Leer

Es simple, es asombroso, es excitante, es glorioso; las opiniones al respecto sobran por parte de los que lo hacen, pero ¿existe un límite para la lectura? El "leer de más" creo que es un juego de palabras solamente, porque nunca será demasiado lo que hagamos con respecto a la lectura, siempre habrá algo que aprender.

La lectura es buena en gran variedad de formas, nos forma un intelecto, eleva nuestro nivel cultural, nos describe como personas pensantes, nos hace distintos a la mayoría, desarrolla nuestro nivel de crítica, nos ayuda a mejorar nuestra expresión, nos mejora la imaginación, nos llena de información, nos motiva a alcanzar la excelencia y potencia nuestra capacidad de relación. Así de simple, todos esos factores y más que deberán faltar de ser enunciados, hacen de la lectura una acción placentera a quien la toma por buena costumbre.

El problema es, que como todo lo que implica una cotidianidad, la lectura puede ser enfadosa y hasta aburrida si no se le toma sabor; es necesario un alto nivel de responsabilidad para no dejar de practicarla día con día. Quizá el mencionar eso de leer diariamente para muchos resulte absurdo, y hasta imposible pensarán, pues creen que están lo suficientemente ocupados como para realizar otra cosa durante el día, pero saben qué, el día tiene muchos minutos muertos.

Cuando yo trabajaba en la bodega exploté esos minutos al máximo, y no precisamente en mi estadía en ese lugar pero sí aprovechaba los transcursos de tiempo recorridos en camión. Hacía aproximadamente cincuenta minutos el transporte urbano tanto de ida como de vuelta todos los días (en el tiempo que no asistía la escuela). Esos cincuenta minutos los usé para leer la novela completa de Harry Potter en cinco semanas y un montón de historias de Asimov ya en periodo escolar, por ejemplo; también es cierto que gracias a eso hoy tengo la necesidad de utilizar lentes, pues esos textos los leía impresos en hojas blancas, nueve páginas por cara para darle el mejor uso al papel.

Pero el mundo de la lectura a pesar de ser un mundo formidable para aquellos que la practican asiduamente, tiene un principio distinto en cada persona; en mi caso particular fue hace apenas algunos años. Y no, no me gustaba leer tampoco. Creo que ya he mencionado antes cómo inicié, fue con una pequeñísima historia de Isaac Asimov, Cal. Me gustó, de hecho me encantó; y aunque antes había tenido algunos destellos de lecturas obligados por los profesores, lo cierto es que eso provocó que me enamorara de las lecturas de ficción de Asimov y me obligara a mí mismo a leer más de él. Lo curioso del asunto es que yo ignoraba por completo cuánto había escrito ese hombre, cuando lo descubrí, gracias a la Wikipedia, comencé a descargar más y más de sus obras y a degustarlas como un glotón aniquila una pila de chocolates.

Mi consejo ahora es que lo intenten, quien sea que sean; imaginen un tema que les agrade, busquen en Internet algún escritor que lo domine, e inicien por el buen camino de la lectura como hábito y no como obligación. ¿Qué les interesa, qué les asusta, qué los enamora? Ese tipo de cosas hacen que el sabor de la lectura sea cada vez más placentero, y entre más más.

Después apliquen la que yo, ya cuando tengan bien digerido el leer pueden acercarse a algún estante y observar las contras de los libros. Estoy seguro que más de alguno parecerá interesante, la propuesta que deben de hacerse es terminar de leer todo cuanto inicien, por eso también los motivo a que si algún día en algún momento específico leen algo de la Biblia, no la dejen hasta terminarla; que es de mala educación dejar textos a medias, es frustrante. Actualmente yo procuro llevar secuencia de varios libros a la vez, incluida la Biblia en tres puntos distintos.

1 comentario:

  1. Coincido en que la lectura tiene que atraparte he leído algunos autores insufribles y otros que pueden escribir 1,500 páginas y te parecen insuficientes. Describes perfectamente la manera en la que la lectura te tiene que enredar, leer lo que te guste. No más.

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