¿Qué es de un desierto sin ese color amarillo que lo caracteriza? Poner palabras con intención de "atraer" al lector cualquiera puede hacerlo, enrollándolo en historias banales e idiotas, de esas que solamente se consumen por el mero goce de perder tiempo. Qué se yo, cuando el autor es un "intelectual", un supuesto gurú o mentor, o la influencer hot que dice que sabe escribir y entrega frases dignas de cuaderno de primaria.
Hay escritores malos y otros terribles, contados son aquellos cuya obra es digna de ser presumida como algo ejemplar, y para ser sinceros, ninguno de esos sería tan abiertamente ególatra como para creersela de forma pública. Porque sí, se trata de vender, pero a cambio de perder la esencia artística del producto. ¿O pensaban que ellos viven de tragar aire?
Estoy durmiendo en una cobija sobre el piso, por fin se consiguió la renta de un lugar a distancia cómoda de la oficina, con el beneficio extra de que es una casa y no un departamento de esos en los que se escuchan los ronquidos del vecino de al lado o los saltos del escuncle relajiento de la planta superior. Una dicha.
Retomando estoy mi proyecto para este año; inclusión de hábitos para una mejora de vida. Hay que dignificar lo que se tiene. Por mis tres lectores asiduos (o quizá uno) es bien sabido que un cuando un círculo de tristeza se apodera de mí, suele revolcarme y dejarme tendido estirando lo más posible mis límites y suerte, o bendición divina, llámenle como quieran.
Recoger las partes y medio organizarlas en lo que queda de mí es un proceso que lleva tiempo, semanas, meses probablemente. Soy una construcción de medio pelo, que tiene buenos cimientos y a su disposición los mejores materiales, pero unos muy perezosos obreros. Que a días se van a huelga porque no les pagan, a días prefieren no asistir porque simplemente se desvelaron la noche anterior.
Quiero armar un estudio. Este cuarto es de tamaño promedio para los de esta ciudad, sin embargo, le hicieron la adición de un espacio al costado que con un poco de creatividad e inversión podría funcionar como un pequeño estudio. Estoy que no quepo del gusto de solo pensar lo que podría hacer ahí.
Este último mes ha sido un sacrificio intenso, entre vagar por distintos cuartos a divagar por haber tenido que posponer el camino que había empezado a andar. Amo a mi familia, como no tienen idea lo hago. Disfruto cada instante cerca de ellos, son fuente fundamental de mis pensamientos desde que amanece y una puerta esperanzadora al enfrentarme a cualquier proceso difícil de esos que suelen estrujarme el suelo, evititando que el vórtice de conmiseración se apodere de mí.
La historia se reescribe por los sobrevivientes a cada segundo que pasa. Pero la interpretación de lo sucedido, desde una visión por arriba del hombro hacia atrás, nos esclarece que aquello que nos pasó, fue un paso más en la búsqueda del la versión actual de lo que somos. Y no es para nada reprochable estar aquí, porque aunque sea para otros insignificante, para uno requirió toda la fuerza y voluntad que se tenía al alcance en ese momento. Bienvenidos otro reinicio, uno más probablemente de los que faltan.