Si una buena inversión he encontrado en meses recientes es la de consumar mi propia colección de libros, pero no hablo de los digitales, ya sean epubs o PDFs que dondequiera los descarga uno, hablo de esos hechos de papel y tinta de imprenta; el último que me he comprado ayer lo empecé a leer a penas cayó en mis manos, y una constante inquietud taladró mi mente durante todo el día: "Yo puedo escribir algo así", decía en mi subconsciente, y es que, no por ser pretencioso, pero el formato de novela ligera me pareció bastante simple de sacar adelante.
Aunque claro, de más está decir que hay un océano de distancia entre lo que en perspectiva optimista creemos de nosotros mismos como "potencial", a lo que realmente alcancemos en algún momento a lograr; me sé sensato y con los pies firmes en el piso.
Por lo que les comparto que, en mi intención de tener un libro propio en un punto de la historia de mi vida (sí, me vale que crean que al ritmo que voy sea a los noventa años, si llego a esa edad y puedo publicar alguna cosa, lo haré sin duda); está siendo hora para mí de adentrarme en otros modelos de escritura. Ya hice lo que consideraba más sencillo, poemas y minicuentos de pocas páginas; la siguiente movida es producir una historia decente, una novela corta.
Obviamente tengo varios borradores y un sinfín en mente, pero decidir cuál de esas será o recapitular y tomar las herramientas para una de al menos un centenar de páginas me tiene condenado a desvelos constantes entre enriquecimiento de ideas previamente concebidas y el cinismo de creer que esas igual sean inútiles, con temor de ser una pifia más fruto de ésta maravillosa nación.
Es cierto que a veces basta con creer en uno mismo y lanzarse al ruedo, así, sin pensársela tanto; pero le dicen eso alguien que antes ha visto sueños de otros salir a flote como consecuencia de sus propios planes confesos, sea por falta de ambición, motivación o impulso, el asunto es que así va la cuenta hasta ahora; ¿será que soy uno de esos "hombres del mañana" que suben en una vía de círculos en su propio eje sustentado en la seguridad que ofrece lo conocido antes de hacer cualquier cosa diferente, novedosa, cautivadora y tal vez creativa?
Qué puedo decir; soy mexicano, y como muchos otros, un soñador eterno, de grandes ambiciones. Aunque la paciencia bien puede ser una fortaleza si se toma como es debida; y así, con orden y disciplina, probablemente no solo escribiré un libro, diez e incluso cien no serían mayor problema; quien sabe y hasta pueda vivir de eso (escribo lo último secándome la lágrima que se asoma).
//Lo escribí para Toqueteros el 6 de Abril de 2017.
Aunque claro, de más está decir que hay un océano de distancia entre lo que en perspectiva optimista creemos de nosotros mismos como "potencial", a lo que realmente alcancemos en algún momento a lograr; me sé sensato y con los pies firmes en el piso.
Por lo que les comparto que, en mi intención de tener un libro propio en un punto de la historia de mi vida (sí, me vale que crean que al ritmo que voy sea a los noventa años, si llego a esa edad y puedo publicar alguna cosa, lo haré sin duda); está siendo hora para mí de adentrarme en otros modelos de escritura. Ya hice lo que consideraba más sencillo, poemas y minicuentos de pocas páginas; la siguiente movida es producir una historia decente, una novela corta.
Obviamente tengo varios borradores y un sinfín en mente, pero decidir cuál de esas será o recapitular y tomar las herramientas para una de al menos un centenar de páginas me tiene condenado a desvelos constantes entre enriquecimiento de ideas previamente concebidas y el cinismo de creer que esas igual sean inútiles, con temor de ser una pifia más fruto de ésta maravillosa nación.
Es cierto que a veces basta con creer en uno mismo y lanzarse al ruedo, así, sin pensársela tanto; pero le dicen eso alguien que antes ha visto sueños de otros salir a flote como consecuencia de sus propios planes confesos, sea por falta de ambición, motivación o impulso, el asunto es que así va la cuenta hasta ahora; ¿será que soy uno de esos "hombres del mañana" que suben en una vía de círculos en su propio eje sustentado en la seguridad que ofrece lo conocido antes de hacer cualquier cosa diferente, novedosa, cautivadora y tal vez creativa?
Qué puedo decir; soy mexicano, y como muchos otros, un soñador eterno, de grandes ambiciones. Aunque la paciencia bien puede ser una fortaleza si se toma como es debida; y así, con orden y disciplina, probablemente no solo escribiré un libro, diez e incluso cien no serían mayor problema; quien sabe y hasta pueda vivir de eso (escribo lo último secándome la lágrima que se asoma).
//Lo escribí para Toqueteros el 6 de Abril de 2017.
Si una buena inversión he encontrado en meses recientes es la de consumar mi propia colección de libros, pero no hablo de los digitales, ya ...