Esto es casi como robar,
estar aquí pensando en qué pasará,
con el riesgo que supone el temor de lo habitual,
es complicado escribir a horas de trabajar.
No es modestia lo que digo,
si supieran la verdad,
es un cuento mi manera
de subir a molestar.
Indagar en el principio
absoluto y el pecante
cuando tratas de mandar
a la gente mediocre a claudicar.
Ya pues, ponte a laborar.
Tengo diez minutos para dar un resumen de lo que ha pasado; sí, he estado ocupado con todas mis ganas en hacer lo necesario por avanzar. He aprendido, he trabajado, he escrito y puesto en marcha ideas interesantes.
Me encanta ser de los que proponen ideas y hacen por avanzar. Recibí la buena noticia de que en el trabajo no me va tan mal. Hacer historias premeditadamente no significa nada, por eso lo mejor es estar ahí cuando las personas que nos guían dicen: Adelante.
El plan de negocio sigue fuerte en mi mente; he escrito de todo antes de sacar el proyecto a la puerta. He escuchado buenas opiniones de mi trabajo. "Excelente, muchas gracias". Eso alimenta la voluntad de seguir haciéndolo.
Mis desveladas hasta las dos o tres de la mañana son para leer y aprender de más temáticas. Gracias a eso el día de hoy puedo decir que mi contabilidad está bien realizada por propia cuenta sin ser yo contador titulado.
El desarrollo del sistema administrativo sigue siendo un sueño, la revista virtual iniciará en un mes aproximadamente, la tienda física y la oficina virtual tal vez vean la luz en noviembre; aunque no sé, todavía no tengo claro todo eso porque tal vez realice este acto que tanto necesito.
Si hago el experimento de crecimiento dejaré un mes en el camino, todo un mes en el que organizaré mis planes, escribiré los conceptos pendientes y me concentraré de plano en el júbilo de hacer las cosas maravillosamente.
Sin más, en esto existo, en la disposición frente a mí de las posibles cartas para concluir esta faceta. Redimir lo perdido y solucionar pendientes. Pronto ocurrirá todo paso a paso, con total seguridad y aprendizaje.
Hace poco leía que son precisamente los cambios los que nos llevan a un lugar en el mapa, a aparecer y existir. Hoy ven la luz esos cambios en mi vida, me tardé mucho en llevarlos a cabo pero era eso o seguir siendo una víctima.
Es bueno saber que estoy tal como estoy como consecuencia de lo que la vida me ha brindado. No hay mal ni bien en ella que no haya sido consecuencia de algo, siempre, la voluntad es lo que nos permite avanzar, luchar y trepar muros para llegar a nuestros objetivos. Felicidades a mí por haber sabido dar borrón y cuenta nueva.
Ahora sí, quiero un taco. (:
Me prefiero como hombre de palabra, que sabe cumplir aquello que promete con sinceridad; es bien sabido que de personas hipócritas está repleto el mundo, y que alguien de mi estilo es más, hoy en día que antes, una especie en peligro de extinción.
El mejor espejo para analizarlo todo es uno mismo. No hay más que agradecer el tiempo y la mucha enseñanza que ha derramado sobre uno; no soy nadie para sentirme mejor que nadie; solo existo, y ya, solamente eso.
Antes de hablar de alguien para mal o para bien le inspecciono perfectamente, mido probables consecuencias y efectúo mis actos de "bullying" por llamarlo de alguna forma. Hace poco notaba que mi don más grande es el de hacer enojar a las personas; soy un genio para eso, puedo hacer que el ser más pacífico del universo explote como olla de presión intencionalmente solo para conocerle en sus "peores" de manera honesta.
¿Y a mi estado de máxima sobriedad y soporte contra adversidades quién lo vence? No es fácil, pero se puede verme decaído y triste, se puede verme descontento e inconforme, pero enojado, realmente enojado, hace mucho que dejé esa particularidad fuera de mí; y vaya que he tenido razones para destruir cosas, pero el enojo no lleva a nada más allá de una liberación absurda y malintencionada de energía que como consecuencia trae malas situaciones al final del mismo.
El "hace mucho" que menciono, se remonta allá por mis años preparatorianos —hablamos de hace siete, aproximadamente—, en los que mi entonces jefe me visitaba en mi área laboral solamente para fastidiar, por el simple hecho de tener a alguien que se las pagara.
Después de esos constantes enfrentamientos contra mi propio yo alternativo despedazando cuanto hubiera en frente sentía esa deliciosa libertad y poder que solo el deshacer algo deja como satisfacción. Tiempo después mi jefe pasó la batuta de fastidioso al compañero de prisión y hasta hoy persona con nula percepción real.
No fue hasta que advertí mis peores días de frustración y tensión en los que el parálisis facial me obligó a portarme bien; a rechazar los dardos enemigos con mansedumbre e inteligencia y a usar la herramienta en mi favor para instruir a los postreros amigos.
Así hice, ayudé a muchos a mi paso aunque claro está que algunos de ellos quisieron agarrarme a palos por ayudarles sin que lo pidieran. El beneficio lo obtuvieron. Aprendieron, que es lo más importante. Hoy, para gusto de todos, los que han entendido mi manera de explicarles han hecho de esta instrucción algo especial en sus vidas, y ahora disfrutan de la empatía y el buen cotorreo.
Si tuviera la oportunidad de dirigir mis letras a quienes en algún momento se han dignado a hacerme frente insinuando su enemistad contra mí, el listado sería de un número peculiar, con algunos que llegaron a ser íntimos amigos, y otros que apenas conocí.
Un día preferí dejar de lado enemistades y darme a mí mismo el valor suficiente para no dar cabida a malos entendidos y a sitios particulares en mentes ajenas. Como he dicho siempre, es preferible para mí el trabajo de los asuntos desde lo más profundo; sin exhibir o rebajar quien soy.
Hoy estaba feliz realizando mi trabajo —porque aunque lo crean o no, me gusta disfrutar lo que hago, aunque eso signifique trabajar—, en mis manos cayeron herramientas que fácilmente podrían ayudarme a rebajar a nada a un par de seres que pudieran ser considerados como adversarios. Me reí fríamente al tener eso entre mis dedos, jugueteaba con las posibilidades y al final decidí continuar con mi andanza distinta, y mi ejemplo como ser quedó explícito por encima de todo.
Lo cierto es que con un poco de ingenio cualquier enemigo sería devastado en segundos, cualquier construcción de ideas a su favor podría ser desvanecida con un sencillo acto bien implementado; y lo mejor, se me vería cual héroe al finalizar mi hecho. Pero no, prefiero que cada uno use sus cartas en pos de lo que cree más conveniente; yo al final, como siempre sucede, ganaré.
Y digo lo anterior porque, si bien es cierto que uno encuentra trabas en la vida y piedras en su andar, las cosas se acomodan de una forma que lentamente llevan a un desenlace mucho mejor para aquellos que todo el tiempo invirtieron diligentemente donde otros actuaron en afán de su propio y llano beneficio.
Estoy agradecido por mi decisión, como siempre, excelente.
"Las redes sociales fueron hechas para que los nerds tuvieran sexo." En un principio, era maravilloso ingresar a esos lugares y advertir cosas divertidas de personas con una verdadera vida, opinión y gustos por las maravillas que se nos presentan en el día a día. Poco a poco, conforme pasó el tiempo y el lugar se llenó de aquellos que de valores tienen un pepino y dos cacahuates, el lugar se vino abajo, la superficialidad y el embuste es todo lo que parece tener sentido ahí.
No estoy en contra de quienes las usan, yo mismo me he visto beneficiado de la existencia de redes sociales en cierto momento de mi vida, pero eso, al día de hoy, me ha vuelto un hombre al que le cuesta confiar plenamente en los demás, no significa que no crea o me entregue, lo hago, sé hacerlo, pero como conmigo pasa, siempre dejo el beneficio de la duda, tanto para bien como para mal.
¿Y por qué dudar siempre y de todo? La confianza se alimenta, se retroalimenta, se produce y construye. Hace algunas semanas me sentía defraudado, me sentía triste, insatisfecho; empecé a culpar a alguien de mis penas, a un hombre que si no hubiera existido una mujer en medio no tendría el mínimo conocimiento del por qué le detesto tanto. Hoy no, hoy simplemente mis dudas se han disipado y por este medio quiero pedir perdón si alguna vez se llegara a enterar del mal que le deseaba.
La mayor parte de estas dudas viene del ver a los demás, querer actuar como los demás, hacer como los demás y aparentar ser como los demás; pero es algo que jamás me ha pasado a mí, mi aliento siempre ha sido vinculado con los que no siguen a la mayoría, con los que aman la voluntad y hacen sin importar lo que otros piensen. A eso debo el título de esta entrada, gracias a la mucha influencia de las mayorías en mí, en tiempos recientes me hube convertido en un hombre con un montón de complejos a flor de piel; pues claro, jamás seré como los que se ven felices o miserables de las redes sociales, claro, jamás seré como otro, únicamente existe uno como yo y ese soy yo.
Me quedo con ganas de tener sexo como consecuencia de las redes sociales, pero me alienta el hecho de saber que prefiero mi soledad a la agonía de vincularme a alguien que no es feliz conmigo. Sé perfectamente que ya no soy un niñato, desprecio ser tratado así por unos cuantos, también el hecho de que hagan falsas imágenes de mí, de mi historia de vida, de mi personalidad.
Agradezco ser una persona que muy pocas veces se enoja, eso me habrá de ayudar en la vida que viene adelante; no levanto juicios sobre nadie, porque nadie es peor que yo para empezar, aunque soy mejor que todos también paradójicamente; pues es el hecho de disfrutar plenamente quien soy lo que me deja el gusto y la satisfacción de estar.
Nadie merece mi enojo, como nadie merece enojarse por culpa mía; la inteligencia emocional de un hombre está fuertemente vinculada a su capacidad de existir de manera adecuada y sin afectar ni verse afectado por nadie, por eso Diógenes el cínico parecía tan feliz en la miseria, porque no se metía con nadie y evitaba que se metieran con él.
No busco la soledad, ni nunca la buscaré, pero con quien esté o deje de estar será completamente circunstancial a partir de ahora; no por necesidad de aceptación o búsqueda de algún tipo de reconocimiento, porque quien soy es suficiente para satisfacer a la dama que me merezca, y no, no le ofrezco felicidad a cambio, porque ofrecer a alguien algo que ella no está dispuesta a obtener por sí misma es un trabajo titánico y embustero. Amaré a quien ame estar conmigo. Disfrutaré de quien disfrute estar conmigo.
Hay dos frases que tengo mucho en la mente en estos momentos, la primera de Moody, la segunda de Underwood, ambos personajes ficticios a los que algún escritor les dio nombre y sentido: "La vida es demasiado corta para desperdiciarla con feas"; "Todo en la vida es acerca de sexo, todo a excepción del sexo, el sexo es acerca de poder".
Esos sueños que te obligan a convertirte en la fiera que siempre has sabido que llevas dentro, sí, lo eres, excepcionalmente y lo sabes. Pero temes afectar al prójimo con tu potencial violencia.
Dime lo que hay por hacer adelante amigo y te diré todo por lo que he pasado hasta ahora por descubrir que la verdad es que, sé demasiado de todo; puedes luchar contra eso pero es la realidad, existe, sucede, pasa, ocurre, está presente.
Miles de historias agobian mi mente entre cuentos, memorias, rostros e imágenes prudentes; he sabido siempre lo fuerte que puede llegar a ser, por eso no quería permitirlo, pero me supe abusado y obligado, como si eso importara en algo.
Trabajas por usar miles de letras en tus frecuentes lapsos de pseudo escritor, con la belleza de descubrir que quien eres, eras, a oscuras y en la clarividencia de las cosas, contra el eterno caminar de la contrariedad a tu espalda. Como si fueras un crimen, como megalomanía.
Trabas las teclas entre sucumbir ante la mortandad de la indiferente manera de no existir para nadie, se supone que no debas comprender mi mente, como entre los mismos sueños sucede, cuando con pocas prendas, con historias en tus ojos, las miradas que propician a pecar son nuestras, son de ambos, nuestros despojos.
Y me quedo sin nada de lo mucho que valoro por cuanto eres para mí, pues amar es para esta historia un asunto pertinente, lo merece, es sincero y valeroso; nadie en esta sala considera mi situación actual, con demencia me comporto al saber mi enemigo presente, y sí, llámese enemigo a quien en su habito se enfocaba en destruirlo todo, como karma pasará.
Con sus labios posados en mí sinceramente supe que cada instancia del acto sería un pacto fijo de sobriedad y necesidad con ganas de estar los dos caminando unidos al fin de llegar a un destino similar, ¿necesitas todo esto? Cambiar el amor por letras es lo mejor que puedo hacer. Los sueños y esperanzas derramados sobre este papel quedan ya.