Me gusta creer que en muchos sentidos los seres humanos somos semejantes a las computadoras.
Tenemos un sistema operativo que se encarga de la toma de decisiones, tenemos memoria RAM que funciona a corto plazo y un disco duro para almacenar los recuerdos del pasado. Poseemos la capacidad de adaptarnos a periféricos externos siempre y cuando éstos sean compatibles con nosotros.

El microprocesador es la parte central en el proceso de datos, el cerebro en función de la ejecución óptima de soluciones, hay quienes, poseen unos de mayor o menor procesamiento; además, habemos muchos que nos apoyamos de procesadores gráficos considerados como auxiliares para asegurar una mejor función procedural.

La tarjeta madre, es eso a lo que los periféricos externos buscan hacer conexión con nosotros; sin importar el gabinete que nos contenga, es el núcleo en el que se almacenan los demás circuitos importantes y hace funcionar todo el esquema; justo como el alma. La batería, es la chispa de vida que mantiene activo al reloj sin la que sería imposible poner a funcionar todo el sistema de hardware y software; el espíritu mismo de un ser vivo.

A veces, al igual que las computadoras, nos quedamos colgados intentando abrir una aplicación, y la solución más simple es resetear (apagar y encender) para que los circuitos integrados vuelvan a un estado conocido inicial y que algunos procesos que afectan el buen andar del equipo dejen de interrumpir.

El hardware es todo eso que llamativo a la vista que nos hace desear un equipo de cómputo; el software es lo que en cuanto a funcionalidad, poder y capacidad nos dará mejores resultados a largo plazo. Lamentablemente como en la vida real, tenemos la mala costumbre de elegir por lo que vemos, pues a veces no tememos siquiera la necesaria interacción con interfaces desconocidas y nos dejamos llevar por lo que a simple vista parece ser mejor.

Las aplicaciones son aquellas actividades para las que ha sido preparado el entorno de trabajo; las hay en todas las categorías: Desde financieras, de datos, de edición, de diseño, de administración, de ingeniería, de juegos, de deportes; infinidad de capacidades para las que un equipo puede adaptarse.

Al igual que a un ser humano, lo que hace a una máquina obsoleta o fallida es la falta de prevención y mantenimiento; el abuso excesivo de sus funcionalidades y la baja capacidad de adaptación con el entorno. Básicamente, un hardware o un software sin actualización constante, va a ser un costoso y voluminoso pisapapeles al cabo de poco tiempo.

Quiero agradecer a mi core por ser tan apto a la hora de procesar eventos; definitivamente me muevo en entornos de desarrollo libre y espero que mis capacidades de adaptación y multiproceso sean suficientes para el esquema al que haya que someterme; y si no, como buen anfitrión que soy, estoy abierto a periféricos y adaptaciones en mi interior para no dejar de competir en el mercado del supercómputo.

Computadoras

Por
Me gusta creer que en muchos sentidos los seres humanos somos semejantes a las computadoras. Tenemos un sistema operativo que se encarga de...
Cuatro de la mañana y contando, una hora tendido con el cuerpo sumergido en excitación; en dónde se meten la tranquilidad y la calma cuando más las necesito; definitivamente el dolor y aporreo en el cuerpo no se compara con esta fuerza que aflige mi alma, este poderoso sentimiento por explotar.

Cuando vives una vida distante socialmente hablando para evitar herir mentes débiles y susceptibles, dependes mucho de la efusividad y actividades entre las que te desempeñas; detestas el fracaso, la insolencia, el drama y la falta de acción, porque necesitas en tu ser que esa chispa enérgica continue haciendo para evitar enloquecer.

No es dolor solamente, es la testosterona cargada en las venas la que quiere salir de ahí; sin miedo a ser lo que te vuelva feroz, lo que te controle, lo que domine la sobriedad de tu cerebro, esa la parte bestial de la que siempre hablas cual horroroso ser no quieres volver a dejar emanar de ti por protección de la piel ajena.

La salvaje alma del hombre no puede ser contenida o controlada fácilmente, resulta más simple encerrarlo y dejarlo pasar, que se tranquilice, que pierda la consciencia un rato, un par de horas quizá, que se relaje mientras con apasionadas letras desmenuza los minutos al claudicar.

No importa lo cansado que te encuentres, si te acostaste a dormir tarde o temprano, si estuviste o no cerca de alguien amado, no importa nada, solo que esa sensación de incontrolable deseo vuelve; y a su regreso trae consigo mayor intensidad que la última vez, y no sabes qué hacer, por lo que empiezas a divagar entre las opciones que tienes, y actúas...

Así inician los textos de extrañas categorías, los que están ligados a palabras y frases incomprensibles, los que han surgido por la simple necesidad de domar esta parte de mí que por mucho que la quiera ocultar sigue viva, vigorosa y está molesta.

Atrás quedaron los días en los que satisfacer ese fuego era cosa de adentrarme a la lectura enardecida; ahora, con toda esta energía encima, incluso durmiendo poco, los poros quieren más, mucho más; el despertar de la ansiedad no se esgrime ni evade, simplemente se deja ser, como tal, esta adicción podrá llamarse coloquialmente como gusten dependiendo la sociedad y la época, pero solo yo sé lo que es.

Del anonimato he tenido que aprender mucho solo para evitar el clamor ajeno en calidad publicitaria; puesto que nada es más importante para el que redacta que la supresión de la fama y la permanencia en una reconfortante área lúgubre; desde la oscuridad hasta lo sumo, esa fase ausenta continuas historias en mi potencial vivir.

Salvaje

Por
Cuatro de la mañana y contando, una hora tendido con el cuerpo sumergido en excitación; en dónde se meten la tranquilidad y la calma cuando ...
¿Y si supieras que no solo los músculos producen atracción y que más allá de lo que se ve está aquello que no en su alma?

¿Y si supieras que soy quien conoce cada una de las marcas de su piel y por placer deduzco que mucho antes que tú también?

¿Y si supieras que no me interesa determinar qué tanto soy mejor puesto que cual animal se nota los golpes en tu cráneo han sido duros?

¿Y si supieras que no temo a tu poder puesto que la brillantez jamás ha cedido ante la insolencia de la incapacidad intelectual?

¿Y si supieras que ser un cavernícola, como tal, podrá hacer que conquistes y a la fuerza mantengas a tu presa, pero jamás su corazón?

¿Y si supieras que a mí me piensa y busca, mientras tú haces lo mismo para con ella, puesto que cada entraña de su ser reacciona a partir de algo en lo que jamás me igualarías?

¿Y si supieras que sufre en silencio por no estar conmigo, mientras tú con chantajes y lavados cerebrales intentas demostrar cuán bueno eres?

¿Y si supieras que te envidian todos mis sentidos, pero cual poderoso Señor, no hay por qué rendirse ante un jinete falto de acción?

¿Y si supieras que sé muy bien que lo que de ti le atrae no es lo que en función de lo que no puede ver está, consiguientemente, al paso de los días simplemente se hartará de la misma basura que le ofreces y nada más?

¿Y si supieras que no me interesa ser predecesor o sucesor de nadie; pues yo soy, estoy, estuve y siempre estaré ahí, sin importar quién muera o exista al rededor de su alma?

¿Y si supieras que teme por mi integridad, que muere por volver a tenerme cerca pero tu imponente falta de competitividad la hace soportarte antes de renegar?

Te voy a confesar algo, a ti amigo mío: Considero que tus gustos son espectaculares. Lamentablemente lo que tú crees conocer de mí, cuanto crees haber podido averiguar, por impresionante que sea, no determina toda mi capacidad. Así que, estando en este derroche de sinceridad; sí, sé que disfruta contigo, deseando que ojalá fuera yo.

Finalmente quiero pedirte, por favor; que dejes de mencionarle que te has enterado de mí. Honestamente soy mucho mejor que tú en todos los aspectos, lo acepto, pero si está contigo es por algo, por algo muy simple de hecho: Porque sigue sintiéndose insuficientemente capaz de mantener la cordura al estar conmigo. Así que cuídala mientras puedas y cállate ya, que es lo mejor a lo que has aspirado nunca en tu existencia. Cavernícola fastidioso de quinta.

Cavernícola

Por
¿Y si supieras que no solo los músculos producen atracción y que más allá de lo que se ve está aquello que no en su alma? ¿Y si supieras q...
Me desperté a las tres de la mañana sin saber por qué, sin saber a qué razón se debe el estar aquí a esta hora redactando esto. Probablemente extraño a alguien, probablemente extraño todo, probablemente necesito seguir aceptando lo que soy y caminar por dejar atrás lo que me hace daño.

Es como si me hubiese levantando sufriendo por amor, cuando cada día desde que tengo memoria, el amor ha estado ahí conmigo haciéndome segunda en mis más tristes experiencias y las felices sin duda.

Es como si necesitara paz, cuando incluso entre tormentosos entornos, cuando he vivido horrores circunstanciales, cuando todo está perdido al parecer, siempre encuentro ese espacio de introspección y alcance del cenit mental que vuelca en paz interna.

Es como si me faltaran alegrías, pero vaya que las tengo, no hay mucho de qué quejarme de hecho, pues siempre que he necesitado de algo termina llegando a mí.

Lo que pasa, querido amigo lector, es que mis frustración muere tanto antes de que se cumpla, que no me doy cuenta en el momento que pasé del camino del fracaso al de la victoria en un determinado tema.

Me estoy despidiendo un poco del yo que conozco, de la falta de aprendizaje, de la auto decepción y estoy aceptando lentamente ser quien soy con todos los aspectos que eso involucra; es decir, no pienso en ningún momento dejar de luchar por ser mejor humano, pero quiero ser realista al percibir mi entorno tal cual es, con todas las bondades que me ha brindado.

Me asustan los tropiezos, me quejo de los baches, me intrigan las curvas interminables; pero aquí sigo, andando y de pie, sin ser la ocasión de caer para nadie, sin buscar ser un ejemplo a seguir por nadie, entre las sombras, haciendo por mi bien, por salir de mis malos pasos e ingresar sutilmente al camino de la bendición continua.

Ayer en la noche, estuve a punto de llorar, porque me desesperé ante la falta de resultados palpables en mi vida; ante mi soledad, ante lo complicado que parece que mi trabajo será y el que no he entendido todavía las cosas correctamente. Hoy es probable (o al menos eso deduje después de pensarlo mientras escribía estas líneas) que eso me haya despertado más temprano lo habitual, ni hablar, quiero seguir adelante.

Tres

Por
Me desperté a las tres de la mañana sin saber por qué, sin saber a qué razón se debe el estar aquí a esta hora redactando esto. Probablement...
Pensaba en la mujer perfecta, en enamorarme de alguien que no tuviera igual, en una que me cambiara la vida, que me ayudara a crecer, que me motivara a ser excelente, que me llevara de la mano sin miedo, que se abrazara de mí y me llenara de su confianza, que esperara lo mejor de mí y me brindara lo mejor de ella, pensaba encontrar a la mujer cuya imagen en mi mente evolucionara cada día conforme mi amor por ella crecía, y qué creen, la encontré...

Y al mismo tiempo no pudo encontrarla. Porque lo descubrí recientemente, todas las mujeres son arte, todas y cada una de las que conocí me motivaron a crecer, me ayudaron a ser una gran persona, me acompañaron sinceras y se entregaron a mí con confianza, todas me demostraron que son perfectas; por eso me terminé enamorando de todas.

Y ahora estoy en medio de esta encrucijada; de decidir si una me merece más que las demás. La verdad es que no, no me puedo decidir en toda mi sabia expresión entre ellas, todas son magníficas y potenciales; todas me hacen, cada una con su propia naturalidad, sensualidad y pasión, venir de menos a más a amarlas, a adorarlas, a venerarlas, a tenerlas como el más sumo regalo que Dios pudo ofrecernos.

Entonces, cuánto es el amor que el mismo Dios puso en mí para admirarlas a cada una de ellas; ni idea, creo que es incalculable; quiero estar bien con todas, que vean en mí a un leal amante, un sincero y sabio confidente, un delicioso acompañante. Quiero que sepan que en mí pueden aspirar a lo que gusten, que no voy a juzgarlas, que no voy a endulzarles el momento solo para aprovecharme de eso.

Confío en haber encontrado a la mujer perfecta en ti, bonita dama que lees esto para ti misma; quiero que sepas que toda la belleza del mundo está ahí por el simple hecho de hacerte compañía, de no dejarte siendo la única hermosura al rededor; quiero que comprendas que no es el aspecto físico lo que te hace una amante perfecta, ni la mirada sensual, mucho menos tu forma de andar o vestir; que te quede claro que es tu potencial, tu naturalidad y tu preciosa feminidad lo que hace que seas la mujer de mis sueños, la poseedora de mis caricias cuando nadie más te ve, la que se lleva mis besos consigo y hace de ellos una impresión permanente.

No; sé que no soy el amante perfecto. Soy elocuente mientras lo digo; pero qué más bello hay que poder declararles mi amor desde ya con toda sinceridad que volverme loco en el intento de decidir si una es más que otra cuando todas para mí son la viva imagen de la perfección en diversas perspectivas; prefiero morir hablando palabras sinceras antes que quedar como alguien que nunca dijo lo que piensa por temor a lo que el juicio ajeno haga de sí mismo.

Recuerden que es fácil criticar y desmenuzar vidas en base a opiniones; lo verdaderamente valioso es aceptar que la excitante cercanía y honestidad de otro ser es lo que nos lleva a creer y amarle. Por eso les declaro mi amor completo, real, inmenso, permanente; mujeres en mi vida, gracias por estar ahí, gracias por seguir dándome tanto de ustedes, gracias por motivarme a despertar cada mañana creyendo que me enamoraré en el transcurso del día varias veces más con el solo hecho de pensarlas, de verlas pasar, de saberlas cerca. Son una bendición para mi vida, las amo.

Mujer

Por
Pensaba en la mujer perfecta, en enamorarme de alguien que no tuviera igual, en una que me cambiara la vida, que me ayudara a crecer, que me...
Si no escribiera, me pasaría de todo. Me enfermaría en el proceso, me olvidaría de mí. Si no escribiera, estaría muerto hace mucho, me habría suicidado o vuelto loco, tal vez no habría estudiado, quizá andaría en las calles tirado. Si no escribiera, se acabaría el más maravilloso arte en mí, dejaría de pensar en ti, dejarías de importarme tanto, probablemente te habría asesinado, posible es que te hubiera olvidado.

Por eso escribo, por temor a dejar de ser yo y moldear mi pensar fuera de lo que desde mis orígenes pienso; porque quiero mantenerme al margen de las personas que destruyen vidas, de las cosas que infectan emociones, de las tentaciones que difuminan relaciones.

Escribo por mi ardiente deseo de saberme vivo ante mi propio yo, porque mi identidad secreta es inmensamente cursi y pasional, tanto que sería mal visto en nuestra superflua y vanidosa sociedad; escribo porque hace mucho aprendí a pensar en diferentes perspectivas de introspección, a analizar tan profundamente en variados niveles la propia personalidad del ser.

No soy lo que escribo siempre pero siempre soy el que escribo; al igual que conforme pienso siempre no hago aunque hago siempre conforme pienso. Los nexos textuales entre mis paradójicas hipótesis son intelectualmente un avance en cuanto a la estructura evolutiva de mis oraciones; puesto que se declaran a sí mismos como contextos impropios de mis propios designios de libertad de expresión.

El funcionamiento de mi mente está tan actualizado y revolucionado, que la falta de redacción, literatura y puesta en marcha, la ausencia de movimiento constante y cambios de aceleración, no sé si provocarían un bloqueo, más que eso pienso que sería una explosión de ideas que al final resultaría en demasiadas víctimas de mis dardos cínicamente intelectuales y poco comprensibles.

El anonimato entonces es una decisión solemne, tomada de ante mano por el sencillo juicio de no querer desanimar a otros, por el saber consciente de que el universo y sus verdades están ocultas a ojos vanos, y por recuperar paciente la esfera incremental de datos en mi interior que un día será estimada y por aquellos más eruditos levemente comprendida.

Así funciona la mente del maestro, tengan cuidado de no comprenderse a sí mismos en el intento; utópicamente los han formado, irónicamente los han educado, sarcásticamente los han movido, espantosamente los han forzado, trágicamente los han hecho creer que son lo que son por decisión propia.

La verdadera belleza en la potencialidad cerebral se encuentra oculta en la percepción sincera y completa de los escenarios vitales; por cuanto no depende de otros medios el ser para quien a sí mismo se valora completo.

Sabiduría

Por
Si no escribiera, me pasaría de todo. Me enfermaría en el proceso, me olvidaría de mí. Si no escribiera, estaría muerto hace mucho, me habrí...
Y le dije: ¿Entonces qué Daniela?
Ella respondió: Entonces nada Carlos, absolutamente nada.
Lo que me dejó pasmado posterior a eso con la consecuente inercia de saberme lejos, sin un poco de su entusiasmo como venía creyendo que solía ser parte de mi vida; así se acabó la historia que nunca quiso ver iniciada. Esto de la atracción me tiene un poco sin cuidado, porque a decir verdad no es que tenga mucha, más bien es que muy poco he podido entender de los conceptos encerrados en la misma.

Quisiera escribir una historia, una que fuera cien por ciento real, en la que las cosas me salgan siempre bien, en la que el amor se me de sin volverme loco en el intento, en la que haya solo buenos; una historia sin villanos, sin terceros en discordia que vengan a reducir a nada lo que haya construido con alguien, una historia que sea sincera de principio a fin... Eso quisiera...

Pero también comprendo a la sociedad moderna, a la sociedad actual, la suciedad que corrompe todo el tiempo a nuestra sociedad; sus malos indicios, su afición constante hacia hacer aquello imposible, y me veo a mí mismo, juzgándome de idiota por querer siquiera salir con alguien, con alguien que tal vez no lo valore, con alguien a quien probablemente no le interese, con alguien que presuntamente me ha colocado en su vida como un amigo más; uno que no tiene derecho a aproximarse, a hablarle libremente, a tocarla, así es, un amigo que no tiene permiso de besarla.

Entre quejas y envío indirecto de frases y señales, nunca soy tan determinado como quisiera; puesto que la mayoría en mí insiste en que debo de salir huyendo de la forma en la que me veo humillado, pero por el otro lado, la terquedad de mi deseo y mi convicción de saber que al estar a mi lado su más sincera personalidad se asoma abriéndome las puertas a su alma, me motiva a seguir en pie, constante, presente, recibiendo golpes de desprecio inmerecido, con la única esperanza de volver a sentirla conmigo.

Y así funciona el cerebro terco de un enfermo de deseo; uno que sabe que lo ha perdido todo, pero está consciente de que al no tener ya nada, nada más puede perder con mantenerse perseverante hasta caer sin fuerza; y ya me pasó cuatro veces, ahora he experimentado los golpes directamente sin que me los cuenten, sé lo que es perder el equilibrio y los sentidos antes de desvanecerme.

¿Por qué sigo aquí?
Porque soy mucho más que cualquier reto que me pongan en frente.
Porque para un guerrero la muerte en batalla es el más digno tributo.
Porque puedo con ella como he podido con todo.
Porque sé que la quiero con todo mi ser.
Porque aunque sus labios piden que sea inteligente y mejor me aleje... sus ojos no dejan de gritar lo mucho que me ama.

Entonces

Por
Y le dije: ¿Entonces qué Daniela? Ella respondió: Entonces nada Carlos, absolutamente nada. Lo que me dejó pasmado posterior a eso con la ...