Venir al Café
Bien que mal la vida tiende a ofrecernos no más allá de un montón de caca, sobretodo para cuando venimos de la nada, y te aguantas, es eso lo que hay. Tendemos a asumirnos parte de grupos sociales o sectores influenciados a partir de aquellas cosas a las que podemos acceder, puras falacias, si me preguntan.
Quisiera llegar un día a la quincena y ver a la misma raza que me encuentro siempre en los lugares a los que frecuento, pero no, pasa que se perciben como algo que no son, por el mero cuento de que traen un par de billetes más en el bolsillo, pero no los juzgo, supongo que cada cual tiene su debilidad, y si bien presentar capacidades financieras no es la mía, hay un montón de otras cosas en las que trastabilleo, y no soy nadie para opinar, ni siquiera desde una óptica neutral, sin intención de juicio, ya que cada cual supera sus obstáculos a su modo, algunos escribiendo, otros juntándose con diez amigos a presumir.
He estado muy cansado y fastidiado en días recientes, mis niveles de tolerancia no son los que regularmente agradezco; presión en el trabajo además de intercción con personas específicamente castrantes, quiero andar tranquilo para volver a hacer lo que me corresponde, la verdad hay demasiado por organizar, y no he tenido tiempo de hacerlo, eso me pega.
La mitad de servicios en la casa están fallos, ni idea de por qué se les ocurró dejar de funcionar al momento que mi roomie y su familia se fueron; a veces creo que solo son pruebas de arriba para validar mi temperamento y niveles de adaptabilidad a lo que venga. Una vez más, me observo al espejo y no puedo entender hacia dónde voy, solo que quiero empezar a hacer nuevas cosas, cosas que me llenen internamente, que me nutran y me traigan satisfacciones, y también que me beneficien en múltiples sentidos.
Estamos sobrevalorados como humanidad, habré de reconocer eso; claro que amo a las personas que me rodean y están conmigo, pero ese vínculo es efímero como nosotros en el plano Universal al que pertenecemos, no somos más que un montón de partículas regadas por el amplio e infinito universo de posibilidades esperando ocurrir.
Y qué bien saber que no soy el único que lo pasa difícil a veces, pues a donde volteo me encuentro con el mismo tipo de charlas, conflictos, sinsabores, improperios, limitaciones, dudas, absurdismos, banalidades y superficialidades; nuestra vida útil siendo cada vez más reducida y el llamado "impacto" o la "influencia" que podamos generar en otros, minúscula.
Entonces, venir al café a escribir un montón de tonterías que me pasan por la cabeza para dejar salir la ansiedad que me provoca que un pedazo de porquería me hablara de manera belicosa, es una gracia de costo menor que estoy dispuestísimo a seguir disfrutando cada que me sea posible.
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