Mexicano, que te gozas del éxito ajeno, que vives entre el fracaso diciendo lo mucho que quieres llegar a crecer, que haces como si hicieras y piensas como si fueras quien no eres. Basta ya de tanta cobardía a realizar las cosas por tu cuenta, basta ya de proponer excusas ante los retos que enfrentas.
Decide hacer y haz querido amigo, no te esperes a mañana, no ilusiones un destino. Si te toca, te tocaba, si es tuyo lo merecías, deja ya de fastidiar a todos con aquello que suponías.
Querer ser no lo es todo, hay que invertir tiempo y capacidad en ello; hay que revolcarse en el lodo y sangrar un poco las rodillas, hay que luchar contra gigantes y atravezar horribles muros. Si lo que quieres es ser un digno representante de lo que piensas, hazlo y deja de decirlo.
El mexicano se maravilla en la gloria; tanto en la propia como en la ajena, no es tanto que merezca obtenerla, más allá de la satisfacción de lograr, para el clásico, lo que importa es que otros lo sepan. Gran error, no hay proeza en el hacer en busca de obtener las palmas; quien lo logra por lo bajo, en lo oculto, para sí, ése merece ser llamado verdadero mexicano y ese obtiene el éxito que merece.
La suma de tus particulares cualidades me hace suponer que estoy viajando, considerando eso en un mundo de insolencia repleto de mentiras y maldad, ¿soy acaso alguien que pueda lo anterior cambiar? Es importante mencionar que solo sé que existo, y de eso incluso tengo dudas:
¿Qué si soy un entre preprogramado desarrollado con fines de estudio de la sociedad actual y detrás de mi existencia hay un grupo de genios secretistas diseñando planes para lo que he de hacer, decir, escribir e incluso pensar?
¿Qué si soy un compuesto molecular observado por científicos para cuantificar así mis logros y derrotas al pasar del tiempo con propósitos estadísticos para la futura creación de una raza superior que evite conscientemente mis catastróficos errores?
¿Qué si lo que conozco por naturaleza y humanidad son un puñado de imágenes desplegadas en algún dispositivo virtual al que me tienen conectado definiendo así que ni el cielo soleado en los días, ni las estrellas de la noche o la luna son en verdad algo que existe?
¿Qué si lo que escribo hoy a todos ustedes en realidad pasó hace años cual como reflejo de la variante temporal ante los remolinos infinitos que suponen el espacio físico hacen parecer que cada tecleo es de hoy siendo eso una total falacia?
¿Qué si en cierta forma estoy muerto y desde algún punto sustancial del espacio de la inmateria me comunico y presento ante quien está frente a mí deseando encontrar solución a las diferencias entre lo que es y lo que no conviviendo consiguientemente con todo sin hacerlo?
¿Qué si todo quello que suponemos tiene valor propio como las posesiones, los dones y las virtudes es sin embargo un ejemplo de lo que no debería de ser apto para nuestra supervivencia y estamos desapareciendo nuestra humanidad como consecuencia?
¿Qué si la política, el poder, los grupos sociales, los cuadros jerárquicos, las religiones, las empresas, los deportes y los íconos globales resultan ser un engaño colectivo prediseñado con finalidades masivas de control y destrucción humanas?
Piensa en un ínfimo instante cada una de las siete preguntas que he propuesto, ¿será acaso que estoy demente por siquiera suponer una situación así, llámese cualquiera de las anteriores? Siempre he sabido que quienes se esfuerzan por conseguir información participan en instancias verídicas en la constitución de la misma.
A lo que voy es, la excusa de existir puede estar sujeta a cualquier hipótesis; sea auténtica o irreal, lo que nos concierne es ser críticos y dubitativos. Porque, en ésta particular experiencia llamada vida, la experiencia no nos la brinda lo que nos rodea, siendo nosotros mismos los humildes amos de la virtud que lleguemos a alcanzar.
Querido diario... No; en serio. Hace poco que tengo muchas ganas de escribir todos los días, pero no sé, me desmotiva el hecho de no estar plenamente seguro de la repercusión que eso tenga tanto para mi sitio como para mi vida. Me interesa hacerlo en calidad de experimento y trabajar sobre el proyecto, pero pasa algo, algo que sinceramente me hace dudar de la posibilidad de lograr mi cometido, los fines de semana.
Cuento que cuando se atraviesa un fin de semana difícilmente me puedo sentar detrás de un dispositivo electrónico a redactar algo; además, sépase que lo hago por el mero gusto de hacerlo. Pues de lo que aquí publico no consigo nada más que la atención de unos cuantos lectores, no por eso no lectores destacados, vaya que lo son, de lo mejor que hay.
Pero como dije un día, escribo por la satisfacción que me produce hacerlo; no por algún beneficio secundario. Obviamente no estaría dispuesto a rechazar que alguien, en algún momento apoyara la causa con aportaciones; pero eso no impediría mi libre manera de expresarme. No lo haría en ningún momento en calidad de vendido, y vaya que he pensado mucho en eso.
El hecho de redactar por mi cuenta, con la propia influencia de mi vida, como experiencia particular de lo que soy al día de hoy y lo mucho que eso me agrada me hace caer siempre en la crítica redundante de aquellos que lo hacen a cambio de algo. No me parece mal que lo hagan, pero en su mayoría tienden a ofuscar sus verdaderas identidades en base a lo que un puñado de personas atrás opinen como mejor opción a elegir y más redituable.
Por eso me gusta ser independiente. Porque si bien es cierto que hay que entregar cuentas regularmente, llámese a acreedores, a oficinas gubernamentales o a miembros de la familia; la satisfacción de que lo que la opinión ajena piense no afecta a mis textos, pues lo que produzco proviene de mi interior, no se compara con nada.
Los llamados libres somos en realidad esclavos de nuestra libertad. Los cuerdos somos cuerdos en nuestra locura. Los sabios lo somos en nuestra ignorancia. Los cultos en nuestra falta de mundo. Todo lo que depende de nosotros y todo de cuanto dependemos, nos hace al mismo tiempo algo y nada. Una paradoja más de la vida.
Hola de nuevo. Anoche soñé que hacía esto así que por favor, te pido que lo leas porque siento que debes de leerlo de parte mía.
Primero que nada quiero decirte que cualquier duda que tengas respecto a si te he o no perdonado la disuelvas por favor; te lo he dicho y lo reitero, estás libre de cualquier sentimiento de culpa por mi causa. En serio, te perdono. Espero que te quede claro.
En segundo lugar me interesa que sepas que no importan las cosas que hayan sucedido, en mi corazón no hay lugar para el orgullo y hay demasiado espacio para el amor, así que ten claro que te quiero muchísimo.
En tercer lugar sé que no he sido un digno representante de lo que la palabra "amigo" significa y honestamente me gustaría que como tú me lo dijiste un día, con el paso del tiempo podamos llegar a serlo; es debido a lo cual mi ausencia, creo que sería bueno esperar a florecer y madurar independientemente y distantes para que llegado el momento oportuno en el que ninguno de los dos se vea incomodado o importunado por el otro para dar cabida a una posible y amistosa relación; sin dudas ni pensamientos en torno a ocultas intenciones.
Cuarto. No soy hombre de doble moral, desde el principio te lo mostré; a quien ves es quien soy, no tengo nada que ocultar. Lo que digo lo digo desde puntos certeros de mi corazón, me gustaría llegar a ser digno de tu amistad, pero entiendo que para que suceda debo de ser paciente y esperar. No tengo prisa; mientras viva puede pasar.
Me gusta saber que triunfas, que eres feliz, que haces excelentes cosas; porque sé que todo eso lo mereces. Siempre te voy a convidar al lado bueno de la vida, siempre te voy a referir la existencia de un Dios que te ama mucho.
Ten un excelente día y recuerda sonreír a cada instante pues siempre habrá alguien que cuando te piense sonreirá por ti: Yo.
Muchas gracias, y sin importar que sea un mes, dos, tres o años antes de volver a verte sabes que estoy aquí para servirte.
Nunca había tardado tan poco en cambiar la apariencia de mi sitio; lo he hecho por escuchar comentarios de lo poco eficiente que resultaba al lector el aspecto anterior cargado de colores y efectos, que, sinceramente y después de analizarlo, no revelan mucho de mi propio ser. Soy fiel seguidor al aspecto minimalista en todo lo que hago, y ahora que estoy por entrar en nuevas etapas de desarrollo, planeo que la paz y sobriedad en mí se vea reflejada en lo que hago, por lo que, a partir de ahora, dejaré de lado las fotos de guapas mujeres pelirrojas y me concentraré en lo que me corresponde, lo textos.
Si eres un usuario no habitual en mi sitio te explico que además de ser parte de mí lo que está aquí descubierto, busco para el lector el confort que siempre he querido percibir yo en donde quiera que me encuentre. La comodidad es un tema esencial a la hora de proponer un sitio dedicado a mis escritos y es hacia donde estoy enfocando el proyecto aquí presentado.
También me gusta la fotografía; pero un proyecto fotográfico en este lugar de parte mía no creo que se de pronto. Aquí hay letras. Lo que soy, lo que pienso; todo lo aquí expuesto es parte de lo que en su momento cruzó mi mente. Me gustaría que mis lectores lo disfrutaran tanto como yo.
Quiero despertar sensaciones, quiero cohabitar con mi lector en una conexión que surja de entre los símbolos representativos de ideas; quiero que se una a mí en una fusión mental y que juntos podamos llegar a conclusiones intelectuales que alimenten nuestras virtudes.
El minimalismo es para mí una muestra de expresión genuina y directa, en medio de la cual se presenta un esquema de simpleza cautivadora y emocionante. Pretendo que mi honorabilidad jamás se interponga a la humildad y sencillez de las que provengo, porque mi existir es el elixir de cualquier desenlace emocional que pueda darse no importando el momento.
Si el amor es gráfico, no se estime la ausencia del mismo en mí por el limpio y ordenado ambiente aquí presentado. Lo hago como beneficio para el lector. Con el único fin de que a quien le guste leerme, no se esfuerce demasiado en encontrar el "cómo" para hacerlo.
Divago entre esquemas y siluetas en un mundo de complejas conmociones.
She was all right because the sea was so airtight, she broke away...
La libertad se encuentra justo después de la línea en la que ya nadie más que tú mismo importas. Probablemente resulte al lector un concepto megalómano y egoísta el que acabo de expresar, pero explico que no es tan simple como parece; no es el solo hecho de detestar a todo lo que exista fuera de uno, para nada; es el hecho de disfrutar la completa percepción de los elementos que nos rodean sin afectarlos o vernos afectados por los mismos, es advertir sus cualidades y aplaudirlas dentro de uno, es gozar de la completa perfección del hábitat.
La lógica general de la gente busca elevar y evaluar lo que en términos globales se diga de cada uno, nos promedia en base a una tasa, nos acepta conforme a un sistema, nos cataloga según cree de nosotros. Pero no es lo que otros crean de nosotros lo que interesa, no es la opinión pública la que nos permite ser, no es lo que está predispuesto para nuestro porvenir lo que dicta nuestra capacidad. Y cuando terminas por comprender eso, cuando lo haces genuinamente, puedes aceptar que nada ni nadie fuera de ti te interesa. No por desprecio, sino porque comprendes sus cualidades, pero esas no te hacen más o mejor, ni menos o peor.
En la lógica de los sistemas es necesario que nos veamos involucrados con otros elementos de los mismos para funcionar, pues requerimos de la asociación de unos con otros para expresar, crear, obtener, efectuar... Eso es en la lógica de los sistemas, pero considero que es verdad a medias; porque mi ser existió desde el momento de la concepción, y ya era. Lo que tenía lo alimentaron efectivamente circunstancias y decisiones, pero he sido yo mismo quien, gracias a lo que he permitido influir o no en mí ha logrado marcar crecimiento, diferencias y definición de lo que soy ahora. Al punto que voy es: Cada uno somos completamente responsables de lo que somos.
Y si estamos agradecidos o no de quién somos en éste instante, no hay absolutamente nadie ajeno que sea capaz de modificarlo un ápice por su propio gusto. Estoy en donde decidí estar, soy quien decidí ser. Incluso suponiendo situaciones de represión o persecusión; el hecho de que alguien apunte contra mi cabeza un arma no gesta que yo realice o no algo que con el cerebro no he dictado a mi cuerpo hacer primeramente, la acción llevada a cabo al final entonces ha sido mía.
Muchas personas tratan de culpar a todos justificando sus actos. O dicen, así soy, compréndeme. No, nadie está obligado a comprender, nadie está obligado a tolerar, nadie está obligado a abrogar en favor de nadie. Y con ésto me viene a la mente que algún día leí: "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo." Creas o no en Dios, todos los seres humanos tenemos consciencia; estamos de acuerdo que al enfrentarnos a la misma existen solamente dos elementos en el juicio; yo contra mi consciencia, y al concluir la sesión solamente yo sabré si soy deliberadamente culpable o inocente de algo. En resúmen: la inocencia tranquiliza la consciencia trayendo consigo verdadera libertad.
No sé si sea incongruencia con lo que pienso,
la forma de medir mi preocupación andante,
en serio el temor me crispa,
¿alguien osa molestar? Desesperante.
La gracia de la satisfacción ante lo propio,
la dicha de haber logrado un poco,
el arte de creer que lo ajeno es vano,
olvidar todo sin recurrir al opio.
Sentir es fácil cuando se está en cautela,
recorrer la sangre de los pies hasta las muelas,
respirar la hiel en un sistema
atados de pie, es una condena.
¿Y si empiezas por decir que no lo esperas?
Nada quiero, sé muy bien lo que me aterra.
Si crío se aproxima, si la casa está mal,
si se ensucia más, cual sea su petición
ha sido la portadora quién firmó su condena.
No puedo ser, no puedo estar ni existir,
el sonreir es una de las cosas que más trabajo cuesta.
Hago lo que me corresponde, medito los males en mí;
sin fuerza, sin ganas, con fatiga termino por advertir.
Me limito al área que me corresponde,
a usar solo los recursos destinados a mí.
No objeto ni estorbo a nadie.
Incómodos, adiós de aquí.
Mi trabajo me ha costado hacer las cosas debidamente,
la situación actual de mi alma es frágil obviamente.
Si se termina el texto, no cambio de puesto;
mejor, como la vida, lo mantengo abierto...