Des-Control
No me cuesta nada ser bueno en todo lo que hago, y sin embargo, me exijo, me exijo demasiado, para cada cosa que planeo, para cada proyecto que pongo en marcha, para cada idea que logro sacar adelante. Porque al final, soy autoexigente, perfeccionista y tengo el constante pensamiento en la cabeza de que las cosas que me propongo, suelen no salir del todo bien. No es culpa de nadie más, solo mía.
Pero así ha sido siempre, estár dándole vueltas a los problemas en mi cabeza me ha vuelto alguien que trata de ser prudente y que busca todo el tiempo estar contenido; porque las emociones son traicioneras, los impulsos nos sacan de la cabeza fría y por un repique de curiosidad podemos tomar decisiones garrafales.
Es por eso que mantener cautiva a la bestia, dominada y bajo control a esa parte de mí que es capaz de destruir en segundos, no es tarea sencilla. Desde que era un pequeño niño logré advertir que había algo de cuidado dentro de mí, y que por mucho que el exterior pudiera ser un reto con sus dificultades y miedos, el interior tenía la capacidad de ser lo más atroz y aterrador de mi existencia.
Así pasé de temer a mis males a comprenderlos, a convivir con ellos sabamente y darles su lugar, a respetarlos y reconocerlos; porque el poder controlado no es otra cosa que un poder mucho mayor.
Corte A, todo está hecho trizas, no queda una alma andante a mi alrededor, el clima es frío, gris y lúgubre; apesta a muerte y pudrición, las palabras son incapaces de describir lo que ha pasado por aquí; cadáveres, partes mutiladas, lo que parecían ser creaturas cibernéticas han quedado extintas. No hay alucinógeno tan poderoso que te hubiera permitido imaginar esto.
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