8 de Diciembre de 2016 a las 2:30 de la madrugada; sigo sin poder dormir, pensando cosas venideras, detalles que me gustaría regalar y demás... Cuando de pronto, la idea más fantástica que se me ha ocurrido en la vida me invade cual ráfaga imperante en medio de la tempestad. Es cierto, ha sido una asociación de ideas previas, la resolución a un rubik mental con cada una de ellas como parte del mismo juego, lo único que se me ocurrió decir fue: Por favor Dios, permite que suceda. Y agradecer con todo mi ser el simple hecho de haber encontrado ese sentido lógico y funcional en mi mente al funcionar del plan.
El número ocho está íntimamente ligado a mi vida, y no es sorpresa que ésto se me haya ocurrido justo en el mismo día del calendario en uno de mis meses predilectos del año; no quiero, ni pretendo, ni voy a hablar de mi plan. Si se da, como ya he prometido en redes sociales; si sucede como sueño y me gustaría, en un año celebraré el acontecimiento como es debido. Por lo pronto mi enfoque está en el plaear completamente el cómo va a hacerse todo, el andar de la maquinaria.
La máquina fundamental es sin duda mi cerebro, irónicamente no he dormido todavía, algo que pretendo hacer dentro de poco tiempo, solo dejando en claro la fecha y hora en las que la idea se me ocurrió y el por qué me abordó. Pensaba en compañeros de trabajo, específicamente en algunas damas que me parecen atractivas del lugar y a las que en modo amistoso siquiera me interesaría acercarme.
Pensaba también en regalos simples, en cosas económicas y sencillas que podría regalar a no sé, probablemente unas cinco o siete damas de la firma para la que trabajo que hermosean la oficina; aunque claro, no estoy seguro de hacer eso; y cómo es que entregaría algo solo a ciertas personas sin ser mal visto... Después, en mi mente no recuerdo cómo las palabras se ligaron con joyería, soy un amante declarado del Platino, por ser un metal valioso pero poco comprendido —sí, la misma perspectiva que tengo de mí mismo—.
Y bueno, no ahondaré más; no quiero hacer mugre mi pensamiento llenándolo de vanidad antes de tiempo; tiene que estar formado primero completamente en mi mente, después en papel, para poco a poco darle cabida en el Universo actual. Tengo 29, a nada estoy de cumplir la treintena, leí por ahí que superar esa edad (30) y no tener $100,000.00 ahorrados es un desperdicio de vida, un ser inútil para la sociedad; créanme, comprendo que sigo siendo un inútil, superaré los 30 entrando 2018, así que quiero hacer algo ya, tengo básicamente un año para lograr el objetivo de no ser escoria financiera social, lo tengo muy presente.
Me agradan las cosas de buen gusto, ciertos lujos también he de mencionar; en un punto de mi vida me volví un yuppie amante de gastar en artilugios con marcas de renombre; probablemente habrá quienes crean o interpreten en mí a una persona superficial debido a eso, realmente no me importa del modo que me etiqueten, he aprendido a lidiar con ello toda la vida y en todos los estratos que me he desenvuelto; ya es parte de mi mantra aceptar el juicio con una sonrisa en el rostro.
No sé por qué digo eso, por qué esa clase de confesiones, verdaderamente estoy brindando un retrato de mi situación intelectual, financiera y social actual; al punto que quien lea ésto podrá interpretar lo que ha pasado por mi mente o notar ciertos dejes del origen de la idea; no sucumbiré a la tentación de pronunciar nada, me quedaré callado en mi sitio pidiendo guía al Creador y trabajando en lo que me corresponde para que las cosas se den.
De antemano digo que si no funciona, no es la primera ni la última cosa que pasa por mi mente, aunque sí he de confesar que por nada había sentido esta convicción, deseo y a nada le he suplicado tanto que sea real como lo que viví hace un rato. Hasta pronto, trataré de dormir un poco antes de lidiar con otro maravilloso día laboral, les amo, linda noche.