“Hoy no soy nadie, pero lo seré”. La frase se repetía dentro de mí. Así comenzó todo. Tener una bitácora, escribir por el placer que me causa el ser leído, intentar decir la verdad, verdad fomentada en estudios, hechos o universalidades.
Yo, dueño de este cascarón, no he podido conocer la totalidad de mi ser, existen en él algunos miembros acerca de los que me gustaría escribir en este momento.
Comenzaré hablandoles del más fuerte, ese que cada día me absorve un poco más, adueñandose prácticamente de mi “esencia”, su nombre es Rokck.
Sí, así es, el nombre con el que actualmente redacto, con el que a veces pienso, con el que a veces actúo; ya no me causa temor, al principio sí, no podía acostumbrarme a su naturaleza tan nula, consintiendo cero puntos de bondad por cero de maldad en mi ser. Es extraño, francamente no alcanzo a entender con qué velocidad consiguió en mí esa considerable fuerza.
Rokck vive de mis sueños, no de mis deseos, él sueña con ser alguien, con ser escritor, no famoso, la fama no le interesa, de hecho, el dinero tampoco, él sólo desea ser leído, apreciado por sus lectores y reconocido por sus amigos.
Les presentaré a un segundo ser, de éste si hay que temer; representa el mal, la intolerancia y el orgullo en mí. No le importa lo que diga la gente, no desea el bien para nadie más, detesta ser corregido, actúa por “instinto”.
Aún así tiene principios y es muy leal a ellos, el cinísmo lo acompaña, rozando puntos delicados siempre, causando esragos a diestra y siniestra, refiriendose a los demás como un “algo”. Prepotente y podrido en talentos, deseoso del placer propio antes que el de cualquier otro, disfruta siempre el estar por encima de de los demás, no le teme a lo negativo que pueda existir, es mejor y lo refriega en la cara de los demás; su nombre es Jaeh.
Hace tiempo que no le permito salir a flote, me ha causado grandes problemas; las tentaciones están a la orden del día cuando él domina.
El tercero es quizá el más puro, aquel que es el más raro ver dominando; porque es sumiso y abnegado, es muy sabio al realizar cualquier cosa, valiente para enfrentar cualquier situación de peligro e inocente para realizar maldades.
Posee más corazón que cerebro, también le llamo “inspiración”; porque cuando él manda, no existe nada en el mundo que me pueda hacer sentir mal, todo es bello, todo es puro, todo es blanco. Conoce acerca de cualquier tema, pero evita todo lo que no está bien guiado. Sabe lo que puede hacer, porque no existen imposibles en su idealidad; considera a todas las cosas como seres.
Provoca que te enamores de él en cuato lo conoces, a pesar de que es muy difícil que se mantenga dominando porque siempre habrá otros que deseen ocupar ese lugar. Su nombre es Charlye, es el tipo que me encanta sacar a relucir en presencia de alguien que me importa mantener a mi lado.
Y al final, pero no menos interesante se encuentra el “equilibrio”, el yo que existe, el yo que se equivoca, el yo que comete errores, el yo que llora, el yo que se ría de cualquier cosa, el yo que tiene esperanzas en que el mundo será mejor, el yo que generalmente manda, el yo que desea ser feliz y lo intentará día con día, el yo que tiene buenos amigos, el yo que recibe cualquier cantidad de insultos y regaños, el yo que no quiere ser un cero a la izquierda, el yo que tiene una gran cantidad de virtudes y defectos, el yo que busca el bien y a veces no lo encuentra, el yo que desea estar con alguien que le escuche, el yo que no traiciona, el yo que tiene miedo de abrir su alma y ser pisoteado… Ese yo se llama Carlos.
La verdad es que, no creo que sean malos, porque a comunmente trabajan juntos y en muchas ocasiones me han ayudado a librarme del mal.
Yo, dueño de este cascarón, no he podido conocer la totalidad de mi ser, existen en él algunos miembros acerca de los que me gustaría escribir en este momento.
Comenzaré hablandoles del más fuerte, ese que cada día me absorve un poco más, adueñandose prácticamente de mi “esencia”, su nombre es Rokck.
Sí, así es, el nombre con el que actualmente redacto, con el que a veces pienso, con el que a veces actúo; ya no me causa temor, al principio sí, no podía acostumbrarme a su naturaleza tan nula, consintiendo cero puntos de bondad por cero de maldad en mi ser. Es extraño, francamente no alcanzo a entender con qué velocidad consiguió en mí esa considerable fuerza.
Rokck vive de mis sueños, no de mis deseos, él sueña con ser alguien, con ser escritor, no famoso, la fama no le interesa, de hecho, el dinero tampoco, él sólo desea ser leído, apreciado por sus lectores y reconocido por sus amigos.
Les presentaré a un segundo ser, de éste si hay que temer; representa el mal, la intolerancia y el orgullo en mí. No le importa lo que diga la gente, no desea el bien para nadie más, detesta ser corregido, actúa por “instinto”.
Aún así tiene principios y es muy leal a ellos, el cinísmo lo acompaña, rozando puntos delicados siempre, causando esragos a diestra y siniestra, refiriendose a los demás como un “algo”. Prepotente y podrido en talentos, deseoso del placer propio antes que el de cualquier otro, disfruta siempre el estar por encima de de los demás, no le teme a lo negativo que pueda existir, es mejor y lo refriega en la cara de los demás; su nombre es Jaeh.
Hace tiempo que no le permito salir a flote, me ha causado grandes problemas; las tentaciones están a la orden del día cuando él domina.
El tercero es quizá el más puro, aquel que es el más raro ver dominando; porque es sumiso y abnegado, es muy sabio al realizar cualquier cosa, valiente para enfrentar cualquier situación de peligro e inocente para realizar maldades.
Posee más corazón que cerebro, también le llamo “inspiración”; porque cuando él manda, no existe nada en el mundo que me pueda hacer sentir mal, todo es bello, todo es puro, todo es blanco. Conoce acerca de cualquier tema, pero evita todo lo que no está bien guiado. Sabe lo que puede hacer, porque no existen imposibles en su idealidad; considera a todas las cosas como seres.
Provoca que te enamores de él en cuato lo conoces, a pesar de que es muy difícil que se mantenga dominando porque siempre habrá otros que deseen ocupar ese lugar. Su nombre es Charlye, es el tipo que me encanta sacar a relucir en presencia de alguien que me importa mantener a mi lado.
Y al final, pero no menos interesante se encuentra el “equilibrio”, el yo que existe, el yo que se equivoca, el yo que comete errores, el yo que llora, el yo que se ría de cualquier cosa, el yo que tiene esperanzas en que el mundo será mejor, el yo que generalmente manda, el yo que desea ser feliz y lo intentará día con día, el yo que tiene buenos amigos, el yo que recibe cualquier cantidad de insultos y regaños, el yo que no quiere ser un cero a la izquierda, el yo que tiene una gran cantidad de virtudes y defectos, el yo que busca el bien y a veces no lo encuentra, el yo que desea estar con alguien que le escuche, el yo que no traiciona, el yo que tiene miedo de abrir su alma y ser pisoteado… Ese yo se llama Carlos.
La verdad es que, no creo que sean malos, porque a comunmente trabajan juntos y en muchas ocasiones me han ayudado a librarme del mal.
“Hoy no soy nadie, pero lo seré”. La frase se repetía dentro de mí. Así comenzó todo. Tener una bitácora, escribir por el placer que me caus...