Como a una página a la que le quiere ver el final pronto, como a un cuento que le contaron en su pasado, como a un chiste que alguien le platicó, como a su primer diente, o el recuerdo del primer lugar en el que vivió, como a su cuaderno de primaria, o al primer niño que le dijo "te amo".
Seguramente no extraña que mis ojos se posen en ella con devoción, que mis manos toquen su piel con pasión, que mis textos estimen sus atributos con excitación, que escriba a ella, que describa que es tan bella, que me fascine su existir cercano a mí, que me interese nuestras historias compartir.
Pues es una mujer muy fuerte estando lejos de mí, seguramente no extraña mi voz, ni la curiosa forma de mis labios; no, ella no es así, ella es más que eso, ella hace para sí, no por otros, solo es ella.
No es como yo, que cada segundo la pienso, con cada vez mayor tormento la requiero, con cada vez más miedo a que no me quiera ver volver me alejo, porque así es, porque así quiere; pero es algo que me aterra, me asusta, me angustia, me duele.
No quiero dormir aquí, no quiero existir aquí, no quiero sentir más, solo quiero disolverme con el paso del tiempo, que llegados mi años de soledad se sepa que siempre he querido amar, pero nadie me ha aceptado con tal honestidad.
En la historia de mi vida el antagónico personaje que me mutila, que me desmenuza y decapita siempre soy yo; lo sé, siempre lo sé, siempre el pecado está en admitirlo todo, en querer ser siempre verdadero.
Cada vez con mayor fuerza retumba a mi oído el "Dios no me ama".
Seguramente no extraña que mis ojos se posen en ella con devoción, que mis manos toquen su piel con pasión, que mis textos estimen sus atributos con excitación, que escriba a ella, que describa que es tan bella, que me fascine su existir cercano a mí, que me interese nuestras historias compartir.
Pues es una mujer muy fuerte estando lejos de mí, seguramente no extraña mi voz, ni la curiosa forma de mis labios; no, ella no es así, ella es más que eso, ella hace para sí, no por otros, solo es ella.
No es como yo, que cada segundo la pienso, con cada vez mayor tormento la requiero, con cada vez más miedo a que no me quiera ver volver me alejo, porque así es, porque así quiere; pero es algo que me aterra, me asusta, me angustia, me duele.
No quiero dormir aquí, no quiero existir aquí, no quiero sentir más, solo quiero disolverme con el paso del tiempo, que llegados mi años de soledad se sepa que siempre he querido amar, pero nadie me ha aceptado con tal honestidad.
En la historia de mi vida el antagónico personaje que me mutila, que me desmenuza y decapita siempre soy yo; lo sé, siempre lo sé, siempre el pecado está en admitirlo todo, en querer ser siempre verdadero.
Cada vez con mayor fuerza retumba a mi oído el "Dios no me ama".
Como a una página a la que le quiere ver el final pronto, como a un cuento que le contaron en su pasado, como a un chiste que alguien le pla...