Me está costando dormir. Ando cansado.
Digo, son las dos, sería que "no pasa nada" pero mañana hay que levantarse a trabajar desde temprano, hay algo que no me deja en paz, un pensamiento.
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En la penumbra nocturna, bajo cielos sin estrellas, Mis pensamientos vagan hacia ti, en tinieblas.
Eres el faro distante, cuya luz se desvanece,
Atrapado en el abismo, donde la razón se estremece.
Tus ojos como rocas de jade cautivantes,
Y tu piel radiante, en mi mente siempre errantes.
En el misterio de tu mirada, me pierdo sin remedio,
Atraído hacia la tragedia, en un laberinto sombrío.
Atracción distinta, el eco de la tragedia,
Nos consume en silencio, en nuestra propia marea.
Nuestro encuentro maldito, es la llave de la desdicha,
En este mundo absurdo, donde el sentido se marchita.
Tu figura preciosa, un enigma deslumbrante,
Despierta en mí un deseo, tan ardiente como distante.
Dentro de esa imperfección, se esconde un vacío infinito,
Un destino sombrío que nos arrastra hacia el precipicio.
En la oscuridad, tu risa resuena como un réquiem,
Una llamada a la perdición, donde el consuelo es un bien efímero.
Acepto mi destino, me entrego a la desesperación,
En el abismo de la tragedia, he hallado mi redención.
Y en ese instante, donde la fatalidad me arrastra,
Descubro la verdad del ser, en el vacío que nos desgasta.
Aunque somos condenados, en este teatro del absurdo,
En tu misteriosa atracción, he encontrado mi refugio.
Forzado a no compartir contigo momentos,
He tenido que sumergirme entre libros y documentos.
Aceptando con dolencia que los tiempos no me corresponden,
Que las horas son contadas, y tus destellos de gracia de mí se esconden.