A veces cambiar la perspectiva y considerar a los demás desde la óptica más empática nos hace darnos cuenta que dejamos de lado bastante por enfocarnos en sesgos, tanto propios como ajenos. Retomando el tema de cómo ha ido la semana, no me quejo, siento que estuve trabajando a un ritmo inferior a las anteriores y eso se refleja a la hora de ver los avances en cursos y herramientas de automatización generadas, ni modo, es parte del show.

Venía con un cansancio acumulado grosero y tenía que esforzarme en aquello que verdaderamente importa; es interesante ver cómo, a pesar de que le bajé al ritmo, de todas maneras avancé en áreas que no había considerado. Era escencial dejar de sobreexigirme con temas que están fuera de mis manos y de mi alcance y disponerme a trabajar con las cosas que tenía conmigo.

Por eso dejé en pausa algunos de mis propósitos, quité de en medio las tentaciones recurrentes y me concentré en resolver lo que más me aflige; voy en el camino correcto, aunque todavía falta un montón por recorrer, pero se siente rico darse cuenta que la dedicación otorga resultados.

Nos cuesta creer y entender que el amor más dificil de desarrollarse es el propio; y tendemos a recriminarlo como una especie de ego mal fundamentado. Obviamente es mal visto por una sociedad que esgrime el colectivismo como algo aspiracional el hecho de que nos enfrasquemos en el crecimiento personal al menos, en aquello que nos sea factible.

Ojito, que no con eso estoy argumentando que existe uno y exclusivamente un camino correcto hacia sentirse mejor y cambiar el "chip"; cada quien habla conforme le va en la feria y lo que a mí puede que me funcione a otros tal vez les resulte una completa y tremenda pérdida de tiempo; dejemos de tratar de procesar cualquier determinación desde una lógica binaria, pues el Universo funciona de múltiples e incomprensibles maneras.



 A muy pocas cosas le tengo miedo, he aprendido a superarlos lentamente, no soy inmune a los fracasos, pero ya no me provocan la pena que solían. Vengo a escribir acá de mis constantes desventuras por la única y exclusiva razón de que este lugar es todo mío, y puedo exagerar tanto cuanto pueda mis reacciones y acciones. Destruirme si así quiero en la ficción, mientras paso por un proceso de recuperación, terapia y cualquier herramienta necesaria.

Tal vez en un rato que regrese me ponga a escribir un poco más, y es que mi cabeza tiene demasiadas ideas contenidas, que las trato de diversificar y disipar con fines de mejora continua o con la finalidad de que no me consuman. Cualquiera de las dos es factible.

Pero no se trata únicamente de expresarse por hacerlo, a veces sí, en la privacidad de la introspección; de vez en cuando es bueno mostrar en qué se está trabajando y cómo van los resultados al momento, pero mostrárselos a uno mismo es más satisfactorio, sin que nadie más se entere, pues este tema es entre mi variante más productiva y la que lleva estancada sin hacer nada años.

Las cosas expuestas aquí, también me sirven de distractor, no crean que no; a veces asumo que son un foco, pero otras, ayudan a alejarme de cosas que no debería estar haciendo. O al menos no en mi cabeza, les diré que hay días que lo que ocurre en mi mente es un circo o un concierto, otras una biblioteca o una sala de spa. Puedo ser y he disfrutado de ser ambas versiones.

La acumulación de dudas es otra variante de las broncas que me ocurren; puedo con tal cosa, por qué habrá sucedido tal otra cosa, generalmente de manera nostálgica, enfocadas más de lo que quisiera en el pasado provocándome destellos temporales de tristeza y penas, pero hey, nadie acá es perfecto, o al menos eso se me ha dicho.



En Mi Mente

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 A muy pocas cosas le tengo miedo, he aprendido a superarlos lentamente, no soy inmune a los fracasos, pero ya no me provocan la pena que so...

 Ha sido una semana difícil, principalmente por el hecho de que tuve un montón de actividades que resolver, casi todas metido en casa. Pero lo dije, estaba consciente. Este asunto de reordenar las prioridades y pensar de una manera orientada a objetivos lineares sin la presión constante de avanzar en paralelo me ha permitido descansar de otras cosas que saturaban mi mente.

Puede que uno de mis más grandes defectos sea la percepción alterada de la realidad, tener ambiciones a pesar de las circunstancias es quizá algo que no debería estar ahí y suceder con fuerza en la manera que lo hace. La convicción de que "puedo conseguirlo" ha ido en más de una ocasión muy lejos en cuanto a expectativas realistas, justo es decir que alguna vez ha pegado el chicle.

Antes me enamoraba todo el tiempo, pensaba en lo hermosa que era la vida y las oportunidades estaban ahí al alcance de quien quisiera tomarlas o incluso luchar por ellas; hoy estoy consciente de que esas oportunidades se construyen y no son para todos, porque definitivamente van de la mano de entornos y personalidades destacadas con atributos que les hacen llamativos.

Vivir con los pies sobre la Tierra también es saludable, porque empiezas a descartar aquello que consideras que a ti no te motiva o influye; dejas de creer ciegamente en el exterior generalizado y confías en un grupo muy limitado de espefícicos. Sabes que la naturaleza tiene sus propias maneras de funcionar y que por mucho que te esmeres, no siempre habrá reconocimiento a tus acciones.

Aprendes que estar bien contigo debe ser la prioridad, porque si te encuentras mal dentro de ti, no importa cuánto lo intentes hacia afuera, proyectarás tus debilidades. Dicho lo anterior, las debilidades o defectos no son algo malo, creo que darnos cuenta de eso viene también como consecuencia de ir madurando. Aceptar aquello que nos vuelve únicos, los pies chuecos, las piernas flacas, la panza de camionero, los ojos bizcos, qué más da.

Hay atributos físicos que es imposible o requiere de una vocación inmensa dejarlos atrás, y la verdad es que estamos acá para disfrutar de quienes somos con quienes nos quieren tal cual, no para adaptarnos a los gustos específicos y exquisitos u opiniones de los demás. Tengamos tantito sentido común.

Y todo este proceso de volverme más simple y austero con mis propósitos, pensamientos y gustos, va de la mano también con aquello que quiero quiero construir ordenadamente. Hacia dónde quiero llegar y qué quiero lograr conmigo. Está bien hacer dinero, pero eso no es la base fundamental de lo que asumo como éxito personal; qué bueno sería que lo lograra, pero mis piensos van más allá de las cosas que me puedo comprar.

Deseo que mis vínculos relacionales sean fuertes y sinceros, invertir en utilidades y habilidades funcionales y duraderas, evitar dañar a otros y sentirme pleno conmigo mismo en todos los aspectos tanto internos como externos, asumir los sueños como partidas (las cuales a veces se ganan y a veces se pierden), andar cada uno de mis días restantes con agradecimiento y sentido.



 Tras una jornada de profunda meditación, en la que el cansancio se entrelazaba con el acto reflexivo, he revisado las medidas adoptadas en mi fiel cumplimiento de los compromisos asumidos con el calendario de propósitos. En este proceso de introspección, una verdad se ha desvelado con la claridad del alba: por un bien supremo, por la esencial salud, es imperativo poner en pausa estos esfuerzos.

Ahora, con renovado propósito, mi enfoque se reajusta hacia lo que verdaderamente importa: mejorar mi condición física. Esta prioridad se alza, imponente, sobre las demás, guiando mis pasos en un camino de bienestar y armonía personal.

Le dediqué innumerables horas a reflexionar sobre la idea, girando en torno a ella como si fuese un carrusel de pensamientos incesantes. En mi afán por ser productivo, intenté abordar varios proyectos en paralelo, creyendo que podría manejarlo todo sin titubear. Sin embargo, una verdad incómoda comenzó a emerger de las sombras de mi ambición: mi cuerpo no respondía con la energía y resistencia que mi mente exigía, agotándose rápidamente como una vela que arde por ambos extremos.

Esta revelación me llevó a una reflexión profunda, recordando ese adagio que resuena con la sabiduría de los antiguos: para tener una mente sana, es imprescindible contar con un cuerpo sano. La salud mental y física son dos caras de la misma moneda, intrínsecamente unidas en una danza delicada de equilibrio y armonía. Fue entonces cuando mi determinación cobró un nuevo impulso, un deseo ferviente de cambio nacido de la necesidad de alinear mi ser interior con mis aspiraciones exteriores.

Decidí, pues, que mi viaje hacia la construcción de mis sueños comenzaría con un paso fundamental: el compromiso con mi propio bienestar. Comprender que antes de edificar castillos en el aire o perseguir quimeras lejanas, debo fortalecer los cimientos sobre los que se sostiene mi existencia: mi salud, mi cuerpo, mi espíritu. Esta determinación, de efecto inmediato, se convirtió en el faro que guiaría mi camino hacia una versión mejorada de mí mismo.

Desde este nuevo amanecer, una moraleja se despliega ante mí, clara y resplandeciente como el sol de mediodía. La verdadera fuerza reside no en la capacidad de juzgar cuántas tareas podemos abarcar simultáneamente, sino en la sabiduría de reconocer nuestros límites y trabajar dentro de ellos para mejorar. No es la cantidad, sino la calidad de nuestros esfuerzos lo que forja el carácter y moldea el destino.

Por tanto, mi mensaje para aquellos que se encuentran en la encrucijada de sus propias ambiciones es este: no descuiden el templo en el que reside su alma. Cuiden su cuerpo con el mismo celo con que persiguen sus sueños, pues es en la salud y el bienestar donde encontramos la verdadera llave para desbloquear el potencial ilimitado que yace dentro de cada uno de nosotros. En este viaje hacia la mejora continua, recordemos que empezar por uno mismo no es un acto de egoísmo, sino el más puro acto de amor.



En Pausa

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 Tras una jornada de profunda meditación, en la que el cansancio se entrelazaba con el acto reflexivo, he revisado las medidas adoptadas en ...

 Publicar una y mil entradas para autodemostrarse que se es capaz, pero sin haber hecho lo otro que está en juego; sin avanzar un paso en el camino alterno que quiero transitar durante el año, para al final del mismo, probablemente darme cuenta que me pasé muchísimo de lanza con mis propósitos. Qué más da.

¿Fallar de nuevo? De eso estamos hechos, de la capacidad de equivocarnos y volverlo a intentar. Enfrascarnos en la miseria del fracaso no debe suponer más allá de un par de días de tristeza y a seguirle dando. Que no estamos acá por nuestra bonita cara, ni hemos avanzado a base de favoritismos como ciertas minorías.

No solo sangre, sudor y lágrimas nos ha costado reventarnos el alma y cuerpo por sobresalir. Y no faltará quien levante la mano diciendo que también le ha tocado la joda. Como si se tratara de una comparación por ver a quién le ha ido peor, no señor, no va por ahí.

Tenemos que convencernos de crear oportunidades para que otros no la sufran tanto como uno; hay que ser piedra angular en un futuro que sea factible para el desarrollo y la sana consecución de resultados favorables. Al menos eso pienso yo.

Me da tristeza enterarme que amigos y personas cercanas se convierten en malos ejemplos empresariales al abusar de su gente, pagarles con migajas y explotarlos en sobremanera; y esa tristeza viene acompañada de la impotencia por observar lo mal que está el entorno, hostil, hipercompetido, deslear, destructivo, fugaz.



Entorno

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 Publicar una y mil entradas para autodemostrarse que se es capaz, pero sin haber hecho lo otro que está en juego; sin avanzar un paso en el...

 Darle vueltas a estos días va a ser algo difícil. Ya me la sé. Hoy tuve dolor de cabeza la mitad del día. Por culpa de estar pegado a la computadora, por no tener la libertad de alejarme un poco. Y saber que cada que veo la infraestructura y los flujos sé que puedo automatizarlo todo, pero no me dejarían, porque eso sería quitarle el trabajo como a seis personas que estamos en el equipo.

Lamentable que se tengan que cumplir horas nalga en la mayoría de compañías de IT, y más triste es que ciertas empresas utilicen herramientas de monitoreo de tu tiempo laboral, eso es patético. Decía mi compañero cuando estaba en la la aseguradora: "Que tengas mucho tiempo libre significa que todo está marchando bien". Ahora, quieren convertirnos en una especie de robot, sin alma y balance entre vida y empleo.

Abusan del hecho de que somos un mercado económico que comparte los mismos horarios con las grandes corporaciones, y de que algunos generalmente no vamos por la vida reclamando vacaciones y días libres solo porque están en el contrato. Pero nos agotan, y eso no está bien. La semana pasada platicaba con mi compañera que en le proyecto actual no se parece en nada al anterior.

En el otro nos gustaba asistir, y aunque había cosas complejas, las resolvíamos con gusto porque sabíamos que nuestro manager era consciente y nos permitía ciertas libertades. Ahora se siente como si cargáramos una yunta entre todos y el día que uno falta se descalibra la máquina entera.

Pero reitero, se puede automatizar, si nos dieran la oportunidad de trabajar con las máquinas que tenemos de forma nativa sin obligarnos a tener que acoplarnos a un lenguaje de desarrollo en el que a fuerza hay que instalar módulos para poder desplegar.

A veces quiero evitar escribir de mi trabajo pero la vida me ha mandado por este lado y es lo único que traigo en la cabeza de momento a la hora de querer liberar tensión entre letras. No es que no me pueda inspirar, es que no quiero hacerlo ahora mismo. Quiero que mis párrafos sean evidencia de cómo ha ido la cosa. Al menos me queda el gusto de que el próximo lunes descansaré y posteriormente viene semana santa en la que podré aprovechar para avanzar con otros pendientes (digo, asumiendo que le doy a eso).

Ya saben cómo son las cosas, a veces me mentalizo con una idea, pero me distraigo entre redes, amistades, comunicaciones, actividades del trabajo y un poco de frustraciones que no me dejan avanzar, dejándolo todo de lado temporalmente. Pasa que parecería que no me puedo comprometer con mis retos; no es así, mi cuerpo y mente están tratando constantemente de sobreponerse a las distintas encrucujadas que se topan de frente.



Balance

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 Darle vueltas a estos días va a ser algo difícil. Ya me la sé. Hoy tuve dolor de cabeza la mitad del día. Por culpa de estar pegado a la co...

 Todo este asunto de querer producir y cada día dedicarme a construir algo mejor de mí es honestamente gratificante, aunque eso sí, muy difícil. Entre que cumplir con mis propios retos, reducir distractores y concentrarme en aquello que verdaderamente importa, se vuelve un tema que da a pensarle y dedicarle un montón de energía al solo hecho de planear e ir adquiriendo las bases para lis distintas líneas a atacar.

Entre antier y ayer tuve una charla larga y tendida de horas con mi jefe y caí en cuenta en algunas cosas que me elevaron el ánimo, me hicieron sentir mejor y amar más a la persona frente al espejo. Mañana empieza una semana durísima de trabajo, que me venía fatigando desde antes de que sicediera, le estaba dando demasiada importancia a cómo se estarán dando las cosas, aunque creo que mi cabeza y habilidades dan para ese nivel de compromiso y más.

Si puedo, dormiré un rato, y cuando despierte le pondré un montón de ganas a liberarme de uno de los propósitos que tengo para el año; uno de esos que soy capaz de sacar en cosa de días si afino y me concentro.

Como a ustedes, a mí también me fastidian las fechas de pago, los días de corte y las cuentas por pagar; miles de números yendo de aquí para allá. Y es por eso también que estoy desarrollando estrategias que me liberen de compromisos. No basta con trabajar mucho más, hay que aprender a hacer funcionar esos recursos. El tiempo es limitado, el dinero y el entorno también lo son. Hay cosas que son ilimitadas como la capacidad de crecimiento y la posibilidad de innovación. Agarrarse de unas es crucial para reducir el peso de las otras en la balanza.

Incluso con las personas que más convivía en mensajeros, he reducido a propósito el número y las características de mis interacciones; pues me importa en mayor medida establecer métricas que fortalezcan mis habilidades y me eviten la carencia en el futuro. Perdón por tan poco, pero he perdido gran parte de mi interés en lo banal con la intención de adentrarme y abrazar con convicción el sentido de la vida.