Me he dado a la tarea de escribir al menos un poquito cada día en cualquiera de los proyectos que tengo pendientes de redacción, me tardo, medito, aunque algunos como lo que escribo aquí los plasmo "al vuelo". Solo es cuestión de llegar a cuatro o cinco párrafos con idea contando un poco de lo que me pasa y sin caer en el debraye.
Elegir entre los proyectos es fácil, los tengo literarios, los tengo de programación, los tengo personales; todos requieren de constancia, de inteligencia, de tiempo principalmente. Actualmente estoy preocupado (un poco nada más) de lo que vendrá a ser mi tesis, hay ideas, pero no sé qué tan aceptables sean; hay ideas que no sé cuánto tiempo me tardaré en desarrollar o si las podré al menos finalizar.
Una vez en el libro de lecturas de un grado de primaria leí la historia de una anciana a la que la muerte no se podía llevar por ser una persona muy ocupada, no pienso para mí del mismo modo, sé que Dios tiene el momento en sus manos y si es hoy el día de mi muerte así será porque él lo decide, no soy nadie para negarme a algo tan natural y espléndido como eso.
La muerte vendría a ser la cúspide de mi participación en la tierra, he hecho pocas cosas todavía, no está mi nombre escrito en ningún lado para la posteridad; siempre aclaro que mi intención no es lucirme, quiero hacer y ser no por parecer, sino por el deseo propio de construir un linaje (de ser posible).
Hay planes, siempre habrá, hay ideas y necesidad de explotarlas pero mucho de eso se queda guardado, entre líneas, en libretas viejas, en recortes de papel y principalmente, los mayormente productivos y ambiciosos, dentro de mi cerebro. Todo el tiempo estar pensando en cómo mejorar me ha hecho alguien bastante crítico contra mí mismo, y si he escuchado un insulto o una murmuración a mi persona, en el pasado ya varias veces antes me lo he dicho yo con el deseo de posicionarme en la realidad. Pensar en que el morir hoy es un hecho probable, y querer ser merecedor de una muerte digna si así ocurre, eso creo fundamental en mi andar por la vida.
Elegir entre los proyectos es fácil, los tengo literarios, los tengo de programación, los tengo personales; todos requieren de constancia, de inteligencia, de tiempo principalmente. Actualmente estoy preocupado (un poco nada más) de lo que vendrá a ser mi tesis, hay ideas, pero no sé qué tan aceptables sean; hay ideas que no sé cuánto tiempo me tardaré en desarrollar o si las podré al menos finalizar.
Una vez en el libro de lecturas de un grado de primaria leí la historia de una anciana a la que la muerte no se podía llevar por ser una persona muy ocupada, no pienso para mí del mismo modo, sé que Dios tiene el momento en sus manos y si es hoy el día de mi muerte así será porque él lo decide, no soy nadie para negarme a algo tan natural y espléndido como eso.
La muerte vendría a ser la cúspide de mi participación en la tierra, he hecho pocas cosas todavía, no está mi nombre escrito en ningún lado para la posteridad; siempre aclaro que mi intención no es lucirme, quiero hacer y ser no por parecer, sino por el deseo propio de construir un linaje (de ser posible).
Hay planes, siempre habrá, hay ideas y necesidad de explotarlas pero mucho de eso se queda guardado, entre líneas, en libretas viejas, en recortes de papel y principalmente, los mayormente productivos y ambiciosos, dentro de mi cerebro. Todo el tiempo estar pensando en cómo mejorar me ha hecho alguien bastante crítico contra mí mismo, y si he escuchado un insulto o una murmuración a mi persona, en el pasado ya varias veces antes me lo he dicho yo con el deseo de posicionarme en la realidad. Pensar en que el morir hoy es un hecho probable, y querer ser merecedor de una muerte digna si así ocurre, eso creo fundamental en mi andar por la vida.
Me he dado a la tarea de escribir al menos un poquito cada día en cualquiera de los proyectos que tengo pendientes de redacción, me tardo, m...