2014

Inicia un nuevo año, las personas llenan de propósitos por cumplir sus vidas en estas fechas, procuran cada vez más que la probabilidad de que se cumplan los mismos sea más creíble, los sueños pasan a segundo plano y se enfocan en lugar de adelgazar, en rebajar unos kilos; en lugar de comprarse un carraso, tener un transporte propio; en lugar de tener a la pareja indicada, en no estar solos.

¿Hay algo que asesine lentamente nuestras esperanzas? Yo creo que sí. Después de la ola de sarcasmo y cinismo con la que vemos inundados nuestros días actuales, dejamos de permitir a nuestra mente el aventurarse en ilusiones (que aunque ilusiones) formidables, en las que protegonizamos viajes, conocemos gente, vivimos experiencias que quisiéramos, de ser posibles, alguna vez lograr.

El dejar de soñar es un síntoma de la degeneración ideológica, de la falta de imaginación, de la obligada imposición del hostil exterior, de que somos solo lo que nuestros cinco sentidos básicos son capaces de percibir; y dejamos morir lentamente a las ideas.

He preferido iniciar el año lleno de buenos proyectos (la mayoría fumadas mentales), que me permitan seguir creciendo poco a poco y no dejar nunca descansar mi mente en ese sentido. Sé que algunos no los voy a lograr, no temo a esa clase de fracasos, para mí el no intentar lo que he plasmado, el no mover un dedo con el propósito de acercarme a ello, eso es un verdadero fracaso.

Deseo que este año mis pocos lectores puedan sentirse identificados conmigo, que el número de los mismos aumente, que las bendiciones del cielo estén siempre sobre nuestras vidas, y que podamos al finalizar decir satisfechos que hemos logrado algo.

Así como el 2014 ha sido un excelente año de sucesiones para su servidor, el que sigue espero seguir creciendo y aprendiendo de todo. Muchas gracias a quienes durante el año finalizado se han dado una vuelta por mi lugar, mi corazón se alegra simplemente con imaginar que sucede.


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