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El secreto para una vida plena ajena a los vicios, las malas costumbres y la falta de agradables situaciones radica en saber administrarse. La vida, como cualquier proyecto a emprender, como una empresa establecida, necesita ser gestionada en todos y cada uno de sus distintos frentes.

Un ser que disfruta de quién es sabe de antemano todas las cosas que ha tenido que pasar para llegar a ese punto, recuerda con nostalgia las aventuras que pudo atestiguar y agradece la actualidad esperando siempre cauteloso a lo que le depare el destino.

Hoy he comenzado un nuevo tomo en mi vida, con el que con mucha más organización e inteligencia de las que he invertido hasta ahora espero satisfacer varias inquietudes y necesidades en mi persona; es muy temprano para mencionar algo en respecto a este tema, pero sé, que siendo paciente, como en todo lo que he invertido, obtendré algo posteriormente.

Con lo que muchos se mofan y otros se divierten llamado cuerpo, en realidad es un vehículo para lo que tenemos en nuestro interior, hace poco alguien me llamó tonto deliberadamente por verme (a su forma de apreciar), como alguien incompetente. No me parece agradable que las personas tengan una mala opinión de mí, sin embargo, no pretendo invertir mi tiempo en moldear voluntades poco influenciables.

Creo que cada quien es tanto o tan poco como se tenga a sí mismo en consideración, no importando la opinión ajena, si la persona tiene una fuerte convicción de sí misma será un muro cual no habrá ola capaz de derrumbar. Lo anterior no simboliza que sienta que soy alguien perfecto, pero la intención de hacer bien las cosas y de ser alguien correcto es parte de lo que soy al día de hoy, con todo lo que ello conlleva.

Para comenzar este proceso de cambio he hecho uso de cuaderno y lapicera, como si fuese alumno de escuela nuevamente; me he visto al espejo y he criticado de manera honesta todo aquello que considero poco competente en mí, he sido un cínico en redactar mis fallos y específico en mencionar las herramientas a mi favor para volcar esos malos ejemplos en poderosas oportunidades de moldear el carácter en beneficio del bien mayor, que como saben quienes me conocen, ése será siempre el objetivo de mi proyecto vital.

Y el administrar no solo involucra los activos, pues también existen pasivos en mi vida que hasta el día de hoy siguen manteniéndome en un nivel de sometimiento circunstancial y los cuales poco a poco estoy trabajando en transformarlos en más contenido sustancial de mí.

Conforme crecemos, somos programados de tal forma que ciertas actitudes, aptitudes y cualidades de nuestros inicios se van perdiendo; a tal grado de volvernos eslabones de una misma cadena social compuesta de muchos como nosotros. Pero lo que está adento, lo que nos incita a explotar todo cuanto podemos, lo que nos mueve a construir nuestro propia excelencia es aquello con lo que, de hacerlo, sentiremos la verdadera certeza de ser llamados individuos.


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