Es el número de páginas que he escrito en mi libreta antes de retirarme de este lugar...
Par algunos, el once es un número que no significa nada, para mí en cambio, es uno más en la lista de mis ocho números favoritos: Uno, tres, siete, ocho, once, trece, veintiocho y setenta y siete. Siendo mi preferido sobre todos el número ocho.
El ocho es una apreciación vertical del infinito, aquello que no tiene principio y tampoco final, que puede ser tanto como uno sea capaz de potenciar la naturaleza del propio pensamiento. Es aquello que se puede ejemplificar pero no contener; podría decirse que es un número representativo de lo que es Dios; pues el infinito lo es todo, pero el infinito también es uno, y para uno es todo.
Y así es, como a partir de la nada una idea alimentada de un circunloquio puede darme algo curioso para escribir; eso es para mí una idea: La apertura de una fuente inagotable de particularidades, la expansión de un agujero negro en el espacio del existencialismo, la explosión nuclear de toda la materia informativa que existe en el Universo.
Una historia de amor escrita con letras de sangre, una muestra de lo que un ser es capaz de hacer con tal de estar cerca de la persona indicada; el problema aquí, como en muchas otras instancias, es cuestión de perspectiva.
Decir, él mismo, que la ha matado porque no deseaba compartirla con nadie más, aparte de ser un acto aberrante y cobarde, explica en mucho la magnitud del ego que tiene sobre sí mismo. Probablemente era amor sincero, pues las muchas cartas de amor encontradas en el interior de su alcoba lo confirman, sin embargo, hasta qué punto podría uno mismo permitir a ese amor crecer alimentándolo al grado de no comprender cuando un acto ha sido bueno o malo.
La investigación entregada por los peritos a la procuraduría afirma que el suceso se dio mientras la víctima se arreglaba para su nuevo pretendiente, el acusado, siendo las mil novecientas, ingresó saltando la cerca del vecino y con un químico venenoso en mano (que se presume es una versión viral de gas mostaza) y una máscara antigás lanzó el paquete que al estallar la bolsa plástica contenedora liberó la sustancia; la víctima, habiendo recién salido del baño, se encontraba en su habitación cuando el producto se disipó en el aire donde unos veinte segundos después, el cuerpo tendido e inerte era desnudado y penetrado por el acusado.
No existen testigos que confirmen el hecho, sin embargo ha sido él mismo quien con lujo de detalles y un nulo sentido de culpa el día de hoy, al filo de las cero seiscientas horas presentándose a la puerta de mi casa, como fiscal distrital, me ha contado su completa versión de los hechos.
El punto aquí, su Señoría, es documentar e investigar si el mismo se encuentra en cabal goce de sus facultades mentales. Debido a lo cual, me he puesto en contacto con diversos especialistas de la mente durante el transcurso del día con la única cuestión de si el mar de amor es o no motivo de desbordes emocionales y mentales de esa magnitud.
La lista es larga en cuanto al número de personas que históricamente han, o hemos, pues me cuento entre ellos, padecido grandes aflicciones como consecuencia de un amor mal correspondido.
Quisiera que las personas del público y los miembros del honorable jurado aquí presente mediten su opinión respecto a la mencionada situación; sobre todo quiero que definan de manera clara la delgada línea se rompe al separar a un ciudadano decente para convertirlo en un enamorado demente y posteriormente en homicida de bajos escrúpulos.
Sin más por agregar en este turno, quedo a la espera de respuestas factibles por parte suya primeramente y posterior del jurado en general; y que la misma quede documentada al final del documento de dictamen. Pueden hacer pasar al acusado para que por su propia cuenta realice la pertinente declaración.
Escoger, tomar atajos, equivocar, reiniciar y volver son puntos distintivos de lo que las diferentes decisiones han hecho de nuestras vidas al día de hoy.
Nací y crecí dentro de una familia en la que desde pequeño se me inculcó a buscar y hacer el bien por sobre cualquier beneficio personal. ¿Lo he hecho siempre? Para nada; durante mi existencia he tomado bastantes decisiones viendo únicamente por mí y mi deseo de ser o sentirme alguien.
Tuve la oportunidad de ser el niño nerd de clase, con el andar de los días me encaminé a ser como esos compañeros que, a pesar de sus malas notas, parecían disfrutar más de la infancia que yo.
Durante la secundaria, pudiendo ser un alumno ejemplar, preferí procurar el estar conmigo disfrutando de las libertades que el no sentirme atado me permitían; con eso, desde asiduo jugador de videojuegos hasta intrépido caminante y explorador de los montes que me rodeaban fueron ejemplos de solamente ver por mi propia satisfacción.
Los límites han son parte fundamental de mi vida; de hecho, puedo decir que yo mismo me he impuesto muchos más límites de los que la sociedad sola pudiera haberme puesto. Algunos de estos límites que trato de respetar actualmente son:
- Evitar ver televisión y sus contenidos basura.
- Concentrarme en no beber refrescos, jugos o bebidas azucaradas; preferentemente optar por agua.
- No aceptar ni consumir botanas, frituras o alimentos de ese tipo tan poco provechoso.
- Ingerir el mínimo de alimentos catalogados como comida rápida.
- Preferir no asistir a centros nocturnos o antros de baile y vicios.
- Rechazar ejemplarmente embriagantes, tabacos, drogas o alucinógenos.
- Hacer mi parte en contra de lo que refiere a contaminación ambiental.
- Procurar gente que nutra mi experiencia de vida, o en dados casos, apreciar y optar por comprender y aprender aquello que los hace buenos.
- No ver por mí antes que por los demás.
- Considerar actividades que me encaminen a ser un mejor ser humano.
- No burlarme o discutir con otros sin razón.
- Alejarme de las peleas y no ser causa de las mismas.
¿Por qué he escrito todo lo anterior?
Pues bien, es importante que quede claro y se comprenda que en mi deseo de mejorar he tenido que tomar un montón de decisiones difíciles que me han motivado a crear límites. En mi deseo de mejorar he sido, soy y seré quien primeramente actúe con intención y convicción mediante juicios honestos individuales primeramente. El camino ha sido complicado y considero que no ha sido más que por gracia y voluntad de un ser divino que puedo decir que seguiré adelante.
Como lo dije alguna vez, mis piensos son nunca dejar de mejorar para el día de mi partida mi huella o el reflejo de lo que fui se dé en el mejor momento que pude tener.
Todavía me faltan algunas decisiones por tomar y uno que otro mal hábito que dejar pasar; no me rendiré, ni hoy ni nunca; creo fielmente que existe un ser muy poderoso que guía mi andar, quien es responsable de las maravillas que llegan a mi vida. Lo importante para mí ahora es no ceder, no dejarme vencer, no temer, no caer, no dudar, no desilusionarme y no desmerecer; pues la meta espera al final a quien no se rinde.
Me gusta observar a la gente, no pregunten por qué, es un detalle que tengo, tal vez sea un tipo de defecto, da igual, soporto vivir con ello.
Cada día me doy más cuenta de lo mucho que puedo llegar a disfrutar un momento, no de soledad, sino de compañía conmigo mismo, he deseado durante toda la vida conocer el por qué de muchas cosas, hoy no es diferente, lo cierto es que se me hace tan fácil identificar el por qué de tantas ahora, que surgen innumerables cantidades de nuevas preguntas supliendo las anteriores a mis proposiciones o respuestas concretas.
Sé por qué caminas así, sé por qué te vistes así, sé por qué tu rostro posee esa expresión, sé por qué tienes ese tipo de pareja, sé por qué sonríes, sé por qué utilizas esos ademanes, sé por qué tu cabello luce de ese modo, sé el por qué de tu postura, sé por qué estás en ese lugar, sé por qué te parezco un raro, sé por qué todos temen aproximarse a mí, sé por qué soy una mancha de tonalidad chillante en la perfecta armonía que tu supuesto cuadro minimalista crea mediante hilos entrelazados con vanidad de sentimientos.
Echo de menos el calor de sus labios arremetiendo a los míos,
la reconfortante textura de su piel tatuada en mí,
su silueta despampanante de sirena en el sol veraniego,
la profundidad de su mirar provocándome este fuego.
Echo de menos la sencillez de sus palabras de amante,
que sus dedos en mi piel hagan magia sin cesar,
y sus risas plasmadas en mi mente me alegren el día,
que mi ser entero por toda ella se vuelva suplicante.
Echo de menos estar tomado de su mano mientras el mundo gira,
hacer de cuenta que nadie más existe que sea de nuestra especie,
cuando las hojas de los árboles caen y el tiempo pasa,
cuando llegan huracanes, cuando el sol mata y la tierra se estremece.
Echo de menos cada gota de su cuerpo susurrándome que siga,
que la abrace, que no dude, que le exprese todo cuanto soy capaz por ella,
que a pesar de las dificultades nunca jamás me rinda.
Echo de menos ser aquel que puede desnudar su alma con la mirada,
nada hay mejor para expresar dolor que la falta de una amada,
envejezco, me vuelvo débil, pasa el tiempo y de ella...
de ella no he podido ver, escuchar, tocar, oler o probar nada.
Dicen que los hombres pueden morir de amor,
otros más que el tiempo todo el mal olvida,
sinceramente la extraño con gran fervor,
que me alcanza para esta, y la próxima vida.
Sus caras con hambre y necesidad de encontrar un sitio para sentarse a comer juntos me gritan, inconscientemente, que quieren que me quite de aquí y les permita consumir sus sagrados alimentos en comodidad de situación. Cualquiera puede pensar que el decidir por mi parte no hacerlo me vuelve una mala persona, pero por qué creer que alguien que abordó mucho antes que tú disfruta relajadamente del tumulto fuera de sí y la expresión ajena de aquellos que no encuentran su lugar en el espacio.
Aquí entonces se cuece información importante acerca de lo que el espacio representa para cada persona; para mí, por ejemplo, representa cualquier lugar con dimensiones suficientes para contenerme libremente, que me permita realizar aquellas cosas que considero vitales para mí: respirar, alimentarme, hacer del baño, asearme, dormir, meditar y escribir. Cualquier centímetro extra representa holgura territorial y por consiguiente mi felicidad no se verá afectada por quien pase, haga o diga a uno o dos metros de distancia siempre y cuando no sea eso una agresión a mí o a mi ambiente físico y virtual de existencia armónica con el medio.
Prólogo.
Primero diré lo que no es esto. Esto no es una acusación, esto no es un mito, esto no es algo que me haya sucedido en medio de un sueño, esto no es una falacia, esto no busca asustar a nadie, esto no es para ganarme la vida, esto no es para conseguir fama, esto no es una teoría, esto no es publicidad, esto no es para mentes cerradas, esto no es motivacional, esto no es mi resignación, esto no es para cualquiera, esto no es una invención, esto no es una pérdida de tiempo, esto no es para dejarlo a medias, esto no es una investigación propia, esto no está exento de errores, esto no es más de lo que tú mismo puedas ahondar indagando en los temas y comentarios aquí presentados, esto no caduca, esto no te vuelve intelectual, esto no te hará mejor ser humano, esto no está escrito para los débiles, esto no está redactado para aquellos que prefieren seguir en la ignorancia, esto no es un reto ni una invitación a nada, esto no existe solo por mis ganas de teclear, esto no tiene ningún valor si tú no quieres dárselo, esto no expresa miedo, esto no es mejor que lo que tú mismo puedes llegar a conocer y creer.