De Alan y Roger

 No puedes vivir resentido, triste o angustiado. Es importante reconocer tus errores, eso es cierto; pero más importante todavía es abandonar los hábitos que te han venido haciendo daño. Vas a estar trabajando en tus propósitos, en tus finanzas, en tu valor, en tu salud, en tu cambio de mentalidad, en tu constante mejora diaria, en tu desarrollo profesional e intelectual, en explotar tus talentos.

No vas a desperdiciar tu tiempo y recursos en cosas o situaciones futiles, vas a trabajar en fortalecer relaciones que te nutren e inspiran. Escribo esto pensando en personas como Roger o Alan, un par de amigos que han alcanzado logros notables en sus vidas. Roger es una bestia llena de músculos de 120 kilos con la capacidad de levantar 320 en peso muerto, es una mole formidable, y conocerlo es una experiencia muy agradable.

Sorprendería saber, entonces, que Roger es al mismo tiempo un gran ingeniero, que trabaja para una financiera muy importante a nivel mundial y anda generando ingresos superiores a seis cifras nacionales al mes, una lana bastante decente. Pero no se ha quedado ahí, cuando empezó la pandemia, mi buen amigo se quedó sin un "templo del dolor" para asistir a ejercitarse y se decidió a conseguir sus propios aparatos y montar su gimnasio justo en su casa. El tipo ya lo terminó. Como dije, es de admirar este hombre.

Ahora con respecto a Alan, a quien considero uno de mis mejores amigos, hace días incluso hablamos por teléfono. Después de una ruptura amorosa (qué curioso que muchas historias de éxito empiezan con algo similar) por no "dedicarle tiempo suficiente" a su ex o aceptar irse con ella a Canadá, pues allá se "gana mejor"; el tipo optó por una personalidad estoica y se enfocó muchísimo en trabajar, una de las frases que recuerdo de él es: "No necesitas irte para hacer dinero".

Se salió de su empleo anterior y fundó su constructora, hace un par de meses me mandó un mapa del fraccionamiento que está por construir, un lote completamente de él, cincuenta casas. Me impresioné muchísimo y les dije a mis papás lo feliz y orgulloso que estoy de mi amigo, porque sé que con mucho esfuerzo y sacrificio ha logrado eso. Sé que es millonario, pero además de ser eso, es una persona tremendamente inteligente y trabajadora, como pocos. Alan es de esas personas que agarra unos cuantos ladrillos y se construye una fuente, o toma un pedazo de madera y hace con eso una artesanía. Un tipazo además.

A qué voy con esto, por qué menciono únicamente a un par de amigos. Tengo muchísimos más, de los cuales estoy orgulloso y agradecido, empecé con ellos porque compartimos edad, y tenemos otras cosas en común, como que somos ambiciosos, no acostumbramos evadir la realidad con substancias, hemos desarrollado un pensamiento crítico a partir del análisis de opiniones opuestas, nos gusta reconocer nuestra imperfección y trabajamos en mejorar cada día, estamos conscientes de nuestra realidad en este mundo, no nos sumergimos en temas de faldas; Roger, trabaja en IT y por un tiempo fuimos roommates; Alan, es mi primer amigo de toda la vida.

Seguramente iré abriendo espacios aquí para contar de algunas de las razones por las que otras amistades me parecen sobresalientes, estos casos en particular, los tomé para ejemplificar cómo una frustración bien encaminada puede llevarnos a construir cosas importantes. Y claro que sí, me da gusto que sean personas de mis círculos cercanos porque puedo aprenderles un montón.

Convertir las dificultades en un producto bueno es posible, se requiere de perseverancia y dedicación, de invertir lo que se tenga a la mano y aplicar todo lo aprendido. Estoy aquí, con la fiel convicción de que algún día esos amigos verán que también he conseguido cosas interesantes, que ellos se darán cuenta que han actuado como una importante fuente de inspiración para mi vida en el proceso, y que yo también trabajaré por ayudar a otros como ellos lo han hecho conmigo.





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