Los proyectos personales parecen venirse abajo por cuestiones financieras, por cuestiones de tiempo, y de ganas también; o motivación, ni se diga. Entre mis lecturas abandonadas (desde hace un par de semanas), mis ganas de hacer ejercicio y cuidar mi salud en segundo plano, la preocupación por el lugar al que me mudaré y el si podré o no salir adelante con los compromisos que me he puesto encima, tanto económicos como de horarios, resulta un panorama algo sombrío que no le deseo a nadie experimentar.
Aunque, en vista de que me conozco y sé que lo más probable es que esta situación no sea otra cosa que la consecución de presiones desde diversos ángulos hacia una perspectiva mucho más sensorial, para, llegado el punto conseguir en compañía de quienes me aman y aquellos que son mis amigos, mejores resultados. Así lo veo ahora, como un territorio lúgubre en el que hay que limar asperezas, corregir caminos, dejar atrás errores y reformarse en aceptar las cosas buenas que nos tiene preparadas la vida.
No sé si lo que he venido haciendo aquí tenga en algún momento frutos para mi vida, cosas que me motiven a seguir escribiendo, pensando de maneras distintas y manteniéndome distante de la moda del momento; quizá mi preocupación más grande al día de hoy es saber si podré o no pagarme la gasolina el día de mañana que tenga un auto, si tendré un sueldo digno de manifestarse y sobre todo si habré conseguido fundar una o más empresas que sigan en pie, produciendo y brindando soluciones. De todo eso no sé nada, solo que estoy aquí, frente a una computadora intentando descifrar momentos complicados de mi situación actual, disolviéndolos con cosas menos frustrantes.
La vida es así, no debería de preocuparme tanto pero eso es exactamente lo que estoy viviendo; entre poca atención y las malas manías, reconocer mi humanidad y la necesidad de abandonar aquello que me lastima, brincar hacia puntos más altos de los que tenía pensados en capítulos anteriores; las cosas suceden, como le dije a Fani cuando la acompañé a casa, "mi tendencia es hacia la frustración porque eso es parte de mi constante motivación".
El vivir no es sencillo, y creer que lo podemos todo también es un sueño utópico, que más allá de hacernos bien nos perjudica a largo plazo; mi intención nunca ha sido ejercer influencia sobre uno, diez o cien individuos, mi único plan se basa en mí, en las cosas que puedo lograr conmigo, en si soy capaz o no en algún momento dado de resolver problemas que parecen infortunios, males complicados que tienen cara de imposibles. Es a lo que le tiro, a dejar una especie de estela llena de señales por la cual, quien quiera andar, entenderá que no hay algo fácil en frente o atrás.
¿Por qué sigo escribiendo aquí? Porque lo hago todo el tiempo, me sienta bien o mal, me haya enfermado o esté de vacaciones, desee salir de casa llorando o quedarme a meditar, las cosas que aprendo a lo largo de tantas horas de introspección me ayudan a crecer, y me hacen por obvias razones, comprender más mi entorno y a cada personalidad que me rodea.
Aunque, en vista de que me conozco y sé que lo más probable es que esta situación no sea otra cosa que la consecución de presiones desde diversos ángulos hacia una perspectiva mucho más sensorial, para, llegado el punto conseguir en compañía de quienes me aman y aquellos que son mis amigos, mejores resultados. Así lo veo ahora, como un territorio lúgubre en el que hay que limar asperezas, corregir caminos, dejar atrás errores y reformarse en aceptar las cosas buenas que nos tiene preparadas la vida.
No sé si lo que he venido haciendo aquí tenga en algún momento frutos para mi vida, cosas que me motiven a seguir escribiendo, pensando de maneras distintas y manteniéndome distante de la moda del momento; quizá mi preocupación más grande al día de hoy es saber si podré o no pagarme la gasolina el día de mañana que tenga un auto, si tendré un sueldo digno de manifestarse y sobre todo si habré conseguido fundar una o más empresas que sigan en pie, produciendo y brindando soluciones. De todo eso no sé nada, solo que estoy aquí, frente a una computadora intentando descifrar momentos complicados de mi situación actual, disolviéndolos con cosas menos frustrantes.
La vida es así, no debería de preocuparme tanto pero eso es exactamente lo que estoy viviendo; entre poca atención y las malas manías, reconocer mi humanidad y la necesidad de abandonar aquello que me lastima, brincar hacia puntos más altos de los que tenía pensados en capítulos anteriores; las cosas suceden, como le dije a Fani cuando la acompañé a casa, "mi tendencia es hacia la frustración porque eso es parte de mi constante motivación".
El vivir no es sencillo, y creer que lo podemos todo también es un sueño utópico, que más allá de hacernos bien nos perjudica a largo plazo; mi intención nunca ha sido ejercer influencia sobre uno, diez o cien individuos, mi único plan se basa en mí, en las cosas que puedo lograr conmigo, en si soy capaz o no en algún momento dado de resolver problemas que parecen infortunios, males complicados que tienen cara de imposibles. Es a lo que le tiro, a dejar una especie de estela llena de señales por la cual, quien quiera andar, entenderá que no hay algo fácil en frente o atrás.
¿Por qué sigo escribiendo aquí? Porque lo hago todo el tiempo, me sienta bien o mal, me haya enfermado o esté de vacaciones, desee salir de casa llorando o quedarme a meditar, las cosas que aprendo a lo largo de tantas horas de introspección me ayudan a crecer, y me hacen por obvias razones, comprender más mi entorno y a cada personalidad que me rodea.
Los proyectos personales parecen venirse abajo por cuestiones financieras, por cuestiones de tiempo, y de ganas también; o motivación, ni se...