Cuan grande es el poder de quien nos formó,
que nos puso en el lugar y en el momento exacto,
a veces veo el cielo y digo: si el Universo es tan inmenso…
Porqué seremos tan sólo un pequeño extracto.
Sabes, muchas cosas me causan frustración,
el no escuchar tu voz, el no poderte verte,
el no mirar tu ojos, no besar tus labios
y principalmente, el no poder tenerte.
Es horrible, es frustrante.
Yo sueño que vivir la vida es hermoso,
que te dá mucho más de de lo que te arrebata;
te da amor, valor incalculablemente poderoso,
porque todo lo puede y todo lo aguanta.
Meditando bajo la luna, bajo el sol,
apreciando el cielo, y todas sus cosas,
hermosas, simples y excitantes,
cosas mucho muy valiosas.
Algunos me preguntan por ella,
otros ignoran su existencia,
pero yo se que está ahí,
porque anhelo su presencia.
No es un programa de computadora,
tampoco producto de mi imaginación,
ella es una niña encantadora,
principal motivo de mi inspiración.
Intentaré describirla un poco,
para que sepan cuan afortunado seré.
Sé que me tardaré un buen rato,
pero vale cada letra que redactaré.
Comenzaré por su cara primero,
el verla llena mi ser de placer,
irradia cualquier cantidad de cosas,
cosas divinas a mi parecer.
Sus ojos son un par de luceros,
que iluminan mi caminar,
por los oscuros senderos,
de la vida que he de andar.
Sus cejas tupidas y lacias,
encuadran su amable mirada,
evitando decir mil falacias;
les diré que son delicadas.
Su cabello es sedoso y suave,
un claro adorno a su belleza,
compararé sin llegar a ser grave:
es como a un pastel la cereza.
Su naríz es la bella puntita,
que engalana su linda expresión,
es simple pero bonita,
y causa mi contemplación.
Sus orejas son curiosas y exclusivas,
me ecanta besarlas, no lo niego.
Quizá después de unos días,
pueda yo disfrutar de ese juego.
Me gusta besar sus mejillas,
rosaditas, consistentes y blandas.
Besandole hasta las orillas,
haciendolo siempre a sabiendas.
Su boca es como un fruto fresco,
manzana puediera ser, o mango también;
como darle algunos mordiscos,
haciendolo contando hasta cien.
Si sus labios carnosos y dulces,
son como un pedazo de avellano.
Su legua sería entonces,
como el hueso de chabacano.
Cuando beso su delicado cuello,
éste es como el de una diva ilustre.
Función semejante a la del tallo,
en una rosa de lo más silvestre.
Tiene un pequeño lunar que me encanta,
debe ser ella quien descubra cual es,
está muy cerca de su garganta.
No piensen mal, visible es.
Sus hombros son dos lindos copos,
de nieve de exquisito sabor;
su espalda soporta sus ropas,
haciendole un gran favor.
Sus manos son pequeñas y tersas,
sus dedos son cortos y delgados.
sin duda me fascina verlas,
embelleciendo sus costados.
De su pecho sólo diré,
que estremece mis sentidos,
tan sólo el tenerla cerca,
y callarme a escuchar sus latidos.
Los latidos de su corazón,
un corazón puro, noble y agraciado,
no he hablado mucho de esa razón.
No sea que quieran mi mandado.
Su piel es blanca y dócil,
tal como una tela muy fina,
de lino, seda o terciopelo.
Tan adictiva como la cafeína.
Sus piernas firmes y delineadas,
soportan su gran personalidad,
aunque no es muy alta mi niña,
no le hace falta esa cualidad.
Unas rodillas siempre dispuestas,
a inclinarse con decoro,
al único ser capáz
de regalarme este gran tesoro.
Hay partes que nunca refiero,
eso es solamente por respeto.
Decírselas a ella prefiero,
como un cantante da un concierto.
Su alma es blanca como la nieve,
sé que de eso querrán alegar,
digamos que no me conmueve,
cualquier excusa que quieran dar.
Su cerebro es grande sin duda,
es una chica intelectual,
no es torpe, mucho menos burda,
ella es una chica genial.
Su mente serena y triufadora,
la hacen aún más especial,
para este que escribe y la adora…
El cual es un simple mortal.
Su aroma es un perfume ligero,
que desprende las mejores fragancias,
cuales jamás compraría con dinero,
aunque guardara todas mis ganancias.
Su voz es más que angélical,
irónico sería si así no fuera.
Provocó en mí un cambio radical,
ahora escribo lo que antes no era.
Virtudes ella tiene muchísimas,
defectos también debe tener.
Más yo tengo dos cosas clarísimas:
La amo y no la quiero perder.
Les contaré que lo más importante,
es su espíritu sin vacilación,
es algo más que simple e interesante,
causa mi completa satisfacción.
Y hablando de su personalidad les diré,
que es sincera, amable, educada,
simpática, comprensible y terminaré
confesandoles que ella es mi amada.
Ella es una gran amiga,
siempre dispuesta a ayudar,
sea en las buenas o en las malas,
de su mano te podrás tomar.
Cuando me encuentro junto a ella,
mi vida cobra sentido,
mi sangre comienza a hervir,
siento que quema el fluído.
¿Ahora comprenden lo que les digo?
Cuánto la quiero en verdad,
espero no merecer ningún castigo,
que me aleje de su personalidad.
Angie es dueña de mi amor,
la quiero con todas mis fuerzas,
deseo que se escuche mi clamor;
como un acto de excelencia.
Quizá al final no se quede conmigo,
sea cual fuere su último camino.
Tal vez mi deseo sea cumplido,
hay que ver lo que dicta el destino.
Todo lo que mi cuerpo siente,
dedico un tiempo a contarlo.
Pero es tan excitante,
que ya quisiera gritarlo.
Ví sus ojos perderse al gritarme.
Dijo que me odia, que está harta y no puede amarme…
Lloro un poco, soy sincero.
Mi vida vale nada ahora, quiero matarme.
¡Pero NO! No me quedaré triste y solo.
Tarde o temprano llegará quien esté junto a mí,
podrá no ser la mujer perfecta,
pero sin duda jamás me tratará así.
¡Claro que no! De eso estoy muy seguro.
¡Seguro que si! Yo voy a tener un futuro.
Tal cual perro pateado de vecindario,
fuí escupido, maldecido e ignorado.
Pero grandes, grandes cosas me esperan,
sé que éste juego habré ganado.
Tengo hambre, hambre de amor,
tengo frío, por este dolor,
tengo hambre, hambre de tí,
ésta habre, es mi sentir.
¡Y claro!… El pasar de los días me trajo con vida,
a los senderos de paz, las manos de mi niña.
¡Mi dulce niña!
¡Mi dulce amor!
¡Dulce niña!
¡Dulce olor!
Dulce, muy dulce…
Tu sabor.
Sus jugosos besos se impregnan en mi alma,
sus deslumbrantes ojos me seducen como siempre.
Me dice que me ama, que no pierda la calma.
Provocando en mí el renacer del hambre.
Hambre de amor,
hambre de tí.
Hambre de amor,
es mi sentir.
Esa hambre desatada…
Desea el cuerpo de mi amada.
Su vientre, sus piernas, sus brazos;
mi lengua disfruta su ser complaciente.
Dije que no me quedaría solo.
La carrera la gana el más valiente.
Hambre de amor,
hambre de tí.
Hambre de amor,
es mi sentir.
Esa hambre que ha nacido…
Del corazón compadecido.
Más que el futbol, más que la música, más que el licor,
esta mujer desencadena toda mi pasión.
Dije que no me quedaría triste,
su amor por mí es de corazón.
Hambre de amor,
hambre de tí.
Hambre de amor,
es mi sentir.
Esa hambre me hace ganador…
De un alma, un nuevo amor.
Es la nueva compañera de mi andar.
Ella me ama y lo puedo probar.
Yo la amo, lo pueden asegurar.
Nos amamos. ¡No hay nada que dudar!
Estaré hambriento de tí,
siempre serás en mi sentir.
Estaré hambriento de tí,
y ese será mi vivir.
Contigo estaré siempre,
y por siempre hasta morir.