Las situaciones en la vida nos instruyen a seguir andando, a no rendirnos ante nada, a pensar en el postrer beneficio de lo que una vez nos hizo sentir malheridos, a aceptar nuestros tropiezos y a afrontar con carácter los próximos retos.
He aprendido muy recientemente por parte de Angie que había estado volviéndome un excelente ejemplo de orador a la hora de mantener una charla con alguien, y eso, aunque no es malo, en exceso me convierte en protagónico y le quita la esencia a un delicioso diálogo como lo es el sentarse a tomar una taza de café conmigo o algo por el estilo.
Me fascina aprender de mis errores e implementar cambios que alimenten más allá de mi dignidad, la grandeza de lo que supone ser yo. Sin desanimar o compararme con nadie, admito que todas y cada una de las personas que he conocido en mi vida me han regalado enseñanzas importantes y son dignas de que les vaya bien en todo cuanto emprendan.
Aunque espero no se malentienda, este tipo de conceptos siempre tienden a ser relativos, porque así como es imposible para la naturaleza brindarnos todo cuanto gustemos por mucha pasión que impregnemos al momento de solicitarlo debido a que el mismo objetivo puede estar siendo solicitado por alguien más, la sabiduría eterna siempre cumple su función con el paso de los días.
Amo cada paso que he dado en mi estancia en esta división; como confesé hace un rato a mi hermana, si bien es cierto que las promesas o ilusiones vacías son lo que más me cuesta superar de mi pasado, tiendo a tomar lo bueno de las circunstancias y alimentar las áreas que mejoran mi modo de operar para funcionar de una mejor manera la siguiente.
Me enseñaron a pedir perdón y a perdonar; aprendí que nadie podemos fungir como el perfecto complemento que supla todas las necesidades de alguien más, sin embargo, podemos adaptarnos mutuamente para favorecer un entorno más ligero y que a la hora de encarar resultados juntamente podamos ver beneficios que propicien el avance verdadero y la constitución de resultados.
Y no hablo de una persona en particular, sino de la empatía entre el individuo y su propia vida, la honestidad con la que se ve a sí mismo y la forma en la que digiere tanto el aprendizaje, el autocontrol, el conocimiento, el principio evolutivo que le separa de los demás animales, y la armónica manera de adaptarse al medio.
He aprendido muy recientemente por parte de Angie que había estado volviéndome un excelente ejemplo de orador a la hora de mantener una charla con alguien, y eso, aunque no es malo, en exceso me convierte en protagónico y le quita la esencia a un delicioso diálogo como lo es el sentarse a tomar una taza de café conmigo o algo por el estilo.
Me fascina aprender de mis errores e implementar cambios que alimenten más allá de mi dignidad, la grandeza de lo que supone ser yo. Sin desanimar o compararme con nadie, admito que todas y cada una de las personas que he conocido en mi vida me han regalado enseñanzas importantes y son dignas de que les vaya bien en todo cuanto emprendan.
Aunque espero no se malentienda, este tipo de conceptos siempre tienden a ser relativos, porque así como es imposible para la naturaleza brindarnos todo cuanto gustemos por mucha pasión que impregnemos al momento de solicitarlo debido a que el mismo objetivo puede estar siendo solicitado por alguien más, la sabiduría eterna siempre cumple su función con el paso de los días.
Amo cada paso que he dado en mi estancia en esta división; como confesé hace un rato a mi hermana, si bien es cierto que las promesas o ilusiones vacías son lo que más me cuesta superar de mi pasado, tiendo a tomar lo bueno de las circunstancias y alimentar las áreas que mejoran mi modo de operar para funcionar de una mejor manera la siguiente.
Me enseñaron a pedir perdón y a perdonar; aprendí que nadie podemos fungir como el perfecto complemento que supla todas las necesidades de alguien más, sin embargo, podemos adaptarnos mutuamente para favorecer un entorno más ligero y que a la hora de encarar resultados juntamente podamos ver beneficios que propicien el avance verdadero y la constitución de resultados.
Y no hablo de una persona en particular, sino de la empatía entre el individuo y su propia vida, la honestidad con la que se ve a sí mismo y la forma en la que digiere tanto el aprendizaje, el autocontrol, el conocimiento, el principio evolutivo que le separa de los demás animales, y la armónica manera de adaptarse al medio.
Orador
Por
RokCK (RokCK)
Las situaciones en la vida nos instruyen a seguir andando, a no rendirnos ante nada, a pensar en el postrer beneficio de lo que una vez nos ...