Prefacio

Tendría que describir en primer lugar que eres la mujer de mis sueños, explicarle a todos cada una de las razones que me motivaron a amarte de ésta manera tan poco convencional.

Si solamente hubiera podido mostrarte que eres tan escencial para mi ser como el mismo oxígeno, que desde la primera vez que mi piel se cruzó con la tuya la conexión fue tan poderosa y en común que, nada ni nadie, incluso después de haber leído a un montón de románticos, se aproxima a la definición del magnetismo interior que me peovocaste.

Gracias por esos labios que después de magullarlos siguen prestos a continuar besando sin importar la hora, el día o el año.

Bendita eres por ese par de ojos que aunque atestigüen haber conocido los horrores de la humanidad, para mí están preparados a mantenerse fijos a los míos mientras me mantengo cerca, al acecho cual lobo hambriento.

Amo poder llegar a casa y encontrarte tendida, desnuda y dispuesta para mí como premio tras haber tenido un agotador día laboral. El aroma que tu piel emana me produce tal placer que durante mi andar por la ciudad, consciente de las distancias, mantiene mi líbido elevado y expectante a tenerte nuevamente entre mis manos dulce y hermosa mía.

Aunque estoy consciente de que la comunión con tus progenitores ha sido un poco complicada debido a la diferencia de estratos sociales entre los que nos encontramos, me alegra que evidentemente tú no hagas nada por desatar esos nudos de carnalidad y pasión que te mantienen firmemente unida a todo lo que yo represento.

Me halaga que incluso hay quienes, con oscuras intenciones, hagan lo posible por arrancarte de mi lado sin éxito alguno; pues nada hay más fuerte que la mutua aceptación, sinceridad y comprensión que hemos alcanzado juntos.

Y si el destino se opone, como en un principio me sucedió contigo, te he mostrado con inteligencia que capaz soy de lograr todo aquello que me propongo en la vida; hasta un corazón de hielo, como el tuyo, se derrite ante los encantos de las caricias sinceras de éste demente que declara, con lujo de detalles, haber hecho hasta lo impropio, inmoral e ilegal para tenerte hoy comiendo de mi mano.

El camino para sumergirme entre tus piernas ha estado lleno de dificultad, pues bien es cierto que has puesto un sinnúmero de trabas para impedírmelo, ¿acaso fue mi atractivo físico, intelectual, espiritual, mi caballerosidad, mi paciencia o perseverancia lo que logró que te abrieras para mí con deliciosa majestuosidad?

Soy testigo de que hacerte el amor intensificó y redimensionó mi mundo en magnitud, pues a partir de ese momento tú te habías convertido en mi única razón de ser; te quería ahí, conmigo, siempre.

Me dejó de importar el juicio o la consciencia misma, mi paradigma por resolver había cambiado de nivel, ahora yo solo quería encontrar el método para verte feliz; pues contigo felicidad inmensa era lo que estaba experimentando; y todo nació gracias al constante alimentar del miedo a perderte, al horror ante tu lejanía, al espanto de no volver a verte; desarrollando en mí la fuerza necesaria para hacerme de ti, con romanticismo, con devoción y entrega, con constancia, llevando la ilusión a la realidad, y con cada una de las virtudes y los defectos que vi nacer y morir mientras atrás de un cuaderno maquilaba mi siguiente jugada para ahora sí, tenerte completamente mía. Te amo con locura.

//Escrito en mi Blog Wordpress el 5 de Enero de 2017.

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