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Cómo lo viví, ayer, 25 de Agosto.
Como algunos sabrán, soy de Colima; un pequeño estado pegado al pacífico de mi hermoso México. Días antes había adquirido mi boleto para el evento vía paypal y también mediante un depósito en efectivo. Ja! Hice doble pago y solicité a uno de los organizadores solucionar mi error, ayudó, rembolsó el pago virtual. Bien, decía...
Cuando no eres del lugar al que asistirás a la fiesta, tú te generas expectativas, pequeñas a veces, otras muy grandes, en fin, yo todo normal.
Se llegó el día, sábado, yo recién había llegado de trabajar en mi horario habitual hasta las 2 PM, me quedaban un par de horas para arreglarme y estar puesto para el evento. Mi cita: Un sitio llamado LARVA en el centro de La Perla.
Son las 5 PM, había calculado llegar a las 10 PM al lugar, para evitar esos bochosrnosos estragos que produce el ser de los que "llegan a barrer". Un día antes se me había advertido de lo cruel que estaba el clima por allá, de hecho me mostraron un par de fotos de arroyos que ni para qué contarles. Me fui preparado con un cambio extra de ropa por si las dudas. Bañadito (sí, me bañé), me puse un cambio de ropa cómodo, más para estar activo que para ir a tirar rostro (lo sé, como si fuera una hermosura), jeans, tenis y polo negra. Caminé las seis cuadras que me separa de la avenida y listo, a esperar el bus. Transcurrieron más de 15 minutos antes de que me decidiera a tomar un taxi, eso debido a que la distancia entre donde yo me encontraba y mi destino era considerablemente amplia y probablemente de haberme ido en bus no hubiera alcanzado a llegar a una hora consciente al evento.
Tomé el taxi, amable hombre me hizo plática de su vida, su familia, de cómo lleva todo, a veces algunos taxistas te hacen sentir tan bien que no se dan cuenta que ni los conoces ni te interesa adentrarte tanto en su vida, en fin... Llegamos a la central.
Me aproximo a la dependiente y le pregunto por el siguiente transporte con destino a la Perla. "Salía hace 5 minutos, pero se retrasa y no sabemos a cuánto tiempo falta para que llegue." Amabilidad al cien. No podía comprar mi boleto hasta que llegara el camión, pasó poco, quizá diez minutos cuando vi que se dejó ir la manada de gente como en barata de mercado. Me formé, llegué a delante, pagué los 219 que me costó el flete y me subí al confortable transporte. Ignoro la parte del manoseo del guardia y las miradas sucias de la camarera. Ya en mi lugar, cómodamente abrí mi libro para el camino: "El libro de los sucesos", me coloco los audífonos y a darle con el viaje que es mole de olla...
No pasé ni media hora así cuando me doy cuenta que lo que hay en los televisores es Glee, y no es que sea fan de la serie pero tampoco me parece mala, así que cambio de planes; desconecto los audífonos del Shuffle y los coloco en la hendidura de junto. Pasa uno, dos, tres capítulos de la serie bastante agradables y continúa la programación con una película que ni al caso. Dah! Digo. Y me pongo el Shuffle de nuevo, tomo mi libro y continúo con mi lectura intelectual. Sabrán que no había tocado el paquete que me entregó la camarera, consistía en una botella de agua de 500 ml y una manzana, además de dos Chokis. ¡Qué tacaños! Pensé cuando lo abrí.
No quise comer nada, solo bebí agua, pues no hacía mucho que me había lavado la buchaca...
Llegué a Guanatos puesto a lo que viniera, estaba feliz de darme cuenta de que no llovía en ese momento. Me metí al baño, donde sangraron los primeros $4, tiré el agua, y me cambié por lo que llevaba en la mochila, algo más modesto obviamente. Camisa, saco y unos jeans ídem a los que traía pero sin el pedo de lo que significa traerlos puestos durante tres horas.
Como no soy habitual de allá le dejé mi orientación al sentido lógico y al salir, ignorando el "ocupa taxi joven", me dirigí a donde se esperan los buses locales. Ahí estaba la primer muestra del hermoso lugar al que había llegado; una tipa delgada, con rostro hermoso, par de piernas torneadas y carita de "quiero". Subí al segundo bus que decía "centro", pues el primero tampoco me quiso levantar. La chica también subió, ya ahí, y obvio, con la mochila en el asiento de al lado, veía hacia todas partes como perro en periférico, primero subieron otras dos chicas, guapotas las dos, luego otras tres, al final, casi para bajarme, se subió un enjambre de diez u once; eso profundizaba claramente la idea de estar en tierra de hembras hermosas.
A preguntas llegué al lugar, amplio, bien adornado, mucha gente bella desde la entrada, en serio. Al ingresar me pidieron mi nick, que para buscarme en la hoja de registro, ahí estaba, junto con mi nombre. Muchachas lindas las que me atendieron, por cierto. ¿Y mi camiseta? Pregunté. Con ella, señaló la primer chica. ¿Quién eres? Soy RokCK, dije orgulloso, Rok-Ci-Key. Ahm, la R, la R, buscaba ella. Y que la veo, horrorosa, hermosa y horrorosa a la vez, del diseño no puedo mentir, me quedé encantado... Pero estaba mal escrito; una vez más algún cretino había jodido mi nickname y lo hacía referéndum de un género musical, RockCK, se leía. Diuh! Asco en mi cabeza. Total, la guardé en mi mochila (cual no encontré lugar para dejarla, por cierto, punto malo), parecía yo Dora the explorer con eso todo el tiempo al hombro.
Guapos aquí, guapas allá, un escote, caramba con ese trasero, ropa pegadita... Bueh!
Había de todo lo bello que uno se pueda imaginar, sin ignorar que también abundaban los "suavecitos" (contra quienes no tengo nada malo), ahí estaba yo, con mi amada mochila... El lugar amplio, o faltaba gente, o sobraba espacio, una de dos, los meseros al pie, rechacé bebidas al menos diez veces (soy geek, poco comprenden que ser un verdadero geek implica sacrificios como no beber). Gente aquí y allá con el celular en la mano, quise competir, así que tomé de mi bolsa derecha el hermoso S200 y comencé a textear. Yo a textear, ellos a twittear calamidades que se proyectaba en una imagen de 5 por 3 mts en la pared de enfrente. Por cierto, había dos proyecciones más, una a una lado de la pared presumía el pajarito de twitter y la otra la "t" simbólica de la red social. Había barras en ambas partes del lugar, un lugar donde servían agua vitaminada y un bonito ring inflable.
De la organización no puedo decir nada, se vio el esfuerzo, pero como es lógico, una fiesta de inadaptados sociales propicia un desenfreno asocial conjunto que culmina en obvias demostraciones despectivas y sarcásticas de un pseudo evento, aunque puedo decir que yo he estado en peores y que lo único que faltó fue la integración de la gente. Pero llegué a notar grupos de charla bastante acalorados y divertidos. Yo atrás, o en medio, con mi mochila, sin conocer a nadie, obvio, sin socializar, mi código de conducta geek para ese tipo de ambiente me impide demostrar actividad social a menos que ésta converja de la "otra parte". La "otra parte" que por consiguiente yo estaba esperando y a la cual le había estado mandando uno y otro SMS.
Al frente primero unos chavos que la batuqueaban modestamente, sabemos que nunca falta el retrasado mental que adora sobajar al que es público haciendo referencias absurdas de él. Así les pasó a los chavos esos, algún lacra los empató a una banda de pseudo rock pop que no estoy dispuesto a mencionar aquí por temor a que se me sale el lugar. Después se subieron unos chinito-japoneses a ponerle onda electrónica al ambiente, no sé si yo soy de los pocos que se dieron cuenta por mi ausencia de cosas qué hacer, pero con la rebambaramba estuvieron a punto de caerse las botellas en los muestrarios de las barras, de hecho logré ver cuando calló una.
No recuerdo qué hora era, no era tan tarde, la tripa se me retorcía, así que decidí salir a comprar algo para tragar, eso sí, en esas horas había un montón de comentarios denigrando las bondades del evento en pantalla: Que si no había chelas, que si alguien se sacaba una chichi para ambientar, que si ya no había quienes se animaran a luchar, que si la barra libre nada más hasta la una, que si estaba mejor la fiesta de enfrente, que si era más divertido tirarse una jeta en casa, que si la fiesta chafeaba y aburría, etcétera. Montones de comentarios absurdos que ninguno de ellos apostaba a cambiar con actos más allá de criticarlos en pantalla.
Siempre he dicho que Facebook me parece un sitio de gente presuntuosa al límite, personas que se jactan de sus posesiones y sus apariencias; por el contrario también siempre he dicho que Twitter tiene sus males, y uno de ellos es que sus personajes son críticos absurdos, que no mueven una mano pero se la viven humillando y sobre hablando de los demás. Y no es de generalizar, no toda la gente es así, en ninguno de los dos lados, pero pasa. Y habrá quien me critique por insocial en el evento, está claro que lo aceptaré...
Finalmente he de mencionar que cuando salí de LARVA me encaminé a donde hubiera chance y me senté en una banca en algún recoveco, ahí había un par de ebrios hasta las nueces cantando a todo pulmón, el primero de ellos instruyendo al otro. Cuando lo vi bajarse la bragueta y liberar a su amiguito para disponerse a orinar supe que era el momento oportuno para apartarme del lugar. Mi "otra parte" jamás llegó, en un texto le escribí claro que me había aplicado la de novia de rancho y que no había bronca, yo estaba por analizar el por qué estaba en ese lugar.
Me jodí unos dogos, tenía mucha hambre, en frente había unas cholas molestando a un suavecito (hasta las cholas están buenas, le dije a mi "otra parte"). En ese rato llegó un chavo revolcado contándome que no era de ahí y que le acababan de robar el varo, que le pegaron y le quitaron lo que traía; me tragué el cuento, sabe si sería cierto, le solté $20. Pagué $40 a los dogos, recargué saldo en el 711 y seguí sin rumbo fijo... Mi destino era la central, planeaba llegar a pie.
No dejaba de esemesiarme con la "otra parte", sabía claramente que tenía que recorrer toda la Revolución para llegar a mi destino, así que por ahí le di... Vi de todo, me sacó $12 una prostituta que prefería pedirme a robarme (¡Oh, gracias! Pensé.); casi piso a dos indigentes que estaban desparramados en media banqueta, un suavecito me tiró una nalgada (viviré con el shock)... Empezó a ventear a eso de las 2 AM, era aire oscuro, de esos de película de terror, los árboles chiflaban, y el frío arreciaba, no es que sea un cobarde pero de ver los truenos sentía cus cus.
Mi "otra parte" me decía que quería que fuéramos al after, y no es que yo estuviera cansado, pero la verdad ya no tenía ganar de seguir creyéndome sus cuentos, así que le dije que no, que ella sabía cómo estaba de loco, preferiría seguir caminando en plena lluvia a regresarme... No fue hasta a dirección del CUCEI que ya no soporté la lluvia, tenía mucho frío y no podía ver nada ni con, ni sin lentes, así que decidí tomar un taxi.
Esperé unos minutos hasta que pasó el primero, al principio, de su propia voz dijo: "Tenía que verte los ojos primero, porque por aquí anda puro loco.", ni sabe que no estaba tan equivocado, muy amablemente me dejó en el segundo módulo de la central pagando $90, después caminaría hasta el primero, vería las camareras de allá, que por Dios, hasta ellas son guapísimas, y me despedía temporalmente de la bella Perla.
Compré mi boleto de regreso, esperé media hora a que dieran las 3 AM y regresé con contemplamientos desdeñosos y a la vez optimistas de lo que sería mi próxima visita, de qué cosas haría y qué evitaría. Llegó el transporte, tomé el sandwich, el agua natural, las galletitas y me subí, rápido le di un trago de 400 ml al agua, me comí el sanwich, me puse los audífonos, encendí el shuffle y cerré los ojos como si estuviera jetón; seguramente sí dormí un rato. Al llegar a mi pueblo abrí los ojos, me tomé los 100 ml de agua que restaban y reorganicé mis cosas, había sido al final un viaje favorable, pues aprendí mucho y disfruté las cosas buenas que viví.
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