Es muy probable que en un día no sea capaz de realizar todos los propósitos que me he puesto de un tipo para un mes, pero estoy segurísimo de que en un mes bien enfocado, puedo conseguir todo lo que me he propuesto para un año. Y ése esa es la perspectiva a la que ha evolucionado mi plan.
Por ejemplo, si ustedes observan un poco, se darán cuenta que no he dejado de publicar en días recientes, ¿y qué creen? He adquirido un par de herramientas extra y cuento con cierta experiencia ya para agilizar muchísimo este proceso, tal vez el fin de semana me ponga a producir usándolas; ya saben, mientras sean asuntos de programación y automatización, ahí me tienen.
Ahora, un poco de educación financiera, porque a todos nos hace falta esa clase de contenido:
Primero, ¿qué es un activo líquido? Un activo líquido es un ingreso constante. Por ejemplo: Tu nómina, las ganancias de tus ventas, lo que cobras por rentas, intereses de tus inversiones o aquello que generas a cambio de tus servicios de forma reiterativa.
Puedes darle el porcentaje de peso que tú quieras a este apartado; si te va moderadamente bien y puedes sobrevivir con una fracción de tus ingresos (para mi caso el 30% me basta), utiliza una regla del tipo 40/30/30 donde el 40% de tus ingresos lo mandas a inversión, el 30% de tus ingresos lo destinas a tu coste de vida y el 30% restante lo guardas para tus planes y sueños futuros (como vivienda, auto, viaje o cosas similares). Reitero, éste esquema funciona en el entendido de que tus ingresos te lo permiten; si no, puedes ajustarlo según tu necesidad. Recomiendo que como paso inicial calcules cuánto es tu costo de vida.
Una vez que conoces lo tu costo de vida, el primer paso para mejorar es diversificar tus inversiones. Puedes considerar tres principales categorías: Inversiones de bajo riesgo, inversiones de riesgo moderado e inversiones de alto riesgo.
Las inversiones de bajo riesgo generalmente son aquellas que pagan menos o exigen que no dispongas de tu dinero por mayores lapsos de tiempo; una inversión de éste tipo en México, sería meterle una lanita quincenal al fondo de ahorro para el retiro o una adquisición de Bonos a 10 o 30 años.
Las inversiones de riesgo moderado son aquellas que tienen contratos obligatorios con tiempos mucho más cortos, generalmente los beneficios están dentro de lo comprensible. Llámense Cetes u otras herramientas de inversión desde esquemas mensuales, índices e instrumentos específicos que han demostrado su valía a lo largo de décadas (terrenos, casas, empresas).
Finalmente están las inversiones de alto riesgo, a las que personalmente no te recomendaría entrarle con dinero que no estés dispuesto a perder debido a su alta volatilidad (aunque cuando se gana, se obtienen los beneficios mayores). Aquí se encuentran las acciones en bolsa, shorts, criptomonedas, NFTs, divisas, entre otros.
El esquema que uso personalmente lo he inspirado en lo que enseñan los rabinos judíos a la hora de manejar las ganancias, que consiste en dividirlas en tres destinos principales: Tierras, ahorro y negocio.
Teniendo en cuenta que el 40% de tus ingresos lo vas a invertir; aquí un buen plan es dividirlo en cuatro herramientas de ahorro a riesgo moderado, particularmente Cetes, fondos indexados, tu propia empresa (o desarrollo profesional) y el último cuarto sería enviarlo directamente a la Afore.
Lo siguiente sería darle un buen uso a ese 30% que definimos inicialmente, el cual se enviaría a un fondo exclusivo para tu casa (puedes sustituirlo con los pagos que haces tu crédito inmobiliario, adquisición de terreno, o un sueño particularmente grande y costoso como viajar por Europa o comprarte un Lambo, qué sé yo). Lo que sigue es cuadrar tu estilo de vida al 30% de tu liquidez restante. ¿Te es factible? Espero que sí.
Y si no, habrá que trabajar en generar más fuentes de ingresos para mejorar la situación financiera. Pero te digo, con poco puedes ir empezando, el 40/30/30 propuesto lo puedes convertir en un 5/30/65 donde el 65% de tus ingresos sean tu coste de vida y el 30% lo utilices para la renta y el 5% para empezar a desarrollar una cultura del ahorro.