Piedra
Comer piedras ahora que no tengo dinero no es algo sencillo, en realidad es algo que no he hecho a decir verdad. Entérense de lo siguiente amigos, sigo sin empleo. Así es, las cosas se están poniendo bastante complicadas por aquí, pero hey, estoy en Guadalajara de nuevo, con la esperanza de que algo salga en lo que me pueda quedar...
Por ahora sigo en ceros, mi economía asciende a unos cien pesos; así es, tengo cien pesos para lo que resta de cuánto, uno, dos, tal vez tres meses, por eso digo que necesito algo, y lo necesito pronto. Mi experiencia sin dinero es buena, he hecho bastante buenos amigos que me han ayudado en diversas situaciones, y bueno, sé hacer cosas básicas de hogar así que no me he terminado de morir de hambre.
Analizaba mis capacidades de supervivencia, lo cierto es que si estuviera libre de deudas (de esas que uno tiene que pagar mes con mes, año con año, o algo así), mi vida ahora, en austeridad (por no llamarla pobreza extrema) no sería imposible; pues hay ciertas ventajas que puedo aprovechar.
No me dejo de dar ánimos, si decidí a venir es por que pretendo conseguir algo, si estoy aquí es porque me encuentro expectante de que una situación benéfica se me presente; pues tanto estando allá en Colima, como aquí en Guadalajara, mis deudas me persiguen mientras no las haya saldado...
Vivir endeudado no es vida, se los digo por experiencia; hace ya casi unos diez años de mi vida que vengo arrastrando déficit financiero como consecuencia a mis malas decisiones del pasado. Claro que me lamento de mis errores, aunque lo aprendido al día de hoy es una estupenda ganancia virtual. Recuerden que, necesito alimentarme para existir.
El vivir en la miseria te sensibiliza respecto a las prioridades de la vida; te da a entender el plano tan lamentable en el que nuestros gobiernos nos colocan como ciudadanos, te da una paliza como consecuencia de tus errores pasados, pero te alienta a no rendirte mientras haya vida. Así pienso, así vivo ahora, así me siento.
Gracias a mis amigos que me hospedan prácticamente por mera buena voluntad, gracias a que me alimentan, gracias a que me permiten disfrutar la tecnología e Internet que poseen gratuitamente, gracias por echarme la mano en estos momentos tan terribles de mi vida. Dios sabe que les estoy enteramente agradecido y que si me lo permite, pronto me reivindicaré con ellos.
Por ahora sigo en ceros, mi economía asciende a unos cien pesos; así es, tengo cien pesos para lo que resta de cuánto, uno, dos, tal vez tres meses, por eso digo que necesito algo, y lo necesito pronto. Mi experiencia sin dinero es buena, he hecho bastante buenos amigos que me han ayudado en diversas situaciones, y bueno, sé hacer cosas básicas de hogar así que no me he terminado de morir de hambre.
Analizaba mis capacidades de supervivencia, lo cierto es que si estuviera libre de deudas (de esas que uno tiene que pagar mes con mes, año con año, o algo así), mi vida ahora, en austeridad (por no llamarla pobreza extrema) no sería imposible; pues hay ciertas ventajas que puedo aprovechar.
No me dejo de dar ánimos, si decidí a venir es por que pretendo conseguir algo, si estoy aquí es porque me encuentro expectante de que una situación benéfica se me presente; pues tanto estando allá en Colima, como aquí en Guadalajara, mis deudas me persiguen mientras no las haya saldado...
Vivir endeudado no es vida, se los digo por experiencia; hace ya casi unos diez años de mi vida que vengo arrastrando déficit financiero como consecuencia a mis malas decisiones del pasado. Claro que me lamento de mis errores, aunque lo aprendido al día de hoy es una estupenda ganancia virtual. Recuerden que, necesito alimentarme para existir.
El vivir en la miseria te sensibiliza respecto a las prioridades de la vida; te da a entender el plano tan lamentable en el que nuestros gobiernos nos colocan como ciudadanos, te da una paliza como consecuencia de tus errores pasados, pero te alienta a no rendirte mientras haya vida. Así pienso, así vivo ahora, así me siento.
Gracias a mis amigos que me hospedan prácticamente por mera buena voluntad, gracias a que me alimentan, gracias a que me permiten disfrutar la tecnología e Internet que poseen gratuitamente, gracias por echarme la mano en estos momentos tan terribles de mi vida. Dios sabe que les estoy enteramente agradecido y que si me lo permite, pronto me reivindicaré con ellos.
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