Las sacra imagen de tu cuerpo desnudo iluminó el paisaje, morí un instante, el miedo a lo que vendrá me embriaga, me espina la conciencia por lo malo que parece todo. Nadie me entiende, nadie me ama, nadie pretende verme como un tesoro. Sin embargo ahí estás tú, bello ángel de infinita esencia, adueñándote de mi conciencia. Y si alguien más hubiera escuchado, si un poco quisiera haber probado, no estaría así, no estaría aquí, con el tormentoso lamento de mis entrañas fragantes a expensas de lo que el silencio entre la ilusión y lo real de tu expresión constate.
Supones mucho cuando tienes nada, propones infinidad en tu percepción humana, válidos elementos algunos, piezas preciosas de brillo infalible sus partes, haz dicho más de una vez que ella es una obra de arte. Músculos bellos y denotadas líneas, ojos sinceros y palmas limpias. Despampanante espacio el que ocupa su fructuoso cuerpo, y todo para comprender que lo que no comprendes lo crea tu mente, para evaluar que lo que más temes es lo que tú inventaste, extrañamente.
No te sientas intelectual, no te creas consciente de tu locura, vístete con el traje de la verdad y expresa de corazón tu ternura, me dices. La seducción que expresa tu cuerpo en vaivén, el secretar de fluidos entres nuestras bocas también, estará mal para algunos el no poder entender que la inocencia radica en lo mucho que nunca pudimos tener. Llámenme víctima de lo que el sistema hinchó; muestras concretas puedo brindar de ello, cuéntese lo mucho que todo me costó, que si existo, como exista, y pienso, a mi modo, es porque lo que radica en el interior de mi persona me lo causó el fulgor de la lucha que a solas, sin espada ondeante ni letal bandera me ha hecho prevalecer en esta guerra. Bastantes marcas de sangre en el camino, todo para obsesionarme a la luz de la luna por una mujer ficticia en mi destino.
Amo el saber que puedo amar aun con la fuerza del saber y el que puedo tocar lo que antes hube de querer, y el querer triunfar me mueve, aunque sé a pocos conmueve, porque invierten míseras en comprender las letras que están en frente. Intenta ser elocuente.
Cuentan que existe un payaso que pobre se ha quedado, se dedicará a los poemas, pues la miseria lo ha alcanzado. Cuentan que existe en un pueblo, donde nadie tiene voz, donde la gente se rige por lo que dice el patrón. Es un pueblo de cobardes, pues viven en conformidad, con lo que tienen se dan, no le interesa cambiar. Es un pueblo muy pequeño, pero muy rico en verdad, existe bastante dinero, unos pocos lo han de calcular. Cuentan que hubo una vez, que uno gritando a todos la historia, pocos de ellos lo entendían, las mentes eran vanagloria. Cuentan que el tipo se estaba muriendo por decir todo lo que sabía, pero nunca nadie le preguntó nada, no sea que algo les haría, quizá no se entienda esto, no es mi placer que así sea, si el hombre que corre comenta, si el niño que juega lo entiende, si el rico sigue pudriéndose, de todo el dinero que roba, sea el de arriba quien juzgue al pequeño pueblo de ése payaso pobre.
No estoy de malas, ni diciendo cosas malas de mí. Solo ando de realista... el idealismo es lo que nos gustaría a todos llegar a conocer, pero, después de una semana de realismo, es complicado creer que existe oportunidad para todos, es más; después de verlo con mis ojos, es imposible creerlo.
No creo en el "hacer" de todo por amor, porque ya lo he hecho y mi corazón apareció desmenuzado un rato después. Creo en las metas, creo en la lucha y la esperanza por el saber, por el conseguir, por el tener, por el disfrutar simple hecho de ser.
¿Qué pensaría el hombre lobo cuando sabía que estaba por transformarse y no quería hacerlo? A veces el destino nos hunde en caminos que no quisiéramos nunca andar, que si la "cúpula está de nuestro lado", "que si trabajamos para quien odiamos", "que si estamos tirando todo por la borda aquello que tan éticos nos ha formado", "que si no somos como quienes nos rodean amables y gentiles", "que si somos gente suelta de la boca", "que si nuestro cinismo siempre hiere", "que si por tanta joda la vida nos ha vuelto misóginos", "que si nuestro pseudo existencialismo nos ha hecho crecer ermitaños". Las cosas buenas existen porque sí, algunos procuramos el bien pero no lo presumimos, otros presumimos el bien, pero no lo procuramos.
Hay personas al rededor de tu vida a las cuales mitificas, las conviertes en héroes con poderes formidables y magias excepcionales, los pones en la cúpula de tus amistades, porque sabes que siempre vas a recurrir a ellos cuando necesites de alguien que te conforte y aliente. La historia se deriva de lo insípida que es la realidad al conocer que por impresionantes que esas personas para ti son, quizá, tú no estás más cerca de ellos que un castor. no hay plática que explique el porqué así funcione la vida, pero así se da y es todo. Agradezco a esas personas que me saben cerca de sus mentes y sus corazones, si es que existen e igualmente quiero mencionar que estoy fascinado con la gente que en mi mente funge papeles atlantes, Dios les recompensará por ello.
Las historias que se escriben sobre arena, nada son. Las memorias y glorias perecederas, pierden valor. Los pedazos rotos de tus cartas, fueron ilusión. Cuento cada paso del trayecto, volteando al piso, medio muerto, de piernas rotas y postergando cruzar la línea al sendero de tu despedida. No hay un mundo cuando me besas, el instinto me consume y me dejas en cenizas, como quien fuera un objeto siendo utilizado por una alcaldesa de tierras irlandesas. Me gusta escribir las cosas como poco se entiendan pues así no temeré de ser linchado por ellas. Niña, recuérdeme las palabras, qué era lo que contabas, que yo solía ser la espada y nada me limitaba. Calor mojado entre tus dedos, fulgor franqueándose mis huesos, no hay mayor delicia que propiciar tus vibraciones con los ápices de letras entre mis bajas lecciones, que no se diga que sincero he dejado de ser yo, que pasa el tiempo y viejo me he de volver más, arrugas, terribles marcas, discreta mentes que me tiene comiendo ratas. Cosas enfermas, discrepancias, insulto internos, voces del alma, todo para aumentar mi rabia, entiéndase ahora que el dulce consenso de los daños y la generación de estigmas en las manos no son cuento, que aquel que piense una vez más acabar con todo lo que viene atrás, que hable para mí, que explote su necesidad, que no sea tan rebelde y me explique su maldad. He de sentir lo mismo a cada rato, que el rechazo me convierte en un ingrato, que las penumbras distorsionan mi intelecto y las promiscuidades fatigan y debilitan mi aspecto. En pleno estoy consciente de mi culpa, me concierne heredar lo que tengo, verdad escribiré y por eso velaré, aunque escasamente creo que eso a logros superfluos me encamine, no es descontento, pero debería existir quien conmigo no se intimide; no en lo bélico, en lo que respecta al sentido de lo que debe entenderse por sensual contenido. Es cierto que quien gusta de redactar lo hace poco entendido para que el lector a medias sepa de su poca cultura y el ingeniero andante explique las complicaciones en pocos versos que números muertos eviten montar sobre constantes pedantes e infames secantes.