Que alguna vez me pidió que le escribiera.

Podría mentir e intentar así demostrar que esto es lo más bello que yo sería capaz de hacer por ti. Estaría en un error simplemente un horror si quisiera solamente tenerte en mi lecho de amor.

En ti veo a una amiga, a la más especial, a esa como no hay igual que sabe todo lo que hay en mi voluntad.

Eres como una hermana que sabe todo y mucho más; cuanto hay que saber de mí para amarme y odiarme al mismo tiempo, sabe que no soy un falso, sabe que no soy un cuento, y terriblemente sabe lo mucho que quiero perderle el respeto en medio de un incesto.

También como una madre, me enseñas, me instruyes, me gobiernas y construyes, pero aceptas mis desplantes, consuelas mis penas y nunca con mi lucha escribirás condenas.

Finalmente veo a una mujer a quien puedo desear, desde el fondo de mi alma hasta el frío de su cuerpo y convertirlo en tormento, yo te quiero excitar, con tu cuerpo mi deseo fríamente voy a asesinar y al día siguiente resucitar, juntos en la almohada, sin saber quien de los dos venció en la épica batalla.

Fue el seis de diciembre cuando te conocí, quiero ser pronto con eso, que quede en texto, que quede fijo, que quede aquí, si habré de escribir de lo mucho que te deseo también contemplaré desde cuando lo creo.

Deseo tus ojos, la profundidad de tu mirada, una mirada sincera, una que dice verdad, que sirve para enternecer y para agregar voluntad.

Deseo tu cabello largo de nuevo, probablemente quieras guerrear al respecto, pero te supe así la primera vez y me fasciné con esto.

Deseo tu color de piel, admito que aprendí a hacerlo, es un bello lienzo en el que podría escribir, sobre el que podría llorar y también reír.

Deseo tu estatura, imagino mi lengua tu cuerpo de un punto a otro recorriendo. Te imagino gimiendo. Además, me encanta el hecho de no tener que arrodillarme a besarte, punto aparte.

Deseo tu nariz, por su forma y gracia, hace ser de ti, una dama con porte, con personalidad y elegancia.

Deseo tus labios, para poder besarlos y que me beses tú, para explorar con ellos, para sentir la gloria, para sellar los pactos dentro de mi memoria.

Deseo tu lengua, y la sensualidad de ella, jugueteando a tu voluntad, degustando, disfrutando, como solo tu lo haces, sin penas, sin disfraces.

Deseo tus manos, delgadas y con esos largos dedos, quiero sentirlas sobre mi rostro, casarme con ellas, saben dominar al monstruo.

Deseo tu trasero, así, sin miedo, pues lo deseo como un loco, probablemente debí dejarlo al último o esperar un poco, pero es tanto cuanto deseo esa pieza de arte en forma de corazón que bien pudo estar al principio de mi lista con razón.

Deseo tus pómulos, figuran espléndido en la imagen de la percepción de un rostro fino, delicada como el vino, causan mis suspiros.

Deseo tus orejas, son seductoras y muy pequeñas, quiero besarlas, quiero moderlas.

Deseo tu cuello, para olfatearlo todo, para probarlo lento, y soplarlo con decoro; lo quiero para mí, lo quiero todo.

Deseo tus brazos, porque son delgados, porque abrazan rico, porque son confortables y porque son suaves. Porque van contigo.

Deseo tus hombros, y las líneas que con tus huesos marcan, son sutiles, propios y expresan bondad. Son besables son honrados, y dan confiabilidad.

Eres un vicio, te soy muy honesto, no sé si escribir más o detenerme con esto; no te quiero espantar al declararte esto.

Deseo tus piernas, son gruesas, son poderosas y las quiero rodeándome, siendo uno contigo; haciendo, dejándome estrujarlas, hasta quedar perdido.

Deseo tu voz, que siempre esté conmigo, que me haga reaccionar en cada momento que me sienta abatido, que me excite dulcemente al oído.

Deseo tu rostro, tu expresión de placer, tu sonrisa honesta ver aparecer; deseo haberlo hecho bien, haber llegado al punto, haber hecho de ti vibrar cada centímetro, cada segundo.

Deseo tus pechos, en mis manos quiero tenerlos, y mi boca suministrarlos, y con mi lengua masajearlos. Quiero un manjar de placer concebir en ellos, si son parte de mí, voy a adorarlos.

Deseo tu aroma, y con el mío se fusione, que la locura trascienda, que nuevos surjan de ellos; y si te tengo preciosa, ese aroma será eterno, tendré por siempre cierto, que eres mujer virtuosa.

Deseo tu mente también, tu voluntad y tu fuerza, deseo de ti poseer, todo lo que eres mi reina. Pero quiero que quede claro, tu libertad me interesa, deseo que brilles en poder, deseo que seas una diosa, una mujer esplendorosa.

La parte final es la más interesante de todas, pues en ella se resume todo por lo que he escrito esto; hasta dónde quiero llegar, quién soy yo, qué pretendo...

Deseo tu sexo, toda esa aseveración de frustración e irrealidad desaparecer juntos, potenciarnos, admirarnos, respetarnos. Tu espalda a mí parecer lo que más me maravilla de tu ser entre mis manos tener al ver tu cuerpo rodeando al mío, desnudos y cómplices, entre verdades y suspiros, entre glorias y fobias, entre lo que somos y todo cuanto queremos ser. Estar contigo, a mi parecer, el mayor decoro, mi más grande gloria, poderosa victoria, te quiero enloquecer.

Para Mooshie.


Lo

Por
Que alguna vez me pidió que le escribiera. Podría mentir e intentar así demostrar que esto es lo más bello que yo sería capaz de hacer por...
Nebdacta.

El reflejo de la luz sobre mis párpados me indica que ya es de día, abrirlos como la primera vez que desperté de un largo sueño me ha sido algo complicado. Resulta que mientras lo algo, el continuo chasquido de un aleteo acecha mi oído izquierdo, y poco a poco, el panorama se aclara no mucho del color y forma que yo quisiera, ni siquiera de cerca se parece a algo que haya visto antes.

Al fondo en dirección recta hacia mí, un camino interminable dirigido hacia la oscuridad de un pantanoso clima de vegetación abundante, con cuerdas de algo parecido a árboles entrelazándose en mis pies, y el miedo a no saber lo que me espera. Al voltear mi rostro hacia arriba, el brillante amarillo de un cielo repleto de bichos alados y bípedos me hace recordar a las hadas de algún cuento infantil.

El que osaba abusar de mi escucha no era otro más que de esos, ya bien visto de cerca, más parecido a reptil que a una ave; tuve que ponerle un nombre, "Zumner" me pareció lo más semejante al ruido emitido por sus pequeñas fauces. Me encontraba en medio de un lugar que en mi vida había visto jamás. Quería hacer algo, y ese algo era salir inmediatamente de ahí.

Los bichos aparentemente se dirigían a la oscuridad. Después de comprobar que no querían hacerme ningún daño los seguí sigilosamente por el camino hacia la oscuridad. Mientras libraba las lianas en mis pies, los húmedos arbustos ubicados a mis costados me guiaban por el interior del camino, al llegar, un par de cientos de metros adelante de mi origen, los zumners ingresaban por delgada rendija diseñada en lo que parecía una pared inmensa de tierra. Me asomé mientras los veía cruzar; del otro lado, la iluminación se tornaba de amarillo a cobriza y bichos de mayores dimensiones deambulaban de un lado para otro, hablo de seres de al menos tres metros de altura con dos piernas y cuerpos viscosos.

Los zumners comenzaron a rodear a uno de esos especímenes cual abejas al panal, instantes después, un par de brillantes círculos blancos apuntaban en mi dirección, acompañados de ese hocico retorcido y piel verdosa dignos de un caimán erecto.

No sentí miedo. Habrá quien piense que debí correr en el momento, pero fue tal mi impacto que simplemente mis piernas no reaccionaron, no las pude mover, me sumí en mi propia presencia y escuché, desde mi interior un lejano "hola" proveniente de no sé dónde. "Soy Harsok y ellos son mis hermanos; somos una familia de nebdactanos encargados de gobernar este mundo y protegerlo de los males que lo acechan, bienvenido a Nebdacta, tú debes ser el profeta que vio lo que ha de ser". Todo eso mientras me observaba detenidamente desde el otro lado del muro.

Jamás había hablado conmigo mismo en otra voz. De hecho, sabía que no había sido yo quien lo dijo, pues de alguna manera tuve que haber interpretado lo que ese personaje quiso decirme. El sentirme confortable habiendo escuchado lo que escuché ayudó a impulsar mis ganas de arrancar cual cáscara los pliegues del muro que me separaba de aquella especie.

Al terminar estaba yo, y junto a mí, a escasos pasos de distancia, un ser de dimensiones que duplicaban las mías y aspecto de algo a lo que en mi infancia debí tener miedo pero que no sentía nada en ese momento. "¿Qué hago aquí?" Dije para mis adentros, "Vienes a rescatarnos, nos están matando", dijo Harsok mientras con un ademán de alas me invitaba a seguirlo a algo parecido a un nido de pájaro en forma de cueva ubicado en el pedazo de terreno libre de vegetación y al que, los otros quince seres enormes habían entrado ya.


Spacedreamer IV

Por
Nebdacta. El reflejo de la luz sobre mis párpados me indica que ya es de día, abrirlos como la primera vez que desperté de un largo sueño ...
Cuando amargo es el sabor al amanecer es porque sé que mi cuerpo admite haber hecho algo mal el día anterior, así funciono, así reacciono, es mucho más inteligente que yo mi subconsciente, hace tiempo de hecho que me viene pidiendo a gritos que actúe respecto a algo, pero ese algo, por más que intente, no puedo concluirlo estando aquí en casa, me sé limitable, me sé incompleto en este lugar.

El punto de  confort es aquí el más grande, por eso mi necesidad de moverme, actuar, comenzar mi carrera en lo que la vida me tenga preparado; estoy horrorizado, sí; al no saber lo que me espera hoy menos que nunca y acostumbrado a siempre tener dirección en medio de mis decisiones mayor a una libreta con mis notas, claro que me da miedo, pero es algo que debe de suceder para proceder al inicio de esto que pienso será mi siguiente evolución.

Tengo que hacerlo. No es por desprecio a nadie ni nada aquí, pero me siento incompleto, como si me faltara crecer mucho para terminar de formarme, para madurar; el no depender de nadie moral, económica, intelectual y espiritualmente es una meta utópica al saber que siempre será así, pero al menos me quiero dar la oportunidad de intentar abrirme nuevos horizontes, conocer a personas nuevas, aprender de culturas un poco distintas, y de ahí a lo que sigue, emprender el vuelo.

Para muchos soy ya un anciano, pero mi espíritu se siente todavía como el de un pequeño, incluso hace unos días mi actitud infantil me hizo quedar en mal de nuevo; y es que todo es parte de la formación, sin justificar nada, ojalá se pudiera representar con un gráfico la vida que he tenido, los pesares de la misma, las ausencias, los miedos, el desprecio ajeno y demás que me han convertido en lo que soy; por eso es tan importante comenzar un nuevo trazo en el lienzo de mi vida, porque hasta ahora, aunque sí hay cosas muy buenas, no he podido desprender mi personalidad de la gente que me rodea.

No quiero ser un Sheldon Cooper ni nadie por el estilo, quiero ser yo, único, diferente, comprometido conmigo mismo, deseable, afortunado, interesante e inteligente.


Sabor

Por
Cuando amargo es el sabor al amanecer es porque sé que mi cuerpo admite haber hecho algo mal el día anterior, así funciono, así reacciono, e...
Lo sistemas pueden dar asco por su complejidad. A muchos, les aterra la manera en la que están entrelazadas las situaciones y circunstancias de la vida, cómo es que el efecto mariposa tiene ahora mismo influencia en lo que somos y hacemos sin darnos la menor de las cuentas.

Vivir aterrado ante lo que el mundo produce entre redes, en medio de la oscuridad y volverte ermitaño consecuente a eso no es vivir. Si analizamos las cosas, uno es quien es por valor propio, por voluntad y respuesta a lo que en el pasado se ha hecho.

Aprender a meditar es lo básico, pensar las cosas que han pasado es peor que pensar antes de hacer, sin embargo, parte de la buena enseñanza es aprender de la derrota, la miseria y la bazofia que suele surcar los cielos de la existencia humana.

Basar las creencias en cuán buena o mala ha sido una persona es caer en el juicioso modo de decidir binario de las máquinas, puesto que no somos todo lo peor ni todo lo mejor que pronunciamos, existimos gracias a otros que coexisten con nosotros tolerándonos, amándonos y brindándonos parte de sí para vernos de vez en vez sonreír, y también llorar. Pues lo valen, lo vale la experiencia de una verdadera humanidad.

Elegir la porquería que somos ahora y creerlo nos deja en entredicho que desde antes, pudimos haber hecho algo por cambiarlo, pero todo tiene qué ver con lo que somos, todo cuanto fuimos, todo lo que nos esforzamos, todo lo que se dijo de nosotros.

Los valores infundados desde la cuna son los que, curiosamente, salen a relucir cuando nos enfrentamos a situaciones de presión poderosas. Sé que me ha ido mal en la vida, que he cometido un sin fin de errores y que mis actos para con muchos no tienen perdón, pero también sé que vivir aquí es para eso, para aprender, para crecer, para ser, y para entender que un día la acción con la que una vez en el pasado afectamos a alguien, volverá como reacción en contra de nosotros; lo mejor es vivir siempre alerta y preparados para lo que venga.

¿He hecho algo malo? No, he hecho mucho, ni malo ni bueno, he hecho lo que he podido con la instrucción que he recibido, con el entorno en el que me he desarrollado, con las personas que han sido parte de mi recorrido, con el único propósito de existir a mi modo.


Recorrido

Por
Lo sistemas pueden dar asco por su complejidad. A muchos, les aterra la manera en la que están entrelazadas las situaciones y circunstancias...
Comienzo esta historia en un momento de mi vida en el que tomar una decisión de hacer o no hacer se ha vuelto algo importante, he decidido grandes cambios en mi persona durante el último año, he vivido experiencias maravillosas y he conocido a una persona que ha aportado tanto a mi vida que me ha cambiado, mi nombre no importa mientras el de él pueda ser recordado, pues las clásicas visitas que daba a su casa, en las noches durante las cuales los jóvenes comunes invertían su tiempo en redes sociales y yo le aprendía un poco más, son las que por necesidad deben ser recordadas aquí. Joel Hamminsk.

De todos los seres humanos que hube conocido en la vida nadie con el aspecto y la personalidad de él. Sobrio, relajado, de penetrante mirada con sus negros ojos, bajo de estatura pero con una seguridad que achicaría a cualquier deportista, más delgado que atlético, más moreno que claro, más común de lo que podría esperarse físicamente; pero con un talento envidiable. Él decía de sí mismo: "Tengo la capacidad de identificar el por qué y cómo de las cosas, ese es mi único don".

—¿Sabes qué alimenta tu deseo de aprender? —Me dijo el día que le conocí.
—¿Qué?
—La duda —respondió situado atrás de mí en la fila de la caja dos del centro comercial, presuntamente una caja rápida invadida por quien, adelante de mí tenía al menos diez artículos en las manos. —Mientras más cuestionas a la vida la vida te extiende un panorama de posibilidades mucho más grande, y mientras más conoces más deseas aprender de todo, por simple o complejo que sea, así funcionamos desde la perspectiva elemental de nuestro ser.
—Creo que ya lo sabía. —Acompañé mi respuesta de un silencio sombrío que creí que evitaría un intercambio mayor de información con aquel individuo. Soltando inmediatamente después la revista con la portada de la rubia exuberante y sosteniendo la que mostraba a la sofisticada y muy femenina morena de cabello lacio.

Uno piensa que las personas son capaces de influir tanto como uno les permite, ahí está un gran error, también lo aprendí de él, por cierto. Al avanzar con el tráfico del centro a horas pico, es lógico que no te percates de quién va adelante o atrás de ti; eso me pasó, el hombre que me había cuestionado en la caja venía justo detrás en una vieja Ranger de color tinto, con el codo afuera del vehículo. Al verlo me sorprendió notar que movía la boca, tal como si estuviera cantando un tipo de música country, mientras seguía prácticamente la misma ruta en línea recta por la que normalmente yo andaba durante las siguientes dos horas.

Resultó que el tipo sería el nuevo vecino ubicado a dos cuadras de mi casa, curiosa y peculiar coincidencia que el habernos encontrado en el centro comercial como consecuencia de mi fallida cita con Beth, la cual había salido de lo peor y me hube tenido que comprar un chocolate para relajar mi mal humor, mientras que él, acababa de salir del turno de la tarde de la oficina en la que trabajaba del edificio que quedaba prácticamente a escasos quinientos metros del centro comercial.

Una noche, media semana después, caminábamos uno en sentido contrario al otro, yo dirigiéndome al jardín de la colonia a caminar un poco antes de dormir y él, al parecer a encontrar a alguien conocido que pudiera ayudarle en su problema me miró directo a los ojos y dijo: —¿Quieres conocer los secretos del universo?
Obviamente cuando alguien te dice una frase así, terminas pensando que te dirán la clase de información tribal que en Internet a cambio de unos cuantos clics consigues en cosa de segundos por lo que respondí: —No, gracias, estoy ocupado.
Erróneamente pensé que aceptaba un "no" como respuesta lógica como todo el mundo lo hace, así que me solicitó posteriormente: —Ayúdame a entrar a casa y te los revelaré uno por uno.
Reí sustancialmente, si pretendía solicitar mi ayuda no era necesario que llamara mi atención del otro modo, de todas maneras me gusta ser un hombre gentil para con el necesitado.
—Olvidé las llaves dentro —dijo sonriendo.
—Está bien, vamos. Yo tenía la idea de que sus llaves se había quedado dentro de la casa, cuál fue mi sorpresa que la ayuda que necesitaba era para que, mientras uno sostenía el cristal de su camioneta, el otro metiera la mano con fuerza evitando que fuera presionada con el fin de extraer las llaves que se le había caído en el asiento del piloto desde el bolso izquierdo de su pantalón.
—Eres muy amable, ahora mismo necesito dormir, ¿te parece que te invite algo saludable el miércoles?
—Gracias pero no, gracias.
—Insisto —dijo—, acéptalo como gesto de cortesía.

No me cuestionen acerca de a qué se debe, es probable que al aspecto de ser alguien sincero que acepté acompañarle a beber un jugo de manzana el miércoles por la tarde. Y si se preguntan por qué un jugo, yo también me lo pregunté, de hecho, fue lo primero que le pregunté después de habérmelo servido; pero antes, me estoy viendo muy adelantado contando nuestras charlas sin siquiera haber explicado qué pasó al presentarnos.
—Soy Joel —expresó, mientras nos dirigíamos a su casa la noche que nos encontramos por la banqueta—. Joel Hamminsk; exmiembro del parlamento nacional y actual responsable del financiamiento de algunas de las principales movilizaciones civiles a lo largo del país.
Sabía que había algo familiar en él, pues tuve que haberlo visto en un sinfín de discusiones en las tomas de protesta de los representantes. No quiero hablar de política y el hombre sabía cómo evitar esos temas laborales al máximo mientras charlábamos de cosas con, para mí, mayor trascendencia intelectual.
Con el par de vasos situados sobre la mesa rústica en el jardín frontal y un adorno esférico de color amarillo al centro de la misma cuestionó ante mi pregunta: —¿Es el contenido del vaso lo que te hace estar aquí o la disposición de tu mente por el deseo de conocer más lo que te impulsa?
En ese justo momento me sentí incómodo ante su presencia, pues advertí finalmente que era un hombre inteligente, capaz y austero; de esos que ya no quedan muchos, como no tenía idea. Me sentí inferior y me bebí mi jugo cual camarera en bar de mala muerte con cliente coqueto deseoso de conquistarla.
Después que la noche nos abandonó pasados varios silencios incómodos y cuestionamientos con respuestas simples y superficiales, tales dignas de un par de personas intentando saber el qué y por qué una de la otra me despedí.
Pero antes de irme soltó la primera bomba. O como él lo llama, secreto del universo.
—Todas y cada una de las piezas en nuestro universo están formadas por puntos, pero un punto es a su vez nuestro universo mismo. Eso significa que tanto lo más pequeño como lo más grande que existe en nuestro universo es el punto.
—¿Perdón? —Dije, volteando el rostro de nuevo hacia él.
Lo hubo repetido unas tres veces al final de las cuales mencionó que ese era el primero de los setenta y siete secretos universales, con el cual, pagaba el favor que había hecho caballerosamente por él.

Seguí mi paso a casa y me acosté en mi cama, no sin antes anotar la frase en un pequeño cuaderno tal como la mencionó y la recitaba en mi cabeza. No la analicé en el momento, no le di mayor importancia, estaba tumbado en la cama con los ojos cerrados sabiendo que el sueño me vendría bien a pesar de seguir sin ver a Beth y mañana sería un buen día para dedicarle mayor tranquilidad a releer la frase en los ratos muertos que a veces se suscitan en el trabajo.


Hamminsk

Por
Comienzo esta historia en un momento de mi vida en el que tomar una decisión de hacer o no hacer se ha vuelto algo importante, he decidido g...
Los valientes no nacen.
Los valientes se hacen en el campo de batalla,
los valientes superan a sus enemigos,
los valientes nunca se rinden,
los valientes saben que hay bajas,
los valientes no se esconden,
los valientes enfrentan sus miedos,
los valientes llegan a la meta,
los valientes son contados,
los valientes son escogidos,
los valientes son humanos,
los valientes son buenos,
los valientes son leales,
los valientes son fieles.

Los valientes dan la vida por lo que creen,
los valientes mueren en la línea frontal,
los valientes dejan un legado,
los valientes se vuelven héroes,
los valientes son amados,
los valientes saben amar.
Los valientes nunca se van a acabar.
Los valientes fueron cobardes que decidieron cambiar.


Valientes

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Los valientes no nacen. Los valientes se hacen en el campo de batalla, los valientes superan a sus enemigos, los valientes nunca se rinde...
Una mesa, o un lugar para explayarme es lo que me gustaría tener. Es padre cuando experimento ese sentir mientras soportando un cuaderno en frente y una pluma entre mis dedos la imaginación se alienta, las letras fluyen y mi alma descansa sobre el extirpar de ideas continuo de mi cerebro.

Las apariencias engañan, las personas ocultan sus verdaderas intenciones y se enmascaran tras falsedad; a veces sonrientes y felices los escuchas —lo que escuchar, y no oír significa— y los observas —lo que observar, y no ver significa— y te das cuenta de la realidad. Me encanta escribir esas palabras: Realidad, honestidad, verdad, sinceridad. Trato toda mi vida de usarlas como bandera, aunque he fallado, vaya que sí, procuro que estén siempre presentes en mi actuar.

Ahora me cansa escribir en la laptop, se fatigan mis muñecas, me duele la cabeza y me da sueño, estoy volviendo a mi pasado. ¿Tengo que escribir mis males? Gracias al cielo todavía nadie limita lo que pongo aquí, solamente yo.

Ya no quiero estar aquí, hoy hice, mientras escribía en esa mesa, un listado de razones para distinguir entre lo que me detiene contra lo que me impulsa a moverme. Fueron al menos diez de cada columna. La decisión está pendiente, el mundo no tiene por qué saberla, porque al final mi mente hará la media, la estadística, la probabilística, hará todo lo que le corresponde para que la decisión sea cerebral en primer lugar.

Definí tres conceptos fundamentales con lo que un ser humano en la actualidad requiere para vivir; pues así lo escuché una vez: Vestido, techo y alimento. Lo demás es extra.

Quiero una vida austera, tenga o no dinero, quiero que mi excentricidad esté basada en mi capacidad de ser austero. No soy de esos que ponen sus ojos enteramente en las posesiones, aunque sí, hice un listado de cien objetos que quiero poseer antes de morir, y sí, algunos de esos objetos son bastante costosos. Lo complementé con uno de las cien actividades que quiero hacer antes de morir, posteriormente las publicaré aquí.

No son planes, no sé si se cumplan, no sé siquiera si despertaré mañana. Con eso en mente, con la idea de que parte de mí no merece existir, vivo en constante crecimiento, lucha y adversidad. Ayer me tomé las fotografías que me ponen un paso más cerca de la salida, me gustaría finalizar el ciclo que me ata a la escuela.

Las mesas pueden ser rígidas y las personas alrededor críticas mientras escribes. Haces como que tu existencia no depende ni indirectamente de ellos, aunque sí, así es, todo se conecta, desde el cielo hasta el subsuelo, todo está previamente planeado, incluso que yo esté aquí, junto a esta bonita pareja admirando su felicidad, merezco un golpe con un marro en el cerebro cuando pienso eso. Adiós.


Mesa

Por
Una mesa, o un lugar para explayarme es lo que me gustaría tener. Es padre cuando experimento ese sentir mientras soportando un cuaderno en ...