Anoche pensaba en esto precisamente, he vivido la vida siempre siguiendo a alguien, a su sombra, a su aroma, en algún sentido desde que tengo memoria mi vida ha sido de ese modo. Contadas son las veces en las que he sido aceptado de alguna u otra forma, y viéndolo de ese modo, creo que me es necesario desarrollar un plano existencial que no estaba para nada seguro que me fuera posible.
Y es que, haciendo memoria anoche, mi corazón se ha portado enamoradizo desde que tengo memoria, porque es como si fuera fácil para él hacerlo, como si siempre quisiera estar señalando hacia algún otro lado cuando, lo más importante, es sentir esa plenitud para mí mismo.
Antes de ingresar al kinder siquiera estaba enamorado de una niña más grande que yo que nos cuidaba, a mí y a otros niños llamada Damaris. Después, ya en el jardín de niños Grecia fue el nombre de a quien dirigí mi amor. A los pocos años y durante toda la primaria y los primeros días de secundaria mi corazón le fue fiel amante a Paty, quien por cierto leyó mi primera carta de amor junto con una caja de chocolates, la primera dama que me rechazó. Inmediatamente después estuvieron Tikis, que se fue a Estados Unidos y con quien no tuve oportunidad pues era mayor que yo; Yerania de quien me enamoré desde que me dio mi primer beso, y quien casi hasta terminar la secundaria tuvo que ignorarme a propósito pues me veía con ojos de náuseas. Y también Nadia, que estuvo al final de la secundaria y al inicio de lo que fue mi tiempo en prepa a la vista sin enterarse de la voluntad de mi corazón por amarla.
Al llegar a la preparatoria las cosas cambian, las mujeres obtienen grandes cambios en sus cuerpos y nosotros nos hacemos más sexuales. Ahí me enamoré de Bere, pero yo no duré en la escuela debido a que estaba acostumbrado a hacerme la pinta, también cabe mencionar que ella era grande de edad y yo me sentía un enclenque. Empecé a trabajar con mi padre, las redes sociales no existían todavía y mi vida no podía estar más lejos de una computadora con Internet, a lo más que llegué en ese tiempo fue a agregar al mensajero a esa dama, con quien nunca, por cierto, hablé más.
Duré una quincena ayudando a albañiles como castigo, después vendí productos casa por casa y gracias al servicio estatal de empleo entré a trabajar en la mercería de mi tío poco tiempo después, en donde, me enamoré de la hermosa vecina a quien solemnemente llamaré "Giovana", y eso porque nunca supe su nombre, ni nada de ella, solo veía que trabajaba en una tienda de ropa llamada G&O.
Con el pretexto de entrar a la escuela de nuevo me salí de trabajar, a mi madre le hartaba tenerme en casa, así que me busqué trabajos sin ganas de encontrarlos, ella me consiguió de repartidor de volantes; el resultado: Alguien que trabajaba de tres a cuatro días a la semana y ganaba una miseria, por esos tiempos vi por primera vez a Karla, la chica que vendía billeteras en el centro comercial del que repartía volantes y me enamoré también sin que lo supiera ella.
Pasados los meses ingresé a un trabajo de mayor categoría, a Raulín con 17 años, ahí estaba una vecina, como empleada de un negocio de herrajes, le brindé mi amor platónicamente a una mujer como cinco años mayor que yo y con quien por supuesto, a la mayor cercanía que llegaba era a seguirla a distancia cuando caminábamos por el mismo rumbo, solo para verla, un día se fue, creo que encontró un mejor trabajo.
Entré de nuevo a preparatoria, esta vez, Verónica, por su personalidad y amabilidad para conmigo me hizo sentir enamorado momentáneamente, fue en este instante en el que supe que prefería enamorarme de alguien por cómo era que por cómo se veía, pero quedó embarazada y se retiró. Posteriormente conocí a Mirel, de quien el ir a visitarla es la responsabilidad de haber reprobado, con ella supe que me agradaban las mujeres distintas, con atributos interesantes. Dejé de visitarla, por cierto, cuando me dijo que notaba interés de mí hacia su persona, que no me confundiera, era alguien que no estaba interesada en mí; salí de ahí, y no volví a hablar con ella jamás.
Al reprobar tuve que trabajar durante todo el día, y atinadamente mi jefe me envío a encerrar a la bodega durante varios años, acompañado al principio, en soledad después. Cuando volví a la escuela, ya me sentía viejo, pues tenía cinco años de distancia entre yo y la generación actual, me sentía como un buitre al mirar a las mujeres mucho más pequeñas. Pero entendí que eso no es una diferencia real, de Sindy me enamoré primero, volvía a caer en el estereotipo de enamorarme de las guapas, aunque resulta que toda la escuela la amaba también; y yo, bueno, yo fui más bien su amigo todo el tiempo, hasta que decidió ser reina, perdió a nivel estatal, me culpó de eso y desapareció de mi vida (cosa que sucedió años después, cuando ya mi amor estaba direccionado hacia otra parte).
Después de ella estuvieron Paola, que se cambió de escuela y se hizo famosa por su hermosura y con quien no compartí nada; Sara, que tenía un novio muy celoso que me impedía hasta ser su amigo; América, con quien salí una vez y me sentí un tonto hablando con una tonta; Jaz, que se hizo novio a un gran amigo y dejé de verla como objetivo de mi amor; Yazmín, con quien salí y tuve puerta abierta para hacer cosas que algo en mi cabeza decía que no, y quien, al cabo de unos días me confesó estar embarazada; y Yesenia, a quien dejé como una amistad lejana y valoré como una dama, que además de bella, posee una actitud interesante a la vida. Todas las anteriores, a partir de Sindy, llegaron a ser representantes de belleza, espero se note mi nivel de superficialidad y claro, de torpeza al elegir. También estuvo Fer, a quien amé fugazmente y fue la primera chica en decirme que me quería; lo confieso, ella era una dama muy experimentada en cuanto a novios y me aterraba porque sabía que con ella las cosas nunca serían en serio.
Ya a nivel facultad me encuentro con la mala noticia que prácticamente no hay mujeres guapas en ingeniería, pero las redes sociales ya eran un lujo adoptado por todos, ahí conocí a otra mujer asombrosa, guapa y genial, Valeria, que en cuanto tuvo novio fue ella quien cortó toda comunicación conmigo. Maggie, doce años mayor que yo, obtuvo mis llamadas hasta Oaxaca varias veces, porque sí, amé su personalidad y aprender tanto de ella. Posteriormente amé a Romina, hasta el DF donde se encontraba. Erika, que me volvía loco con su belleza y amor por la buena música. A ellas las conocí vía Internet. Durante ese transcurso y por poco tiempo amé a Mimí, que habitaba en el lugar donde yo solía asistir a comer.
Terminando ese periodo, que más bien fue un proceso de aprendizaje, me impulsé a amar a alguien que yo creía me sería más conveniente y bueno para mi vida, de ahí surgió Angie; una dama con toda la extensión de la palabra a quien amé por quien era, por su personalidad, por convicción y ganas de ser alguien en la vida, de tener a alguien a mi lado para siempre. Ella rompió mi corazón por primera vez, fue sincera, ayudó a cambiar muchas actitudes en mí, aunque nunca pasó nada más, irrumpió en mi ser y logró que mi alma fuera más madura, más interesante, más honesta.
Remotamente puedo decir que tuve la posibilidad de ser amado por Paloma, pero era una pequeña niña la que me confesó eso; a partir de ahí supe cumplida la máxima de que "a todos nos rompen el corazón y lo rompemos al menos una vez en la vida". Amé a esa niña, la amé por su ingenuidad, pero abrí los ojos a la realidad y supe que lo nuestro era algo que no se podía dar.
Apróximadamente en estos tiempos amé a dos mujeres más por su intelecto, cinismo, capacidad, espiritualidad y belleza: Angélica y Nancy. A ellas las amé como mujeres, como amigas, con amor sincero y racional.
Súbitamente existió una compañera de transporte, Tere, de quien puedo decir pude haberme enamorado o lo hice, al menos durante unos días. Gracias a Internet conocí a Bertha, por ella a Shó y a Alibaneth, de las tres me enamoré un instante, de formas distintas y en tiempos diversos cada una... La última mujer a la que le entregué mi amor fue a Bertha; quien ha sido la única que me ha dado su amor recíprocamente, consistente y verdadero. No hablaré de ella en tiempo pasado porque es un proceso que vivo actualmente, pero quiero decir que los cambios que están sucediendo en mí son enormes, los más grandes que he experimentado desde el primer momento en el que me enamoré hasta ahora, no como cuento, no como aventura, como realidad. Ella es, el día de hoy, la mejor mujer que he conocido en mi vida; una dama maravillosa y que está por hacer grandes cosas. La admiro, la amo, sinceramente no es alguien en quien me fijé por su belleza, pero es realmente hermosa. Y sin más, estoy en este punto.
¿Por qué escribí todo lo anterior?
Porque resulta que acabo de comprender una cosa necesaria: Durante toda mi vida mi corazón ha seguido a alguien, a diferentes personas y personalidades, intentando aprender, brindar, servir, expresar, dar, admirar, comprender, etcétera.
Pero el gran problema en el que me veo enfrascado en este momento es que, al día de hoy, incluso en los lapsos de tiempo en los que no hubo una mujer a la vista, mi corazón se la ha pasado enamorado de alguien más que de mí mismo. He repartido todo mi amor en otras personas y he reservado muy poco para mí, para la pieza más importante en la existencia del amor, el contenedor, yo mismo.
Hoy decido no seguir más en busca de repartir mi amor, decido no fragmentar más mi corazón, decido hacer de mí una gran persona y amarme con fuerza antes de dedicar mi ser a amar a alguien más. Hoy decido hacer, por mí, porque quiero crecer, porque quiero existir. Y esto, por cierto, es la herencia que me ha dejado el amar a Bertha. Voy por todo, a rockear.
Y es que, haciendo memoria anoche, mi corazón se ha portado enamoradizo desde que tengo memoria, porque es como si fuera fácil para él hacerlo, como si siempre quisiera estar señalando hacia algún otro lado cuando, lo más importante, es sentir esa plenitud para mí mismo.
Antes de ingresar al kinder siquiera estaba enamorado de una niña más grande que yo que nos cuidaba, a mí y a otros niños llamada Damaris. Después, ya en el jardín de niños Grecia fue el nombre de a quien dirigí mi amor. A los pocos años y durante toda la primaria y los primeros días de secundaria mi corazón le fue fiel amante a Paty, quien por cierto leyó mi primera carta de amor junto con una caja de chocolates, la primera dama que me rechazó. Inmediatamente después estuvieron Tikis, que se fue a Estados Unidos y con quien no tuve oportunidad pues era mayor que yo; Yerania de quien me enamoré desde que me dio mi primer beso, y quien casi hasta terminar la secundaria tuvo que ignorarme a propósito pues me veía con ojos de náuseas. Y también Nadia, que estuvo al final de la secundaria y al inicio de lo que fue mi tiempo en prepa a la vista sin enterarse de la voluntad de mi corazón por amarla.
Al llegar a la preparatoria las cosas cambian, las mujeres obtienen grandes cambios en sus cuerpos y nosotros nos hacemos más sexuales. Ahí me enamoré de Bere, pero yo no duré en la escuela debido a que estaba acostumbrado a hacerme la pinta, también cabe mencionar que ella era grande de edad y yo me sentía un enclenque. Empecé a trabajar con mi padre, las redes sociales no existían todavía y mi vida no podía estar más lejos de una computadora con Internet, a lo más que llegué en ese tiempo fue a agregar al mensajero a esa dama, con quien nunca, por cierto, hablé más.
Duré una quincena ayudando a albañiles como castigo, después vendí productos casa por casa y gracias al servicio estatal de empleo entré a trabajar en la mercería de mi tío poco tiempo después, en donde, me enamoré de la hermosa vecina a quien solemnemente llamaré "Giovana", y eso porque nunca supe su nombre, ni nada de ella, solo veía que trabajaba en una tienda de ropa llamada G&O.
Con el pretexto de entrar a la escuela de nuevo me salí de trabajar, a mi madre le hartaba tenerme en casa, así que me busqué trabajos sin ganas de encontrarlos, ella me consiguió de repartidor de volantes; el resultado: Alguien que trabajaba de tres a cuatro días a la semana y ganaba una miseria, por esos tiempos vi por primera vez a Karla, la chica que vendía billeteras en el centro comercial del que repartía volantes y me enamoré también sin que lo supiera ella.
Pasados los meses ingresé a un trabajo de mayor categoría, a Raulín con 17 años, ahí estaba una vecina, como empleada de un negocio de herrajes, le brindé mi amor platónicamente a una mujer como cinco años mayor que yo y con quien por supuesto, a la mayor cercanía que llegaba era a seguirla a distancia cuando caminábamos por el mismo rumbo, solo para verla, un día se fue, creo que encontró un mejor trabajo.
Entré de nuevo a preparatoria, esta vez, Verónica, por su personalidad y amabilidad para conmigo me hizo sentir enamorado momentáneamente, fue en este instante en el que supe que prefería enamorarme de alguien por cómo era que por cómo se veía, pero quedó embarazada y se retiró. Posteriormente conocí a Mirel, de quien el ir a visitarla es la responsabilidad de haber reprobado, con ella supe que me agradaban las mujeres distintas, con atributos interesantes. Dejé de visitarla, por cierto, cuando me dijo que notaba interés de mí hacia su persona, que no me confundiera, era alguien que no estaba interesada en mí; salí de ahí, y no volví a hablar con ella jamás.
Al reprobar tuve que trabajar durante todo el día, y atinadamente mi jefe me envío a encerrar a la bodega durante varios años, acompañado al principio, en soledad después. Cuando volví a la escuela, ya me sentía viejo, pues tenía cinco años de distancia entre yo y la generación actual, me sentía como un buitre al mirar a las mujeres mucho más pequeñas. Pero entendí que eso no es una diferencia real, de Sindy me enamoré primero, volvía a caer en el estereotipo de enamorarme de las guapas, aunque resulta que toda la escuela la amaba también; y yo, bueno, yo fui más bien su amigo todo el tiempo, hasta que decidió ser reina, perdió a nivel estatal, me culpó de eso y desapareció de mi vida (cosa que sucedió años después, cuando ya mi amor estaba direccionado hacia otra parte).
Después de ella estuvieron Paola, que se cambió de escuela y se hizo famosa por su hermosura y con quien no compartí nada; Sara, que tenía un novio muy celoso que me impedía hasta ser su amigo; América, con quien salí una vez y me sentí un tonto hablando con una tonta; Jaz, que se hizo novio a un gran amigo y dejé de verla como objetivo de mi amor; Yazmín, con quien salí y tuve puerta abierta para hacer cosas que algo en mi cabeza decía que no, y quien, al cabo de unos días me confesó estar embarazada; y Yesenia, a quien dejé como una amistad lejana y valoré como una dama, que además de bella, posee una actitud interesante a la vida. Todas las anteriores, a partir de Sindy, llegaron a ser representantes de belleza, espero se note mi nivel de superficialidad y claro, de torpeza al elegir. También estuvo Fer, a quien amé fugazmente y fue la primera chica en decirme que me quería; lo confieso, ella era una dama muy experimentada en cuanto a novios y me aterraba porque sabía que con ella las cosas nunca serían en serio.
Ya a nivel facultad me encuentro con la mala noticia que prácticamente no hay mujeres guapas en ingeniería, pero las redes sociales ya eran un lujo adoptado por todos, ahí conocí a otra mujer asombrosa, guapa y genial, Valeria, que en cuanto tuvo novio fue ella quien cortó toda comunicación conmigo. Maggie, doce años mayor que yo, obtuvo mis llamadas hasta Oaxaca varias veces, porque sí, amé su personalidad y aprender tanto de ella. Posteriormente amé a Romina, hasta el DF donde se encontraba. Erika, que me volvía loco con su belleza y amor por la buena música. A ellas las conocí vía Internet. Durante ese transcurso y por poco tiempo amé a Mimí, que habitaba en el lugar donde yo solía asistir a comer.
Terminando ese periodo, que más bien fue un proceso de aprendizaje, me impulsé a amar a alguien que yo creía me sería más conveniente y bueno para mi vida, de ahí surgió Angie; una dama con toda la extensión de la palabra a quien amé por quien era, por su personalidad, por convicción y ganas de ser alguien en la vida, de tener a alguien a mi lado para siempre. Ella rompió mi corazón por primera vez, fue sincera, ayudó a cambiar muchas actitudes en mí, aunque nunca pasó nada más, irrumpió en mi ser y logró que mi alma fuera más madura, más interesante, más honesta.
Remotamente puedo decir que tuve la posibilidad de ser amado por Paloma, pero era una pequeña niña la que me confesó eso; a partir de ahí supe cumplida la máxima de que "a todos nos rompen el corazón y lo rompemos al menos una vez en la vida". Amé a esa niña, la amé por su ingenuidad, pero abrí los ojos a la realidad y supe que lo nuestro era algo que no se podía dar.
Apróximadamente en estos tiempos amé a dos mujeres más por su intelecto, cinismo, capacidad, espiritualidad y belleza: Angélica y Nancy. A ellas las amé como mujeres, como amigas, con amor sincero y racional.
Súbitamente existió una compañera de transporte, Tere, de quien puedo decir pude haberme enamorado o lo hice, al menos durante unos días. Gracias a Internet conocí a Bertha, por ella a Shó y a Alibaneth, de las tres me enamoré un instante, de formas distintas y en tiempos diversos cada una... La última mujer a la que le entregué mi amor fue a Bertha; quien ha sido la única que me ha dado su amor recíprocamente, consistente y verdadero. No hablaré de ella en tiempo pasado porque es un proceso que vivo actualmente, pero quiero decir que los cambios que están sucediendo en mí son enormes, los más grandes que he experimentado desde el primer momento en el que me enamoré hasta ahora, no como cuento, no como aventura, como realidad. Ella es, el día de hoy, la mejor mujer que he conocido en mi vida; una dama maravillosa y que está por hacer grandes cosas. La admiro, la amo, sinceramente no es alguien en quien me fijé por su belleza, pero es realmente hermosa. Y sin más, estoy en este punto.
¿Por qué escribí todo lo anterior?
Porque resulta que acabo de comprender una cosa necesaria: Durante toda mi vida mi corazón ha seguido a alguien, a diferentes personas y personalidades, intentando aprender, brindar, servir, expresar, dar, admirar, comprender, etcétera.
Pero el gran problema en el que me veo enfrascado en este momento es que, al día de hoy, incluso en los lapsos de tiempo en los que no hubo una mujer a la vista, mi corazón se la ha pasado enamorado de alguien más que de mí mismo. He repartido todo mi amor en otras personas y he reservado muy poco para mí, para la pieza más importante en la existencia del amor, el contenedor, yo mismo.
Hoy decido no seguir más en busca de repartir mi amor, decido no fragmentar más mi corazón, decido hacer de mí una gran persona y amarme con fuerza antes de dedicar mi ser a amar a alguien más. Hoy decido hacer, por mí, porque quiero crecer, porque quiero existir. Y esto, por cierto, es la herencia que me ha dejado el amar a Bertha. Voy por todo, a rockear.
Yo
Por
RokCK (RokCK)
Anoche pensaba en esto precisamente, he vivido la vida siempre siguiendo a alguien, a su sombra, a su aroma, en algún sentido desde que teng...