicamente brindando servicios cruciales que estén vinculados a sus actividades profesionales y de servicio. Incluso aquellas etrategias que involucren relaciones familiares, deberán ser gestionadas de formas específicas.

Ya. Hablando en serio. Han sido huracanes de eventos las semanas anteriores, me ha costado trabajo encontrar un momento para venir acá y decir cómo me va. Ahí la llevo, nada formidable, solo atareado esforzándome por mejorar.

Pareciera que las redes sociales y la imagen que proyectemos en ellas son importantes para algunos; no sé si en verdad me gustaría mirar a otros a través de sus filtros, me desconecté por un rato y las consecuencias siguen haciendo estragos. Entre mis planes de depurar las mismas, hace un par de días recibí una especie de llamada de atención. Un prejuicio interesante, si es que me lo preguntan, "a quiénes sigues" tiene más peso del que a mi parecer debería. Mucho más para alguien que le presta muy poca atención a la interacción con cualquier persona ajena a sus círculos más cercanos como es mi caso.

Sin duda lo anterior me llamó la atención y se presta a una cuestión interpretativa y de significado. ¿Qué es para mí "seguir" a cinco o diez mil personas? ¿Tiene algún porcentaje de esas impacto en mi perspectiva? Bastantes preguntas por el estilo. Considero que he trabajado suficiente en el desapego como para que estas cosas influyan más allá, pero si lo ponemos en perspectiva, pueden efectivamente afectar la opinión de otros. Y eso es por lo menos, para darle una pensada.

Por ahora, mi plan en cuanto a las redes continua por el mismo rumbo: Reducir el número de conexiones, desconectarme una semana al mes, reaccionar a cosas divertidas o llegadoras solamente, evitar por completo interacción con gente desconocida, etcétera. Estas medidas seguirán incrementando, seguramente.

El en escenario de lo personal, hablando en términos laborales, sigo preocupado por el trabajo en la empresa, los recortes parecen no haber terminado todavía y mi proyecto está en sus últimos días de existencia. En el terreno del freelanceo, seguimos estableciendo contextos y fortaleciendo relaciones, puede que eso deje algo bueno más adelante.

En cuanto a mi condición física, tengo que recuperar mi fierza de voluntad, determinación y motivación para seguir adelante con este asunto, es mi proyecto más valioso y el que más me ha costado mantener a flote, no quiero dejarlo ir (porque de verdad lo amo). Claro está que he pasado por mucho, pero así es la vida, no vale rendirse. En fin, así va todo. Dormir más, comer mejor, ejercitarse bien, mantener la mente sana, amar y amarse.