Eres
Te ignoran cuando no pueden entenderte, cuando tras cada paso bien que das hay uno que las horroriza, así eres, un espécimen extraño; que no por decir extraño he dicho que seas agradable, para nada. Te enajenas, te escondes en tu madriguera cual roedor enardecido, tienes miedo a las cosas que vienen y prefieres ignorarlas, las evades; así como te haces menso cuando eres tú el que sabe.
No es que seas especial, es que joder, eres igual que todos, aunque te esfuerzas por marcar la diferencia tienes claro que no eres más que un pedazo de mierda igual que ellos, y odias, pero amas a la vez. Quisieras un montón de veces desaparecer, y te sientes solo, con tu jodida falta de atención, presto siempre al ordenador, sí, ordenador porque te ordena lo que debes de hacer. Y valoras poco lo que haces, lo que eres, en lo que te has convertido. Te traiciona tu mente, te hunde en el cuello los colmillos y de deja desangrar lentamente, lamentable suceso que solo ocurre en tu subconsciente.
Nunca dejas de pensar, te lo dijeron de pequeño y no lo puedes evitar; quisieras como todos convertirte en un esclavo, de lo que te den a comer, para lo que te ajuste el mandado; pero no puedes, no quieres. Tiendes a entender que no estás completo, tiendes a entender que te es imposible entenderlo. Y lloras, ahí tu solo tirado, disfrutando la seducción de la agonía de tu cerebro desconsolado, en tu locura cada célula en tu cuerpo disfruta con desagrado.
Entiendes las rarezas de la vida, comprendes el porqué de las cosas, pero no puedes concebir el que tú sigas aparte, ensimismado. Queriendo tomar el lazo y ajustarlo fuertemente para después verte colgado; pero no lo haces, no lo harías, porque hasta en eso ambos sabemos te acobardarías.
No dejas de ser cretino con las damas, pero proclamar en un montón de textos que las amas. No, no estoy escribiendo uno de esos poemas aberrantes, tengo excusas para no hacerlo nunca más en adelante. Soy el miedo que te invade entre las noches, que te hace escuchar cosas, que te invita a no comportarte. Que te lleva de la mano por la manías más repugnantes y te hace ver al espejo que no eres más que...
El incierto camino de los puntos suspensivos te delata, quieres amar, lo escribes y gritas pero nadie te comprende; nadie está dispuesta a salir de su cómodo camino y seguirte a tu destino. Te queman los intestinos y abrazas del terror, que no eres nadie se sabe, que eres un pésimo error.
Y así, mientras más bajos son tus textos más personas te detestan, te miran como bicho raro y desaparecen los que te aceptan; porque una vez fuiste amigo de unos cuantos que ya no están, pues ellos han entendido que tus linderos no existen. Y que contigo patrañas se viven y cuentos con tramas estúpidas.
Ah, sí, habrá quien se enferme y abuse de ti por no entender lo que dices, si tan solo te permitieran ser feliz, si alguien cerca estuviera de ti. Abres el alma y corazón con tanta fuerza que es fácil que lo vean y destrocen, te ayudaba eso antes, cuando te creías el mejor, cunado sentías que podías con toda esa inmensa presión. Pero ahora entiendes que debes solucionar esas cosas que están mal, eso que vives a diario y no te deja respirar.
A veces pienso que mi solución es tan simple que nadie la puede entender, en verdad. Ésta frustración y horror que siento es subjetivo al final; pues es lo que inventa mi mente lo que me hace alucinar, pero si alguien me amara juro lo podría evitar. La única plegaria que se puede expresar cada noche la vas a intentar pero un día más se acerca y tu sigues sin funcionar. Te limitas a extender las manos y recibir lo que va a pasar, aunque no quieres, es algo que no puedes evitar. Te hiere, sí, es verdad, pero no puedes culpar a nadie de tu borrosa realidad. Que eres quien no eres, como quieres ser pretendes, y eres al final, lo que nadie siquiera entiende, porque tú, eres un amante, que no tiene a quién amar.
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