Narraré mi experiencia con el SAT: No he podido hacer en tiempo y forma una declaración de impuestos de hace dos y tres años, debido a que en su momento lo dejé pasar y las citas en la Secretaría nada más se pueden solicitar en horarios de oficina regulares, o sea, en los momentos que yo me encuentro trabajando.

 Son las siete de la mañana y el día de hoy tengo una cita programada a las ocho y media para que empiece la acción; se me han pedido todos los documentos fiscales de ingresos y egresos del periodo, además de una bitácora con el desglose de la información, actualmente los tengo, además de una identificación oficial, mi registro federal y contraseña de acceso.

Hasta ahora todo bien, después de bañarme me lanzaré a las oficinas y cuando dentro de un rato mencionaré cómo me fue en la institución.

 ...

 Aquí sigo en mi drama. Aunque el trato no ha sido para nada desagradable por parte de los que aquí trabajan, ya les presenté mi bitácora, la información completa y solo falta que me digan qué es lo que está pendiente...

Lamentablemente no me prestan atención y ya me avisaron que éste tipo de trámites se realizan hasta las diez de la mañana, hace media hora. O sea, de ocho y media a diez de la mañana, le otorgan solamente una hora y media a atender situaciones como la mía (regulación fiscal).

Es cierto, es mi culpa no haber presentado en tiempo mis declaraciones, pero se me hace algo decepcionante la manera en la que hacen inaccesible la atención —recordando que uno también trabaja en horario de oficina—; a ver si puedo salir bien librado de esto. Seguiré informando...

Lo logramos (al menos parcialmente), pues una vez realizados un par de pagos de pendientes mi situación volverá a estar al corriente; gracias al cielo, los caballeros de la oficina se portaron muy bien conmigo hoy, agradezco que lo hayan hecho, me siento muy alegre al respecto. Y finalmente, mencionar que el siguiente trámite, será hecho de parte de alguien más de mi familia, fue estupendo.

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Divago, entre historias y puntos específicos de mi vida en los que salto de un lugar a otro; en los que las transformaciones ocurren gracias, en primer lugar, a la motivación verdadera; aquella que al suceder en medio de la búsqueda de lo real, ofrecen una verdadera oportunidad de logro, meta, objetivos claros y concretos.

¿Estaba consciente de lo que quería para mi vida? De hecho no; solamente creyendo que mi andar era el justo, el correcto, el idóneo; engañándome entre pretenciosas ganas del suceder de todo; cuando no. La vida, como bien he reconocido anoche mismo, no se fuerza, simplemente sucede; las cosas bellas que nos esperan a la vuelta de la esquina no tenemos por qué obtenerlas a partir de suplicios, tormentos, lloros, lamentos o ruegos.

¿He sido un miserable desde la última vez? Sí, en parte. Al creer que estaba en medio de la fortuna que cualquier otro habría deseado encontrar, cuando no. Porque básicamente se es lo que se quiere ser y se logra lo que se quiere lograr a partir de convicciones claras, no de especulaciones y expectativas; sueños ilusorios.

Cuando opto por lograr lo que quiero, dejando de paso el centenar de miedos que antaño me afligían, como la pérdida de un supuesto romance, o la derrota ante un simio descortés, no me queda más que asimilar que la realidad, el horizonte, el Universo mismo, representa muchísimas más opciones y mejores que las que me venía creyendo como reales.

Divago entre sueños y esperanzas; ayer un iluso, hoy un reflejo de lo que ha crecido dentro de mi ser; y como bien es cierto que he rechazado el dejarme cautivar por cualquiera, también he de reconocer que he dejado pasar oportunidades únicas, con el firme propósito de construir sobre cimentación existente y a futuro, grande, inmensa, muy merecidamente.

¿Es el gozo meritorio? No, de hecho no. Pues el mismo simio en cuestión que más de una vez me ha amenazado me mostró que simplemente no puede superar, o alcanzar siquiera, la barrera del pensamiento; y sin embargo, dicho con humildad, ha logrado capturar y cautivar a quien una vez llegó a posicionarse como un alto interés para mí; así que sí, prefiero declararme derrotado en un asalto, para continuar con la lucha más grande, pues mis victorias son leyenda y mis deseos prácticamente un hito.

Lo sé, lo sé; hasta ahora no como motivo de orgullo alguno lo menciono, más bien como recordatorio ante la humanidad que siempre me ha caracterizado; pues de nada sirve al ser humano creerse todo lo que sale de su boca y de sus dedos proveniente de su mente, si antes no comprende cuerdo que lo que verdaderamente importa es ser prudente, avanzar paciente –pero hacerlo–, y fijarse puntos claves a los que haya que llegar tarde o temprano.

Hoy, soy un reflejo de las buenas y malas decisiones que hube tomado en mi pasado, y al igual que usted, querido lector, he acertado en unas cuantas como en otras he fallado; hay arrepentimiento, pena y decepción entre mis letras; pero gozo, felicidad y satisfacción ante lo que hube amado. Bendiciones aparte. Hoy es un gran día para empezar de nuevo, para seguir siendo valientes, para respirar la pureza y frescura de un amanecer sincero. Hoy es el día en el que más vale la pasión de ser yo mismo.

Divago

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Divago, entre historias y puntos específicos de mi vida en los que salto de un lugar a otro; en los que las transformaciones ocurren gracias...
Soy esa clase de persona que admite tenerlo todo, aunque nunca he tenido nada; pues lo que más he valorado en mi vida son sensaciones, momentos, personas, historias, memorias.

He visto cómo al paso de los años he adquirido impresionantes atributos, y cómo al mismo tiempo me he dado cuenta de garrafales errores en mis actos.

He hecho de todo por mejorar; desde anotar metas y obligarme a cumplirlas, escribir errores e ir viendo la medida en la que los cometo hasta suprimirlos, escribir públicamente mis fracasos para así perder el miedo a la derrota; en fin, de todo tipo de estrategias.

¿Y saben qué es lo que más me ha funcionado hasta el día de hoy? Es una combinación perfecta que tiene el potencial de abrir todas las puertas, acercar todo aquello que creemos se ha perdido y construir nuevos objetivos cada vez más grandes a partir de supuestos destruidos, la regla es la siguiente: Dios, amor y humildad.

Dios, porque necesitamos de una figura divina para saber que tenemos en algún momento que dar cuentas a alguien; por lo que aquello que llevemos a cabo deberá estar influido en eso que una vez presentaremos como evidencia ante un ser omnipotente.

Amor, porque si a cada una de las cosas que hacemos, en las que impregnamos nuestro nombre, cada emprendimiento, cada intención, las colmamos de amor; nunca habrá algo que queramos dejar ir, llámese sueño, persona o meta, pues habremos hecho todo en nuestras manos para preservarlo.

Y finalmente humildad, porque es básico entender que somos humanos, que nos vamos a equivocar; que así como nosotros, los demás cometen errores; que por mucho que nos concentremos en conseguir algo, bastantes cosas se irán de nuestras manos, y nos volarán el entendimiento; hay que aceptar los sucesos para en un momento llegar superarlos.

Así que, gracias por todo a quienes en uno o más momentos me han dado algo para meditar, para reír, para soñar, para escribir, para leer, para tocar, para esperar, para observar, para sentir, para creer; y muchas más personas que se han esforzado en brindarme herramientas para crecer, les amo y agradezco infinitamente; vean en mí, por favor, alguien que nunca dejará que lo verdaderamente importante se escape de su mente.

Clase

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Soy esa clase de persona que admite tenerlo todo, aunque nunca he tenido nada; pues lo que más he valorado en mi vida son sensaciones, momen...
A veces solo necesitamos una razón, un impulso, una motivación, una pequeña chispa que nos invite a seguir, a no desmayar, a no rendirnos, a no claudicar.

Y esa pequeña chispa a veces es una emoción, una satisfacción, un anhelo, un hijo, una historia, un romance, un miedo, una necesidad, una meta, una dosis de locura, un instinto animal, una fragancia, un recuerdo, una lágrima, una pasión...

Pero, ¿qué hacer cuando nada de eso se presenta ante nosotros y efectivamente comenzamos a perder el piso y el orden de nuestras ideas, el control sobre nuestro curso mental?

¿Será acaso que estamos destinados a la frustración continua sin tener absolutamente nada que nos invite a despertar con ánimo al día siguiente?

¿Será acaso que todas las personas que nos han hecho promesas terminaron rompiendo nuestro corazón perjudicándonos más allá de las supuestas obras de bondad de las que nos beneficiarían?

¿O es simplemente que nos concentramos tanto en el fracaso, la desolación, la ironía, la desesperación y frustración que no alcanzamos a notar la amplitud del horizonte?

Estamos pues, destinados a aceptar en algún punto de nuestra historia lo que somos; tan grande o pequeño como seamos, motivos para autoflagelarnos hay muchos, penas y dolores en los cuales enfocar nuestro tiempo también; personas malas siempre encontraremos.

Pero en nuestra propia voluntad está el hacer lo necesario para resurgir siempre, para despertar, para levantarnos, para saltar lo que haya que saltar y correr contra quien haya que correr.

Estamos vivos, esa es la actitud; las posibilidades son infinitas si confiamos en Dios, en su voluntad para nuestras vidas, y en su amor inmenso.

Piso

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A veces solo necesitamos una razón, un impulso, una motivación, una pequeña chispa que nos invite a seguir, a no desmayar, a no rendirnos, a...
Hoy es un día especial, me he sentido de maravilla gracias a que finalmente he podido dormir bien, he descansado, mi cuerpo está en pleno de una sensación de liberación magnífica; para ensalzarlo todo, no he tenido ninguna clase de problemas con mis jefes en el trabajo. En definitiva, un día que hasta este punto exacto he amado.

Mi actitud aparte, he estado de maravilla; eso de dormir y descansar bien me venía haciendo mucha falta; habrá quién juzgue que siempre soy un amargado, no me importa; lo cierto es que hoy estoy que vuelo. Delicioso día.

Quería escribir algo porque precisamente dentro de unos cuantos días seré considerado en otra categoría de seres humanos; siento un poquito de pena por mí al hablar de esas temáticas, pero más me resulta gracioso saber que cada que pospongo ese asunto de las relaciones amorosas, es porque le doy importancia de más a la persona que en un momento me convence.

Pero qué más da; mujeres maravillosas hay suficientes allá afuera, lo que tenía que hacer era volver a verve a mí mismo amorosamente; desearme, creerme y sentir lo pleno de mi sola presencia; después de alcanzar eso las mujeres llegan solas, y lo mejor, es que siempre son hermosas.

Porque no están para saberlo, aunque yo sí para contarlo; las damas que me atraen siempre son las bellas del lugar, y lo mejor de todo es que, dicho sea de paso con todo el pecho inflamado como consecuencia de lo orgulloso que me hace sentir, siempre hemos tenido "algo que ver". Las amo, dondequiera que estén; sin decir nombres: casadas, solteras, comprometidas; soy feliz de haberlas tenido como parte de mi historia.

Liberación

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Hoy es un día especial, me he sentido de maravilla gracias a que finalmente he podido dormir bien, he descansado, mi cuerpo está en pleno d...
Les diré la verdad: No tengo ganas de dormir; quisiera seguir leyendo, continuar con mi análisis introspectivo.

Es impresionante estar consciente de mi propio pasado, de mi personalidad, y claro, de mis defectos, y darme cuenta con lujo de detalles de toda la sarta de cosas que he hecho mal:

Las malas decisiones que he tomado, los sentimientos de frustración y soledad que me han acompañado a lo largo y espacioso de los años; mi ego redactor, mi patético miedo a ser yo mismo, mi inseguridad física, mi superficialidad, las mentiras de las que he sido promotor, la incomodidad, el descaro y la insolencia, la inmadurez, el arrebato ante lo emocional.

Es tan repugnante y al mismo tiempo tan maravilloso cómo uno crece y descubre que algunos vicios los supera, pero otros, lamentablemente lo siguen fraccionando, devastando y horrorizando.

Amo descubrir cosas, entender el suceder de las mismas; y mucho más amo sentir la presencia de Dios junto a mí, instruyéndome mientras abro los ojos ante los errores y las actitudes negativas que, por el poder de su gracia, aspiro superar.

Y aunque a penas he indagado en el año dos mil nueve, quiero decirles a todos aquellos que he ofendido con mis actos y verborrea que estoy muy arrepentido por cualquier cosa en la que les haya hecho sentir o quedar mal en sinnúmero de formas.

Y a los que han estado ahí —en especial a los que continúan a mi lado—, me esforzaré por hacer valer sus buenas voluntades para conmigo, y sobre todo, muchas gracias por bendecirme con su presencia siendo padres, amigos, hermanos, familiares, compañeros y demás. Les amo, admiro y respeto grandemente.

Repugnante

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Les diré la verdad: No tengo ganas de dormir; quisiera seguir leyendo, continuar con mi análisis introspectivo. Es impresionante estar ...
Les cuento un enorme secreto:

Lo que más amo en la vida es salir de casa de vez en cuando, con sentimientos de ansiedad, derrotismo, soledad, dolor y miedos; al empezar a andar establecer una charla con quien verdaderamente tiene los hilos del mundo entre sus dedos, exponerle todo durante un buen tiempo, no como reclamo sino como una puesta al corriente, y terminar nuevamente en casa, tras una que otra de sus muestras de sentido del humor, lleno de felicidad, plenitud, confianza, dicha y agradecimiento. 

Nada ni nadie hay como mi Dios, así de fácil.

Enorme

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Les cuento un enorme secreto: Lo que más amo en la vida es salir de casa de vez en cuando, con sentimientos de ansiedad, derrotismo, so...