A veces nos sentimos "de bajón", creemos que nada nos sale como queríamos, y cómo no, ocurre la desgracia de saberte inútil en algunos de esos sentidos. En estos días me han pasado cosas curiosamente tontas, pero que me han hecho recapacitar y poner en tela de juicio mis capacidades, que si soy bueno, que si eficiente, que si interesante. Y no sé, la mayoría de cálculos finales me han resultado en un cero de calificación.
Probablemente empezaría a llorar aquí y en soledad, a pensar que no vale el esfuerzo lo que hago, que no me va a funcionar, que no tengo tanta suerte —como dice Mooshie—, el punto es que sé por qué me está sucediendo todo esto; y resulta que es lógico, estoy finalizando una etapa más de la escalera llamada carrera, a casi nada de iniciar un nuevo escalón. Y tengo miedo, me gusta venir a expresarlo con honestidad porque me está confundiendo, mejor dejarlo claro de una vez.
Otra razón por la que me siento así es porque desde hace un par de meses he dejado de lado el cuidado personal, y no es que en algún momento hace ya un par de décadas lo haya intentado, pero creo que ahora es distinto, en serio quiero representar mejoría todos los días, quiero ser bandera de lo pensante y no dejarme llevar por ideas conjuntas y mediocres. Pero reitero, también me da miedo eso.
Una razón más, si de lo que se trata es de escribir un listado, es por ella; me resulta una dama maravillosa, y no dejo de pensar en ella en todo momento, y no, ni piensen que me distraigo de lo que a trabajo o importante refiere. Pero sí, me interesa hacerla sentir bien, que no tenga miedo de mí, sin presiones, sin limitaciones, sin asperezas. Sin cambiar quien soy quiero que se entere de lo mucho que la quiero. Así, a secas, y lo crea, y lo quiera para ella. ¿Y por qué ha sido difícil ella para mi vida? Porque está lejos, porque no está conmigo.
En fin, la conclusión de la suma de mis tristezas y miedos actuales es esa, incertidumbre ante lo que pueda pasar.
Pero pasaré de mí, cambiaré lo malo, y reiniciaré mis caminos por el bien...
Ah, pero antes de todo, mis pesares son por dinero, como hace tiempo no me quejaba ha ocurrido de nuevo, resulta que una deuda que liquidé hace tres años me causó un mal indicio en buró de crédito, y hoy planeaba solicitar un préstamo; cosa que fue imposible debido a que, allá por dos mil once el banco responsable me castigó...
Y eso por qué me preocupa, pues bien, no tengo dinero para pagar algunos pendientes, y si creen que son poco saquen cuentas conmigo: Infonavit, inscripción, predial y una computadora para este fin de semana... Sin contar tesis.
Pero soy feliz, tengo que seguir siéndolo, no permitiré que broncas de dinero me arruinen el día, la vida. Me encanta Mooshie, es un precioso elemento en mi vida para hacerme agradable el rato. La quiero por como es y por lo que me hace sentir el hablar con ella, el convivir, el saber de ella.
Y ya, es todo, quería liberarme; como una vez me dijo Nidia (profesora de prepa) que tenía que hacer cuando me sintiera bajo presión, liberarme con algo, escribirlo al menos. Al menos puedo decir que no estoy actuando con la cobardía que mi supuesto exsocio está hablando a mis espaldas, vaya que se ha convertido en una loza, diciendo una sarta de mentiras de mí, pero ya Dios, como desde un inicio dije, Dios sabe. Y sí, si se trata de poner una frase para el día sería la siguiente: "No importan las penas, al final Dios sabe".
Mis ojos son mi mayor debilidad, puedo hacer cualquier cosa por intentar evitarlo pero siempre habrá alguien que me sorprenda, que me agrade, que me impresione, que me fastidie, solo con verle. Hombres como mujeres, somos cansados, resistimos a vernos como si nuestro caso valiera más el esfuerzo que los demás. Es cierto, somos únicos, pero somos de papel.
En mi situación particular el ver a alguien sorprendemente atractiva hace que quiera conocerle, así de simple, que quiera saber a qué se dedica, quién cohabita con ella, y bueno, como soy tan bueno indagando sé muy bien que de intentarlo, de lograrlo, tengo la capacidad de allegarme a esa persona, y no es lo que quiero, hay mucha gente, pero me gusta verme enfocado a objetivos, a claros y concretos.
Me gusta la sinceridad, tanto darla como recibirla; soy parte de una generación de hipócritas y sarcásticos, donde quien es cínico acaba como un sarcástico más, donde quien dice la verdad, es etiquetado por otros como hipócrita y mentiroso. Yo no soy así, no me gusta enseñar eso, no me gusta esa imagen, no me gusta esa personalidad, simple, no me gustan las mentiras.
En mi personalidad con la debilidad de un papel a veces consigo apuntarme hacia alguien, y me gusta estar así, me gusta estar ahí. Me gusta esforzarme por lo que quiero, pero me gusta (y mucho) saber si lo estoy haciendo bien. Me agrada la guía genuina.
Una vez hace poco tiempo dije que mi cabeza era lo que se enamoraba de mí y no mi corazón; es cierto, el sentimiento viene del centro, pero las decisiones se toman en la azotea. He dicho también que mi mente es algo tan pequeño que solo cabe ahí una persona, hice la asimilación de que yo había colocado ahí un trono para la persona indicada, y solamente una de ellas puede ocupar ese trono a la vez, no más de una.
El resultado de eso es que si mi cuerpo fuese un castillo, mi corazón sería la habitación real, y mi mente un trono al que solamente una reina es capaz de ingresar.
¿Y qué pasa si alguien no acepta estar en ese trono? Es simple, como en un reino cualquiera, a la persona que rechace el trono se le destierra y no se le vuelve a ver en el reino. Pero hay algunas variantes; por ejemplo, en el caso de mi vida, no necesariamente debe de haber una reina para que funcione todo, porque siempre existirá un rey con la suficiente capacidad de reinar con justicia.
Cada que te ven, mis ojos querida, me vuelvo loco por ti,
por el deseo de tenerte, por el deseo de abrazarte,
por el deseo de con todas mis fuerzas amarte.
Puedes fingir que es falso, simular que no te importa,
pero sé en silencio que mi amor anhelas,
que por mí no duermes, y si me voy me esperas.
Esto es responsabilidad mutua,
un mutuo acuerdo de amor,
amar para ser amados,
brindar para recibir,
tenernos por más que hermanos,
es nuestro "ser feliz".
He escogido vivir la vida en modalidad legendaria, que mis hijos, nietos y demás tengan algo como lección por aprender de mí, y sigo aquí, intentando redactarlo Scheerea para que cuando vuelvas, en un futuro, o una de tu linaje a visitar a mis amados hijos les recuerden quién soy yo, quién tú fuiste conmigo y para mí.
Salí de la nada, en la nada me crié, y todavía el día de hoy puedo agradecer ese hecho, sin tanta presión, ni relajación; no era ni citadino, ni pueblerino; gracias a eso y más aprendí del equilibrio, del equilibro del estar sin estar, del ser parte sin serlo, del ser un número más inteligentemente infiltrado.
— Te deseo Scheerea, pero mi nivel de deseo por ti ha bajado, sabes que me gusta serte honesto, siempre voy a serlo—. La preciosa pelirroja hacía que mi gutural voz la embistiera a donde se movía, siempre me fascinó eso de ella, no era necesario hablar con un timbre específico de voz, ni con un volumen siquiera, ella entendía, cada una de mis palabras atravesaban el espacio que nos separaba como mil colores.
— ¿Es por ella? — Me dijo señalando con su delgado y reluciente dedo la imagen de Mooshie.
— Creo que sí. He encontrado a alguien más en ella, tú sabes lo bueno que soy para el fracaso amoroso, parecería que siempre volveré a tus manos de poder, me vences, me recuperas, me haces tu esclavo temporal y tu amante férreo. No diré nada más de la chica, sabes que me gusta mucho también, puedo sentir cuánto lo sientes con ese nivel de acecho que me buscas ahora, sé que lo debes a la debilidad que siento por la soledad, tú eres mi compañera en lo solitario, mi última instancia, mi moral rota.
— Eres un tonto.— Replicó. — Nadie, en todo este mundo te va a poder amar como yo, nadie.— Lo decía tan lento y tan profundo que cada una de sus palabras pegaban de lleno en mis miedos, en lo peor de mí. Así me convenció.
Una vez más fui ciervo ante la captura de sus poderosos luceros azules, mientras desvistiéndome oprimía mi pecho y retiraba mi camisa frotando con fuerza buscando liberar el animal en mí, sé que está ahí, dormido, como muerto, esperando a servirse de su siguiente víctima. Y sí, lo logró de nuevo, pasó un poco de tiempo solamente en el que no recuerdo mucho, probablemente en algún momento mis manos apretujaron su trasero contra mi cuerpo mientras me montaba, también mis labios celebraron un cóctel sabor salmón entre sus piernas. Y amé el momento, la amé a ella, me amé yo, amé ser yo.
Finalmente es lo que ella buscaba, la plenitud de mi satisfacción es su máximo placer; sé que soy su adoración. Y dormida junto a mí, como bello ángel, con sus pechos recargados a mi cuerpo, con su aroma derramado en mí, estaba feliz, se sentía plena. Yo lo sabía.
Me perdí al iniciar la cuenta, de su inmensa promiscuidad, alucinaba un par como esas una bella, otra igual. Las amé desde el segundo exacto que con ellas tuve contacto, y cómo evitar ser seducido por semejante par instrumentos, por tan grandiosos, dignas de ser alabadas.
La historia de hoy cuenta la posibilidad de alguien como yo de recibir en sus manos a alguien como tú, sí, como tú; sin miedos, con confianzas, sin idealizar nada, creyendo como real solo aquello que puedo ver y tocar, no como un sueño, no como un cuento, no como una memoria nublada con palabras e imágenes poco nítidas.
Jamás la imaginé tan deliciosa, siempre busqué a más, siempre he intentado la cúspide alcanzar, pero no lo había visto tan cerca como en esta oportunidad. Y medito, y temo por mí, pero temo más por ella, porque ella lo hace también, sabe que su par de piernas me incitan a aproximarme, a seducirlas, a tocarlas y hacerlas mías; ¿el problema? También quiero hacerlo.
Mientras otros se proponen ser mejores personas, perder peso, ir al gimnasio, escribir algo, prepararse, superarse; yo he decidido el 2014 no estar contigo y dejarme la de chivo; porque me gusta, porque es parte de mí, porque quiero rendir un tributo a todo lo que ha sucedido al rededor de mi vida para llegar al hoy, al ahora.
Podría pasar unos cuantos párrafos diciendo lo maravilloso de estos días, pero mejor me centraré en las cosas tristes, porque también las tengo, porque soy un melodramático. Dejé uno de mis trabajos, por muchas razones —que también puedo llamar piedritas—, algunas de las cuales se fueron acumulando recientemente hasta llenar mi límite, y sí, es cierto, se atravesó lo de las prácticas que fue una buena excusa para decir adiós a ser observado, a ser comparado y evaluado todos los días; a ser considerado como poco competente por personas de notoria menos competencia, y poco responsable y poco ético por quienes me pedían actuar así para realizar mi trabajo. Sin juicios, me harté de no ser yo, eso es todo.
Una persona más, quien curiosamente decía no desear emitir juicio sobre mi vida dijo juzgándome que era mi culpa y solo mía algo que sucedió, aquello que pasó a mi casa, y que gracias a mi forma de ser he perdido un amigo, un amigo que hace meses se esconde de mí, se dice tener la conciencia tranquila y el corazón puro y casto, curioso, quien no puede siquiera verme para aclarar todo de frente. Por cierto, respecto a él no opino nada, porque de él no he escuchado, ni leído, ni visto nada, así que lo que ella diga en opinión propia acerca de mí, de poco o nada me infunde algo, no la desprecio, pero ella no es él, ella no es mi amigo.
Me pagan menos cada día, abusan de eso mis jefes; hace un par de días lo habría venido a reclamar aquí, como si alguien fuera a leerlo y exponerlo al patrón; hoy no es así, hoy tengo la decisión de recibir lo que quieran, eso, en la opinión del doctor que también me asesora "es un estupendo estímulo a seguir aprendiendo y ser mejor profesional, a cansarme de lo poco e ir por más, pero todo con paciencia".
Cada día me llegan retos, pero ese par de piernas tuyas han sido uno de los más grandes que he tenido que experimentar. Quisiera decir que no me vencerás con tu alto nivel de atractivo, que no podrán tu belleza y sutileza conseguir lo que de mí quieren, pero no lo sé, es una lucha de dos flancos, porque por un lado necesito avanzar firmemente contigo para evitar que te alejes en pos de otros que probablemente sean mejores que yo al final para ti, y por otra necesito no dejarme engañar por tus dudas, ni falsos estímulos, y no creerme ciegamente las oraciones que con truco envías a mí, no todas lo son, obvio, la inmensa mayoría son honestas, y esas las que vienen opacas, lo son por tus propios miedos, o por ser tu forma de tenerme hipnotizado con tu vaivén.
Quiero decir que no puedo dejarte dominarme, me gustas más sumisa; me agradas más honesta. Sé lo mucho que te gusta ser parte de mi trazado, pero también reconozco tu libertad y opinión, tus gustos y deseos, no soy un genio de lámpara, así que no puedo cumplirlos todos, pero haré lo posible por satisfacer aquello que yo crea mejor para ti.
Y ya no sé con qué terminé hablando, empecé con piernas, eso sí, pero acabé con historias y debrayes enfermos y sádicos que pocos podrían entender, mucho menos vivir con inteligencia, sin romper las delgadas líneas que lo separan de lo malévolo. El sabor del poder, ah sí, y le enseñaré a algo de dulce, no todo, la quiero libre de diabetes y es demasiado para una sola persona.
Tienes media hora para decir que me amas, tienes media hora para comprender mi historia, para ser parte de mi tiempo y mi vida, para convertirte en la mayor gloria, en lo que hay para mí, en lo que será un punto maravilloso de lo que mi existencia ha escrito; escribiendo por amor a hacerlo, con bondad a todos; "quiero mi libertad", haz dicho, y lo repites con intención de no ser capturada por nadie, ni por el tiempo, ni por el amor de otro, ni por el nivel de algo.
La libertad al paso de los años en los pueblo y naciones está escrita con sangre, y libres, por mucho que queramos vernos jamás llegaremos a serlo. Pues somos parte de una institución universal, una jerarquía invisible, una sociedad insaciable alimentándose de nuestro trabajo, de nuestras vidas, de nuestro amor a los artículos.
Somos inactivos en nuestra actividad, involuntarios en nuestra voluntad de ser libres, sí, así es, duele saber que es cierto pero lo es, somos víctimas con el paso de nuestras vidas en el planeta entregadas poco a poco en manos de orgullosos millonarios que lo único que quieren de nosotros es nuestra fuerza bruta, la actividad de nuestros dedos, de nuestras manos, nuestras mentes, nuestra voluntad dominada, ¿el problema existe?
Sí, el problema existe, es real, somos libres a medias, pero lo que vamos a hacer es un pacto importante, un pacto de amor, de relación mutua. ¿Y cómo lo hacemos? Viendo a nuestros semejantes tan o más valiosos que nosotros mismos y haciendo lo posible por acreditarles la bondad que significativamente comparten con nosotros, porque en el mundo no todos somos malos, no todos somos escoria, no todos asesinamos; muchos, la inmensa mayoría al igual que tú y yo escribimos y describimos la vida a nuestra lamentable percepción. Y amamos, amamos con ganas de vivir.
Hay malas actitudes en las personas, en algunas cuantas, como la apatía y el escepticismo que les evita ver más allá de un metro de sus ojos, ignoran a propósito la maldad, el control, la sumisión, el orgullo, la vanagloria, el poder, la deshonra, el dolor, el pánico, la muerte, la conmoción, y no sufren la tristeza ajena, ni siquiera quieren sufrir la propia, porque se dicen espléndidos, se dicen únicos, se creen eso que no son.
Me quedan quince minutos, quince minutos para convencerte de que no eres tan libre por mucho que lo presumas, por mucho que lo busques, y que la mejor libertad es saberte dependiente de una mano más poderosa que la que gobierna con dureza, con malicia y con desprecio. Es una mano proveniente de lo alto, que es capaz de contener tus peores males y transformar tu vida, comprender tus penas, ayudar a que las cosas sean diferentes para bien, mejores.
Estoy aquí redactando sin cuidado, con errores en mi texto, suplicante con mi texto al vuelo, quiero distinguir lo mucho que te admiro por leerme solamente, por detenerte a recapacitar en cada frase, en cada contexto, en cada concepto que utilizo en mi explicación, en la justificación de mis actos, en la relación del tiempo con el cuidado de mis letras para ti, y el miedo que debe de existir a lo que los ojos sobre el mundo opinen, y no es que me interese mucho, pero me aterra pensar en eso un poco, sí, me aterra.
No soy avaro, no soy monstruoso, no soy idólatra, no soy aniquilador de mentes; cada uno conforme a su propio criterio puede poner en tela de juicio las letras aquí redactadas y darse cuenta que ellas todas en su conjunto hacen un reflejo de mi personalidad, con malestares y abundantes bendiciones, con partes difíciles, sí, pero con muchísimo amor.
Amor al prójimo, amor filio; amor a la belleza, amor eros; amor verdadero...
Tu mente quiere a la mía. Intentas desprender un poco de ti cada que me buscas, cada que me inspiras, y lo logras, con la reciprocidad a cambio de lo poco o casi nada que puedas conseguir de mí; quizá te engañes lentamente haciéndote creer lo soberana genio que eres, pero te engañas, no porque dude de tu alto nivel intelectual, sino porque tu carácter de niña te ha hecho víctima de la formación social en la nación machista que vives; y no sabes cómo experimentarlo, te cuesta mucho avanzar porque reaccionas más según emociones que con lógica pura, y se vale, pues eres una dama.
Si solamente lo pronunciaras, si solamente lo pidieras antes cambiarías un pecado por un placer para mí, somos perceptibles, somos sensitivos, somos sonoros. Dilo, quiero hacer esto, quiero hacer lo otro, voy a por esto, voy por aquello. No hay petición que acompañada de un dulce beso no sea permitida, no sea aceptada, no sea consentida.
Es un decir, yo tengo todo cuanto he podido adquirir en la vida. Y sí, lo digo con tremendo gusto, no idealizando ni soñando aventuras ajenas a mí; quiero que se sepa lo feliz que estoy ahora, ahora mismo, en medio de las tranquilas noches, aunque vivo mañana, hoy reluciendo. Si se tratara de contemplar la calma o plena dicha ajena este texto no tendría razón de ser, pero es mío, trata de mi alto gusto por el placer de ser atendido, por ser escuchado y por ser leído, con ganas de causar estragos con mi estática, sí que la tengo.
Amo ser yo, tan simple como cada partícula de tierra entre mis uñas, tan excéntrico como un par de números grabados en mi mente a cada cosa que hago. La intensión de ser yo, quizá alguien la tenga, y no me importa, ni me va; me maravillo hoy más que antes de mi situación, y no es que no haya vivido los peores días, sé que faltan, pero sé cómo liberarme de muchos de esos. Con el cerebro el ser humano, si está bien cultivado, puede hacer maravillas, puede edificar una vida de dicha tras dicha sin olvidarse de los otros, de los débiles, de aquellos que lo acompañaron abajo y cuando está arriba algunos descarados hipócritas suelen evadir. Pero de ahí soy, de ahí vengo, y solo Dios sabe hasta dónde llegaré.
Hay que hablar de la mujer hermosa porque sin el contenido que en esta nota la recuerde estaría volviéndome un vano ser egocéntrico como no soy, y no quiero seguir siendo.
Amo su risa.
Es todo cuanto quiero decir de ella en este pedazo de texto, sin menguar lo que me hace sentir, sin ocultar nada, quiero dejar un párrafo entero para declararlo como lo he hecho ya.
Soy un tipo afortunado, pues he intentado muchas veces. De bruces contra obstáculos he estado a punto de caer, y siempre encuentro una motivación para volver a moverme, ése es el punto, mo-ti-va-ción. Cuatro sílabas con mucho significado, porque todo está dentro de uno, en la propia mente del individuo y todo el poder que oculta. Mi mente es poderosa, me ha hecho reaccionar bajo una tormenta impetuosa de deudas catastróficas que a cualquiera matarían lentamente, yo reaccioné, soy alterno a lo común, actúo distinto, llego más lejos, con miedos y valores, conocedor de mis defectos más que de mis virtudes, y el deseo a crecer siempre en mi piel me ha puesto en el camino correcto, donde sé que debo de estar, donde el creador me puso.
Hablando de Él, muchos ignorantes, hipócritas, envidiosos y religiosos creerán que no es tan fuerte en mí su presencia, unos porque no soy tan farsante como ellos, otros porque dudan de su existencia en mi ser, pero aquí está, y les ama tanto como a mí me ama, solo que son egoístas y no quieren compartirlo, yo lo hago, lo expreso y lo confirmo, ¿quieren ver cambios? Cambien primero.
La gente ansía, quieren las cosas rápido, la primera me mostró cómo son las consecuencias de ser impaciente, la segunda con gallardía y devoción me está demostrando lentamente cómo son de preciosas las recompensas de usar con inteligencia el recurso. Y lo digo porque es mi gozo, lo he aplicado en todo menos en el área que no me concierne solamente a mí.
Quiero escribir tanto para mí como para ella, pero más para mí acerca de lo que ella me hace sentir. Y no la responsabilizo, sé que es mi mente engañosa la que aprovecha cada oportunidad para sentirse dichosa, no me importa tanto honestamente, si esto es sentir que miente, que lo haga más seguido. Tenía miedo a encontrarme en el olvido, a quedarme en soledad, y a cada cinco o seis historias contadas volvía al mismo tema, al temor.
El temor como el orgullo, la vanidad y la mediocridad son decisiones mentales, son posturas cerebrales, ¿y dónde está lo bueno? En que el amor, la benignidad y la esperanza también lo son. El caminar haciendo el bien por la vida, acordándose de los demás, de uno mismo, pero sobre todo del por qué se camina es importante para cualquier individuo, incluso para aquellos mentirosos que digan no creer en nada.
Soy una gloria en vida, un elemento mágico, un personaje místico, soy un ego enorme y un ecuánime héroe, soy el más grande tesoro para algunas personas, como lo soy para mí, lo soy para mi alma, lo valgo del mismo modo, porque quiero, porque lo he decidido, porque tengo estática, porque yo trazo mi propio andar.
¿Y por qué no lo eres tú? Porque no quieres, porque no te mueves, porque no tienes mo-ti-va-ción, porque te enfrascas en ideas falsas de ti, te haces mediocre y pobre, te haces tonto e inútil. ¿Crees que lo eres? Anda, sigue contemplándote de ese modo, sin cambios, sin mejoras, sin aprendizajes; permanecerás intacto y sin transformar esa vista perdida y de poco interés que tienes, el mundo te va a comer.
Ya estoy harto de intentar motivar gente sin cerebro, personas llenas de autocompasividad, y sí, con eso me refiero a mí mismo, ya estoy harto de no sonreír, de no aventurarme, de no triunfar, de dejarme sobajar, de ser propenso al rechazo, y la verdad... La verdad es que lo merezco todo y mucho más, porque soy creación divina, sí, solo por eso, quien crea que no lo soy que me lo demuestre. Incluso, quien diga que no lo soy yo yo mismo soy capaz de enseñarle cuán precioso y divino es él, con todo y penumbras.
Que quien sienta no necesitar nada en esta vida venga y me lo tire en cara, que me demuestre cómo soy peor que él, y le diré, con una sonrisa triunfal en mi rostro, lo equivocado que está; pues al intentar convencerme de que es lo mejor que existe —incluso mejor que yo, que eso ya es decir demasiado—, caerá en la pena de reducirse a nada, pues quien compara de ese modo con los ojos lo hace, y quien intenta ver el espíritu del hombre con los ojos de la carne fracasa.
Soy yo, en este momento, el hombre a vencer, el elemento, el poderoso, el indicado, el selecto, el único, el épico, el genial, el fenómeno, el magistral, el grandioso, el precioso, el galante, el maravilloso, y lo eres tú también si así lo decides. Bonito día.