Te pido perdón Carlos por haberte tratado de esa manera, por haberte culpado de todo, por no comprender que la estabas pasando mal y forzarte a intentar ser lo que no eras. Te pido perdón por tantas veces que te utilicé como tapete, que te descuidé y dejé que te autosabotearas. Te pido perdón por ir atrás de quien no te valoró perdiendo la cabeza en el trayecto.
Me tuve que dejar caer, me tuve que perder para encontrarme de nuevo, permití a la destrucción hacer lo que quisiera conmigo, y me largué, me fui, me desafané, me abandoné a mi propia suerte, lloré, sufrí y luché por mantenerme en pie un día a la vez.
Las personas que me importaban se redujeron en gran medida, mis conflictos internos crecieron hasta hundirme en una nube de conmoción y horrores, pero callé, no tenía a quien acudir, permanecí en silencio mientras el tiempo hacía lo suyo, pasaron los días, semanas y meses.
Estaba cautivo en mis propios pensamientos, unos que me hacían huír de ti cada que existías en la cercanía; tenía que curar, tenía que suturar mis heridas, tenía que volver a caminar, y cuando al fin lo hice, pude ver las cosas con claridad, y es que estaba obsesionado porque existieras para mí, cuando tú ni intención de estar cerca tenías, pues hube caído en una trampa de la seducción, y está bien, consciente soy de mi debilidad para contigo.
Recogí mis piezas y me puse a trabajar. Cerrándolo todo. Desinstalando. Silenciando. Agoté mis opciones y me até de pies y manos a mi pieza, para no moverme de ahí, para no volver a romperme. Lo conseguí, a un ritmo tan lento que es imposible darse cuenta, sabía que cerrar un ciclo me llevaría menos que la primera vez que me destruyeron el corazón, pero más de lo que debería considerando mi experiencia y edad.
He recuperado mi sentido, mi guía, mi ímpetu. Ustedes no lo notan, y puede que lo noten hasta que pasen uno o dos meses, pero estoy reconvertido hacia lo que deseo, esta vez sin ofrecer nada. Soy neutral en esa área, si quiere algo de mí, puede venir a pedirlo, he dejado en libertad al necesitado que habitaba en mi interior, y mi residencia ha pasado a pertenecer a quien sabe lo que quiere.
La mesa está servida, la fiesta está preparada, los medios están dispuestos y mi corazón atento. Mis manos, como siempre, abiertas para quien desee aproximarse a tomar de ellas, mi mente transparente para quien ose observar a través de ella, mi ser presente, en caso de que alguien se aproxime en sinceridad.
Te pido perdón Carlos por haberte tratado de esa manera, por haberte culpado de todo, por no comprender que la estabas pasando mal y forzarte a intentar ser lo que no eras. Te pido perdón por tantas veces que te utilicé como tapete, que te descuidé y dejé que te autosabotearas. Te pido perdón por ir atrás de quien no te valoró perdiendo la cabeza en el trayecto.
Me tuve que dejar caer, me tuve que perder para encontrarme de nuevo, permití a la destrucción hacer lo que quisiera conmigo, y me largué, me fui, me desafané, me abandoné a mi propia suerte, lloré, sufrí y luché por mantenerme en pie un día a la vez.
Las personas que me importaban se redujeron en gran medida, mis conflictos internos crecieron hasta hundirme en una nube de conmoción y horrores, pero callé, no tenía a quien acudir, permanecí en silencio mientras el tiempo hacía lo suyo, pasaron los días, semanas y meses.
Estaba cautivo en mis propios pensamientos, unos que me hacían huír de ti cada que existías en la cercanía; tenía que curar, tenía que suturar mis heridas, tenía que volver a caminar, y cuando al fin lo hice, pude ver las cosas con claridad, y es que estaba obsesionado porque existieras para mí, cuando tú ni intención de estar cerca tenías, pues hube caído en una trampa de la seducción, y está bien, consciente soy de mi debilidad para contigo.
Recogí mis piezas y me puse a trabajar. Cerrándolo todo. Desinstalando. Silenciando. Agoté mis opciones y me até de pies y manos a mi pieza, para no moverme de ahí, para no volver a romperme. Lo conseguí, a un ritmo tan lento que es imposible darse cuenta, sabía que cerrar un ciclo me llevaría menos que la primera vez que me destruyeron el corazón, pero más de lo que debería considerando mi experiencia y edad.
He recuperado mi sentido, mi guía, mi ímpetu. Ustedes no lo notan, y puede que lo noten hasta que pasen uno o dos meses, pero estoy reconvertido hacia lo que deseo, esta vez sin ofrecer nada. Soy neutral en esa área, si quiere algo de mí, puede venir a pedirlo, he dejado en libertad al necesitado que habitaba en mi interior, y mi residencia ha pasado a pertenecer a quien sabe lo que quiere.
La mesa está servida, la fiesta está preparada, los medios están dispuestos y mi corazón atento. Mis manos, como siempre, abiertas para quien desee aproximarse a tomar de ellas, mi mente transparente para quien ose observar a través de ella, mi ser presente, en caso de que alguien se aproxime en sinceridad.