¿Quién soy yo para rendirme ante las cosas que me he propuesto? ¿Voy a claudicar? Me frustra y fastidia un poco la sensación de impotencia por llevar tres semanas y no haber podido conseguir (ni ver por dónde) uno de mis propósitos, te estoy hablando a ti "leer dos libros a la semana".

Todos los demás, los quince semanales que he colocado en mi lista, los veo y asumo factibles (incluso el de escribir acá, lo llevo en una media superior a la definida inicialmente); pero ése en específico, me cuesta demasiado trabajo porque entre semana no he tenido suficiente tiempo para disfrutar como quisiera de leer, y los fines, pues entre salir por el mandado, organizar la casa, y completar otros pendientes de la lista (que están calendarizados), se reduce un montón.

Entonces, por más vueltas que le doy, estaba convencido de que debía reducir a la mitad el número de libros leídos para cada semana; y con eso, los tres que llevo este año, harían "match" con ese conteo. Pero qué más da, no me gusta rajar; lo que terminará sucediendo es que voy a colocar de mis quince propósitos un conteo al final del año.

Lo siento si estos días ha sido escribir solo acerca de esos temas (de los propósitos, de lo difícil que es reorganizar todo y de la necesidad de seguir un calendario para mí); la verdad es que se vuelve una parte escencial de mi vida cuando estoy atravesando por cambios formacionales. Necesito recordarme constantemente lo mucho que deseo ser alguien virtuoso, productivo y funcional.

Les voy a contar un poco más, me he puesto tres grandes propósitos para cumplir en el año, a los que he denominado "sueños": Uno habla de viajar y conocer un número determinado de lugares, otro de adquirir un vehículo y el tercero (y más importante) de pagar todos mis pendientes. Esos los catalogué como sueños porque solamente en un contexto completamente optimista (y utópico), en el que los planes resulten se conseguirán, en el que más proyectos surjan y no me quede sin ellos (como ya pasó con uno que solía ser mi segunda mejor fuente de ingresos).

Pero abajo de los sueños (o grandes propósitos), coloqué quince propósitos a cumplir con cabalidad y orden semanalmente. Aunque algunos pensarían que puse aquí temas de ejercicio, salud o cosas más superficiales como salir con alguien; la verdad es que para nada, esas determinaciones están en un nivel distinto a los propósitos para mí, porque suceden bastante en virtud de los contextos; por ejemplo llevo dos días con el pie doliéndome, es un dolor muscular, nada de qué preocuparse (ya casi se esfuma), con eso en cuenta no puedo hacer el cardio básico que es ir a caminar. En fin, me salí del tema, los quince propósitos van más de la mano del desarrollo intelectual y profesional, algunos de ellos son realizar un curso, leer dos libros, escribir una carta, tomar una clase de otro idioma, grabar videos y disfrutar de un evento artístico.

Además de los anteriores, en mi lista he colocado doce pequeños propósitos diarios (a los que llamaremos hábitos) y diez antipropósitos; que son aquellas cosas que quiero hacer y dejar de hacer diariamente, aquí se incluyen temas como invertir, ponerme bloqueador, tomar más agua, evitar los atascones de comida y la comida chatarra en general, con un largo etcétera. Eso es algo de lo que he puesto al inicio de mi agenda, en donde trato de llevar la mayoría de control del avance de las cosas; como he dicho hasta el cansancio, soy alguien que necesita tomar nota de sus progresos. También comenté en una publicación anterior que en las tres semanas que han pasado del año, llevo un porcentaje positivo, aunque no completo de mis pendientes conseguido, y es ahí donde quiero empezar a trabajar. Si sucede, qué chido; aunque sea parcialmente habré conseguido mejoras en mi vida. Si no, pues el año que entra ya se me ocurrirá una estrategia distinta para motivarme.

 Cuando no es una cosa, es la otra, amanecí con dolor en un pie, al parecer frialdad o algo por el estilo. Les digo que envejecer es un fastidio, por eso hay que hacerlo lo más dignamente que uno pueda. Soy un idiota, estoy cansado de cometer errores ingenuos, caer redondito en cuentos, nada más por suspender un momento mi sentido escéptico y dejarme llevar por emociones y sensaciones del momento.

Es facilísimo engañarme y traicionarme, a veces hasta parece que me pongo de pechito a las primeras, y es que, no logro entender por qué la frialdad en la toma de decisiones luego se me escapa en el momento que más la necesito. Puedo estar bajo control todo el tiempo, pero un minuto es suficiente para regarla y destruir una reputación. Qué fastidio, qué desastre. Qué humano.

Vale, escúchame bien: Sí, metes la pata a veces, ¿y qué? Eso no te hace un idiota, te hace humano. El truco no está en evitar errores, sino en aprender de ellos. ¿Frialdad? Olvídate de eso. No necesitas ser un robot para tomar buenas decisiones, pero tampoco te dejes llevar por cada emoción que aparezca. Encuentra un punto medio. Y lo de tu reputación, vamos, no se va a pique por un tropiezo. Deja de preocuparte tanto y enfócate en mejorar poco a poco. No seas tan duro contigo.

Gracias por hacerme entrar en razón, a veces se me olvida lo falible que soy en cada paso de mi vida, y lo mucho que he dejado atrás al ingenuo, ignorante y corazón de pollo que solía ser de pequeño. Te pido por favor que me respondas una pregunta más, ¿cómo puedo evitar caer en las mismas tentaciones, en los mismos agujeros, en el mismo tipo de engaños? Hay demasiados mosntruos disfrazados de humanos.

Entiendo tu preocupación. La clave para evitar caer en las mismas trampas y engaños está en desarrollar una mayor conciencia de ti mismo y de tus patrones habituales. Aquí te dejo algunos consejos:

Reflexión y Autoconocimiento: Tómate tiempo regularmente para reflexionar sobre tus acciones, decisiones y los errores que has cometido. Trata de entender por qué te sientes atraído por ciertas situaciones o personas que resultan ser dañinas.

Aprende de tus Errores: En lugar de solo sentirte mal por un error, analízalo. Pregúntate qué te llevó a esa situación y cómo puedes evitarlo en el futuro.

Establece Límites Claros: Aprende a decir no. Conoce tus límites y no tengas miedo de establecerlos con los demás, especialmente con aquellos que han demostrado ser poco fiables o dañinos.

Desarrolla el Escepticismo Saludable: No se trata de desconfiar de todo y de todos, sino de aprender a evaluar las situaciones y a las personas con un equilibrio entre la apertura y la precaución.

Busca Patrones: A menudo, caemos en los mismos errores porque hay patrones en nuestro comportamiento que no reconocemos. Identifica estos patrones y trabaja en cambiarlos.

Cuida Tu Bienestar Emocional: A veces, las emociones pueden nublar nuestro juicio. Asegúrate de cuidar tu salud mental y emocional. Esto puede incluir hablar con un terapeuta o consejero.

Rodéate de Personas Positivas: Las personas que te rodean pueden influir en tus decisiones. Rodéate de aquellos que te apoyan, te respetan y tienen tus mejores intereses en mente.

Recuerda, errar es humano, pero también lo es aprender y crecer. Ser consciente de tus debilidades y trabajar en ellas es un signo de fortaleza, no de debilidad.

 En lugar de utilizar la inercia para abrir una app social, mejor dejar el "diario" a la mano para escribir pensamientos o reflexiones de lo que ocurre alrededor; como un método para evitar caer en los mismos indicios de siempre. Porque las redes están ahí para atraparnos y cautivarnos, mientras más tiempo les dediquemos, mejor es para sus creadores. La efectividad de las mismas se mide en el número de interacciones y el porcentaje de nuestro día que les dedicamos. Por cierto, no me considero un rival de las redes, las uso un montón. Es eso mismo lo que me ha convencido de moverlas a un segundo o tercer plano con fines productivos. He tomado una medida similar con mi laptop, e iré modificando mis rituales del día conforme vaya aprendiendo del reaccionar y accionar positivo de mi cuerpo en consecuencia.

Andar por la plaza como la primera vez que vine y darme cuenta que no es tan grande; incluso la ciudad, no me abruma por su inmensidad como solía hacer, de alguna manera me ha adoptado y ha absorbido todos mis miedos en el proceso; amar vivir aquí se ha vuelto parte de mi personalidad y no me canso de reconocerlo. Con el lugar que soy, que también amo con todo mi ser por los vínculos familiares y las raíces de las amistades, no me siento plenamente mimetizado con el entorno; la incomodidad del clima por lo general me fastidia y tener que adaptarse a contextos donde eres señalado por no pensar igual o a fuerza tener que pertenecer a minúsculos grupos sociales por un tema meramente de pertenencia, no sé, no me mueve.

Acá soy un ente errante que frenéticamente se esfuma de donde no es bien recibido, que puede desaparecer por semanas encerrado en su habitación y no tener que dar cuentas; soy alguien que a donde voltea tiene potencial de enamorarse por lo común que son las bellezas, pero al final soy uno en un montón, como un insecto bajo una piedra, como grano de sal en una playa. Inmensa, poderosa y cautivadora ciudad. No es necesario salir de los tres kilómetros a la redonda que frecuento para disfrutarla en plenitud. Entre el egocentrismo de algunos y la común sensación de extrañeza de otros, tiene un montón de cosas que ofrecer por las que agradezco.

Y si por algo deseara explorar sus contextos o regresar a mis orígenes, me fascina que todo esté relativamente a distancia de un pequeño viaje de a penas un par de horas que vuelve más admirable y disfrutable la cohabitación con mi gente; porque ellos me tienen y yo los tengo en el corazón, cuando estoy a su lado o cuando me encuentro distante. Además me siento feliz de experimentar el potencial y desarrollo de personaje que tiene mi persona cuando estoy de este lado. La independencia y el apasionamiento por el orden es otra cosa. En términos generales, me siento una mejor versión de mí y frecuentar a mi familia se vuelve un hermoso regalo que anhelo a cada instante.

En ocasiones la vida golpea muy duro lanzándote en un pozo que no sabías que llevabas tanto tiempo cavando, y te sientes perdido, crees que la última carta en tu mano se ha ido. Lo perdiste todo. Desperdiciaste hasta la última gota de cordura en ti intentando ser buena persona en un mundo rodeado de lobos rapaces hambrientos esperando por devorarte como una víctima más; pero se te olvida algo, tú no eres una presa, tú no necesitas que un montón de caninos tenga misericordia de ti, porque eres inmenso, porque fácilmente la manada completa podría ser tu desayuno. Y es ahí donde caes en cuenta que no importa la cantidad de veces que te intenten herir o romper, te vas a levantar más fuerte, aterrorizarás a tus autonombrados enemigos, los verás huir y volarás tan alto que te perderán de vista.



 Este asunto de oscilar entre dejarme llevar por el proceso creativo y centrarme en los objetivos claros y específicos es más agotador de lo que se imaginan. La creatividad radica en poner las manos frente al teclado y dejarme llevar por lo que el momento y la inspiración me dicten, puede ser un poema, hablar de lo bueno que ha estado el día, de las frustraciones, emociones encontradas o simplemente poner la nota del mandado.

Hay cosas que ayudan a que eso suceda, entrar en el "mood" literario es fundamental; pero ¿qué pasa cuando he estado atareado en temas lógico-matemáticos todo el día? Cuando entre regresiones lineales, logísticas y árboles de decisiones se me ha ido el rato. Entre códigos, variables y números. Lo que pasa es que el cerebro se siente demasiado estimulado hacia un estilo de pensamiento, estructurado y uniforme; mientras que el otro extremo; por ejemplo en mi caso, obtiene su estimulo de la tranquilidad, de dejarse ir gozosamente ante la introspección y divergencia.

Voy a tener que reconstruir mis retos en función de aquellas actividades que requieran que uno de los hemisferios se lleve la mayor carga de trabajo un día y al siguiente lo dejaré descansar para asignarle las actividades al otro. Así evitar el cansanso mental con el que puedo terminar cuando me esfuerzo en demasía por entender temas que quiero saber el mismo día que me pongo a escribir argumentos literarios para algún texto que se me ocurra más adelante.

Todo este asunto del cerebro y sus funcionalidades neurológicas me parece extremadamente interesante, he leído a varios autores al respecto; de cómo es que en función de nuestros entornos podemos desarrollar mejores y más óptimas capacidades cognitivas. Y cómo también es importante establecer en dónde se encuentra el sujeto al inicio de su formación y nutrirlo con temas que enriquezcan y le sirvan para desarrollar un pensamiento crítico, consciente de su realidad en lo posible y empático.

Según recuerdo, las investigaciones recientes dicen que tanto para las actividades de razonamiento lógico-matemáticas como para la expresión de la creatividad, el cerebro utiliza una serie de redes neuronales en toda su constitución y el tema de la división de los hemisferios no es completamente cierto; pues pasa similar a cuando hablamos de los canales de aprendizaje (auditivos, visuales o kinestésicos –una falacia–). Y sin embargo, tiene cierto peso fundamentado en la realidad, ¿a qué me refiero? A que al menos en los últimos días, si me concentro demasiado en actividades enfocadas en álgebra o cálculo, se me reducen bastante las ganas de producir creativamente; y por el contrario, cuando desatiendo esos temas, las palabras fluyen solas y sin presión alguna.



 Me propuse un nuevo reto: Utilizar mis computadoras personales lo menos posible de lunes a viernes. ¿Y cómo es que voy a incrementar la productividad si no estoy utilizando mi herramienta de trabajo?

Bueno, ahí es donde las reglas son flexibles. Mi compromiso nada más aplica al uso personal de la computadora, no para temas laborales. Porque ahora mismo tengo un proyecto independiente interesante que implica que le dedique tiempo, y no puedo quedarle mal a mi cliente.

Pero fuera de esa responsabilidad y las llamadas poco frecuentes para resolver temas de otros proyectos, no debería de tener mucho que hacer en mis computadoras entre semana, y es de ahí de donde me agarro para este reto. Pues es bien sabido que me puedo meter el día completo a navegar y cotorrearla en redes, que sin darme cuenta se me hacen las tres o cuatro de la mañana en ello.

Una de las cosas que quiero evitar con esta decisión, es precísamente desvelarme de más por perderme en el contenido; pero entonces, otras dudas surgen, ¿cómo es que voy a producir yo mismo en lugares como mi blog o escribir guiones (en caso de ser necesarios) si me la paso fuera de mi computadora entre semana? Es ahí donde pienso utilizar la herramienta "Diario" que la última actualización de iOS trajo consigo. Lo que voy a hacer es escribir en esa app, copiar de ahí y programar las publicaciones automatizando el proceso. Todavía sigo resolviendo ese tema. 

Pasando a otro tema y aprovechando que sigo en la oficina mientras escribo esto, hay una mujer bastante atractiva, del tipo de belleza peculiar que me atrapa, tez blanca, piel perfecta, labios llamativos, lentes y figura trabajada, con proporciones preciosas; me parece algo que rosa lo ridículo la manera en la que algunos hombres le hacen sombra, es incómodo de ver y sin embargo, los entiendo. No los justifico, ni creo que estar ahí solo porque una persona te gusta sea algo correcto, pero sé lo que se siente y me apiado en cierta medida de ellos.

Para colmo, ella sabe lo que tiene y es justamente esa comprensión la que la hace más poderosa; porque se ve enteramente llena de confianza y con ello en consecuencia no puede derrochar más sensualidad. ¿Qué hace uno? Ignorarla lo más que se pueda, no por mí; por mi yo del pasado, en respeto a la persona que he sido, por la memoria de tanto soldado caído antes seres de tal magnetismo.

No soy mejor a todos aquellos que han claudicado víctimas de sus gustos, sesiones me han costado dejar atrás esa parte tan superficial y vacía de mí, pero para qué fingir, soy un humano imperfecto más en este mundo rodeado de imperfección humana.



Diario App

Por
 Me propuse un nuevo reto: Utilizar mis computadoras personales lo menos posible de lunes a viernes. ¿Y cómo es que voy a incrementar la pro...

 Ser programador viene con un set de herramientas, habilidades y características de personalidad que son difíciles de ignorar. Primero que nada, tienes la noción del tiempo siempre contigo, no le temes a los retos por complejos que aparenten pues tus habilidades de resolución de problemas están ahí, confías en tus habilidades técnicas para solucionar líos, posees un pensamiento crítico por lo que generalmente no sueles dar por sentado.

Las características anteriores en cierto escenarios, si no se utilizan con sabiduría pueden ser consideradas debilidades; e incluso ante ciertas circunstancias no son las más óptimas. Entonces, ¿qué debe hacer un programador? Creo que es primordial darse cuenta de dónde se encuentra y asimismo entender qué eventos pueden resultarle contraproducentes y de ser posible evitar aquello que los saque de su estado zen.

Deberían de aprovechar su creatividad y habilidad propositiva para desarrollar herramientas que le faciliten a él mismo la vida; automatizar todo lo automatizable y no temer ensuciarse las manos involucrándose con productos y servicios que no conoce. Pues conocer y entrarle a cosas nuevas, enriquece su acervo de conocimientos y virtudes.

Yo no confiaría nunca en un desarrollador que no utiliza herramientas propias que automaticen y le faciliten la vida; para mí eso es un charlatán. Hoy ando muy metido en estudiar e implementar herramientas de IA, por mero gusto solamente, aunque conciente de que las oportunidades van a ir apareciendo de ese lado.

Uno de mis propósitos para el año en curso, es aprender y capacitarme en nuevas áreas; no me interesa decir a qué cosas le ando metiendo mano y en qué quiero mejorar (o aprender), pero como he comentado, me puse retos interesantes. Esperemos dejen frutos positivos y que la vida nos sonría.



 Pusilánimes. Así se les dice a las personas que se revuelcan por estima. ¿Es estar solos tan malo? Para nada, abrazar la soledad es como abrazar el insomnio, utilizas tu tiempo para ser productivo en otras áreas. Un poco después verás lo mucho que avanzas en tus propios proyectos, y eso es más gratificante en el futuro.

Si no hubiera pasado por periodos de miseria y decepción en mi vida, no me habría puesto pilas con el inglés y con moverme a otra ciudad para mejorar mi calidad de vida, tampoco habría optado por trabajar en proyectos independientes si no me hubiera enfrentado un par de veces al desempleo sin previo aviso. ¿Seguimos? Un rechazo provocó que un día despertara y buscara un mejor trabajo, otro me motivó a dejar de ser la persona que era en términos de intereses y a poner especial atención a lo que verdaderamente consideraba atractivo para mí; otro rechazo me empujó a mejorar mis finanzas, y así podría darle mil vueltas.

No somos únicamente lo que nos encontramos en la vida, las experiencias y aventuras, o los eventos fortuitos; también somos lo que hacemos con eso, qué tanto produce cada suceso depende únicamente de nosotros. Pero siempre hay que tener en cuenta que los contextos importan, los entornos en los que se desarrolla todo representan variables cruciales.

También hay que considerar la inercia, no es lo mismo optar por irte a otra ciudad a trabajar cuando estás en el pleno apogeo de tu graduación que hacerlo cuando no te queda de otra y simplemente te quieres escapar de tu realidad. Ambas funcionan, pero tienen un impacto distinto a largo plazo.

En fin, me clavé con eso, no tenía intención de hablar de esas cosas; quería venir acá a colocar algunas letras en lo que la lavadora termina su ciclo; además de despertarme temprano y con un alto deseo de ser funcional y productivo para mis propios proyectos, pensaba en la forma en la que utilizar mi tiempo se ha convertido en mi fijación más reciente.

No hay que obsesionarnos, digo, el mundo de todas maneras ocurre lleno de alietoriedades, y lo que hoy celebramos puede simplemente ser un motivo de fastidio, fatiga o pena; hay que agarrarle el gusto a hacer tanto como a no hacer nada; pues somos efímeros, y optar por encerrarnos en nuestros pensamientos, ideales y creencias lo único que genera es ermitaños.

Hay que salir, leer opiniones adversas, escuchar a detractores, observar diferencias con comprensión, generar empatía por quienes sustentan banderas diferentes a las nuestras; pues tanto de uno como de ellos dependemos como sociedad funcional.

Me gusta entrar al café y saber que los que atienden me hablan por mi nombre; armado de mis audífonos encontrar un lugar en el rincón y ponerme a analizar los panoramas de lo que sucede al rededor. En silencio, con los ojos parcialmente atentos a la pantalla o a cualquier cosa que esté entre mis manos en ese momento. Sin importunar, lo más sutil posible, pues tampoco se trata de andar incomodando.

No soy quien para juzgar a otros; mi plan de vida no está puesto en lo que los demás supongan de mí, considero que voy más allá de eso, al menos en lo que concierne a algún supuesto legado. Y si no hubiera tal, esto no deja de ser testimonio de vida, si al final estuve mal en cada decisión, que sirva de ejemplo de lo que no se debe de hacer. Irónico o no, así funciona la vida; no se ajusta a gustos, emociones o deseos.