He escogido vivir la vida en modalidad legendaria, que mis hijos, nietos y demás tengan algo como lección por aprender de mí, y sigo aquí, intentando redactarlo Scheerea para que cuando vuelvas, en un futuro, o una de tu linaje a visitar a mis amados hijos les recuerden quién soy yo, quién tú fuiste conmigo y para mí.
Salí de la nada, en la nada me crié, y todavía el día de hoy puedo agradecer ese hecho, sin tanta presión, ni relajación; no era ni citadino, ni pueblerino; gracias a eso y más aprendí del equilibrio, del equilibro del estar sin estar, del ser parte sin serlo, del ser un número más inteligentemente infiltrado.
— Te deseo Scheerea, pero mi nivel de deseo por ti ha bajado, sabes que me gusta serte honesto, siempre voy a serlo—. La preciosa pelirroja hacía que mi gutural voz la embistiera a donde se movía, siempre me fascinó eso de ella, no era necesario hablar con un timbre específico de voz, ni con un volumen siquiera, ella entendía, cada una de mis palabras atravesaban el espacio que nos separaba como mil colores.
— ¿Es por ella? — Me dijo señalando con su delgado y reluciente dedo la imagen de Mooshie.
— Creo que sí. He encontrado a alguien más en ella, tú sabes lo bueno que soy para el fracaso amoroso, parecería que siempre volveré a tus manos de poder, me vences, me recuperas, me haces tu esclavo temporal y tu amante férreo. No diré nada más de la chica, sabes que me gusta mucho también, puedo sentir cuánto lo sientes con ese nivel de acecho que me buscas ahora, sé que lo debes a la debilidad que siento por la soledad, tú eres mi compañera en lo solitario, mi última instancia, mi moral rota.
— Eres un tonto.— Replicó. — Nadie, en todo este mundo te va a poder amar como yo, nadie.— Lo decía tan lento y tan profundo que cada una de sus palabras pegaban de lleno en mis miedos, en lo peor de mí. Así me convenció.
Una vez más fui ciervo ante la captura de sus poderosos luceros azules, mientras desvistiéndome oprimía mi pecho y retiraba mi camisa frotando con fuerza buscando liberar el animal en mí, sé que está ahí, dormido, como muerto, esperando a servirse de su siguiente víctima. Y sí, lo logró de nuevo, pasó un poco de tiempo solamente en el que no recuerdo mucho, probablemente en algún momento mis manos apretujaron su trasero contra mi cuerpo mientras me montaba, también mis labios celebraron un cóctel sabor salmón entre sus piernas. Y amé el momento, la amé a ella, me amé yo, amé ser yo.
Finalmente es lo que ella buscaba, la plenitud de mi satisfacción es su máximo placer; sé que soy su adoración. Y dormida junto a mí, como bello ángel, con sus pechos recargados a mi cuerpo, con su aroma derramado en mí, estaba feliz, se sentía plena. Yo lo sabía.
Me perdí al iniciar la cuenta, de su inmensa promiscuidad, alucinaba un par como esas una bella, otra igual. Las amé desde el segundo exacto que con ellas tuve contacto, y cómo evitar ser seducido por semejante par instrumentos, por tan grandiosos, dignas de ser alabadas.
La historia de hoy cuenta la posibilidad de alguien como yo de recibir en sus manos a alguien como tú, sí, como tú; sin miedos, con confianzas, sin idealizar nada, creyendo como real solo aquello que puedo ver y tocar, no como un sueño, no como un cuento, no como una memoria nublada con palabras e imágenes poco nítidas.
Jamás la imaginé tan deliciosa, siempre busqué a más, siempre he intentado la cúspide alcanzar, pero no lo había visto tan cerca como en esta oportunidad. Y medito, y temo por mí, pero temo más por ella, porque ella lo hace también, sabe que su par de piernas me incitan a aproximarme, a seducirlas, a tocarlas y hacerlas mías; ¿el problema? También quiero hacerlo.
Mientras otros se proponen ser mejores personas, perder peso, ir al gimnasio, escribir algo, prepararse, superarse; yo he decidido el 2014 no estar contigo y dejarme la de chivo; porque me gusta, porque es parte de mí, porque quiero rendir un tributo a todo lo que ha sucedido al rededor de mi vida para llegar al hoy, al ahora.
Podría pasar unos cuantos párrafos diciendo lo maravilloso de estos días, pero mejor me centraré en las cosas tristes, porque también las tengo, porque soy un melodramático. Dejé uno de mis trabajos, por muchas razones —que también puedo llamar piedritas—, algunas de las cuales se fueron acumulando recientemente hasta llenar mi límite, y sí, es cierto, se atravesó lo de las prácticas que fue una buena excusa para decir adiós a ser observado, a ser comparado y evaluado todos los días; a ser considerado como poco competente por personas de notoria menos competencia, y poco responsable y poco ético por quienes me pedían actuar así para realizar mi trabajo. Sin juicios, me harté de no ser yo, eso es todo.
Una persona más, quien curiosamente decía no desear emitir juicio sobre mi vida dijo juzgándome que era mi culpa y solo mía algo que sucedió, aquello que pasó a mi casa, y que gracias a mi forma de ser he perdido un amigo, un amigo que hace meses se esconde de mí, se dice tener la conciencia tranquila y el corazón puro y casto, curioso, quien no puede siquiera verme para aclarar todo de frente. Por cierto, respecto a él no opino nada, porque de él no he escuchado, ni leído, ni visto nada, así que lo que ella diga en opinión propia acerca de mí, de poco o nada me infunde algo, no la desprecio, pero ella no es él, ella no es mi amigo.
Me pagan menos cada día, abusan de eso mis jefes; hace un par de días lo habría venido a reclamar aquí, como si alguien fuera a leerlo y exponerlo al patrón; hoy no es así, hoy tengo la decisión de recibir lo que quieran, eso, en la opinión del doctor que también me asesora "es un estupendo estímulo a seguir aprendiendo y ser mejor profesional, a cansarme de lo poco e ir por más, pero todo con paciencia".
Cada día me llegan retos, pero ese par de piernas tuyas han sido uno de los más grandes que he tenido que experimentar. Quisiera decir que no me vencerás con tu alto nivel de atractivo, que no podrán tu belleza y sutileza conseguir lo que de mí quieren, pero no lo sé, es una lucha de dos flancos, porque por un lado necesito avanzar firmemente contigo para evitar que te alejes en pos de otros que probablemente sean mejores que yo al final para ti, y por otra necesito no dejarme engañar por tus dudas, ni falsos estímulos, y no creerme ciegamente las oraciones que con truco envías a mí, no todas lo son, obvio, la inmensa mayoría son honestas, y esas las que vienen opacas, lo son por tus propios miedos, o por ser tu forma de tenerme hipnotizado con tu vaivén.
Quiero decir que no puedo dejarte dominarme, me gustas más sumisa; me agradas más honesta. Sé lo mucho que te gusta ser parte de mi trazado, pero también reconozco tu libertad y opinión, tus gustos y deseos, no soy un genio de lámpara, así que no puedo cumplirlos todos, pero haré lo posible por satisfacer aquello que yo crea mejor para ti.
Y ya no sé con qué terminé hablando, empecé con piernas, eso sí, pero acabé con historias y debrayes enfermos y sádicos que pocos podrían entender, mucho menos vivir con inteligencia, sin romper las delgadas líneas que lo separan de lo malévolo. El sabor del poder, ah sí, y le enseñaré a algo de dulce, no todo, la quiero libre de diabetes y es demasiado para una sola persona.
Tienes media hora para decir que me amas, tienes media hora para comprender mi historia, para ser parte de mi tiempo y mi vida, para convertirte en la mayor gloria, en lo que hay para mí, en lo que será un punto maravilloso de lo que mi existencia ha escrito; escribiendo por amor a hacerlo, con bondad a todos; "quiero mi libertad", haz dicho, y lo repites con intención de no ser capturada por nadie, ni por el tiempo, ni por el amor de otro, ni por el nivel de algo.
La libertad al paso de los años en los pueblo y naciones está escrita con sangre, y libres, por mucho que queramos vernos jamás llegaremos a serlo. Pues somos parte de una institución universal, una jerarquía invisible, una sociedad insaciable alimentándose de nuestro trabajo, de nuestras vidas, de nuestro amor a los artículos.
Somos inactivos en nuestra actividad, involuntarios en nuestra voluntad de ser libres, sí, así es, duele saber que es cierto pero lo es, somos víctimas con el paso de nuestras vidas en el planeta entregadas poco a poco en manos de orgullosos millonarios que lo único que quieren de nosotros es nuestra fuerza bruta, la actividad de nuestros dedos, de nuestras manos, nuestras mentes, nuestra voluntad dominada, ¿el problema existe?
Sí, el problema existe, es real, somos libres a medias, pero lo que vamos a hacer es un pacto importante, un pacto de amor, de relación mutua. ¿Y cómo lo hacemos? Viendo a nuestros semejantes tan o más valiosos que nosotros mismos y haciendo lo posible por acreditarles la bondad que significativamente comparten con nosotros, porque en el mundo no todos somos malos, no todos somos escoria, no todos asesinamos; muchos, la inmensa mayoría al igual que tú y yo escribimos y describimos la vida a nuestra lamentable percepción. Y amamos, amamos con ganas de vivir.
Hay malas actitudes en las personas, en algunas cuantas, como la apatía y el escepticismo que les evita ver más allá de un metro de sus ojos, ignoran a propósito la maldad, el control, la sumisión, el orgullo, la vanagloria, el poder, la deshonra, el dolor, el pánico, la muerte, la conmoción, y no sufren la tristeza ajena, ni siquiera quieren sufrir la propia, porque se dicen espléndidos, se dicen únicos, se creen eso que no son.
Me quedan quince minutos, quince minutos para convencerte de que no eres tan libre por mucho que lo presumas, por mucho que lo busques, y que la mejor libertad es saberte dependiente de una mano más poderosa que la que gobierna con dureza, con malicia y con desprecio. Es una mano proveniente de lo alto, que es capaz de contener tus peores males y transformar tu vida, comprender tus penas, ayudar a que las cosas sean diferentes para bien, mejores.
Estoy aquí redactando sin cuidado, con errores en mi texto, suplicante con mi texto al vuelo, quiero distinguir lo mucho que te admiro por leerme solamente, por detenerte a recapacitar en cada frase, en cada contexto, en cada concepto que utilizo en mi explicación, en la justificación de mis actos, en la relación del tiempo con el cuidado de mis letras para ti, y el miedo que debe de existir a lo que los ojos sobre el mundo opinen, y no es que me interese mucho, pero me aterra pensar en eso un poco, sí, me aterra.
No soy avaro, no soy monstruoso, no soy idólatra, no soy aniquilador de mentes; cada uno conforme a su propio criterio puede poner en tela de juicio las letras aquí redactadas y darse cuenta que ellas todas en su conjunto hacen un reflejo de mi personalidad, con malestares y abundantes bendiciones, con partes difíciles, sí, pero con muchísimo amor.
Amor al prójimo, amor filio; amor a la belleza, amor eros; amor verdadero...
Tu mente quiere a la mía. Intentas desprender un poco de ti cada que me buscas, cada que me inspiras, y lo logras, con la reciprocidad a cambio de lo poco o casi nada que puedas conseguir de mí; quizá te engañes lentamente haciéndote creer lo soberana genio que eres, pero te engañas, no porque dude de tu alto nivel intelectual, sino porque tu carácter de niña te ha hecho víctima de la formación social en la nación machista que vives; y no sabes cómo experimentarlo, te cuesta mucho avanzar porque reaccionas más según emociones que con lógica pura, y se vale, pues eres una dama.
Si solamente lo pronunciaras, si solamente lo pidieras antes cambiarías un pecado por un placer para mí, somos perceptibles, somos sensitivos, somos sonoros. Dilo, quiero hacer esto, quiero hacer lo otro, voy a por esto, voy por aquello. No hay petición que acompañada de un dulce beso no sea permitida, no sea aceptada, no sea consentida.
Es un decir, yo tengo todo cuanto he podido adquirir en la vida. Y sí, lo digo con tremendo gusto, no idealizando ni soñando aventuras ajenas a mí; quiero que se sepa lo feliz que estoy ahora, ahora mismo, en medio de las tranquilas noches, aunque vivo mañana, hoy reluciendo. Si se tratara de contemplar la calma o plena dicha ajena este texto no tendría razón de ser, pero es mío, trata de mi alto gusto por el placer de ser atendido, por ser escuchado y por ser leído, con ganas de causar estragos con mi estática, sí que la tengo.
Amo ser yo, tan simple como cada partícula de tierra entre mis uñas, tan excéntrico como un par de números grabados en mi mente a cada cosa que hago. La intensión de ser yo, quizá alguien la tenga, y no me importa, ni me va; me maravillo hoy más que antes de mi situación, y no es que no haya vivido los peores días, sé que faltan, pero sé cómo liberarme de muchos de esos. Con el cerebro el ser humano, si está bien cultivado, puede hacer maravillas, puede edificar una vida de dicha tras dicha sin olvidarse de los otros, de los débiles, de aquellos que lo acompañaron abajo y cuando está arriba algunos descarados hipócritas suelen evadir. Pero de ahí soy, de ahí vengo, y solo Dios sabe hasta dónde llegaré.
Hay que hablar de la mujer hermosa porque sin el contenido que en esta nota la recuerde estaría volviéndome un vano ser egocéntrico como no soy, y no quiero seguir siendo.
Amo su risa.
Es todo cuanto quiero decir de ella en este pedazo de texto, sin menguar lo que me hace sentir, sin ocultar nada, quiero dejar un párrafo entero para declararlo como lo he hecho ya.
Soy un tipo afortunado, pues he intentado muchas veces. De bruces contra obstáculos he estado a punto de caer, y siempre encuentro una motivación para volver a moverme, ése es el punto, mo-ti-va-ción. Cuatro sílabas con mucho significado, porque todo está dentro de uno, en la propia mente del individuo y todo el poder que oculta. Mi mente es poderosa, me ha hecho reaccionar bajo una tormenta impetuosa de deudas catastróficas que a cualquiera matarían lentamente, yo reaccioné, soy alterno a lo común, actúo distinto, llego más lejos, con miedos y valores, conocedor de mis defectos más que de mis virtudes, y el deseo a crecer siempre en mi piel me ha puesto en el camino correcto, donde sé que debo de estar, donde el creador me puso.
Hablando de Él, muchos ignorantes, hipócritas, envidiosos y religiosos creerán que no es tan fuerte en mí su presencia, unos porque no soy tan farsante como ellos, otros porque dudan de su existencia en mi ser, pero aquí está, y les ama tanto como a mí me ama, solo que son egoístas y no quieren compartirlo, yo lo hago, lo expreso y lo confirmo, ¿quieren ver cambios? Cambien primero.
La gente ansía, quieren las cosas rápido, la primera me mostró cómo son las consecuencias de ser impaciente, la segunda con gallardía y devoción me está demostrando lentamente cómo son de preciosas las recompensas de usar con inteligencia el recurso. Y lo digo porque es mi gozo, lo he aplicado en todo menos en el área que no me concierne solamente a mí.
Quiero escribir tanto para mí como para ella, pero más para mí acerca de lo que ella me hace sentir. Y no la responsabilizo, sé que es mi mente engañosa la que aprovecha cada oportunidad para sentirse dichosa, no me importa tanto honestamente, si esto es sentir que miente, que lo haga más seguido. Tenía miedo a encontrarme en el olvido, a quedarme en soledad, y a cada cinco o seis historias contadas volvía al mismo tema, al temor.
El temor como el orgullo, la vanidad y la mediocridad son decisiones mentales, son posturas cerebrales, ¿y dónde está lo bueno? En que el amor, la benignidad y la esperanza también lo son. El caminar haciendo el bien por la vida, acordándose de los demás, de uno mismo, pero sobre todo del por qué se camina es importante para cualquier individuo, incluso para aquellos mentirosos que digan no creer en nada.
Soy una gloria en vida, un elemento mágico, un personaje místico, soy un ego enorme y un ecuánime héroe, soy el más grande tesoro para algunas personas, como lo soy para mí, lo soy para mi alma, lo valgo del mismo modo, porque quiero, porque lo he decidido, porque tengo estática, porque yo trazo mi propio andar.
¿Y por qué no lo eres tú? Porque no quieres, porque no te mueves, porque no tienes mo-ti-va-ción, porque te enfrascas en ideas falsas de ti, te haces mediocre y pobre, te haces tonto e inútil. ¿Crees que lo eres? Anda, sigue contemplándote de ese modo, sin cambios, sin mejoras, sin aprendizajes; permanecerás intacto y sin transformar esa vista perdida y de poco interés que tienes, el mundo te va a comer.
Ya estoy harto de intentar motivar gente sin cerebro, personas llenas de autocompasividad, y sí, con eso me refiero a mí mismo, ya estoy harto de no sonreír, de no aventurarme, de no triunfar, de dejarme sobajar, de ser propenso al rechazo, y la verdad... La verdad es que lo merezco todo y mucho más, porque soy creación divina, sí, solo por eso, quien crea que no lo soy que me lo demuestre. Incluso, quien diga que no lo soy yo yo mismo soy capaz de enseñarle cuán precioso y divino es él, con todo y penumbras.
Que quien sienta no necesitar nada en esta vida venga y me lo tire en cara, que me demuestre cómo soy peor que él, y le diré, con una sonrisa triunfal en mi rostro, lo equivocado que está; pues al intentar convencerme de que es lo mejor que existe —incluso mejor que yo, que eso ya es decir demasiado—, caerá en la pena de reducirse a nada, pues quien compara de ese modo con los ojos lo hace, y quien intenta ver el espíritu del hombre con los ojos de la carne fracasa.
Soy yo, en este momento, el hombre a vencer, el elemento, el poderoso, el indicado, el selecto, el único, el épico, el genial, el fenómeno, el magistral, el grandioso, el precioso, el galante, el maravilloso, y lo eres tú también si así lo decides. Bonito día.
Te sueño todo el tiempo, desde que te conocí, en millones de instancias y sucesos y pienso qué será de ti, qué será del todo, si acaso me sueñas, si es que me recuerdas, hoy estoy aquí con ansias de escribir de más, así, hasta hartarme, de todo un poco, siempre de ti. Una vez hace tiempo prometí no volver a escribir más de cinco párrafos, pues esperaba que algún lector holgazán pasara por aquí, por mi blog, por mi sitio, por la viva imagen de lo que soy yo, mi reflejo, mi historia, mi memoria; como no sucedió, nadie más que una persona se dignó a visitar y dejar como huella un reclamo a mi andar aquí, y ese alguien, por cierto, me dio un vivo ejemplo de lo que el escribir mucho derrama sobre otros (tocó mi corazón con letras) regreso a la idea anterior, sin número, sin límite; escribir por la voluntad de hacerlo, por placer, por dicha, por gusto, enseñar cuanto se pueda si se puede y autodescribirme todo el tiempo, lamentarme y reír, amar, vivir.
Del anonimato a donde uno quiere llegar existen muchas dificultades, muchos retos, muchos miedos por afrontar; demonios, por así llamarlos (aunque sea verdad); la lucha de unos cuantos es por conseguir ser ejemplo, ser imagen, ser un icono, un ídolo. Y se venden, se venden por millones, a veces por miles, dan un inmenso valor a los bits que representan su economía, y se dan a sí mismos a cambio de eso, para embaucar, para motivar, para delinear y para desinformar a la especie. He conocido cientos de historias, reales a mi parecer de manera crítica, pero también he visto lo que muchos fanáticos ignoran, que la verdad está más allá de lo que esos predican.
Los que dicen no hagas son tan responsables de la velocidad con la que el mundo se va por el retrete como los que incitan a que hagas, así de simple; se olvidan que las cosas no son de ese modo, con el despreciar y propagar de su desprecio no consiguen nada, solo adeptos, lo mismo que los otros, sin haber diferencia entre los anti y los pro.
¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? Somos humanos con necesidades básicas como el sustento, el amor y la verdad. Estamos aquí en busca de un camino a seguir, porque es nuestro deseo más natural, más humano, más real; desde que estamos en el seno de nuestra madre nuestro interés es aprender, realizarnos, ser. Y el ser en esta vida se vuelve opaco cuando empiezan a llegar los medios, cuando te empiezan a cultivar, cuando te haces un número más perteneciente a la voluntad ajena; a lo que otros dicen que serás.
He soñado contigo una y otra vez, besándome, abrazándome, sonriéndome. Y mi necesidad básica como antes lo he dicho es parte de eso, eres parte de mi deseo de supervivencia ahora. Y no te responsabilizo, pues te aterra eso, pero te doy la oportunidad de elegir ser algo más grande en mi historia, sabes lo que digo, sabes que lo hago honestamente, sé que pides tiempo y te lo doy porque me agradas, igual sabrás que yo también pido tiempo, pido comprensión, pido ayuda, soy un hombre que consume muchos recursos pero da a manos llenas, da hasta para repartir, da hasta para convivir, saciarte y continuar dando.
En mis sueños a veces amiga, otras amada, la mayoría de veces me convences de cosas, me instruyes, como anoche, claramente me pediste que escribiera, que sin límite lo hiciera, sin seguir un formato, y aquí estoy yo obedeciendo a un subconsciente con la mirada tuya, el que obviamente me quiere porque soy yo y no dejaré de serlo, porque es mi deseo y mi anhelo gritándome al oído lo que pide de mí, lo que quiere consumar, lo que quiere que haga.
Y si hacemos cuentas ahora, la belleza natural es un ejemplo de falta de sobriedad ante la vida; porque hay cosas más allá, cosas que los medios evaden pues nos quieren esquematizar educables, meter en un molde y hacer con nosotros como les parece. Niñas sacando la lengua y drogándose veo aquí y allá, porque ellos lo pidieron, la gente hace; otros ridiculizándose por conseguir un sueño temporal haciendo lo que sea, sin entender todavía que la realidad existe en lo bien que construyan su espíritu a los ojos de uno; de ellos mismos; no a los ojos de un pueblo profano y hundido, un mundo en caída libre al olvido.
Hacen por vivir lo que yo jamás haría, solo se vive una vez, creen, y se enfrascan en agonías. Mutilan su cuerpo, destrozan su alma, se entierran con vida, desprecian lo único valioso que les fue prestado y lo desperdician en vicios, en tormentos, en penas. El amor es una cosa que se debe suministrar con el cerebro, la idea de que con el corazón se haga es por convencimiento de que en pleno, en el centro de su ser es donde debe sentirse.
Escribir por la satisfacción de hacerlo, entregar mis letras al amor de otros, presentar y regalar pasajes de bendición con gusto; que vean más allá es lo que imploro, que abran sus ojos a la realidad. Que no crean en santos, en monjes, en líderes, en marcas, en productos, en medios, en indultos; que crean en aquello que es suyo desde el principio, sus instintos básicos. Ahora, es lamentable saber que incluso los que no son básicos son vueltos a programar, a escribir con faltas. Vean cómo lo hacen y analicen contrariedades en su mente, sepan que si algo daña a su alma o mente no es algo de buen nombre, por lo tanto no es algo que deban de hacer.
Enamórense, háganlo porque el mundo necesita más de eso, necesita más amor y belleza interna, gente que libremente exprese emociones y gustos; el mundo necesita ser sanado, la gente está urgida de un camino de bien, de bondad, de paz, de mansedumbre. Sean fieles a sus principios, a sus ideales, a su amor. A los adinerados no les conviene que seamos felices, porque afectamos en un mínimo sus economías, que no es prácticamente nada si se le ve así, porque siguen siendo dueños de nuestro al rededor, pero por muchas posesiones que tengan en todo lugar que me desenvuelvo, en lo que consumo, en lo que veo, en lo que escucho y en lo que toco, jamás podrán manipular lo que amo.
Cada día, se vale escribir algo nuevo, una alegría, un gusto, un placer. Ya es hora de despertar de una manera distinta, de cambiar la mentalidad, de mover el parecer, de encontrar el sentido a la satisfacción, a la diversión. Quiero un poco de ti más para mí capturar, de tu belleza explicar, del por qué el sentir tu presencia me hace suspirar, me alegra el día me satisface.
Es hora de iniciar una revolución de bondad, para mí, para todos los que me rodean; hacer lo mejor, representar, organizar, crear y construir. Hay personas que te hacen ver la vida distinto, no detestable, no adorable, sino como lo que en realidad es, un relato de miles de páginas que tiene su valor en ti, en tu pecho, en tu sentir. Sé protagonista de lo más bello que existe para ti, y deja que los antagonistas hagan su intento por cuanto quieran, pues podrán tenerlo todo pero sabes que al final, si no te tienen, si eres lo mejor a tu propio parecer, no tendrán absolutamente nada.
Que no te toquen con sus historias de falsa apreciación, que no te convenzan de ser la mejor opción, no los veas como una meta, no los sigas, no los sirvas, no hagas de ellos más de lo que de por sí ya se creen. Que no te odien tampoco, ellos en su rollo, tú en el tuyo; no seas su próximo blanco, que no te incumban, que no te importen, que no te muevan; lo que más detestan es la no apreciación ajena, pero no pueden hacer nada por evitarlo. Por gordos que sean, aunque en frente se pongan, si no te importan, si no los publicitas, si creces más tú en tu interior que que lo que ellos intenten construir en ti serás hombre grato, mujer maravillosa, un ser sensato, una gran persona.
Yo estoy aquí para dar esos mensajes, mensajes de unión, mensajes para todos. Todos yo sé que son como yo, o la mayoría al menos, y entiendo su situación, cada que los veo, sé hasta dónde han sido abatidos, hasta qué punto trabajados y editados. Pienso, que tú puedes dar más de ti si no los enfrentas, si no te les unes, si los ignoras y haces de tu vida una hermosa historia. Haz merecerte el mote de individuo, y sé tú mismo, sé individual, sé único. Bonito día.
Quiero embriagarme de tu desnudez mientras dulcemente exploro de tu entrepierna la calidez.
Quiero volverme loco de placer mientras gimiendo pides más sobre ti de mi ser.
Quiero establecer el pacto de unidad que entre dos cuerpos que se desean,
y amarte, amarte hasta que no haya algo más importante a mi parecer.