El lunes comienzan las clases, un nuevo ciclo está a la puerta, veré profesores nuevos, trataré compañeros clásicos e iniciaré con deseos de lograrlo. La carrera es fácil para algunos, complicada para otros, un hilo de inconsistencia para los últimos.
Anoche me quedé despierto hasta las tres, desarrollando una tarjeta de presentación web para mí mismo, ven cómo soy de vanidoso a veces; intenté ser honesto, pues había ahí un espacio para el currículo, he visto tanta gente inflándose en el "nombre" pero desinflándose en el plano laboral que no me llama la atención hacer lo mismo, decir lo que no soy.
Hace unos días, después de recapacitar un poco en lo que a programación refiere (y queriendo hacer siempre las cosas a mi modo y desde cero), comprendí por completo que el programador es aficionado a los rompecabezas, alguien que une piezas ya existentes para formar otra cosa. Por eso me costaba tanto entenderlo, por el querer iniciar de nada. El querer comprender todo, desde lo básico; pensar como el microprocesador al enviar, procesar y recibir datos entre registros.
Dañé también una web a casi nada de terminar, el respaldo más reciente lo había hecho unos días atrás por lo que perdí toda la información del avance; me entristecí un poco porque me estaba quedando hasta el momento bastante linda.
Finalmente mencionar que durante toda la semana no he redactado ni un minicuento, no he olvidado el proyecto de llegar a cien y publicarlos; apenas estoy en la décima parte. Como todos los proyectos tengo la creencia que el inicio de esos y el fin tienen un por qué y en Dios está el momento de verse realizados. Eso es lo que tengo para decir hoy: Producir es obligatorio, esperar es necesario.
Cursos aquí, cursos allá. Los veo pasar por todas partes, montones de gente enrolándose, esperando aumentar el tamaño en líneas de su currículo y claro, el conocimiento que eso trae consigo. Ha pasado un mes desde que las vacaciones iniciaron, ayer estuve fresco todo el día gracias a haber dormido bien pero no produje mucho que digamos.
Durante las vacaciones hay quienes se metieron a trabajar, quienes construyeron prototipos, quienes desarrollaron código, quienes hicieron cosas productivas y los que como yo, escribieron algunas cosas en las mínimas de inspiración o avidez de espíritu que tenían al día.
Quisiera haber aprendido mucho, quisiera haber leído mucho más, quisiera no tener la necesidad de dormir y aprovechar las veinticuatro horas para hacer crecer mis ideas y ver nacer nuevas, cosa que es imposible, por eso llevo mi ritmo lento, constante y seguro es mejor que precipitoso y en duda; años hace que comencé con ideas de escribir historias, de programar bien, de realizar negocios, de fructificar mi bolsillo y vida con bendiciones, pero me ha sido hasta ahora un camino lleno de complicaciones.
Desde deudas inmensas y responsabilidades mayores, hasta el trabajo extra, horas de insomnio y trabajos en equipos sin equipos. He aprendido, sí; he crecido, también; es un éxito todo lo que he realizado, para nada. ¿Y qué si me arrepiento de lo que ha sucedido en el proceso de mi enseñanza?
No puedo arrepentirme, no deseo hacerlo, soy un ser humano y como tal los errores se encuentran al día en mi carrera, en mi vida, en mi historia, incluso en las letras que redacto en este momento. Soy un soñador, imaginante y arriesgado que ha aprendido la lección de perder todo de un día para otro, y con esfuerzo, lentamente a levantarme de la nada. Siento envidia de los que utilizan su tiempo para mejorar, los admiro y mi intención es ser como ellos. Aunque eso hasta ahora ha sido un proceso realmente complicado.
"Si soy leído, que sea por gusto", no por andar publicitando mis textos como si de la gran cosa se tratara. Es una propuesta que con gran gusto me he dado hoy, sé que habrá quien ingrese aquí, quizá perdido, quizá por las etiquetas y que le de una leída a lo que hago, así lo voy a dejar, así voy a seguir con ello a menos claro que alguien me pida mostrarle.
¿Por qué esa actitud? No lo tomen como una mala actitud, ni como egoísmo; es mejor desde mi humilde opinión ser leído por alguien que cayó aquí sin ser obligado. Mis entradas apenas tienen siete visitas cada una, eso no me hace claudicar en mis deseos de escribir más. Hay quienes opinan que desde hace mucho debí dejar de hacerlo; pero no. No pienso así.
Yo leí completo el blog hace poco de un joven que no ha actualizado sus entradas desde dos mil nueve, lo que significa que probablemente años después haya quien se ponga a leer lo mío por mero gusto así como yo lo he hecho con ajenos. Quien sabe; nunca se puede conocer el nivel de geek de lo que es capaz de hacer una persona.
Ahora mismo me están ardiendo los ojos y tengo mucho sueño, he terminado mi trabajo del día y solo espero a que den las once para ir a casa. Estoy muy cansado y probablemente no me dormiré tan temprano como quisiera, porque cuando llego a casa la gente está viendo televisión o platicando impetuosamente. La noche es joven, pensarán ellos.
Lo único que pido es que a partir de la próxima semana se me permita dormir antes y que mi cuerpo también me deje hacerlo; es un rollo. Hay veces que estando acostado entre vueltas y sudor no puedo conciliar el sueño hasta ya muy entrada la madrugada del día siguiente. Digo que eso sería un lío, ya que a partir de la próxima semana, al entrar a clases de nuevo, tendré que volver a madrugar; y eso de dormirme a las dos para despertarme a las cinco treinta sería demasiado esfuerzo para mi cuerpo. Descansar, no dormir, es lo que quiero.
Me he dado a la tarea de escribir al menos un poquito cada día en cualquiera de los proyectos que tengo pendientes de redacción, me tardo, medito, aunque algunos como lo que escribo aquí los plasmo "al vuelo". Solo es cuestión de llegar a cuatro o cinco párrafos con idea contando un poco de lo que me pasa y sin caer en el debraye.
Elegir entre los proyectos es fácil, los tengo literarios, los tengo de programación, los tengo personales; todos requieren de constancia, de inteligencia, de tiempo principalmente. Actualmente estoy preocupado (un poco nada más) de lo que vendrá a ser mi tesis, hay ideas, pero no sé qué tan aceptables sean; hay ideas que no sé cuánto tiempo me tardaré en desarrollar o si las podré al menos finalizar.
Una vez en el libro de lecturas de un grado de primaria leí la historia de una anciana a la que la muerte no se podía llevar por ser una persona muy ocupada, no pienso para mí del mismo modo, sé que Dios tiene el momento en sus manos y si es hoy el día de mi muerte así será porque él lo decide, no soy nadie para negarme a algo tan natural y espléndido como eso.
La muerte vendría a ser la cúspide de mi participación en la tierra, he hecho pocas cosas todavía, no está mi nombre escrito en ningún lado para la posteridad; siempre aclaro que mi intención no es lucirme, quiero hacer y ser no por parecer, sino por el deseo propio de construir un linaje (de ser posible).
Hay planes, siempre habrá, hay ideas y necesidad de explotarlas pero mucho de eso se queda guardado, entre líneas, en libretas viejas, en recortes de papel y principalmente, los mayormente productivos y ambiciosos, dentro de mi cerebro. Todo el tiempo estar pensando en cómo mejorar me ha hecho alguien bastante crítico contra mí mismo, y si he escuchado un insulto o una murmuración a mi persona, en el pasado ya varias veces antes me lo he dicho yo con el deseo de posicionarme en la realidad. Pensar en que el morir hoy es un hecho probable, y querer ser merecedor de una muerte digna si así ocurre, eso creo fundamental en mi andar por la vida.
En nuestra existencia como seres humanos encontramos todos los días oportunidades y decisiones binarias qué tomar, sí o no, aceptar o rechazar. El decir no, platicaba antenoche con quien quisiera ver de mi futuro suegro, ha sido una constante desde que tengo memoria.
Hay cosas complicadas y eso, a veces hay que rechazar invitaciones a eventos, cenas, paseos, fiestas, diversión, entretenimiento; también decir no a vicios, a urgencias, a satisfacciones; eso nos convierte en una forma "hipócrita" de ser para las mentes ajenas, pero no es así; a veces es la necesidad de conseguir algo mejor o priorizar las necesidades y obligaciones sobre los deseos y oportunidades.
Hace un par de semanas tuve que decir no a algo que por mi cuenta había comenzado, y no es que no lo quisiera, es que todavía no llega el tiempo de que eso se de. Ahora, me enfoco en trabajos pendientes, uno de un gran amigo del salón cual terminando dará inicio a la segunda parte del proyecto donde trabajo durante las tardes.
Cambiando de tema, he sido víctima de programas de publicidad no deseada en mis navegadores de Internet, todo por descargar una aplicación de Softonic y no "omitir" el primer paso por error.
Ya desinstalé navegadores y reinstalé, pero no es nada ética esa forma de trabajar publicidad de parte de ellos para con quienes no saben. Mi problema fue más asqueroso al tener configurada la sincronización entre las diversas computadoras que utilizo. En fin, todo a consecuencia de no decir no a tiempo.
De esas veces que caminando por la vida resultas insufrible e insuficiente a ti mismo, reprochando cada instancia y precepto y simultáneamente viéndote como un haragán social que no merece nada más para sí que la desdicha de andar en rotunda soledad.
Simplificas tus bondades y reduces tus virtudes,
cosas que empezaron como un logro ahora son vicisitudes.
Desfalleces ante el hecho de saberte superado,
hoy no hay alguien que te quiera ni siquiera a su lado.
Si fuera la cruz a cargar no sería tan horrendo,
pero es como quieren que lo veas,
que te fíes para matarte,
que te agotes para hundirte
y como a un bicho pisotearte.
Cuando la cosas empiezan a fluir te da gusto, sonríes, cantas y bailas al andar por las calles, y es que, lo necesitas, necesitas de vez en cuando sentir que la función de las cosas por las que has trabajado desde tiempo atrás empieza a tornarse benefactora para ti. Sin presumir.
Aprovecho este cuelgue de servidor para anunciar que pese a la falta de tiempo disponible un proyecto más está quedando, me acerco a ver cómo se ve de bien y me alegro de que las piezas que forman el rompecabezas de su programación estén quedando cada una en su lugar. No canto victoria aun; probablemente tendré problemas en cuanto a velocidades y almacenamiento, cosa que espero me sea anunciada antes de destruir cualquier cosa previamente y con tanto esfuerzo realizada. Sentiría coraje.
La dedicación es una necesidad, la perseverancia el método para lograr metas que parecen inalcanzables. Todo el tiempo ha habido quien intente desmoralizarme, sucesos mismos han hecho estragos en mi integridad y razonamiento; no me sé el mejor en nada hasta hoy, no me digo tampoco lleno de victorias y logros, mentiría si así fuera. Pero estar bien me hace pensar que el camino por el que tanto he luchado en mi andar comienza a mejorar.
El camino es largo hacia adelante, me ha pasado de todo como a la mayoría, el levantarme de cada caída ha sido y siempre será lo más complicado. Me he dado de bruces a la pared, he llorado, implorado, huido; de todo pasa en esta vida. Bien dicen los sabios que todo tiene su tiempo.
Me faltan muchas cosas, muchísimas. Tengo muchos sueños y sé que me esperan grandes fracasos, me esperan luchar interminables y grandes adversidades, un oscuro sendero de horrores también; ni hablar, quien quiere algo tiene que esforzarse por ello, pese a todo. Y sí, pesa mucho.