Canción
Hola, en vista de que soy prácticamente el único que sigue redactando por acá y con el deseo inminente de no dejar que el lugar se quede sin actualizaciones de vez en cuando, les vengo a proponer un tema, a ver si se animan a comentar. Primero el preámbulo:
Estábamos juntos, ambos desnudos sobre la reconfortante cama que había para nosotros dispuesta en el hotel de lujo. Ella, con su piel morena y sus ojos grandes, digna de llamarse belleza tapatía, un servidor no podía sentirse en dicho momento más feliz en otra parte.
La hermosa dama empezó a jugar con mi celular, ahora mismo ya he olvidado la marca, quizá era el iPhone, o probablemente no. En eso estaba mientras yo, amoroso como siempre, jugaba con mis manos por su escultural cuerpo (porque eso sí, quiero que sepan que para buenos gustos me pinto solo), las líneas finas en su piel me hacían darme vuelo imaginando pistas donde mis dedos osaban deambular.
Imágenes no había muchas que llamaran su atención, y entonces me dijo que a una persona se le conoce un poco más por el reproductor musical, sin más entretenga lo abrió de inmediato, así una tras otra rola, yo tarareaba, saboreaba, la besaba y seducía al ritmo del audio mientras ella se embebía en un deleitoso viaje de pasión y deseo, a ojos cerrados y entrega absoluta a lo que el doctor Kegel le enseñó, pero no dejaba de constantemente seleccionar el botón de siguiente cual si fuera un condimento extra situacional el cambio entre sonidos.
Al paso de un rato, he olvidado si media o una hora; el sudor presente y los gemidos más, mi melodía favorita se hizo presente, lo que pasó después lo recuerdo desde una perspectiva borrosa, salí de mí, le arranqué el celular de las manos y por allá fue a caer, dejé de ser yo un momento para permitir que esa versión de mí ávida de libido y desenfreno poseyera a mi dulce acompañante...
Puestos sus ojos en los míos, posterior a aquella representación sinfónica de arrebato sexual, supuso que algo más allá de su comprensión acaba de suceder, y así fue, le confesé, la responsable de incendiarlo todo había sido la magnífica: Idioteque.
A todo ésto, ¿cuál es su canción favorita?
//Lo escribí para Toqueteros el 25 de Mayo de 2017.
Estábamos juntos, ambos desnudos sobre la reconfortante cama que había para nosotros dispuesta en el hotel de lujo. Ella, con su piel morena y sus ojos grandes, digna de llamarse belleza tapatía, un servidor no podía sentirse en dicho momento más feliz en otra parte.
La hermosa dama empezó a jugar con mi celular, ahora mismo ya he olvidado la marca, quizá era el iPhone, o probablemente no. En eso estaba mientras yo, amoroso como siempre, jugaba con mis manos por su escultural cuerpo (porque eso sí, quiero que sepan que para buenos gustos me pinto solo), las líneas finas en su piel me hacían darme vuelo imaginando pistas donde mis dedos osaban deambular.
Imágenes no había muchas que llamaran su atención, y entonces me dijo que a una persona se le conoce un poco más por el reproductor musical, sin más entretenga lo abrió de inmediato, así una tras otra rola, yo tarareaba, saboreaba, la besaba y seducía al ritmo del audio mientras ella se embebía en un deleitoso viaje de pasión y deseo, a ojos cerrados y entrega absoluta a lo que el doctor Kegel le enseñó, pero no dejaba de constantemente seleccionar el botón de siguiente cual si fuera un condimento extra situacional el cambio entre sonidos.
Al paso de un rato, he olvidado si media o una hora; el sudor presente y los gemidos más, mi melodía favorita se hizo presente, lo que pasó después lo recuerdo desde una perspectiva borrosa, salí de mí, le arranqué el celular de las manos y por allá fue a caer, dejé de ser yo un momento para permitir que esa versión de mí ávida de libido y desenfreno poseyera a mi dulce acompañante...
Puestos sus ojos en los míos, posterior a aquella representación sinfónica de arrebato sexual, supuso que algo más allá de su comprensión acaba de suceder, y así fue, le confesé, la responsable de incendiarlo todo había sido la magnífica: Idioteque.
A todo ésto, ¿cuál es su canción favorita?
//Lo escribí para Toqueteros el 25 de Mayo de 2017.
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