Chava
Hola. No sé si leas esto pero me gustaría que si comienzas, termines de hacerlo por favor. Ayer me acompañó tu dama a Walmart, y fue una dama muy generosa al decirme qué productos podía usar para mejorar mi salud. Entre su generosidad intermitente, pude notar que estuvo siendo buscada continuamente en su celular. Ausente de mí, constante en su desaprobación para conmigo en cuanto a lenguaje corporal. Lo comprendo, eres también un animal salvaje que como yo, protege lo que es suyo.
Ella te pertenece completa amigo, en serio no deberías ni siquiera dudar de mí. Tu mirada de desprecio al aproximarme al gimnasio provocó que me invadiera el miedo y quisiera salir huyendo del lugar por temor a ser agredido de alguna forma; cosa que como caballero cobarde que soy, hice sin titubear.
Si tú o ella me piden que me aleje de sus vidas, lo haré porque merecen ser felices. Si tú o ella me hacen gestos como el que identifiqué para alejarme de algún lugar, lo haré porque merecen su privacidad. Si tú o ella me rechazan, ignoran o rebajan con comentarios o bloqueos en dispositivos electrónicos, tendré que aprender a vivir con ello.
Te cuento que no es la primera mujer que me ha hecho sentir así; así de bien y así de mal, porque soy un hombre repleto de defectos. Pero sé que hay una buena cantidad de personas en el mundo de las que se puede aprender, y hasta hoy, ella ha sido un parteaguas importante para mi vida.
Cuando la conocí ni siquiera me atrajo físicamente; pero estaba el hecho de que su charla parecía amena y diferente a la de todos los borrachos y marihuanos del lugar. Me agradó, la entendí, me adentré un poco en sus gustos y las cosas que rodeaban su vida. Y tal como le confesé, terminó gustándome hasta el punto de pensarla todo el tiempo.
Me contaba cosas que me hacían sonreír, me decía las frustraciones de su día, el calor, el tráfico, el mal humor; bueno, todo se podía sentir con sinceridad en el ambiente. Hasta que un día llegó su príncipe azul, su caballero de físico extraordinario y dueño de su suspirar a cambiarme toda la perspectiva.
Se convirtió en una fábrica de excusas para vernos; confesándote que para mí es muy sencillo aceptar que las personas cambian con las experiencias; me dijo que "no pensaba dejar a su hombre" y me lo dejó muy claro. Jamás ha titubeado de ti, nunca ha hecho nada por seducirme o hacerme sentir confiado con ella.
De hecho, está el asunto de que soy un hombre muy sincero; y ayer que pude verla un poco, noté completamente su semblante y distanciamiento para conmigo; hombre, te confieso que hasta se le veía desconfiada. En algún momento del recorrido por la tienda me reí al imaginar lo que su mente pensaría en ese momento: "Éste tipo me va a querer violar o algo por el estilo".
Te cuento lo anterior porque he notado cada vez más fuerte su desprecio. Créeme cuando digo que le deseo lo mejor, tanto a ella como a ti. Y si bien es una dama a la que quiero con todo mi ser y en mi corazón es fuerte, también sé reconocer cuando he perdido una "batalla" por el amor de alguien.
La chica te ama hermano, le has dado lo que merecía para sentirse plena y feliz contigo. Y es todo lo que te quería confesar. Pues aunque me duele mucho aceptar sus desaires y desprecios continuos, ya que en serio, cada vez se porta más grosera conmigo como si algo malo le estuviera pasando por culpa mía; las cosas siempre tienen un por qué, y probablemente su razón de ser en mi vida estaba destinada a abrirme la mente en cuanto a alimentación y belleza.
Alguna vez me prometió que me ayudaría a engancharme en el mundo del gimnasio y que me enseñaría a conducir; pero como sabes, estás tú, todos tus conocidos, las personas, las opiniones de lo que parece que no importa pero sí; y todo lo demás como lo ocurrido hace dos días que me hace suponer que en lugar de sentirse cómoda conmigo en un gimnasio o espacio, se pone nerviosa y de algún modo quiere salir huyendo lo más rápido posible, justo como ayer cuando veía el reloj continuamente.
No te voy a mentir, no es mi estilo. Es una mujer que me fascina en todo sentido. Pero soy un hombre cabal en mis capacidades y control; puedes preguntarle si intenté tocarla o aproximarme a ella en tono seductor siquiera; te responderé por mi cuenta: No. No funciono así. Tengo límites y sé cumplir con mi palabra. Por eso te pido de manera atenta que me permitas su amistad; entiéndelo por favor, no te la pienso bajar, no ando detrás de sus huesos, simplemente me agrada aprender de ella.
Te agradezco honestamente por haber leído esto y si tienes alguna duda respecto a mí, o me quieres mandar un mensaje directo en calidad de lo que gustes, soy hombre de diálogo y respeto, mi teléfono celular es: 333 454 5928. Un saludo y bendiciones, siempre.
Ella te pertenece completa amigo, en serio no deberías ni siquiera dudar de mí. Tu mirada de desprecio al aproximarme al gimnasio provocó que me invadiera el miedo y quisiera salir huyendo del lugar por temor a ser agredido de alguna forma; cosa que como caballero cobarde que soy, hice sin titubear.
Si tú o ella me piden que me aleje de sus vidas, lo haré porque merecen ser felices. Si tú o ella me hacen gestos como el que identifiqué para alejarme de algún lugar, lo haré porque merecen su privacidad. Si tú o ella me rechazan, ignoran o rebajan con comentarios o bloqueos en dispositivos electrónicos, tendré que aprender a vivir con ello.
Te cuento que no es la primera mujer que me ha hecho sentir así; así de bien y así de mal, porque soy un hombre repleto de defectos. Pero sé que hay una buena cantidad de personas en el mundo de las que se puede aprender, y hasta hoy, ella ha sido un parteaguas importante para mi vida.
Cuando la conocí ni siquiera me atrajo físicamente; pero estaba el hecho de que su charla parecía amena y diferente a la de todos los borrachos y marihuanos del lugar. Me agradó, la entendí, me adentré un poco en sus gustos y las cosas que rodeaban su vida. Y tal como le confesé, terminó gustándome hasta el punto de pensarla todo el tiempo.
Me contaba cosas que me hacían sonreír, me decía las frustraciones de su día, el calor, el tráfico, el mal humor; bueno, todo se podía sentir con sinceridad en el ambiente. Hasta que un día llegó su príncipe azul, su caballero de físico extraordinario y dueño de su suspirar a cambiarme toda la perspectiva.
Se convirtió en una fábrica de excusas para vernos; confesándote que para mí es muy sencillo aceptar que las personas cambian con las experiencias; me dijo que "no pensaba dejar a su hombre" y me lo dejó muy claro. Jamás ha titubeado de ti, nunca ha hecho nada por seducirme o hacerme sentir confiado con ella.
De hecho, está el asunto de que soy un hombre muy sincero; y ayer que pude verla un poco, noté completamente su semblante y distanciamiento para conmigo; hombre, te confieso que hasta se le veía desconfiada. En algún momento del recorrido por la tienda me reí al imaginar lo que su mente pensaría en ese momento: "Éste tipo me va a querer violar o algo por el estilo".
Te cuento lo anterior porque he notado cada vez más fuerte su desprecio. Créeme cuando digo que le deseo lo mejor, tanto a ella como a ti. Y si bien es una dama a la que quiero con todo mi ser y en mi corazón es fuerte, también sé reconocer cuando he perdido una "batalla" por el amor de alguien.
La chica te ama hermano, le has dado lo que merecía para sentirse plena y feliz contigo. Y es todo lo que te quería confesar. Pues aunque me duele mucho aceptar sus desaires y desprecios continuos, ya que en serio, cada vez se porta más grosera conmigo como si algo malo le estuviera pasando por culpa mía; las cosas siempre tienen un por qué, y probablemente su razón de ser en mi vida estaba destinada a abrirme la mente en cuanto a alimentación y belleza.
Alguna vez me prometió que me ayudaría a engancharme en el mundo del gimnasio y que me enseñaría a conducir; pero como sabes, estás tú, todos tus conocidos, las personas, las opiniones de lo que parece que no importa pero sí; y todo lo demás como lo ocurrido hace dos días que me hace suponer que en lugar de sentirse cómoda conmigo en un gimnasio o espacio, se pone nerviosa y de algún modo quiere salir huyendo lo más rápido posible, justo como ayer cuando veía el reloj continuamente.
No te voy a mentir, no es mi estilo. Es una mujer que me fascina en todo sentido. Pero soy un hombre cabal en mis capacidades y control; puedes preguntarle si intenté tocarla o aproximarme a ella en tono seductor siquiera; te responderé por mi cuenta: No. No funciono así. Tengo límites y sé cumplir con mi palabra. Por eso te pido de manera atenta que me permitas su amistad; entiéndelo por favor, no te la pienso bajar, no ando detrás de sus huesos, simplemente me agrada aprender de ella.
Te agradezco honestamente por haber leído esto y si tienes alguna duda respecto a mí, o me quieres mandar un mensaje directo en calidad de lo que gustes, soy hombre de diálogo y respeto, mi teléfono celular es: 333 454 5928. Un saludo y bendiciones, siempre.
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