Me siento en medio de una competencia absurda, me queda claro que es cuestión de egos y que el mío propio no deja de pensar que escribo mejor que la chica a mi lado. Lo sé, lo reconozco, es algo interno que limita la interacción humana, pues desde mi irónica percepción de todo, si tuviera la fuerza de redactar de amor ya lo habría hecho.

Cabe mencionar que la tensión se encuentra presente; es probablemente unos diez años menor a mí, pero eso no le quita un ápice de atractivo a mi parecer. Quisiera ser valiente, acercarme, hablarle desde la parte más genuina de mi corazón e invitarla a salir. Quizá hoy sea la última vez que la vea en mi vida, ojalá fuese el valiente héroe del que siempre escribo; pero no, soy un cobarde más tratando de existir.

Verla obsesionada colocando letras en papel me mueve intensamente el interior; me invita a pensar que tal vez sea de las mías y lo más hermoso debería ser no alejarla nunca de mí. Sueños nacidos en corazones dolidos, muerte inminente a los mismos es la realidad.

Trabajaba intentando descubrir quién soy, entre mis tácticas, conseguí nada. El miedo siempre hace presencia en donde se encuentran los nerds. Y si mi vida no fuese tan miserable, seguro me habría servido de hablarle con autenticidad... No ocurre, decepcionado estoy en gran medida de que esos temores se hagan presentes cada que deseo mostrarme como soy a alguien, porque en lo más profundo de mi alma, estoy consciente de que podría ser más atractivo.

¿Qué más da? Estoy a punto de salir de viaje de regreso a la ciudad de mis amores; el año y medio que viví fuera solo obtuve decepciones y una vida sin éxitos presumibles; ni hablar, parte de aprender.

En definitiva dejo atrás un periodo de mi existencia lleno de debilidades y penurias; quisiera entregarme a los brazos de la pasión literaria con todo mi ser, pero también comprendo que hay daños dentro de mí que necesitan ser sanados primeramente.

Lujos sobran para los que tienen dinero; escribir “al vuelo” podría ser un don que no cualquiera posee. Es fácil, cuando quieres decir un millón de cosas y has pasado la vida entera cerrándote a la vida, dañando lo único de lo que eres medianamente dueño, tu propia persona.

Estaré aquí escribiendo hasta que se llegue el momento de irme. Si acaso Dios me diera razones de fuerza para continuar; pero todo aparenta ser un juego de estrategia, cuando creo que estoy avanzando para conseguir el éxito, llega y mata mis ilusiones de tajo. Y está bien, hasta de eso he aprendido una y mil veces.

Mi vuelo llega en los próximos minutos. Es tiempo de analizar hacia qué puerta he de aproximarme. El horror, la indiferencia y el descaro; quisiera tener los suficientes para sincerarme, y no sucede. Tan solo estoy aquí tratando de demostrar al mundo que existo, pero me mantengo igual, tan gris como siempre.

Sus ojos y manos además del color de su piel me invitan como persona; causan presión en mi interior recordándome que en definitiva no soy tan patético... ¡Escribe imbécil! ¡Escribe! Me dice mi yo interior, el hasta hoy conocido como mi peor adversario.

Y hará frío.
Después calor.
Renegaré del tiempo como reniego del dolor.

Desde la íntima presencia de un romántico empedernido, se muestra un hombre que es capaz de todo por amor. Ridículo, posiblemente, meloso y teto, desde la percepción de algunos, o bastantes... Números más, números menos. Lo cierto es que he vuelto a escribir algo aleatoriamente y me he gozado haciéndolo.


Amo a mi familia y estoy agradecido de mis orígenes, por lo que escribo esto con todo respeto.
Mi gran problema con Colima, no es la gente, ni que no haya más allá de un par de plazas por visitar, uno que otro parque y dos o tres eventos interesantes a celebrarse año con año; mi problema principal radica en el clima; no puedo con el clima, no tolero la temperatura y sobretodo la humedad.

Una de las cosas que más me gustó y por la que me adapté rápido a Guadalajara y CDMX fue que sin importar que afuera estuviera haciendo considerable calor, al colocarme en la sobra o en la comodidad de una habitación, la frescura del lugar se apoderaba de mi cuerpo, cosas que jamás ocurre en casa de mis padres.

En primer lugar el cuerpo se siente pegajoso, sea de día o de noche; sudor en la espalda y pecho, en el cuello, en la parte interna de codos y rodillas, entre los dedos. Enciendo el ventilador a todo durante la noche y ni así se aleja la sensación de mí, haciéndome imposible quedarme dormido. Estar recargado en una almohada es agobiante, y si se me ocurre taparme, el sudor produce que la sábana se impregne a mi cuerpo.

Agotado elimino todos los recursos, y me quedo destapado con el aire del ventilador dándome de lleno, algunos sabrán qué sucede más adelante, mucho antes de la hora de despertar, en la mitad de la noche, un terrible dolor de espalda aflige mi existencia... Dios, quiero irme, no porque yo así lo quiera sino porque mi cuerpo no lo soporta. Necesito dormir. Necesito sentirme fresco. Necesito recuperar fuerzas.

Estando en ciudades con menor humedad la textura de mi cuerpo es suave, se siente limpia durante más tiempo; aquí, pasan dos minutos o a veces ni eso cuando ya empiezan a recorrer mi cuerpo las gotas de sudor, no conocen la piedad.

Eso me produce ansiedad, la ansiedad me genera insomnio, el insomnio dolores de cabeza y malestar, el malestar una constante sensación de insatisfacción y cansancio; resultándome en más ansiedad, y el círculo vicioso sigue.

Sí, es cierto que nací aquí; pero llevo ya más de cinco años viviendo fuera y adaptándome a otros entornos; las temperaturas calurosas durante mis visitas hasta ahora han sido algo de lo más difícil que me ha tocado manejar, y ellas traen consigo un montón de incomodidades a mi vida. Espero que mis papás entiendan que en ningún momento deseo alejarlos de mi vida, pero no me siento nada competente o cómodo para vivir feliz mientras esté sufriendo de continuas noches calurosas.


Sucede de nueva cuenta; la incomodidad, el temor, la tristeza ante el noctámbulo acechante. "Necesitas relajarte", me repite el pensamiento sin éxito alguno. "Las cosas se ordenan tarde o temprano", acusa mi interior.

Es desgastante no poder tomarte de nada seguro al tiempo que la presión social te hunde...

Porque sí, aunque no lo parezca, cada noche en vela es un recuerdo más de aquello que alguien dijo, de la desconfianza puesta en uno, del desprecio y la discriminación vividos, y todas esas ocasiones en las que nos sentimos insuficientes.

No es únicamente cuestión de aislamiento. ¿Y cómo puede contener la paranoia y el horror quien duerme pero no descansa? "Por favor, relájate", dice en un hilo el ente que me observa. "Deja de creer que todo es tu culpa", susurra la señora oscuridad con cautela.

El único "clima", por llamarlo de una manera, que me causa afección es la ausencia de tranquilidad; el creativo se muere, el intelectual enmudece, el genio se esconde, el temor emerge y el cuerpo conduce como un instrumento magnético al ser entero a su perdición aparente; pues para colmo de males, si no es capaz de asimilar armonía suficiente tanto en aquello que ingresa como lo que emana de su sistema, el boicot ocurre.

Pasos más, pastillas y consejos menos, sonidos resonando dentro de la cabeza sobran, es el clásico ejemplo de que lo que más asusta, es lo que hay en uno. Y por favor que se comprenda, que de leídas, peticiones, entendimientos, pociones y demás placebos está harto, ¿a poco creen que no lo sabe?

Está plenamente consciente de su necesidad inminente, al tiempo que dieciséis niños, cuarenta porciones, ochenta requisiciones y ciento veinte errores metálicos circulares redactan su currículum.


Y daba vueltas en mi cabeza, tratando de cambiar la percepción de cierta información obtenida en el pasado, sin éxito alguno, el daño se había hecho, las causas y consecuencias del mismo y su evolución en mi interior solo confirmaban mi teoría, estaba harto.

Me fastidiaba la idea de que cada que una oportunidad positiva llegaba a mi mente, montones de dudas se dejaban caer sin piedad, me destrozaban lentamente. Solo podía levantarme y salir huyendo, lo he explicado mil veces y parece seguir en la duda de todos, soy un apasionado, pero uno de verdad, de esos que en su ilusión se desviven por ver felices a los demás.

Miseria aparte, estaba triste, había pasado una hora, la espera me tenía agotado y la frustración crecía, necesitaba escapar de mi realidad. Bebí un trago de agua suficiente para refrescar mis pensamientos, pero la ansiedad se hacía paso constante a cada minuto que sucedía. Me aproximé al baño, me salpiqué el rostro de líquido vital, lavé mis dientes y jalé mi cabello, al tiempo que la sensación de malestar subía por mi espalda, era la hora.

Ingresé lo más rápido que pude a la habitación, tomé llaves y me coloqué una camiseta, el monstruo asomaba sus garras por la puerta; anduve escaleras abajo y me seguí de frente, ignoré el hecho de haber dejado mi celular sobre la cama, estiré mis piernas lo más que pude realizando pasos agigantados, únicamente quería alejarme.

Gente de ida y vuelta, la percepción falla, hube tomado los lentes como último recurso y a penas los coloqué cuando terminé de avanzar tres bloques. No realicé el mínimo intento de voltear a ver qué sucedía a mi espalda, sentía el temor en mí. Después de todo, ya lo había dejado hacer mella con anterioridad un par de veces, conocía perfectamente las consecuencias de permanecer encerrado junto y cómo eso incitaría a presentarse a la bestia en mí, lo que menos deseaba era darle la oportunidad de nuevo de destruir mi visión actual de las cosas, de llevarme a la fuerza al desplome, al abandono y hundirme en la miseria de la soledad.

Estuve sentado en una banca poco más de veinte minutos, observando que ciertamente había pasado otra hora ya. Sin rastro alguno de esperanza me aproximé a la puerta de un establecimiento, solicité un helado y me dispuse a degustarlo en lo que sucumbía el mal ante la hermosura del tiempo.

Relajado y media hora más tarde, me encontraba aclarando emociones, frente a un espejo con manchas, aceptando sincero que realmente no soy un gran partido y en este punto de mi vida no tengo nada que ofrecer. Pero me he mantenido en pie, a pesar de las adversidades que se presentan día con día, los monstruos acechantes junto a la ventana y la bestia dormida en mi interior deseando ser liberada una vez más.


Considerar que son mis vacaciones personales estas dos semanas en casa de mis padres, estando con ellos y pasando tiempo excelente con la familia ha sido una muy buena decisión, y estoy feliz por eso.

El fin, después de 12 años de publicar entradas en este sitio, he llegado al millar de publicaciones; cada una de ellas más personal que la anterior, desde mi corazón hasta lo más superficial de mis gustos ha quedado aquí descrito, y me agrada lo que se ha logrado, un montón de textos con trocitos de mí para formar una ensalada de peculiaridades, defectos, pero también dichas y momentos brillantes.

Durante este periodo de tiempo he trabajado en fortalecer mi algoritmo y su alcance, proyectando y proponiendo de modo que siga funcionando en su versión gamma y de cara a su forma beta para el próximo año. La media de crecimiento ha sido maravillosa, teniendo en cuenta que a penas son un puñado de amistades los asociados y que se quintuplicó el monto establecido en el mes que lleva el año.

No he de mentir, ha quedado de lado el asunto de la dieta posterior a mi despido; una de las desventajas de estar en Colima. Tampoco es que me sienta sin consuelo, pues consciente estoy de que una de las grandes motivaciones de volver al ruedo de lo "godín-laboral" es precisamente esforzarme por mejorar mi calidad de vida (hablo tanto de la intelectual como de la física).

También tenemos la tarea de colocar unas repisas en estos días, para incrementar el espacio ocupado por mi librero distribuyendo los libros más y mejor en los espacios.

Finalmente tengo que confesar que estoy agradecido a la vez que sorprendido por alcanzar el número de textos mencionados, sinceramente comprendo lo difícil que es mantenerse a pesar de no poseer comentarios o visitantes recurrentes, puesto que mi intención va mucho más allá de producir una influencia temporal en un puñado de personas, esperando sinceramente que sea posible dar a conocer con claridad material que podría enriquecer la percepción de lo que soy, y en primer lugar, para que mañana al releer pueda decir alegre: Se superó tal o cual obstáculo.

Mi compromiso ahora es incrementar las letras a mi vida,
deseando encontrar cada vez más vida en mis letras.


1000

Por
Considerar que son mis vacaciones personales estas dos semanas en casa de mis padres, estando con ellos y pasando tiempo excelente con la fa...
Ha pasado de todo en lo que fue el mes pasado. En primer lugar me quedé sin empleo abruptamente, en términos generales la reforma fiscal afectó la situación de la empresa en la que solía trabajar y algunas cabezas rodaron, entre ellas la mía.

Después de quedarme sin trabajo comenzó la travesía de regresar mis pertenencias a Colima y algunas a Guadalajara (mi probable siguiente terreno laboral). Estuve por una semana más en CDMX recapacitando acerca de mi situación y siendo honesto, sufriéndola más de lo que creí.

Es la primera vez que me quedo en la calle en una ciudad donde no puedo huir tan fácilmente con un familiar o amigo cercano; demasiadas cosas cruzaron mi cabeza. Aunque también es la primera vez que ocurre cuando ya estaba trabajando en un proyecto personal alterno.

Seré sincero, mientras más observaba la situación, más me atemorizaba el haber perdido mi tiempo durante todo ese periodo; porque en resumen, mi cuerpo estaba en sus peores condiciones, no tenía a nadie para compartir mi tiempo y no había amigos o parientes que apoyaran en mis distracciones. Estaba atorado en un bache del que urgía salir.

Un par de semanas más tarde me encuentro nuevamente en Colima, en casa de mis padres; como buena noticia, mi algoritmo sigue funcionando correctamente y sin errores. Por consejo de ellos estaré por acá hasta la próxima semana, lo que es bueno, porque puedo aprovechar a resolver pequeños pendientes que tengo.

Desde el punto de vista laboral, todavía no empiezo a buscar trabajo o mandar mi información a empresas; estoy esperando a estar de nuevo en Guadalajara para comenzar a hacerlo. Sé que mi motivación estará a tope cuando ande por allá.

Sin lugar a dudas ha sido un periodo de tiempo de autoanálisis fundamental para mi crecimiento personal, estoy empeñado en mejorar mis cualidades de ingeniero pero no me encuentro obsesionado con encontrar "un gran trabajo"; de momento, hablando con el corazón en la mano, mis proyectos personales y los amigos me sirven de gran ayuda para no quedarme en la calle. Es de lo que estaré agarrado si quiero progresar y salir de este rato oscuro.

Me faltan algunos detalles, entre ellos la literatura y escritura se han quedado de lado un poco. Pues uno de los pilares de mi vida ha trastabillado; y en lo que se armonizan las cosas, necesito "reiniciar mi ser nuevamente".

En fin, agradezco seguir existiendo y poder demostrarme a mí mismo que no importa la profundidad de un precipicio o el tamaño de la caída, siempre es posible emerger, levantarse y seguir creciendo.


Vas a cambiar para bien, vas a lograr tus metas, y conforme cada una de ellas vaya quedando atrás, te darás cuenta que lo que más valoras no es el obtener objetivos, sino el esfuerzo invertido en el proceso. La semana pasada estuve con mis padres, de vacaciones durante casi una semana.

Amé cada instante que pasé con ellos y mi hermana; mi mente criticaba una serie de cosas, defectos míos principalmente. Conforme transcurría el tiempo, agradecido me sentía de que ellos estuvieran ahí para mí. Cuidándome, recordándome, regalándome su corazón a cada momento.

Estaba tratando de ser un hombre sensato, explicándome mis deberes como si fuese un tercero; recordaba que no había escrito mis antipropósitos para el año actual, ya han transcurrido once días y no había publicado nada, así que aquí van:

1. Voy a dedicar más tiempo a mí a pesar de parecer egoísta y arrogante en el proceso: A leer, a jugar, a escribir, a consentirme, a dormir, a viajar.

2. Voy a preocuparme poco o nada por conseguir enamorar a alguien, por buscar caer bien a los demás o por mostrarme con defectos tal cual soy.

3. Voy a fracasar en mis intentos por aprender cosas nuevas.

4. Voy a tener una opinión más saludable de mí y aceptaré mis imperfecciones con valor.

5. Voy a flojear cada que tenga oportunidad. Y lo disfrutaré.

6. Voy a opinar menos y callar más.

7. Voy a gastar menos en deberes y más en placeres.

8. Voy a quedarme sin bañar si algún día no tengo ganas, y está bien.

9. Voy a comer cosas que me gusten, y procuraré evitar aquellas que honestamente no.

10. Voy a tomarme menos en serio a mí mismo. Me reiré de mí cada que pueda.