Aprender
Empezaré esto diciendo que he terminado un proyecto que presentaré el próximo martes desde el día de hoy, me he esmerado en culminar cada uno de los detalles partiendo de la nada hasta que, poco antes de dirigirme a comer, ha quedado hecho. Ahora tengo el pendiente de lo que mis excompañeros de clase necesitan, para lo cual, invertiré lo que resta de la semana puesto que la próxima, pretendo dedicarla a otros pendientes.
Me estoy llenando de proyectos y cosas por hacer, cosa que, sinceramente me gusta. El mantenerme ocupado ayuda a que mi mente trabaje más aceleradamente y capte con mejor percepción el entorno, consiguiendo una mayor eficiencia en mi manera de trabajar debido a lo constantemente activo de mi zona cerebral.
Desde la música, los poemas, los blogs personales, los documentos textuales, la programación, los medios visuales, la información en general, la apreciación de conceptos, la agilidad y certeza de laborar tras un equipo de cómputo, las relaciones humanas, el orden, la limpieza, la cultura, el carácter, la creación y culminación de ideas, el arte, la percepción global, todo, absolutamente todo lo que me está sucediendo involucra un enorme sistema de interconexiones neuronales en destacado crecimiento.
Amo aprender, amo ir de menos a más, amo poder ver hacia atrás y contemplar que las cosas que he dejado no se comparan a lo excelentes que son las actuales y lo maravilloso de las venideras; sin hacer menos nada ni a nadie, el desarrollo inteligente implica el uso a veces complejo de todos los recursos de los que disponemos para la toma de futuras decisiones. Entonces, aquello en lo que he cometido errores infringe un impacto sustancial en lo que pretendo hacer, sistemáticamente hablando, muchas de las mejores acciones suceden ya porque sí, porque dediqué de mí anteriormente a formalizarlas.
El pensamiento es recurrente, y si se aprovechan cabalmente ciertos principios educacionales de constancia, soporte, estabilidad y confort, se consiguen muy buenos resultados. La falta de experiencia nos mueve a cometer infinidad de errores, pero el mismo hecho de experimentar nos llena de conocimientos que a futuro sirven para lo que sea que hayamos de hacer.
Me estoy llenando de proyectos y cosas por hacer, cosa que, sinceramente me gusta. El mantenerme ocupado ayuda a que mi mente trabaje más aceleradamente y capte con mejor percepción el entorno, consiguiendo una mayor eficiencia en mi manera de trabajar debido a lo constantemente activo de mi zona cerebral.
Desde la música, los poemas, los blogs personales, los documentos textuales, la programación, los medios visuales, la información en general, la apreciación de conceptos, la agilidad y certeza de laborar tras un equipo de cómputo, las relaciones humanas, el orden, la limpieza, la cultura, el carácter, la creación y culminación de ideas, el arte, la percepción global, todo, absolutamente todo lo que me está sucediendo involucra un enorme sistema de interconexiones neuronales en destacado crecimiento.
Amo aprender, amo ir de menos a más, amo poder ver hacia atrás y contemplar que las cosas que he dejado no se comparan a lo excelentes que son las actuales y lo maravilloso de las venideras; sin hacer menos nada ni a nadie, el desarrollo inteligente implica el uso a veces complejo de todos los recursos de los que disponemos para la toma de futuras decisiones. Entonces, aquello en lo que he cometido errores infringe un impacto sustancial en lo que pretendo hacer, sistemáticamente hablando, muchas de las mejores acciones suceden ya porque sí, porque dediqué de mí anteriormente a formalizarlas.
El pensamiento es recurrente, y si se aprovechan cabalmente ciertos principios educacionales de constancia, soporte, estabilidad y confort, se consiguen muy buenos resultados. La falta de experiencia nos mueve a cometer infinidad de errores, pero el mismo hecho de experimentar nos llena de conocimientos que a futuro sirven para lo que sea que hayamos de hacer.
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