La constancia es lo que te hace diferente, algunos lo llaman perseverancia otros terquedad pero ese asunto es intrascendente cuando lo que quieres es algún proyecto realizar. Desde muy pequeño planeaba mi vida, me imaginaba siendo empresario, cosa que siempre ha sido mi sueño, me imaginaba siendo ingeniero capaz cosa que también es algo que he venido alimentado al paso de los años.
Cuando escribía mis sueños, mis ilusiones; procuraba hacerlo donde no se pudieran borrar nunca, en mi mente. Las analizaba y nombraba con lujo de detalles, desde el giro principal hasta el acomodado de los muebles, todo estaba ahí. Situaba los cargos jerárquicos y aunque no lo parezca casi nunca me ponía a mí como el jefe.
Después copiaba el contenido de mi mente al cuaderno en curso, siempre las hojas finales revelaban bastante de mis intenciones, hasta que conocí la computadora como herramienta de trabajo, entonces los papeles se convirtieron en bytes, cuando en su momento llegó el archivo de documentos en la nube imaginé que colocarlos ahí los haría más accesibles a mí. Al final tenía regadas mis ideas en Internet, en discos duros, en CDs y en hojas de papel.
Hoy puedo mencionar que el único método del que estoy feliz haber implementado es el papel, porque ahí quedaron al igual que esas ilusiones empresariales un montón de bosquejos de cuentos, novelas e historias que me divertía el hojearlos y leerlos nuevamente cuando analizaba proyectos. Todavía ocurren esas alegrías cuando destapo cajones viejos, cuando abro los juegos de mesa de mi infancia y cuando acomodo los cuadernos de primaria.
Siempre he sido constante en poseerlos como sueños que pienso alcanzar, sin intención de abandonarlos por ningún motivo en el pasado. Haciendo correcciones y actualizaciones conforme los vuelvo a tener, pero sin colocarlos en el contenedor de basura. Quien sabe, siempre pienso, que probablemente un día los veré florescer, y en caso de que eso no ocurra conmigo habrá material de sobra para que quien los herede pueda tomar lo útil y desechar lo demás.
Cuando pienso en ser constante y andar hacia un final no me marco un punto específico, creo que en el momento que las ideas se me terminen probablemente será el tiempo de cerrar los ojos y dejarme llevar por la corriente como los demás. Lo que aconsejo a quienes sueñen como yo es que no se cansen, la vida es como las relaciones, va a vencer el que logre atinar y por eso siempre es mejor a lo grande apuntar.
Cuando escribía mis sueños, mis ilusiones; procuraba hacerlo donde no se pudieran borrar nunca, en mi mente. Las analizaba y nombraba con lujo de detalles, desde el giro principal hasta el acomodado de los muebles, todo estaba ahí. Situaba los cargos jerárquicos y aunque no lo parezca casi nunca me ponía a mí como el jefe.
Después copiaba el contenido de mi mente al cuaderno en curso, siempre las hojas finales revelaban bastante de mis intenciones, hasta que conocí la computadora como herramienta de trabajo, entonces los papeles se convirtieron en bytes, cuando en su momento llegó el archivo de documentos en la nube imaginé que colocarlos ahí los haría más accesibles a mí. Al final tenía regadas mis ideas en Internet, en discos duros, en CDs y en hojas de papel.
Hoy puedo mencionar que el único método del que estoy feliz haber implementado es el papel, porque ahí quedaron al igual que esas ilusiones empresariales un montón de bosquejos de cuentos, novelas e historias que me divertía el hojearlos y leerlos nuevamente cuando analizaba proyectos. Todavía ocurren esas alegrías cuando destapo cajones viejos, cuando abro los juegos de mesa de mi infancia y cuando acomodo los cuadernos de primaria.
Siempre he sido constante en poseerlos como sueños que pienso alcanzar, sin intención de abandonarlos por ningún motivo en el pasado. Haciendo correcciones y actualizaciones conforme los vuelvo a tener, pero sin colocarlos en el contenedor de basura. Quien sabe, siempre pienso, que probablemente un día los veré florescer, y en caso de que eso no ocurra conmigo habrá material de sobra para que quien los herede pueda tomar lo útil y desechar lo demás.
Cuando pienso en ser constante y andar hacia un final no me marco un punto específico, creo que en el momento que las ideas se me terminen probablemente será el tiempo de cerrar los ojos y dejarme llevar por la corriente como los demás. Lo que aconsejo a quienes sueñen como yo es que no se cansen, la vida es como las relaciones, va a vencer el que logre atinar y por eso siempre es mejor a lo grande apuntar.
La constancia es lo que te hace diferente, algunos lo llaman perseverancia otros terquedad pero ese asunto es intrascendente cuando lo que q...