Es lunes, son las ocho y estoy despierto desde poco antes de las cinco; no me molesta para nada, pues he aprovechado para reorganizar algunas aplicaciones en las que publico y agregar canciones desde viejas listas de reproducción. La mañana se vuelve relajada cuando sé que estoy haciendo las cosas bien, me falta probar el flujo de entradas en mi proyecto alternativo después de hacer las debidas correcciones.

Inicio la semana con actitud agradable, me he pasado el fin desde rediseñando el sitio, programando durante las madrugadas, terminando de leer un libro, saliendo a jugar boliche con compañeros de trabajo y analizando las cosas que me gustaría escribir y hacer.

He pensado, una y otra vez, que las ideas que se nos ocurren son cíclicas y lo que ahora podría habérseme ocurrido a mí, a alguien más se le habrá ocurrido u ocurrirá, lo importante es sacar adelante el plan que haya en mente; así pues hay muchos que viven estáticos por temor al fracaso; soy consciente de que he fallado en mis proyectos incontables ocasiones, dejé hace tiempo de hacer memoria de las veces en las que las cosas que he creado o en las que he invertido tiempo no han ido bien; total, al menos he tratado.

Estoy por migrar aquí las entradas de un blog alternativo bastante pequeño, que tendrá quizá unas veinte; eso con el propósito de acoplar aquel sitio también a mi proyecto alternativo que a penas voy iniciando y con el que espero llegar a una audiencia en cuanto a volumen e interacción mucho mayor a la que tengo aquí.

Si me despierto expectante a ser leído a ser comprendido o a ser querido, déjenme confesarles que hace mucho me habría retirado de este mundillo de letras; pero no es así, mi confianza no está puesta en la calidad de uno solo de mis textos a la hora de producir una historia o cuento; creo que todos tienen algo qué decir e igualmente la capacidad de compartir lo que piensan mediante los medios que mejor manejen, yo estimo uno de los mejores en mi caso son las letras; y aunque sea un fastidio el fracasar constantemente, le agarré el gusto a redactar, y no porque en frente haya obstáculos enormes o gente criticándome cuando lo hago, si es que está mal o bien, dejaré de plasmar palabras aquí.

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La gente expresa su opinión en estos días libre y públicamente a través de redes sociales y demás instrumentos de comunicación muy fácilmente. En las cuales, filtrando únicamente en su criterio y acuñados a la libertad de expresión, determinan qué es aquello que está bien y qué no, develando tanto carencia intelectual como una pobreza cultural impresionante.

Sin embargo, mi querido lector, déjame decirte que vivimos en una especie de burbuja influenciada; tenemos sobre nuestras cabezas una corteza de desinformación repleta de filtros que a la par de éstos sistemas electrónicos egocentristas con señuelo de interpersonales, nos llevan de la mano a la asimilación de realidades en base a lo que nos agrada ver, escuchar o leer.

La estructuración de los núcleos sociales en torno a la aceptación de aquello que satisface a nuestro yo y la supresión inminente de aquello que nos incomoda nos vuelve más binarios de lo que debería, optando entre deslizar a la izquierda o derecha, regalar o no un "me gusta", agregar o eliminar de amigos o favoritos, cada una de las determinaciones con las que nos topamos en la vida.

Entonces, ya inmersos en ese camino, nos volvemos una especie de bebés en guardería ávidos de atención, quienes no solo rogando, sino en pleno berrinche reclamando a nuestros cuidadores (en este caso todos los que nos rodean) que nos consientan, conseguimos que nos observen y digan lo bien que lo estamos haciendo en la vida.

De la mano de eso, pensar se ha vuelto cada vez una institución más compleja de discernir, y el efecto Dunning-Kruger está presente en casi cada uno de esos allegados que profesan sabiduría y conocimiento superiores, pues la habladuría no es otra cosa que el intento mismo del ignorante de hacerse reconocer como intelectual.

Ya encarrerado en versos, tendría que decir que ha sido para mí un honor aprender con el trascender de mis días a reconocerme como alguien que no está aquí para caerles bien a todos, y por consiguiente agradecer el hecho de que haya algunos incluso, que se hayan dado la molestia de esforzarse en demostrar sus diferencias o similitudes para conmigo. Al final es algo que tampoco me importa.

Pues no hemos venido aquí a ser iguales mutuamente, básicamente porque estamos constituidos de particularidades que nos hacen únicos, desde los genes hasta las decisiones; cada uno tiene que saber qué es lo que lo motiva a seguir o a, en cualquier punto de la carrera, rendirse con merecidos honores.

Tampoco estamos aquí para decir qué están haciendo los demás mal o bien, pues la introspección y un criterio bien desarrollado involucran adentrarse demasiado en uno mismo y en saber que por muy estupendos que seamos en nuestras capacidades, inversamente seremos patéticos en terrenos para los que somos débiles. Al final, la libertad de expresión resulta en un montón de basura utópica e idealista solamente.

//Lo escribí para Toqueteros el 2 de Julio de 2017.

Expresión

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Hola, en vista de que soy prácticamente el único que sigue redactando por acá y con el deseo inminente de no dejar que el lugar se quede sin actualizaciones de vez en cuando, les vengo a proponer un tema, a ver si se animan a comentar. Primero el preámbulo:

Estábamos juntos, ambos desnudos sobre la reconfortante cama que había para nosotros dispuesta en el hotel de lujo. Ella, con su piel morena y sus ojos grandes, digna de llamarse belleza tapatía, un servidor no podía sentirse en dicho momento más feliz en otra parte.

La hermosa dama empezó a jugar con mi celular, ahora mismo ya he olvidado la marca, quizá era el iPhone, o probablemente no. En eso estaba mientras yo, amoroso como siempre, jugaba con mis manos por su escultural cuerpo (porque eso sí, quiero que sepan que para buenos gustos me pinto solo), las líneas finas en su piel me hacían darme vuelo imaginando pistas donde mis dedos osaban deambular.

Imágenes no había muchas que llamaran su atención, y entonces me dijo que a una persona se le conoce un poco más por el reproductor musical, sin más entretenga lo abrió de inmediato, así una tras otra rola, yo tarareaba, saboreaba, la besaba y seducía al ritmo del audio mientras ella se embebía en un deleitoso viaje de pasión y deseo, a ojos cerrados y entrega absoluta a lo que el doctor Kegel le enseñó, pero no dejaba de constantemente seleccionar el botón de siguiente cual si fuera un condimento extra situacional el cambio entre sonidos.

Al paso de un rato, he olvidado si media o una hora; el sudor presente y los gemidos más, mi melodía favorita se hizo presente, lo que pasó después lo recuerdo desde una perspectiva borrosa, salí de mí, le arranqué el celular de las manos y por allá fue a caer, dejé de ser yo un momento para permitir que esa versión de mí ávida de libido y desenfreno poseyera a mi dulce acompañante...

Puestos sus ojos en los míos, posterior a aquella representación sinfónica de arrebato sexual, supuso que algo más allá de su comprensión acaba de suceder, y así fue, le confesé, la responsable de incendiarlo todo había sido la magnífica: Idioteque.

A todo ésto, ¿cuál es su canción favorita?

//Lo escribí para Toqueteros el 25 de Mayo de 2017.

Canción

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Hola, en vista de que soy prácticamente el único que sigue redactando por acá y con el deseo inminente de no dejar que el lugar se quede sin...
Hace cuánto que no se ponen tras un teclado y hacen como que entienden el significado de la vida cuando en realidad no tienen ni la más remota idea de lo que el existencialismo ha hecho o dejado de hacer por ustedes. Me encuentro en medio de un proceso, tengo qué decidirme entre dos Universos que me fascinan, el primero es la dueña de mis pesadillas plus dejar todo lo conocido atrás y aventurarme en lo que sería una probable historia épica de amor, pasión y libertad espiritual.

¿Qué me detiene? Lo mismo que hace que a las tres y media horas le dedique tiempo a pensar en ello, el sistema como tal, la comodidad que ofrece un mundo lleno de control y normas básicamente en medio de las manos, sin fugas, sin explosiones de creatividad, sin inspiraciones basadas en desventuras y temores.

Me encuentro en una encrucijada de la que no sé si saldré pronto, lo digo con franqueza, ya que de seguir ahí, en el desmedido lapso de aceptar las cosas como se le presentan a la parte más sensual de mí como resultado quizá pierda las bondades del sueño alcanzable por aquellos quienes, como yo, siguieron un proceso en busca de un éxito seguro y confiable.

Pero ese no soy yo, por más que me adentro en querer asimilar esa forma monótona de vida, llena de conceptos y secuencias, seguida de horarios, jerarquías, atender a lo que otros dispongan para mí; lo siento pero no es la forma en la que me sé en mi elemento, muy por el contrario, la frustración me roba la tranquilidad emocional que tanto presumo.

Todos los dignos representantes de las letras en algún punto de sus historias mueren por una musa, y resulta que la mía me ha venido asesinando lentamente con su ausencia desde el preciso momento de haberla conocido. ¿Hay más de una oportunidad para este insolente y egocéntrico ser que no deja de escribir acerca de sí mismo? Quizá no, y ése sea el asunto a tratar aquí.

Tal vez lo único que haya allá afuera para mí es lo que a números, secuencias, programación, lógica, orden y agendas refiere; y aunque mi consciencia creativa quiera verse involucrada en más de un proyecto, probablemente estoy predestinado al fracaso narrativo como autor. Pero nada sé, en serio, me he querido alejar tanto de mi musa, como de las letras más de una vez con la única constante de que siempre vuelvo a ellas; entonces, ¿estaré destinado a escribir sabiendo incluso que mis textos están matándome y alejándome de la vida superficial que el conocimiento clásico brinda?

Me rindo, las ganas de redactar me vencen y caigo ante su poder; no duermo, no vivo, no sonrío, si no me siento liberado de esa parte de mí, si no he expresado el poder que mis bellas damas tienen sobre mi cabeza, en mi corazón, hasta lo más profundo de mi alma; soy solo otro hombre que desea sentirse pleno, completo, satisfecho, amado.

//Lo escribí para Toqueteros el 24 de Abril de 2017.

Significado

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Hace cuánto que no se ponen tras un teclado y hacen como que entienden el significado de la vida cuando en realidad no tienen ni la más remo...
Si una buena inversión he encontrado en meses recientes es la de consumar mi propia colección de libros, pero no hablo de los digitales, ya sean epubs o PDFs que dondequiera los descarga uno, hablo de esos hechos de papel y tinta de imprenta; el último que me he comprado ayer lo empecé a leer a penas cayó en mis manos, y una constante inquietud taladró mi mente durante todo el día: "Yo puedo escribir algo así", decía en mi subconsciente, y es que, no por ser pretencioso, pero el formato de novela ligera me pareció bastante simple de sacar adelante.

Aunque claro, de más está decir que hay un océano de distancia entre lo que en perspectiva optimista creemos de nosotros mismos como "potencial", a lo que realmente alcancemos en algún momento a lograr; me sé sensato y con los pies firmes en el piso.

Por lo que les comparto que, en mi intención de tener un libro propio en un punto de la historia de mi vida (sí, me vale que crean que al ritmo que voy sea a los noventa años, si llego a esa edad y puedo publicar alguna cosa, lo haré sin duda); está siendo hora para mí de adentrarme en otros modelos de escritura. Ya hice lo que consideraba más sencillo, poemas y minicuentos de pocas páginas; la siguiente movida es producir una historia decente, una novela corta.

Obviamente tengo varios borradores y un sinfín en mente, pero decidir cuál de esas será o recapitular y tomar las herramientas para una de al menos un centenar de páginas me tiene condenado a desvelos constantes entre enriquecimiento de ideas previamente concebidas y el cinismo de creer que esas igual sean inútiles, con temor de ser una pifia más fruto de ésta maravillosa nación.

Es cierto que a veces basta con creer en uno mismo y lanzarse al ruedo, así, sin pensársela tanto; pero le dicen eso alguien que antes ha visto sueños de otros salir a flote como consecuencia de sus propios planes confesos, sea por falta de ambición, motivación o impulso, el asunto es que así va la cuenta hasta ahora; ¿será que soy uno de esos "hombres del mañana" que suben en una vía de círculos en su propio eje sustentado en la seguridad que ofrece lo conocido antes de hacer cualquier cosa diferente, novedosa, cautivadora y tal vez creativa?

Qué puedo decir; soy mexicano, y como muchos otros, un soñador eterno, de grandes ambiciones. Aunque la paciencia bien puede ser una fortaleza si se toma como es debida; y así, con orden y disciplina, probablemente no solo escribiré un libro, diez e incluso cien no serían mayor problema; quien sabe y hasta pueda vivir de eso (escribo lo último secándome la lágrima que se asoma).

//Lo escribí para Toqueteros el 6 de Abril de 2017.

Colección

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Hace ya un buen rato que no escribía nada por acá; les diré que las razones son varias, la más importante, mi constante intromisión en el mundo de las letras. Queriendo colocarme un poco en el lugar de aquellos que al reflejo de un monitor o al suave desliz de la pluma sobre el papel dejan entre ver una muestra de su corazón con mensajes que, fuera de contexto, sirven para desarrollar historias de todo tipo.

Se me ha asociado fuertemente la idea de abandonar los conceptos como tal y empezar a hacer lo que por mi cuenta sería una historia que dejara algo en claro para el amigo lector homónimo; pero qué de la trama de la aventura en cuestión, hacia dónde irán a parar los hilos y qué tan distante estarán de la realidad los sucesos.

Aquí es el punto en el que me encuentro, entre decir y quedarme quieto, entre sacar de lo más profundo de mis chairas (not) entrañas ideas o complicar más las cosas a la hora de darme a entender. Quizá mis premisas nunca vean la luz más allá del momento en el que se dejan ver entre mis pasiones y desbordes de aguas filosofales.

Por eso vengo a pedirles perdón; porque no sé si lo que estoy haciendo valga el esfuerzo, tampoco si algún día me animaré a verlo publicado, o si me será o no benéfico en algún sentido.

La expresión cristalina de un alma deseosa de exhibir hasta las tripas deja en términos determinísticos mucho qué desear y hasta el vómito podría evocar de quienes con las mejores intenciones se aproximan a tratar de definir la monstruosidad liberada entre frases escabrosas y profundas demencias.

¿Se interna el lector en los dramas y castigos psicóticos que el redactor enfrenta mientras al abrigo de una mañana que se asoma, pareciendo no acabar de consumir la ausencia de sueño durante la intranquila noche, plasma los últimos trazos de abandono de elocuencia en texto?

//Lo escribí para Toqueteros el 5 de Marzo de 2017.

Perdón

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Hace ya un buen rato que no escribía nada por acá; les diré que las razones son varias, la más importante, mi constante intromisión en el mu...
Hola gente linda, he tenido mi primera semana de vacaciones del trabajo; con la creencia de pasar más tiempo conmigo, relajarme y disfrutar de las libertades que ofrecen los días libres.

Craso error, vine de visita a Colima, con mis padres; y la he pasado todo el tiempo yendo de casa en casa saludando y viendo a un pariente tras otro; no es que no los extrañe o no agradezca decirles "hola" y recibir cariño de parte de todos los que me extrañan; pero básicamente no son las vacaciones que tenía en mente. Lo siento.

Los día de libertad no parecen ser suficientemente extensos, quedándole a deber mi presencia a buenos amigos, amigas, gente que antaño siempre estaba cerca y abrirme a otras relaciones. ¿Por qué solo tiene veinticuatro horas un día vacacional?

En fin; les amo, espero que solo estén felices en sus vidas perfectas. ¿Cómo hacen ustedes para brindarse la relación necesaria que a todos nos urge con nosotros mismos de vez en cuando? ¿Funciona?

//Lo escribí para Toqueteros el 3 de Febrero de 2017.

Funciona

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Hola gente linda, he tenido mi primera semana de vacaciones del trabajo; con la creencia de pasar más tiempo conmigo, relajarme y disfrutar ...