Internet es un abismo de información repetida y rebuscada, un océano que esconde los más grandes secretos de la ciencia, la tecnología, el pasado, el presente, lo que está por venir, la historia que se está escribiendo, un universo lógico y emocional que nos está tragando cada vez más.
Pero, saben, al paso del tiempo debido al constante crecimiento de los volúmenes de información que transita la red, también se vuelve más complicado controlarla y analizarla, las cuestiones de seguridad son una de las vertientes que mayor fuerza y presión cargan consigo, pues mientras hace algunos años una simple palabra secreta se convertía en el mecanismo de protección más eficiente contra la vulnerabilidad que los probables fisgones podrían sentir por adentrarse en nuestra información, ahora el mundo se ha vuelto una tremenda intriga.
Y no es solo hablando de las contraseñas, somos propensos a revelar datos sin siquiera pensarlo por el simple hecho de convivir socialmente con otros elementos del sector, y en cuestión de minutos de análisis, un código bien desarrollado que trabaja por cuenta propia es capaz (y sin duda lo hace) de generar un perfil completo que incluye secretos que ninguno de nosotros habría imaginado. Somos como máquinas, programables y reprogramables, seguimos tendencias, trabajamos en lo que nos ponen en frente, decidimos por lo que está predispuesto en nuestras mentes; no somos individuos nunca más, por muy “únicos” que nos creamos.
Así es vivir aquí, en el presente reinado por las contraseñas, que en la idea muchos se han vuelto indispensables y más eficientes para proteger todo lo referente a nosotros que nuestros gobiernos, nuestros justicieros, nuestros padres y nosotros mismos.
//Escrito en mi Blog Wordpress el 15 de Junio de 2017.
Pero, saben, al paso del tiempo debido al constante crecimiento de los volúmenes de información que transita la red, también se vuelve más complicado controlarla y analizarla, las cuestiones de seguridad son una de las vertientes que mayor fuerza y presión cargan consigo, pues mientras hace algunos años una simple palabra secreta se convertía en el mecanismo de protección más eficiente contra la vulnerabilidad que los probables fisgones podrían sentir por adentrarse en nuestra información, ahora el mundo se ha vuelto una tremenda intriga.
Y no es solo hablando de las contraseñas, somos propensos a revelar datos sin siquiera pensarlo por el simple hecho de convivir socialmente con otros elementos del sector, y en cuestión de minutos de análisis, un código bien desarrollado que trabaja por cuenta propia es capaz (y sin duda lo hace) de generar un perfil completo que incluye secretos que ninguno de nosotros habría imaginado. Somos como máquinas, programables y reprogramables, seguimos tendencias, trabajamos en lo que nos ponen en frente, decidimos por lo que está predispuesto en nuestras mentes; no somos individuos nunca más, por muy “únicos” que nos creamos.
Así es vivir aquí, en el presente reinado por las contraseñas, que en la idea muchos se han vuelto indispensables y más eficientes para proteger todo lo referente a nosotros que nuestros gobiernos, nuestros justicieros, nuestros padres y nosotros mismos.
//Escrito en mi Blog Wordpress el 15 de Junio de 2017.
Internet es un abismo de información repetida y rebuscada, un océano que esconde los más grandes secretos de la ciencia, la tecnología, el p...