Humildad
El mundo está constituido en base a errores humanos, no hay razón para quedarse a advertir y suplicar no haberlos provocado. Hoy cometí uno un tanto simpático que sinceramente me hace sentir algo incómodo, lo revelo aquí porque estoy consciente de que no muchas personas leen rápido mis textos: olvidé ponerme desodorante.
Lo sé, lo sé, es algo gracioso que a cualquiera puede ocurrirle; pero centrado en el tema que origina el texto, el ser parte de aquellos que se equivocan y comprenden en qué, tratando de que eso no sea parte sustancial del proceso de mi estadía y habitación me lleva a concluir que la determinación de ser o no humilde, es parte de uno mismo.
La humildad es conocer nuestras imperfecciones y aceptar que esas nos hacen quienes somos hoy. Admito que a veces me cuesta comprender a otros; tratando de no juzgarlos, pero tampoco justificarlos, dejo que los días pasen y me pongo en su posición intentando no ignorar el contexto de sus actos, eso hace que llegue a una conclusión interna que sin ser necesario mencionar, me deja una idea más grande de lo que sucede.
Gradualmente las personas tienden a volverse autómatas como consecuencia de su formación; la gran mayoría de reacciones individuales están respaldadas en el modelo mediante el cual alguien ha sido educado. Con eso no quiero decir que sea simpatizante de los muchos métodos implementados que evitan el explorar creativamente el entorno de cada uno, pero tampoco levanto juicio entendiendo que lo que somos y cómo actuamos procede de generaciones ancestrales; a lo que voy es, nadie, por muy hermitaño crecimiento que haya experimentado, se encuentra excento del sistema que nos involucra a todos.
Entonces, confirmando que no todo es malo en el ser; la confianza en la virtud nos puede llevar a conseguir muchos objetivos que desacertadamente a causa de nuestros errores exponenciados, habíamos creído imposibles.
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