Hombres, desperdician la vida intentando encontrarse y mueren sabiendo que nunca disfrutaron de ser ellos mismos.
Hombres, tratando de mostrar lo diferentes que son vistiéndose igual a otros, actuando del mismo modo y ejecutando las mismas cosas.
Hombres, anhelando todos los días de su vida alcanzar sus sueños e incapacitados para atreverse a dar el primer paso.
Hombres, que luchan ante la sociedad corrupta en medio de la que nos encontramos con enmiendas públicas pero en lo secreto actúan igual a otros.
Hombres, que se estiman como seres inteligentes juzgando a otros al no poder comprender su efímera capacidad intelectual.
Hombres, que están tan acostumbrados a un mundo de falsedad que cuando alguien se aproxima a ellos en honestidad lo tratan igual que a cualquier mentiroso.
Hombres, que luchan siempre por salir de la miseria sin darse cuenta que ese sentimiento se encuentra en su miserable manera de pensar.
Hombres, que intentando encontrar la gloria personal, pasajera y sin sentido, desaprovechan lo más valioso que tienen en la vida: Ellos mismos.
Hombres, que esforzándose por escalar posiciones laborales se rebajan a lamer botas de aquellos, que probablemente estén mucho menos capacitados que ellos a dirigirles.
Hombres, que simulando rebelión pertenecen a un grupo más en el sistema global que nos categoriza, cataloga y etiqueta a todos y cada uno.
Hombres, que piensan que por gritar enmiendas en contra del regimiento actual pretenden conseguir cambios sin ser capaces en ellos mismos de comprender que así no se cambia nada.
Hombres, que embaucados por la totalidad de los medios se dicen a sí mismos de alto razonamiento cuando desconocen incluso el funcionamiento de lo más simple de la vida.
Hombres, que hacen de todo por conseguirlo todo recién hecho, sin entender que mientras más virtuales son los valores de sus posesiones, menos valor físico contemplan.
Hombres, que inician guerras y conflictos por diferencias ideológicas y no pueden aceptar que cada universo tiene una muy personal perspectiva del entorno.
Hombres, que se dejan engañar por otros hombres e ingresan a grupos sociales, culturales, religiosos, económicos, elitistas, de instrucción, desperdiciando aquello que supuestamente les pertenece.
Hombres, que empeñan su libertad a cambio de más canales de televisión que muestran la misma basura, más espacio que jamás usan y menos publicidad invasiva.
Hombres, que viven de crédito en crédito creyendo que la manera de enriquecerse es en base a lo factible que es endeudarse para toda la vida.
Hombres, que se enamoran de personas que les tratan mal, solo porque quien les trata como deben ser tratados parece que no es suficientemente retador para hacerles compañía.
Hombres, que están dispuestos a ridiculizarse solos con tal de alcanzar una considerable fama en la vida, porque en su lógica el éxito y la fama van de la mano.
Hombres, que pueden desperdiciar días enteros en temas basura, pero no están dispuestos a leer un montón de líneas que les ayuden a convenir lo simple de la vida.
Hombres, que invierten fortunas en otros seres intentando encontrar la felicidad, cuando es tan simple como comprender que deben de ver dentro de sí para crecer.
Hombres, que ignoran el hecho de que existen más como ellos, y no solo uno, sino miles, y todos están catalogados de acuerdo a formas y personalidades.
Hombres, que abusan de la confianza de otros hombres y les roban todo cuanto pueden, desde dinero, tiempo, compañía, inteligencia, parejas, sueños, todo.
Hombres, que creyéndose líderes natos cometen crímenes contra la propia vida e infunden en la vida de otros gustos poco saludables, provechosos y funcionales.
Hombres, que no se hartan de presumir su vida cual ejemplo a seguir, pero por dentro están más podridos que la mayoría de quienes los admiran.
Hombres, que estiman la fama, la salud, el dinero, el placer y el poder como lo máximo que pueden consumar en la vida, mediocremente pensando.
Hombres, que piensan y siguen pensando en el ego del hoy y ahora, que se olvidan de lo que hay más allá de que el sol salga mañana, y no les importa nada.
Hombres, que se rien de otros hombres por no ser igual que ellos, no pensar igual que ellos, no poseer las cosas que ellos, y no saber lo mismo que ellos.
Hombres, que se revuelcan en su miseria y aman ser vistos hacia abajo con el fin de que nadie les solicite nunca nada, pues se hacen inútiles a sí mismos.
Hombres, que llaman arte a vómitos sobre lienzos y cultura a despedazarse la piel, pero desestiman detalles que no los dañan, como las líneas en papel.
Hombres, que tienen tanto ego invertido en ellos mismos, que no aceptan sus errores o cuando lo hacen, no pretenden cambiarlos en absoluto, con el supuesto de perderse en el proceso.
Hombres, que temen cada noche al acostarse si despertarán mañana o si morirán al cruzar la calle, pues están conscientes de lo asquerosa que es su existencia.
Hombres, que se jactan del físico de otros hombres, pero irónicamente y en lo oculto, desearían un poco ser como ellos físicamente, pues la envidia les hace mella.
Hombres, que no hacen otra cosa más que quejarse de todo y cuando llega el momento de actuar en contra de alguna máquina de poder, se esconden bajo las faldas.
Hombres, que cuando te ven te abrazan y presumiblemente te aman, pero cuando te das la vuelta te agreden, te atacan y tratan a como de lugar de destruirte.
Y a todo esto, por qué escribir así de los hombres. Bien, porque yo soy uno más de estos hombres, y he caído en la mayoría de puntos que aquí describo; por lo que lo único que me resta por decir, en resumidas cuentas, es el hecho de que la vida debemos de aprender a contarla desde el punto en el que nos encontramos hacia delante, el pasado pudo haber sido complejo y estar lleno de agujeros, pero lo que hagamos a partir de ahora definirá la clase de hombres que en el futuro seremos, ¿quieres seguir siendo parte de lo que todos consideran como normal incluso sabiendo en tu consciencia que es más basura de la misma? Yo no, yo prefiero la libertad de decisión, el espíritu cualitativo, el amor.
Caray, cuánto extraño el amor, lo digo en serio. Pero mientras más conozco a la especie de la que supuestamente soy parte, más entiendo el porqué la sociedad se está cayendo a pedazos y los pueblos no hacen más que atacarse mutuamente.
Nacimos y estamos hechos a partir del caos, amamos el caos, vivimos el caos, utópicamente nuestra manera perfecta de gobernar es a partir del caos. Cuando somos niños, la destrucción nos enardece y nuestra pasión por desaparecer el orden estalla en poco tiempo pasando del todo a la nada en instantes; por eso entiendo la manera en la que podría pensar alguien con demasiado poder, como un ser celestial, un Dios.
La perfección no es posible si se desconoce la imperfección, del mismo modo que la bondad está enteramente ligada a la existencia de la maldad. ¿A qué quiero llegar? A ningún sitio. Escribo esto con el propósito de confundir más al lector respecto a lo que es o no lo que debería de hacer, puesto que en mi opinión personal, todos independientemente de nuestros orígenes poseemos características que nos hacen únicos, consiguientemente la manera en la que yo califico para mí un escenario no puede ser igual para todos los demás, del mismo modo que algo que para mí es sano, para otros no.
Viendo desde esa perspectiva todo, quiero dar a entender que la neutralidad no es un punto muerto en medio de lo bueno y lo malo; sino simplemente una posición en la que no se apoya ni una de las dos mociones. Lo que amo, lo amo con todas mis fuerzas, cuando soy honesto, procuro serlo en todo sentido, cuando brindo lo hago sin esperar algo a cambio, así soy yo, y para mí eso es una manera saludable de vivir; habrá quien piense que él en mi posición sería menos confiado o más egoísta y no soy nadie para juzgarle; evidentemente la manera en la que cada uno asimila su entorno y el poco o mucho perjuicio o beneficio que éste pueda traer a él es y siempre será decisión y responsabilidad de sí mismo, y no por eso merece ser reducido o exaltado como consecuencia de ello.
Buenas noches.
Hombres, tratando de mostrar lo diferentes que son vistiéndose igual a otros, actuando del mismo modo y ejecutando las mismas cosas.
Hombres, anhelando todos los días de su vida alcanzar sus sueños e incapacitados para atreverse a dar el primer paso.
Hombres, que luchan ante la sociedad corrupta en medio de la que nos encontramos con enmiendas públicas pero en lo secreto actúan igual a otros.
Hombres, que se estiman como seres inteligentes juzgando a otros al no poder comprender su efímera capacidad intelectual.
Hombres, que están tan acostumbrados a un mundo de falsedad que cuando alguien se aproxima a ellos en honestidad lo tratan igual que a cualquier mentiroso.
Hombres, que luchan siempre por salir de la miseria sin darse cuenta que ese sentimiento se encuentra en su miserable manera de pensar.
Hombres, que intentando encontrar la gloria personal, pasajera y sin sentido, desaprovechan lo más valioso que tienen en la vida: Ellos mismos.
Hombres, que esforzándose por escalar posiciones laborales se rebajan a lamer botas de aquellos, que probablemente estén mucho menos capacitados que ellos a dirigirles.
Hombres, que simulando rebelión pertenecen a un grupo más en el sistema global que nos categoriza, cataloga y etiqueta a todos y cada uno.
Hombres, que piensan que por gritar enmiendas en contra del regimiento actual pretenden conseguir cambios sin ser capaces en ellos mismos de comprender que así no se cambia nada.
Hombres, que embaucados por la totalidad de los medios se dicen a sí mismos de alto razonamiento cuando desconocen incluso el funcionamiento de lo más simple de la vida.
Hombres, que hacen de todo por conseguirlo todo recién hecho, sin entender que mientras más virtuales son los valores de sus posesiones, menos valor físico contemplan.
Hombres, que inician guerras y conflictos por diferencias ideológicas y no pueden aceptar que cada universo tiene una muy personal perspectiva del entorno.
Hombres, que se dejan engañar por otros hombres e ingresan a grupos sociales, culturales, religiosos, económicos, elitistas, de instrucción, desperdiciando aquello que supuestamente les pertenece.
Hombres, que empeñan su libertad a cambio de más canales de televisión que muestran la misma basura, más espacio que jamás usan y menos publicidad invasiva.
Hombres, que viven de crédito en crédito creyendo que la manera de enriquecerse es en base a lo factible que es endeudarse para toda la vida.
Hombres, que se enamoran de personas que les tratan mal, solo porque quien les trata como deben ser tratados parece que no es suficientemente retador para hacerles compañía.
Hombres, que están dispuestos a ridiculizarse solos con tal de alcanzar una considerable fama en la vida, porque en su lógica el éxito y la fama van de la mano.
Hombres, que pueden desperdiciar días enteros en temas basura, pero no están dispuestos a leer un montón de líneas que les ayuden a convenir lo simple de la vida.
Hombres, que invierten fortunas en otros seres intentando encontrar la felicidad, cuando es tan simple como comprender que deben de ver dentro de sí para crecer.
Hombres, que ignoran el hecho de que existen más como ellos, y no solo uno, sino miles, y todos están catalogados de acuerdo a formas y personalidades.
Hombres, que abusan de la confianza de otros hombres y les roban todo cuanto pueden, desde dinero, tiempo, compañía, inteligencia, parejas, sueños, todo.
Hombres, que creyéndose líderes natos cometen crímenes contra la propia vida e infunden en la vida de otros gustos poco saludables, provechosos y funcionales.
Hombres, que no se hartan de presumir su vida cual ejemplo a seguir, pero por dentro están más podridos que la mayoría de quienes los admiran.
Hombres, que estiman la fama, la salud, el dinero, el placer y el poder como lo máximo que pueden consumar en la vida, mediocremente pensando.
Hombres, que piensan y siguen pensando en el ego del hoy y ahora, que se olvidan de lo que hay más allá de que el sol salga mañana, y no les importa nada.
Hombres, que se rien de otros hombres por no ser igual que ellos, no pensar igual que ellos, no poseer las cosas que ellos, y no saber lo mismo que ellos.
Hombres, que se revuelcan en su miseria y aman ser vistos hacia abajo con el fin de que nadie les solicite nunca nada, pues se hacen inútiles a sí mismos.
Hombres, que llaman arte a vómitos sobre lienzos y cultura a despedazarse la piel, pero desestiman detalles que no los dañan, como las líneas en papel.
Hombres, que tienen tanto ego invertido en ellos mismos, que no aceptan sus errores o cuando lo hacen, no pretenden cambiarlos en absoluto, con el supuesto de perderse en el proceso.
Hombres, que temen cada noche al acostarse si despertarán mañana o si morirán al cruzar la calle, pues están conscientes de lo asquerosa que es su existencia.
Hombres, que se jactan del físico de otros hombres, pero irónicamente y en lo oculto, desearían un poco ser como ellos físicamente, pues la envidia les hace mella.
Hombres, que no hacen otra cosa más que quejarse de todo y cuando llega el momento de actuar en contra de alguna máquina de poder, se esconden bajo las faldas.
Hombres, que cuando te ven te abrazan y presumiblemente te aman, pero cuando te das la vuelta te agreden, te atacan y tratan a como de lugar de destruirte.
Y a todo esto, por qué escribir así de los hombres. Bien, porque yo soy uno más de estos hombres, y he caído en la mayoría de puntos que aquí describo; por lo que lo único que me resta por decir, en resumidas cuentas, es el hecho de que la vida debemos de aprender a contarla desde el punto en el que nos encontramos hacia delante, el pasado pudo haber sido complejo y estar lleno de agujeros, pero lo que hagamos a partir de ahora definirá la clase de hombres que en el futuro seremos, ¿quieres seguir siendo parte de lo que todos consideran como normal incluso sabiendo en tu consciencia que es más basura de la misma? Yo no, yo prefiero la libertad de decisión, el espíritu cualitativo, el amor.
Caray, cuánto extraño el amor, lo digo en serio. Pero mientras más conozco a la especie de la que supuestamente soy parte, más entiendo el porqué la sociedad se está cayendo a pedazos y los pueblos no hacen más que atacarse mutuamente.
Nacimos y estamos hechos a partir del caos, amamos el caos, vivimos el caos, utópicamente nuestra manera perfecta de gobernar es a partir del caos. Cuando somos niños, la destrucción nos enardece y nuestra pasión por desaparecer el orden estalla en poco tiempo pasando del todo a la nada en instantes; por eso entiendo la manera en la que podría pensar alguien con demasiado poder, como un ser celestial, un Dios.
La perfección no es posible si se desconoce la imperfección, del mismo modo que la bondad está enteramente ligada a la existencia de la maldad. ¿A qué quiero llegar? A ningún sitio. Escribo esto con el propósito de confundir más al lector respecto a lo que es o no lo que debería de hacer, puesto que en mi opinión personal, todos independientemente de nuestros orígenes poseemos características que nos hacen únicos, consiguientemente la manera en la que yo califico para mí un escenario no puede ser igual para todos los demás, del mismo modo que algo que para mí es sano, para otros no.
Viendo desde esa perspectiva todo, quiero dar a entender que la neutralidad no es un punto muerto en medio de lo bueno y lo malo; sino simplemente una posición en la que no se apoya ni una de las dos mociones. Lo que amo, lo amo con todas mis fuerzas, cuando soy honesto, procuro serlo en todo sentido, cuando brindo lo hago sin esperar algo a cambio, así soy yo, y para mí eso es una manera saludable de vivir; habrá quien piense que él en mi posición sería menos confiado o más egoísta y no soy nadie para juzgarle; evidentemente la manera en la que cada uno asimila su entorno y el poco o mucho perjuicio o beneficio que éste pueda traer a él es y siempre será decisión y responsabilidad de sí mismo, y no por eso merece ser reducido o exaltado como consecuencia de ello.
Buenas noches.
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RokCK (RokCK)
Hombres, desperdician la vida intentando encontrarse y mueren sabiendo que nunca disfrutaron de ser ellos mismos. Hombres, tratando de mos...