Pensar, que ha pasado el tiempo en el que estuvimos juntos, en el que queriendo yo por ti fui capaz de todo, en el que las historias se escribieron más allá del decoro, en el que probablemente hablando, llorando o interpretando el silencio sucumbimos a la pasión del tenernos uno al otro.
Atrás quedó el momento justo en el que solías ser todo lo que admiraba, lo que deseaba, lo que quería en mi vida; atrás las historias del por qué llegaste hasta donde te hice crecer, conmigo y por cuenta propia. Ahora solo queda el agradecido ser que un día supo que contigo haría maravillas, contigo sería excepcional y contigo la felicidad estaría desbordándose a cada momento.
No puedo sacarte de mí y jamás pretenderé hacerlo, pues justifico el hecho con la trascendencia que has tenido en mi alma, para mis adentros, en cada fibra de mi ser anhelándote, en cada paso dado para un objetivo claro. Y reitero, no me he ido, ni me iré, simplemente la visión es más amplia, el espectro de lo que alcanzo a percibir que me ayuda a seguir viviendo no está vinculado a ti, pero en la raíz verdaderamente hay mucho de lo que dejaste.
Cada esfera de social amargo, cada estrofa entonada en canto, cada lágrima que una vez me mereciste; todo eso es parte de lo que ahora soy. Ni más fuerte, ni más valiente, ni más justo, ni más atractivo, ni más satisfecho, simplemente más humano. Un humano que entiende los altos niveles de madurez alcanzados. Un humano que comprende que el hecho de que alguna vez me llamaras hiriendo de un modo que me desagradó es una justa estratagema para alimentar desprecio y reducir estima. Te felicito, supiste sacarme de tu sistema.
No se tome ésta como carta de súplica por volver a verte, los dos sabemos que tu bien es para mí excelente; y a pesar de todo el amor que una vez supe rendido a ti, la comprensión de éste que escribe y es bueno interpretando tus ausencias dicta que todo va estupendamente para ti. Eso es genial, bella doncella.
¿Y si he encontrado a alguien para suplirte? No, jamás. Fuiste, eres y serás la motivación exclusiva de la letra saltarina del eterno enamorado que este redactor esconde. Pero siendo real, el andar por otros caminos no hace más que demostrar que la soledad es el método perfecto para superar el mal de amores, la emancipación de los calores, la tenue y marchita forma física que repercute en el aspecto de mi corazón.
Estuve trabajando asustado mucho tiempo, en medio de embrollos referentes a distanciamientos, requiriendo socorro de allegados para arrancar de mi pecho el lamento de lo que en un momento pudo ser un cruel tormento. He salido, al menos eso siento. Me sé libre para ingresar de nuevo al ruedo, para extraditar de mi espíritu el miedo a tu ausencia, a que estés con quien en tu mente te merece más, a perderte solamente.
No se pierde lo que nunca fue, no se mata lo que no existió, esa fue la máxima inicial con la que firmamos el acuerdo voluntario y expectante, porque aunque mucho respirábamos no solicitar ni esperar, ambos deseábamos en verdad verlo como algo triunfante. Y lo fue, destellos de máxima grandeza y hermosura nos hicieron vibrar de gozo, cuales ni hoy ni mañana con nadie a nuestro lado, por difícil que parezca, llegaremos a superar, incluso me atrevo a constatar que imposibles son siquiera de imaginar o explicar. Porque así soy yo, una especie de elemento que contigo pudo hacer una mancuerna de impecable percepción humana y animal, todo tan natural, único y sensorial.
Hipócritamente y con afán de exaltar a quien sea que llegue después podrás decirme e incluso presumirme lo precioso que estar ahí, lo sé. No hay necesidad de que vengas con pruebas en las manos a impresionarme. Sé cómo eres, te conozco como nadie, desde lo general hasta cada milímetro en lo particular supe amarte y expresarte mi reverente admiración. No hay más allá que me sorprenda con respecto a ti, pues nada supera a lo que logramos sinérgicamente.
Interpreta como gustes éstas letras; úsalas si te parece bien para aborrecerme y alejarme más, es válido y te lo permito. Yo continúo con lo mío. Ahora que he aceptado completa tu ausencia y he advertido que vives mejor sin mi constante y tal vez castrante presencia, voy a tocar puertas, a esperar mis tiempos, a contemplar paisajes, a explorar mundos y a hacer lo que siempre he sabido hacer mejor: disfrutar el viaje.
Si bien tardé mucho en expresar una reacción concreta en éste lugar es porque el proceso de crecimiento es lento, doloroso y a veces hasta frustrante. No podía afectarte más, no quería hacerlo; ni a ti, ni a mí, ni a nadie. Amar es ahora lo mismo que antes fue en mi mente, una decisión completa, repleta de pequeñas decisiones que se toman cada día. Quería que solamente fueran sensaciones, quería que fueran aventuras; lo real es que no, todo es acerca de tomar caminos.
Ha sido maravilloso aprender de ti, obtener lo que he podido; creo sinceramente que poco o nada más puedo recibir de parte tuya, no me lo tomes a mal, pero leer las mismas frases que antes dije, o las que tú misma tienes prefabricadas no es continuar creciendo. Sé de tus miedos y créeme que siempre voy a estar para ti, porque lo mereces, porque siempre mereciste de mí; no me puedo negar a ti.
Finalmente mencionar que los errores que dejé fluir contigo hoy me sirven, el castigo que vino como consecuencia de esas faltas que cometí me sigue persiguiendo, me golpea de vez en cuando, pero no ha acabado de tirarme. Ambos sabemos lo bueno que soy para seguir luchando, para no rendirme.
Ah sí, no quiero irme sin mencionarte lo que la especialista dijo: "Eres alguien con una personalidad bien definida, a nadie más conozco así, de aquí a tu muerte no cambiarás mucho. Las personas que te conocen ingresan por la puerta grande a tu ser, no ocultas nada, eres genuino. Y no, nunca serás machista". Hasta pronto.